La explotación de litio, otro desastre
ecológico
Por Adán Salgado Andrade
El capitalismo salvaje,
con tal de seguir subsistiendo, propone “alternativas”, para disminuir
problemas que su irracional sistema de sobreproducción – producir mucho más de
lo que la sociedad puede consumir –, ha provocado ambientalmente.
La extrema
contaminación que el uso de energías fósiles – carbón mineral, petróleo, gas de
esquisto, tierras alquitranadas, gas natural – ha producido en aire, tierra y
agua, es la que ha ocasionado el cambio climático que ya sufrimos, con el
irreversible calentamiento global, como su mayor manifestación. Por esta causa,
las sequías, intensos huracanes y tornados, lluvias torrenciales, temperaturas
extremas y otros fenómenos climatológicos, serán ya la norma (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/el-irreversible-y-catastrofico.html).
Los efectos en
ciudades, bosques, litorales y mares, ya los sufrimos constantemente. Por
ejemplo, los intensos incendios forestales, como los sucedidos por varios meses
en Australia, a finales de 2019 y principios del 2020, ya serán “normales”,
aunque se esperaban para finales del presente siglo (ver: https://www.wired.com/story/australias-bushfires/).
Inundaciones provocadas
por intensas tormentas, en países como Inglaterra, en sitios en los que nunca
antes se habían dado, serán, igualmente, “cotidianas”. No hay ya “sitios
seguros” (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2020/feb/26/shropshire-towns-in-flooding-danger-as-river-severn-rises).
Como dije, el empleo de
energías fósiles, como el petróleo, alentaron el exponencial incremento de
combustibles derivados de aquél, con las consecuencias que sufrimos,
calentamiento y alta contaminación ambiental. Las mezquinas petroleras sabían
de sus letales efectos, desde los 1970’s, pero nunca hicieron nada, con tal de
que sus intereses y sus ganancias no se afectaran (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).
Y he aquí las
consecuencias, un planeta que se está calentando tanto, que ya muchos sitios
serían inhabitables, de no ser por el excesivo y redundante productor de más
calor, aire acondicionado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/el-fresco-aire-acondicionado-agrava-el.html).
Ahora, tras el
irreversible daño ocasionado, se ofrece la panacea, los autos eléctricos, operados con baterías, compuestas de litio,
cobalto y grafito, cuya extracción es muy contaminante, además de que requiere
altísimas cantidades de agua, la mayoría de la cual queda irremediablemente
contaminada (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/01/mas-avances-tecnologicos-mas.html).
Recientemente se
anunció que México posee grandes reservas de litio, como dije, necesario para
hacer baterías eléctricas, las que no sólo sirven para los autos eléctricos,
sino para todo dispositivo electrónico que las use, los que tienden a crecer
más y más. El sitio es en Sonora, en el municipio Bacadéhuachi, “donde se tiene
lo que es considerado el yacimiento con el mayor depósito de litio en
desarrollo del mundo”. Y muy seguramente, los habitantes de ese empobrecido
lugar, nada tendrán a cambio, más que saqueo de agua, contaminación y mayor
pobreza, como suele suceder (ver: https://www.jornada.com.mx/2020/03/09/economia/023n1eco).
Una empresa inglesa,
Bacanora Lithium, tendrá la concesión. Estará asociada con la compañía china
Ganfeng, “una de las productoras de litio más grandes del mundo” y con la
japonesa Hanwa, que aporta “su experiencia en la comercialización de metales y
minerales”.
Todo suena muy bonito,
pero si analizamos lo que implica la extracción de litio, no lo será.
Un artículo del portal
científico ZME Science, firmado por
Fermin Koop, advierte sobre los problemas ambientales e hídricos que implica la
extracción y proceso del litio (ver: https://www.zmescience.com/science/lithium-mining-098534/).
Explica que el litio es
un mineral alcalino muy reactivo, con excelente conducción del calor y muy
conductivo eléctricamente. Sirve para hacer lubricantes, farmacéuticos, vidrio
y las citadas baterías eléctricas.
Se halla en la
naturaleza como parte de otras sales o componentes. La mayor parte del litio se
obtiene a partir del carbonato de litio, el que se puede transformar en las
sales o químicos que se requieran.
“Las sales de litio
pueden hallarse en depósitos de arcilla, piedras minerales o salmuera, así como
en aguas termales y agua marina. Mucho del litio proviene de minas, de donde se
extrae. Lagos salados, conocidos como salares, tienen la más alta concentración
de litio, la que va de 1000 a 3000 partes por millón”, explica Koop.
De entrada, aunque diga
que es alta la concentración, pero eso da idea del desperdicio que implica
extraer litio de esos sitios con “la mayor concentración”, pues se
desperdiciarán las otras 997,000 partes que lo contienen, o sea, la salmuera o
agua salada, que, las más de las veces, queda como “desperdicio”. Allí
comienzan los problemas.
Los salares más
“productivos” se hallan en Bolivia, Argentina y Chile, en un área llamada “el
triángulo del litio”.
“La explotación de la
salmuera es un proceso normalmente muy largo, que puede tomar de ocho meses a
tres años. El minado comienza haciendo un agujero en el suelo y extrayendo la
salmuera a la superficie. Entonces, se deja que se evapore por meses, creando,
primero, una mezcla de manganeso, potasio, bórax y sales, la que es filtrada y
colocada en otra laguna de evaporación. Tomará entre 12 y 18 meses para que esa
mezcla se filtre bastante para que pueda extraerse el carbonato de litio,
conocido también como oro blanco. Aunque es un proceso barato y efectivo, se
requiere demasiada agua, estimándose en alrededor de 1,893,000 litros por
tonelada de litio extraído”. O sea, cada kilogramo requiere 1,893 litros de
agua. Demasiado desperdicio de ese vital líquido, cada vez más escaso y
contaminado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2008/10/el-agua-dulce-cada-vez-ms-demandada-y.html).
Tanta agua empleada,
como dije antes, está dejando secas a comunidades cercanas (lo que sucederá con
el municipio sonorense, que está en una zona que, de por sí, es árida).
Dice al respecto Koop
que “En Chile, en el salar de Atacama, el minado ha ocasionado que la región
haya perdido 65% de sus reservas de agua. Esto ha impactado a los granjeros
locales, los que viven de la agricultura y la ganadería, quienes ahora deben de
conseguir su agua de otras fuentes”. Y eso, si tienen los medios para
conseguirla, puede razonarse.
Y señala los otros
problemas. “La falta de agua no es el único problema con el minado de litio.
Tóxicos químicos se filtran de las albercas de evaporación a las reservas de
agua subterránea, tales como ácido muriático (muy corrosivo y venenoso), el que
se usa en el proceso para separar el litio. Otros desperdicios pueden también
filtrarse de la salmuera”.
Como ya vimos, se usan
millones de litros de agua para obtener unas cuantas toneladas de litio, que
queda contaminada irreversiblemente, así que entre su evaporación y filtración
al subsuelo, se ocasiona contaminación del aire, con gases tóxicos y
corrosivos, y del agua subterránea, con agua envenenada con ácidos y otros
tóxicos químicos. Como ven, persiste la pésima costumbre de no sólo explotar
los recursos naturales del pobre planeta, sino contaminarlo irreversiblemente.
Como dice el vox populi, se muerde la
mano que da el pan.
Y sigue Koop, diciendo
que “En Estados Unidos, Canadá y Australia, el litio es generalmente extraído
de la roca, usando métodos más tradicionales, sin embargo, esto aún requiere el
empleo de químicos para lograrlo y que sea útil. En Nevada, una investigación
halló que esa actividad impacta a los peces que habitan corrientes de agua que
están a 240 kilómetros río abajo. Un reporte elaborado por Amigos de la Tierra,
halló que la extracción de litio puede afectar el suelo y ocasiona
contaminación aérea. En el área del Salar del Hombre Muerto, en Argentina, los
habitantes locales dicen que el litio contaminó ríos que son usados por gente y
ganado, mientras que en Chile hubo enfrentamientos por esos problemas entre
mineras y vecinos de las explotaciones”.
Así que nada se da sin
los irreversibles efectos de contaminación de todo tipo. Sí, los autos eléctricos
ya no aventarán humo, pero los efectos de las baterías que usarán, se sentirán
de otras formas en el planeta.
Dice Koop que se tratan
de buscar alternativas al litio o al cobalto, con materiales “menos tóxicos”,
lo que implica que todos lo serán, es
decir, no hay tecnología que sea cien por ciento limpia, ecoamigable.
“Y de todos modos, una
batería que dé menos energía y sea más cara, puede tener, al final, un efecto
ambiental mucho mayor”. Eso, porque si la batería dura menos, se deberá de
cambiar más rápido. Se tendrían que fabricar más baterías. Y eso implicaría más
desperdicio, porque, además, son pocas las baterías que actualmente se
reciclan. “En Australia, investigaciones muestran que sólo 2% de las 3300
toneladas de desperdicios de litio se reciclan. Eso puede ocasionar problemas,
pues la mayor parte del desperdicio electrónico con baterías desgastadas
terminan en terrenos baldíos, en donde fluidos iónicos y metálicos pueden
filtrarse al subsuelo, envenenando tierra y agua subterránea”. He ahí los
problemas extras que enfrentaremos con tanto auto eléctrico y sus desechadas
baterías.
El problema para
reciclar las baterías es que pueden estallar, así que organismos como el Birmingham Energy Institute usa
tecnología robótica, que inicialmente empleaba para plantas nucleares, para
remover de autos y desmantelar a tales baterías. “Han habido varios incendios
en plantas de reciclaje en donde baterías de litio-ion han sido almacenadas
inadecuadamente”.
O sea, las empresas
producirán y producirán autos eléctricos, pero no les importarán las
consecuencias que vengan cuando los autos, gracias a la obsolescencia
programada, dejen de funcionar. Y como ahora se hacen tan mal las cosas, eso
sucede cada vez más rápido, con tal de que los consumidores compren y compren.
Dice Koop que otro
problema en el reciclaje es que los fabricantes guardan “secretos industriales”
y no dicen qué les meten a las baterías, “lo que dificulta reciclarlas
adecuadamente. Ahora, las celdas que se recuperan, principalmente se trituran,
obteniendo una mezcla de metales que pueden separarse usando técnicas
pirometalúrgicas”.
La demanda crecerá,
mientras más y más países exijan autos eléctricos como la “solución” a la
contaminación ambiental que dejan los autos convencionales. Pero, como se ve,
no piensan en las consecuencias de tanta electrificación.
“Para el 2025, se
estima que la demanda de litio se incrementará a aproximadamente 1.3 millones
de toneladas de LCE (el equivalente a carbonato de litio). Eso es cinco veces
los niveles actuales. Una larga lista de automotrices es responsable de eso.
Por ejemplo, Volkswagen espera lanzar más de 70 modelos de autos eléctricos en
los próximos 10 años”.
Y ya tenemos a empresas
como Tesla, que se dedica a hacer sólo autos eléctricos. Cada uno de sus “no
contaminantes autos”, requiere 7000 baterías, las que contienen 51 kilogramos
de litio. Eso implica que, para obtener ese litio, de entrada, se requirieron
96,543 litros de agua. Eso sería suficiente para dotar a una casa de cuatro
personas, de uso medio de 150 litros por habitante al día, durante 161 días,
casi cinco meses y medio. Ahora, imaginen a millones de autos eléctricos
circulando por el mundo en unos años. Habrá mucho menos agua, sumado a los
problemas ambientales ya citados.
Y como aumenta la
demanda de litio, aumenta el precio. “En el periodo del 2016 al 2018, los
precios del litio se han más que duplicado y seguirán incrementándose, mientras
suba la demanda”.
Por último, no se
considera toda la electricidad extra que tantos millones de vehículos
eléctricos requerirán para recargar sus baterías, cada que lo necesiten. Eso
aumentará las necesidades energéticas mundiales, que ya, de por sí, son muy
altas y desperdiciadoras.
Eso tampoco se dice,
cuando se menciona la “panacea” del auto eléctrico.
Pero nada de eso
importa, ni tantísima agua que será usada y contaminada para obtener millones
de toneladas de litio, ni que se acabará con el vital líquido, ni la
contaminación aérea y de las tierras subterráneas generada, ni las molestias a
las comunidades que, para su desgracia, vivan cerca de las explotaciones de
litio, que, además, se envenenarán con tanta contaminación…
Esa contaminación no se
quedará allí, sino que al ser el planeta un sistema cerrado, terminará por
propagarse por todas partes, en agua, tierra y aire.
Mas nada de eso
importa, cuando se presenta una nueva “solución ambiental”. Se impondrán los
autos eléctricos.
Y cuando haya frecuentes
apagones, por tanta electricidad que el voraz consumo mundial exigirá, sobre
todo durante la demanda pico, cuando
es requerida al máximo, esperemos que esos autos eléctricos puedan recargarse
con velas.
Contacto: studillac@hotmail.com