martes, 22 de febrero de 2022

Los esfuerzos por salvar de la extinción a un murciélago mexicano

Los esfuerzos por salvar de la extinción a un murciélago mexicano

Por Adán Salgado Andrade

 

El pulque es una milenaria bebida fermentada, muy típica de algunas zonas de México, sobre todo, en donde crece el maguey pulquero, un tipo de agave que se planta en zonas semidesérticas. Es un cultivo que tarda más de ocho años en madurar y comenzar a producir el aguamiel, que es un líquido muy dulce, el que al fermentar, produce al mencionado pulque, bebida blanca, algo viscosa y espesa. Se puede tomar solo o combinado con frutas y otros ingredientes – los famosos curados. En muchos sitios del país, es, prácticamente, la única bebida que se toma, a falta de agua potable. De todos modos, es muy energética, proporcionando suficientes nutrientes y calorías para que los peones en el campo, desarrollen sus tareas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/07/una-manana-de-pulque.html).

Comencé con esa introducción porque de ese maguey, justamente, depende la frágil existencia de un murciélago mexicano, el narizón (Rhynchonycteris naso), que pertenece a la familia Emballonuridae, distinguido por tener su cola membranosa, unida a sus patas. Es nocturno, como la mayoría de murciélagos, y se localiza sobre todo en México, lugar obligado, en el que se reproduce. Mide unos 6 centímetros y pesa apenas 4 gramos. La cola mide alrededor de 1.6 centímetros de largo y se caracteriza por su larga, carnuda y puntiaguda nariz. Su pelaje es suave y denso, café grisáceo y tiene dos rayas blancas que no se sabe si usa como algún camuflaje. Y como también tiene pelo en los antebrazos, esas características, lo hacen muy difícil de ver, incluso en el día (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Proboscis_bat).

Ese murciélago, depende de su existencia del mencionado maguey (Agave aspérrima), pero no de toda la planta, sino de la flor que da, a la que chupa su néctar, justamente con su nariz, que puede alargarse para alcanzarlo. Es una muy alta flor y quizá la hayan visto en sus viajes por la provincia, que sobresale de en medio de las pencas de la planta, alcanzando unos tres metros de altura. Pero esa flor, sólo se da cuando no se raspan los magueyes, es decir, que no se les extrae del aguamiel. Porque si se deja crecer, no lo producen y mueren, junto con la flor, la que al comenzar a secarse, seca al resto de la planta.

Pero hay algunas personas que están tratando de que el cultivo del maguey, no se destine al raspado y pueda ser usado por el murciélago, pues éste, se alimenta, como señalé, del néctar de la mencionada flor, como expone el artículo del portal Wired, titulado “Cómo al preservar al maguey, podría salvarse un murciélago en peligro de extinción”, firmado por Janet Marinelli, quien agrega que “el cambio climático y el excesivo consumo de pasto por el ganado, está destruyendo las plantas de las que depende el murciélago narizón mexicano. Ahora, una iniciativa, está tratando de restaurar el balance” (ver: https://www.wired.com/story/how-preserving-agave-could-help-save-an-endangered-bat/).

El esfuerzo se están centrando en un ejido, llamado Estanque de Norias, en el estado de Coahuila, en donde viven unos 300 habitantes. El lugar es desértico, como muchas zonas del país, en donde sus habitantes, apenas si pueden sobrevivir, criando algo de ganado y cultivando el maguey. “Pero por el calentamiento global, sus condiciones cada vez son más duras, pues el agua es más escasa, tanto para sus habitantes, así como para el ganado que crían”. Juan Flores-Maldonado, habló con Marinelli, a la que explicó los esfuerzos que se hacen para rescatar a murciélagos, magueyes y ejidatarios.

“Por la sequía, el ganado ahora se alimenta de los magueyes, pues el pasto no crece convenientemente y el suelo está lleno de lunares secos, terregosos. Por tanto, los magueyes no florean y como la flor, es esencial para el murciélago, éste, se encuentra en riesgo. La relación existente entre los magueyes y los murciélagos se conoce como ‘mutualismo’, ya que el murciélago, cuando va y chupa el néctar de la flor, también recoge su polen. Y al irse hacia otra, la poliniza, lo que es vital para la diversificación de los magueyes”.

Kristen Lear, que dirige la Bat Conservation International (Conservación internacional de los murciélagos) trabaja junto con Flores-Maldonado y señala que “también es una iniciativa para ayudar a la gente”, lo que quieren hacer para salvar al murciélago. Comenzaron una Iniciativa para restaurar el agave (maguey), con tal de que “los ejidatarios, los agaves y a los murciélagos, quienes dependen del néctar de la flor del maguey, puedan convivir, pues salvar a la vida silvestre, es tan importante como satisfacer las necesidades de la gente, además de involucrarlas en ese salvamento”.

Es cierto lo que dice, pues si la gente no ve que un proyecto para salvar a una especie, también la beneficie, se opondrá. Y es muy importante que se le involucre, como hicieron, por ejemplo, cuando hace poco, logró rescatarse al pez mexicano tequila, que es endémico de un río de Jalisco. Una vez que se pudo reproducir en cautiverio, se le pidió a la gente que se inmiscuyera en el proyecto, cuidando que se le respetara y que se hicieran campañas, como murales, pláticas públicas, con tal de que la gente viera el esfuerzo que se había hecho para rescatar al pez tequila, que se valorara y se le cuidara (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/02/un-esfuerzo-conjunto-rescato-de-la.html).

Lear, para su tesis doctoral de conservación integral, estudió entre el 2015 y el 2018, el comportamiento del murciélago y su interacción con el agave. “Me ponía por las noches, a vigilar, con cámara infrarroja y los veía acercarse a la flor. Era mágico”.

Pero seguramente, se dio cuenta Lear, de que la flor crece sólo en los magueyes a los que no se extrae el aguamiel.

El murciélago “está en peligro. Los sitios en donde se cruza, también. Uno de ellos, la Cueva del Diablo, ubicada en el famoso Cerro de la Estrella, en la alcaldía Ixtapalapa, de la ciudad de México, sufre de turismo, contaminación y urbanización. Rodrigo Medellín, de la UNAM, halló que entre el 2001 y el 2010, había 3,500 murciélagos. Del 2017 al 2019, fueron contabilizados 2,000. Y en el 2020, el número había caído a sólo 1,500”.

Empeora su vulnerabilidad el hecho de que mucha gente los ve como algo malo, quizá por su aspecto y hasta destruyen los sitios en donde anidan.

Increíble que en medio de esta caótica ciudad, en el Parque nacional del Cerro de la Estrella, esté esa cueva, tan vital para la subsistencia de ese murciélago, que emigra desde ese sitio hasta Estados Unidos, recorriendo más de 1,120 kilómetros. “Una vez  fecundadas, las hembras viajan hasta los sitos en donde procrearán una sola cría. Uno de esos sitios, es la cueva Rosillo, que esta a unos cuantos kilómetros del Estanque de Norias, así que éste es vital para que ellas y sus crías, puedan alimentarse”.

Dice Lear que en esos sitios, las hembras enseñan a volar a sus crías, “lo que toma seis semanas. Los jóvenes, junto con sus madres, siguen alimentándose de la flor del maguey y otros agaves, hasta llegar a un sitio en donde residirán en adelante, en Nuevo México”.

Así que su alimento vital es el néctar del la flor del maguey, cuando están en México. Cuando llegan a Texas, se alimentan de otro agave, que también está extinguiéndose, el Agave havardiana.

Así que sería un esfuerzo coordinado para rescatar a los agaves, como el maguey, de los que se alimenta el murciélago. “Pero también, que la gente cultive el maguey a mayor escala, ya que es útil en la conservación de los suelos. Flores-Maldonado tiene un proyecto en el Ejido de Norias, para incrementar el cultivo del maguey, con tal de evitar que el suelo se erosione. Además, ha impulsado la construcción de depósitos de agua – jagüeyes – para que ésta se conserve y las sequías sean menos severas. Se trata de que también la gente se beneficie del rescate de agaves y murciélagos”.

Flores-Maldonado, director ejecutivo de Eshac (Especies, hábitat y comunidades), junto con Lear, trabajan para restaurar los agaves en el ejido. En el ejido La Reforma, crearon un invernadero en donde tienen creciendo 10,000 magueyes “y a la fecha, se han plantado en Estanque de Norias 61 hectáreas con esos agaves, unos 2,000 a la fecha. Pero es tan lento su crecimiento, que se requieren al menos unos diez años para que el proyecto comience a funcionar”.

Ya señalé antes, que tarda, al menos, ocho años el maguey para madurar, pero si se quiere que dé flores, se debe dejar más tiempo. Eso implica que no debe de rasparse.

“El cambio climático, nos está llevando a repensar la forma de criar ganado, de hacer agricultura y conservación. Quizá experimentando, podamos hallar alternativas para el cambio”, dice Flores-Maldonado.

Sí, y eso, mientras tales lugares sean habitables, pues las crecientes temperaturas que está creando el calentamiento global, harán que ni murciélagos, ni magueyes, ni personas puedan seguir habitándolos.

 

Contacto: studillac@hotmail.com