miércoles, 17 de junio de 2020

Los contaminantes microplásticos, ya invaden todo el planeta

Los contaminantes microplásticos, ya invaden todo el planeta

Por Adán Salgado Andrade

 

La depredación planetaria se acelera día a día. Eso lo vemos en el ya irreversible, tóxico calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/10/el-toxico-y-mortal-calentamiento-global.html).

También se observa en la creciente cantidad de desperdicios que producimos, que antes eran útiles recursos naturales.

La basura, tan sólo doméstica, que producimos a diario, es del orden de ¡5,808,219 toneladas!, es decir, ¡2120 millones de toneladas al año! Literalmente, nos estamos ahogando con tanto desperdicio (ver  http://www.theworldcounts.com/counters/shocking_environmental_facts_and_statistics/world_waste_facts).

Sin contar, por supuesto, los millones de toneladas de tóxicos desperdicios que, además de ser basura, envenenan todavía más al depredado medio ambiente, como los desperdicios, por ejemplo, que dejan las megamineras o el destructivo fracking (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html y http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).

Y entre los desperdicios domésticos e industriales, es el plástico, uno de los más graves, pues cada año aumenta su producción, la que actualmente es de alrededor de 300 millones de toneladas, de las cuales, un 22%, o sea, casi 70 millones, terminan en el mar (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/03/la-muy-grave-contaminacion-por-plasticos.html).

En el mar, los plásticos se van degradando, deshaciéndose en pequeñas partículas, llamadas microplásticos, casi invisibles, que ya invaden todos los océanos. Pero también hay productos, como cosméticos exfoliantes, que emplean, a propósito, microplásticos (a pesar de que ya se ha prohibido esa práctica). La ropa hecha a base de fibras plásticas – casi toda, además de que es desechable –, igualmente produce microplásticos. Se calcula que un ciclo de una sola lavadora, que esté lavando ropa hecha de telas plásticas, como poliéster, por ejemplo, descarga al ambiente ¡nada menos que 700 mil microfibras plásticas! Así que imaginemos las millones de lavadoras que en este momento están funcionando en todo el mundo, lavando ropa sintética, y sumaremos aún más contaminación plástica que terminará en los océanos.

Y como muchos de esos microplásticos son ingeridos por fauna marina que comemos, pues ya también millones de personas tendrán plásticos en sus organismos. Un estudio reciente, concluyó que en el 2014, el europeo promedio pudo haber estado ingiriendo 11000 microplásticos anualmente. Y esa ingesta, aunque no se han estudiado del todo las consecuencias en la salud, podría ocasionar enfermedades tales como cáncer, daño hepático, problemas reproductivos y otros males.

Podría pensarse en que los microplásticos se quedan en el mar, pero ¡sorpresa!, no, pues gracias a la evaporación, el aire y la lluvia, aquéllos ya invaden todo tipo de medios ambientes, latitudes y longitudes. Es justo lo que el artículo publicado por Wired, titulado “La lluvia plástica es la nueva lluvia ácida”, firmado por Matt Simon, documenta (ver: https://www.wired.com/story/plastic-rain-is-the-new-acid-rain/).

El artículo da cuenta de un experimento realizado por un colectivo de investigadores, que se llevó a cabo en tierras, supuestamente, prístinas, como parques naturales, en donde el agua de los ríos que allí circulan es “purísima” y el aire que allí se respira es “limpísimo”. Dicho experimento, demostró que no es así, pues “una amenaza invisible se está esparciendo por el aire y cayendo entre gotas de agua: partículas microplásticas, pequeños pedazos (por definición, de menos de 5 milímetros de longitud) de botellas de plástico fragmentadas y microfibras que se desprenden de ropa, todos ellos, contaminantes que son capturados en los sistemas atmosféricos terrestres y depositados en zonas naturales”.

El citado experimento, consistió en recolectar muestras de agua y aire durante 14 meses en once parques nacionales de Estados Unidos, como el del Gran Cañón. Y en el 98% de tales muestras, aparecieron microplásticos. El experimento consistió en colocar colectores de lluvia y de aire. Cuando llovía, un sensor cerraba los de aire, y abría los de lluvia y, cuando sólo hacía aire, se cerraban los colectores de lluvia y se abrían los de aire.

Las partículas recolectadas por la lluvia, son más grandes que las que arrastra el viento. Y extrapolando esos hallazgos, calcularon los investigadores que “arriba de 1,000 toneladas métricas de partículas microplásticas caen sobre 11 áreas protegidas en el occidente de Estados Unidos cada año. Ese es el equivalente a más de 120 millones de botellas plásticas. ‘Sólo lo hicimos para la extensión de áreas protegidas en el Oeste, que son sólo el seis por ciento del área total de los Estados Unidos’, dice la autora principal Janice Brahney, científica ambiental de la universidad estatal de Utah. ‘El número es muy grande, muy impactante’ “.

En efecto, pues, como dije, ya los microplásticos se están saliendo del mar, es decir, no hay control alguno sobre su dispersión. Puede pensarse que se elevan, junto con la evaporación del agua marina, llegan hasta la atmósfera, se cuelan entre el vapor de agua y caen, cuando se precipita la lluvia. O, simplemente, son trasladados por el viento.

Mencionan los investigadores que esa contaminación equivale a 120 millones de botellas plásticas, las que, en efecto, son la basura plástica que más se produce. Las refresqueras, como la nefasta Coca-Cola, son las principales responsables de tantos miles de millones de contaminantes envases plásticos producidos al año y que terminan en los océanos. Esa empresa, que tanto presume de “cuidar el ambiente”, produce al año, por sí sola, alrededor de ¡110 mil millones de botellas, es decir, 3400 por segundo!, e incrementa tal cantidad en mil millones anualmente. Cada día ¡1800 millones de sus engordantes, enfermantes bebidas, son ingeridas. Y como una buena parte se envasan en botellas plásticas, éstas, simplemente, se tiran por los felices consumidores, una vez “satisfecha” su sed (eso es un decir, pues la sed intensa, no se quita con refresco – al contrario, la incrementa – sino con agua. El problema es que corporaciones como Coca-Cola han acostumbrado a que la gente ya no tome agua, sino sólo refresco).

Y las botellas que produce esa empresa, tan sólo de refrescos, constituyen el 20% del total, de acuerdo con la organización Greenpeace, por lo que, tan sólo de envases de bebidas, se producen alrededor de ¡550000 millones anualmente! Como ya señalé antes, una buena parte terminan en los océanos, ya sea flotando, formando vórtices plásticos, siendo tragadas por fauna marina y contribuyendo aceleradamente a la degradación ambiental oceánica (ver: https://www.zmescience.com/ecology/world-problems/coca-cola-plastic-bottles-05102017/).

Contrario a la lógica, recientemente, Coca-Cola declaró que aumentaría la producción de sus contaminantes envases plásticos, pues no quiere “contrariar” a sus millones de clientes en el mundo que desean seguir tomando su “deliciosa” engordante y enfermante “coca” en una desechable botella. Y, junto con Coca-Cola, las depredadoras petroleras, declararon, igualmente, que subirán su producción de plásticos para “compensar” la disminución de sus ingresos, que la baja en la producción de combustibles, por el cambio a autos eléctricos, implicará (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/01/las-contaminantes-petroleras-y-coca.html).

Así que no importa, como señala Simon, que ya hasta en el Ártico o en los Montes Franceses Pirineos, haya microplásticos, o que en las reservas naturales – las que quedan – del planeta, el aire y la lluvia les den su dotación de esas no inocuas partículas.

Señala que la lluvia plástica es ya un problema más grave que la lluvia ácida. Ésta, de alguna forma, ha ido disminuyendo, pues han ido decreciendo, obligatoriamente, algunos contaminantes, como los de las emisiones de autos.

Pero los microplásticos, que dejan las lluvias plásticas, no se degradan y ni pueden recogerse. Basta con caminar por alguna playa y mirar, atentamente, pequeñas partículas de colores distintos al de la arena. Justamente, son los microplásticos.

Los investigadores piensan que también la industria de la pintura tiene su parte de culpa, pues un treinta por ciento de los microplásticos hallados, son microesferas (microbeads) como las que se usan en la industria de las pinturas. Esas microesferas, son extremadamente pequeñas, midiendo un micrómetro, o sea, una millonésima de metro.

Así que las pinturas en aerosoles o cuando se pinta algo, un auto, con pistola de aire, el rocío resultante, que contiene esas microesferas, las lanza al viento.

El problema adicional, continúa Simon, es que esos microplásticos pueden, a su vez, degradarse, y fragmentarse en partículas más pequeñas, nanoplásticos, que los investigadores no podrían ver con su equipo. Brahney dice que no pueden detectar partículas de menos de cuatro micrones, “pero eso no quiere decir que no estén allí”.

Y lo que pueden provocar en la salud humana esos microplásticos – detectados ya en mucha gente que consume pescado habitualmente –, como dije, es todavía desconocido, pero “es razonable asumir que no es benéfico. Partículas de plástico tienden a deshacerse en sus componentes químicos, con el tiempo, y se sabe que transportan microbios, como virus y bacterias. Los investigadores apenas comienzan a explorar lo que esto puede provocar en otros organismos: un estudio, publicado a principios del presente año, halló que los cangrejos ermitaños que se exponen a microplásticos, tiene dificultades eligiendo nuevos caparazones cuando crecen, un serio problema, ya que requieren de esas conchas para sobrevivir”.

En la tierra contaminada con microplásticos, pudieran éstos congestionar los sistemas digestivos de gusanos, que son parte de cadenas alimenticias. Y los mencionados químicos que los forman, podrían contaminar también esas tierras o podrían cambiar sus propiedades térmicas y químicas. También, podrían perjudicar a los microbios que las habitan, los cuales son importante parte de los procesos que nutren a los suelos. Igualmente, podría afectarse el paso del agua a través de esas contaminadas tierras.

Otros científicos, dicen que los microplásticos se van a estar moviendo, o sea, allí estarán, no se destruirán, se harán más chicos, pero no desaparecerán.

Y, como señalé, siendo la tendencia la de ir haciendo más y más plástico, e ir tirando la mayoría, los microplásticos lo invadirán todo.

Entonces, no estará lejano el día en que nos midan la cantidad de microplásticos que tengamos en nuestro cuerpo, así como ahora se miden, por ejemplo, los triglicéridos o la glucosa.

Y si tenemos demasiados, quizá se nos diga que sufrimos de microplastificación.

Y quizá haya una oportunista empresa farmacéutica que nos ofrezca un caro medicamento desplastificador.

Y si no tenemos dinero para adquirirlo, moriremos de plasticitis.

 

Contacto: studillac@hotmail.com