sábado, 13 de febrero de 2021

El costoso coleccionismo de meteoritos

 

El costoso coleccionismo de meteoritos

Por Adán Salgado Andrade

 

El fetichismo humano, o sea, la adoración fanática de algo, como un objeto, una obra de arte, un símbolo religioso… entre los ricos, llega a niveles escandalosos.

Los millonarios, son capaces de pagar cientos, miles o hasta millones de dólares por algo que les sea caro para sus egos.

Y no escatiman recursos, si el acariciado objeto es “raro”, “original” y hasta extraterrestre, como es el caso con los meteoritos, piedras espaciales de millones de años de existencia.

Quizá hayan visto los cuatro meteoritos, descansando sobre unas bases, que se encuentran a la entrada del Palacio de Minería. Los cuatro son ferrosos, o sea, constituidos de metales y tienen millones de años de existir (ver: https://arturozarate.com/cdmx/20-ciudad-de-mexico/550-los-et-del-palacio-de-mineria.html).

Hay gente que se dedica a “cazar” meteoritos, pues dependiendo del material con que estén hechos, llegan a cotizarse en cientos de miles de dólares.

Esos “cazadores” de meteoritos, incluso, arriesgan sus vidas o libertad, como les sucedió a Mike Farmer y Robert Ward, que trataron de apoderarse de un meteorito, caído en Perú, cerca de una comunidad de la etnia Aimara. Casi lograron su cometido, pero como los Aimara avisaron a las autoridades, éstas, llegaron prontas al sitio y por poco apresan a los dos estadounidenses, con cargos de que estaban robando algo perteneciente a la nación.

Pero Farmer y Ward, decidieron correr el riesgo, pues ya, anteriores hallazgos y ventas de meteoritos, les habían dejado cientos de miles de dólares de dinero, así que siempre valdría la pena, para ellos y otros “cazadores”, correr nuevos riesgos, en la búsqueda de esas “gemas extraterrestres” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-peligrosa-pero-muy-lucrativa.html).

Como dije, si son valiosos meteoritos, alcanzan gran valor. Y los que los coleccionan, no dudan en ofrecer el siguiente mayor precio en una subasta, con tal de adquirir a la piedra en cuestión. Como en todas esas subastas de objetos caros, son personas ricas, las que asisten y pueden desembolsar, sin problemas, los cientos de miles o hasta millones de dólares demandados.

Lo anterior, es lo que expone el artículo de The Guardian “Los súper ricos. Las estrellas compran: celebridades mandan los precios de los meteoritos a la órbita”, firmado por Rupert Neate, con el subtítulo “Elon Musk, Steven Spielberg y Nicolás Cage, entre aquéllos que coleccionan rocas que pueden costar millones” (ver: https://www.theguardian.com/news/2021/feb/06/star-buys-celebrities-meteorite-prices-elon-musk).

Sí, y las subastadoras, como la mezquina Christie’s, no tienen ningún empacho en que las piezas ofrecidas, alcancen precios insultantes, pues es mayor la “comisión” que cobrarán. Y tampoco le importa a esa mercenaria de las subastas, vender, incluso, piezas arqueológicas, aun que sean patrimonio cultural de algunos países, como recientemente hizo al vender piezas del México antiguo, muy emblemáticas, a pesar de la oposición de las autoridades culturales del país (ver: https://www.jornada.com.mx/2021/02/10/cultura/a03n1cul).

Neate inicia el artículo diciendo, irónico, que “son realmente de fuera de este mundo y los precios son astronómicos. Para aquéllos que tienen todo lo que necesitan en la Tierra, ahora quieren un pedacito del espacio sideral. Meteoritos están atrayendo la atención de celebridades coleccionistas, quienes han empujado el precio de las rocas – que han surcado el espacio por miles de años, antes de chocar con el planeta – diez veces durante la década pasada”.

Y en la segunda semana de febrero del 2021, se vendieron 70 “de los más espectaculares meteoritos, bajo los auspicios de Christie’s, en una venta que habría de generar millones de libras. Muchos de esos meteoritos contienen gemas o han sufrido por el impacto atmosférico, al impactarse a 256,000 km/h, que hasta parecen esculturas de Alberto Giacometti o Henry Moore”.

Un pedazo de meteorito, proveniente de la Luna, se esperaba vender entre 249,000 y 346,000 dólares. En otros casos, se ha comprobado, comparando con especímenes marcianos obtenidos por la NASA, que provienen, justamente, de tal planeta. Muchas de esas piedras “se han vendido en millones de dólares”.

Y así, lo que incrementa el entusiasmo, para que esos súper ricos, que no saben en qué gastar sus millonarias fortunas, destinen obscenas cantidades en esos meteoritos, de los que inflan sus precios, justo por pugnar a ver quién se queda con cuál.

James Hyslop, el mercenario subastador de la mencionada empresa, dice que “los meteoritos han experimentado un gran interés, pues captan la imaginación de la gente y son bastante raros. El peso de cada meteorito conocido, es mucho menor que la producción anual de oro, pero, en algunos casos, se ha vendido por diez veces su precio de oro”.

Y los felices coleccionistas, presumen sus tesoros, como el multimillonario hindú Naveen Jain, quien “está tratando de hacer una nave espacial, para minar oro y platino en la Luna”. Como ven, ya están sobándose las manos muchos para ir a depredar a la Luna.

El señor Jain, posee la colección más grande de meteoritos, valuada en más de 5 millones de dólares. “Muchos de estos meteoritos, tienen miles de millones de años de antigüedad. Imagínese sosteniéndolos en sus manos, la parte más temprana del sistema solar, es increíble. Muchos me dicen que son sólo piedras, pero cuando usted las mira por el microscopio, usted dice ‘Dios mío, lo que realmente tiene en sus manos son joyas espaciales’ ”, declara Jain.

Sí, y seguramente que se emociona también, al saber que tiene tanto dinero invertido en ese espacial fetichismo.

Otros coleccionistas, menciona Neate, son Elon Musk, el actor Nicolas Cage, el director Steven Spielberg, el ilusionista Uri Geller y el chelista Yo-Yo Ma. Todos, muy orgullosos de sus costosas colecciones de, en efecto, piedras espaciales.

Independientemente de que sean del espacio, podría decirse que nuestro planeta, es un portento, pues, al parecer, es la única roca sideral con vida, al menos, dentro del espacio cósmico “cercano” – no parece que haya vida en billones de kilómetros a la redonda, de acuerdo con las observaciones espaciales recientes.

Obviamente, si una celebridad tiene fascinación por algo, se le imitará. Dice Cassandra Hatton, subastadora de la casa rival Sotheby’s, que “gente en sus 20’s, 30’s y 40’s, está comprando meteoritos. Son algo que atrae a todos, tú no debes de tener un bagaje muy científico para entenderlos y que te prendan tu imaginación. Sea que estés en tus 90’s o en tus 20’s, puedes verlos y decir que están muy bien, muy cool, y no es lo mismo que sientes si fueran manuscritos franceses del siglo 17”.

Sí, tiene razón, pues sólo se apreciarían, porque, con el manuscrito francés, además de que se tendría que saber francés y caligrafía para leerlos, tendría que tenerse idea de la persona que los escribió, qué tan famosa es y otras cosas. El meteorito, sólo lo sostienen en sus manos, y podrían hasta imaginar que algún extraterrestre lo sostuvo entre las suyas.

Pero, eso sí, las mercenarias subastadoras, deben de tener la certeza de que lo que ofrecen es lo mejor de lo mejor y de que, realmente, son meteoritos.

Dice Neate que, en Inglaterra, las muestras son analizadas por Sara Russell, profesora de mineralogía cósmica y ciencia planetaria, del Museo de Historia Natural de Londres, el que tiene “una de las mayores colecciones, con alrededor de 5,000 especímenes”.

Dice Russell que la mayoría de los que analiza, son sólo rocas, para frustración de sus dueños. “Sí, los meteoritos son fascinantes. Han destruido vida, como el que borró del mapa a los dinosaurios, pero también trajeron agua a la Tierra, haciendo al planeta habitable, para que surgiera la vida”.

Claro, los meteoritos han jugado otros papeles, a lo largo de la historia del para el Planeta.

Lástima que para los súper ricos, sólo sean costosas piezas para presumir a los demás.

Y prefieren gastar en coleccionar esas inanimadas piedras, a invertir para salvar a la Gran Piedra en la que habitan y a la cual deben sus mezquinas existencias y obscenas fortunas.

 

Contacto: studillac@hotmail.com