jueves, 18 de febrero de 2021

La contaminante y cara producción del salmón cultivado

 

La contaminante y cara producción del salmón cultivado

Por Adán Salgado Andrade

 

La sobreproducción capitalista, o sea, producir más de lo que se consume, se aplica hasta en la crianza y matanza de los animales. Las que yo llamo fábricas de animales, son instalaciones masivas en donde miles de reses, marranos, pollos… y otros animales, son criados industrialmente, tratados como objetos inermes y sacrificados con métodos crueles e inhumanos, como ser aplastados por decenas. Parecen campos de concentración para animales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/08/fabricas-de-animales-enfermedades-en_01.html).

Por la pandemia actual, muchas de esas fábricas de animales, al haberse reducido sustancialmente el consumo de alimentos de todo tipo, incluida la carne, están asesinando masivamente a los animales que crían, pues “pierden mucho dinero” permitiendo que vivan, si no los van a vender, se excusan. Y usan métodos dantescos, encerrándolos en bodegas, en donde les inyectan aire caliente, para que mueran por asfixia. Muchos animales quedan agonizando, lo que aumenta su innecesario sufrimiento. Esas mezquinas prácticas, han sido bien documentadas por grupos de activistas, que se han introducido secretamente a esas instalaciones y han filmado esas crueles escenas, como ha hecho el grupo Direct Action Everywhere (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/rastro-de-eeuu-asesina-cerdos.html).

Todo por satisfacer la dieta cárnica global, algo impuesto también por occidente. Como siempre, se ha alienado con que la ingesta de carne es “saludable”. Pero no es así. Se trata, simplemente, de uno más de los grandes negocios, para impulsar la industria pecuaria, sobre todo, la de Estados Unidos. Está comprobado que la ingesta de carne, ocasiona males como cáncer, diabetes y otras enfermedades crónicas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/08/la-muy-lucrativa-adictiva-engordante-y_01.html).

Y es tan mala esa práctica de criar industrialmente a los animales, por las epidemias que fácilmente se propagan entre miles de ellos confinados, que ya hasta hay iniciativas para cambiar ese modelo de producción “alimentaria” (ver: https://www.jornada.com.mx/2021/02/18/sociedad/034n1soc).

Esa irracional práctica, se ha aplicado también en la pesca, creando las, así llamadas, granjas piscícolas. Es el caso de la crianza del salmón, un pez que, en forma natural, ha ido declinando su población, debido a la sobrepesca. Es una práctica que, además de cara, provoca muerte de muchos de los peces que crían, además de que varios, contienen parásitos, que se forman por la manera insalubre de las condiciones en que crecen esos salmones.

Es lo que expone el artículo del portal ZME, titulado “La crianza del salmón, cuesta miles de millones de dólares, por daño social y ambiental”, firmado por Fermin Koop, quien agrega el subtítulo de que “Ese es un salmón muy caro en su plato” (ver: https://www.zmescience.com/science/salmon-farming-is-costing-billions-in-social-and-environmental-damage/).

Señala Koop que la crianza del salmón “ha producido efectos negativos, valorados en $47,000 millones de dólares desde el 2013, los que van desde contaminación de los ecosistemas marinos, hasta  una alta mortandad de los peces criados. En otras palabras, la crianza del salmón, está teniendo gran impacto en el medio ambiente y ese daño, le está costando a todos”.

“La acuacultura del salmón está dominada por un pequeño número de productores multinacionales, los que operan en sólo cuatro regiones acuícolas: Chile, Noruega, Canadá y Escocia. Es una industria que ha crecido dramáticamente en años recientes, debido a que el apetito mundial por ingerir pescado, ha ido creciendo. No sólo es el sector que más crece en el mundo, sino que se espera que la demanda se incremente todavía más”, señala Koop.

Y es, como señalo arriba, una forma masiva de crianza de animales, con todos los problemas que hacerlo a tan gran escala, conlleva. Así como en los rastros, las reses, por ejemplo, crecen entre sus excrementos y orines, los salmones criados, lo hacen entre los suyos, lo que origina parásitos, que matan a varios de ellos.

“Cientos de miles de peces, son criados al mismo tiempo en redes suspendidas en el mar abierto. Nadan dentro de esas redes por dos años, antes de que se les ‘coseche’ para que los podamos comer. Se alimentan de alimentos procesados y les aplican medicamentos, para prevenir enfermedades e infestaciones de parásitos. Las redes mantienen confinados a los peces, pero permiten que parásitos entren. Eso, empeora las cosas”, agrega Koop.

Un reciente reporte, “Pérdida por muerte”, elaborado por el grupo consultor Just Economics, resaltó que los daños ambientales y económicos ocasionados por la crianza del salmón, ascienden a $50,000 millones de dólares. “De ese costo, 60% lo absorben los productores, pero 40%, indirectamente, lo paga la sociedad. Esto cuestiona la imagen, generalmente positiva, que tratan de promover las granjas piscícolas”.

Por ejemplo, por la pura mortandad, debida a los parásitos y a que los salmones criados se estresan por estar encerrados, el costo es estimado en $9,800 millones de dólares. Siempre se trata de medir todo en dinero.

Pero si consideramos el daño que está dejando la piscicultura en el mar, es grande, pues producen miles de toneladas de desperdicios anuales, que van a dar, simplemente, al mar.

Si ya de por sí el mar debe de soportar el 90 % del calentamiento global, plásticos, microplásticos, derrames petroleros, basura de todo tipo sustancias radioactivas, naufragios… ahora, sumen el daño que ocasiona la crianza del salmón y de otros peces (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/12/naufragios-de-barcos-cargueros-mas.html).

Como las corporaciones piscícolas quieren ganar más y más, apretujan a los pobres salmones en estrechas redes y eso incrementa parásitos e infecciones. Por ejemplo, el piojo acuático, se incrementa mucho en esas condiciones.

Y al comerlos, no sólo se ingieren esos parásitos, sino los medicamentos, como antibióticos con que los “tratan” para prevenir esa enfermedades, Así de tóxicos son.

El problema es que la crianza de salmones y los problemas que ocasiona, no se quedan allí, sino que los disemina. Todos los desperdicios que ocasiona la práctica, simplemente, se desechan en el mar. Los acuicultores, reciben agua limpia y dejan aguas negras, con los excrementos y parásitos producidos por los salmones confinados.

De todos modos, señala Koop, el calentamiento global, está reduciendo los espacios en donde puedan criarse esos salmones, pues no aguantan altas temperaturas. Por eso, los cuatro países mencionados, son los que quedan, pues todavía no están muy calientes. El salmón, sólo puede crecer en aguas frías. De todos modos, el confinamiento, hace que suban las temperaturas dentro de las redes y eso, incrementa la mortandad de peces.

No ayuda que la demanda por ingerir peces, crezca. De por sí, ya hay sobrepesca,  y al crecer tal demanda, se tomará como excelente justificación para criar salmón y otras especies de peces.

Y tampoco, la acuacultura, se libra de que los peces criados, se estén llenando de contaminantes, no sólo microplásticos, sino petróleo, metales pesados y otras tóxicas sustancias. De acuerdo con un reporte de PETA, “los peces, pueden concentrar extremadamente altos niveles de residuos químicos en su carne y grasa, tanto como nueve millones de veces más que los contenidos en el agua donde viven. Contienen mercurio, plomo, policlorobifenilos (PCB’s) y otros tóxicos, que son hasta mortales para el humano, en altas concentraciones  (ver: https://www.peta.org/living/food/toxins-fish/).

Así que lo que antes se decía, que comer pescado era más “saludable” que comer res, pollo o puerco, es ya un absurdo. Si el mar es un basurero, es lógico que las especies que lo habitan, absorban y transmitan esa basura.

Por eso, cuando vean en el supermercado ese trozo de salmón rosado, aparentemente muy saludable, piensen en tanto parásito que puede contener, además de antibióticos, microplásticos y metales pesados.

Mejor, si quieren comer saludable, conviértanse en veganos.

Sí, dirán que hay frutas y verduras tóxicas, pero será lo menos dañino que ya podamos ingerir en el futuro.

O conviértanse en campesinos y cultiven sustentablemente sus propias frutas y vegetales.

Será la mejor alternativa.

 

Contacto: studillac@hotmail.com