jueves, 25 de enero de 2018

La eliminación de la producción de carne de res ayudaría a la reducción sustancial de los gases efectos invernadero



La eliminación de la producción de carne de res ayudaría a
la reducción sustancial de los gases efectos invernadero
por Adán Salgado Andrade

Ya he escrito antes sobre la industria de la producción cárnica, la que trata a los animales que “cría”, como si fueran simples objetos inanimados con los que se puede hacer lo que sea, como que crezcan anormalmente y en menos tiempo, a base de millones de dosis de hormonas, que han ido dañando su metabolismo y el de la gente que los consume; inyectarles millones de unidades de penicilina, lo que va produciendo que muchas bacterias se vuelvan súper inmunes – de allí que ya se les llame súper bacterias –; crueles e inhumanos tratos, que seguramente si esos millones de animales que son sacrificados cada año, pudieran vengarse contra los humanos, serían perores que las desquiciadas torturas que practicaba la “Santa Inquisición”; el brutal hacinamiento de animales en lugares tan pequeños que ni echarse pueden, además de que permite tal confinamiento, el acelerado esparcimiento de enfermedades parasitarias, virales, bacteriales y así. Es por ello que yo llamo a esa industria las “Fábricas de animales” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/08/fabricas-de-animales-enfermedades-en_01.html).
Todo lo anterior se debe a la creciente imposición mundial de la engordante dieta occidental, con su comida chatarra (fast food), cuya base es la carne (hamburguesas, pizzas, comida frita, frituras cárnicas), papas (papas fritas, puré), maíz (transgénico, sobre todo)… lo que se puede ingerir en cualquier franquicia de ese tipo de alimentos. Y esa dieta, ha disparado todo tipo de enfermedades, tales como gordura, diabetes, niveles altos de colesterol y triglicéridos, cáncer y otras enfermedades, porque para muchos, es la alternativa más “barata”, pero también la más insana. Además, ha fomentado los monocultivos, pues son algunos productos, justo como el maíz, el trigo, la papa, los que más importan para el diseño de los engordantes menús (ver:  http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2010/08/la-muy-lucrativa-adictiva-engordante-y_01.html).
Sin embargo, no queda solamente todo ese problema en las consecuencias para los animales y la salud de los humanos, sino en los daños ambientales que tanta producción cárnica está ocasionando al medio ambiente planetario, además de los mencionados monocultivos, los que van dejando estéril la tierra, por tanto agroquímico empleado. Recientes estudios arrojan escalofriantes datos sobre la producción de los gases efecto invernadero que deja la crianza industrial de animales. De acuerdo con la analista Chatham House, “la industria global produce más emisiones de gases de efecto invernadero que todos los carros, aviones y barcos combinados”. Eso derrumba la afirmación de que cada vez más y más gente cree que son los transportes de todo tipo los que más contaminan, lo cual es cierto, y deja su cuota de destrucción, pero actualmente, casi ninguna actividad humana deja de ser contaminante y lo que hacen los investigadores es medir en qué nivel lo hace (ver: https://ourworld.unu.edu/en/eating-less-meat-essential-to-curb-climate-change-says-report).
Es justamente la industria del ganado bovino (carne roja), la que más contamina. Por ejemplo, las flatulencias de las vacas y borregos, así como su estiércol son responsables del 15% de las emisiones globales. Tan sólo la industria del ganado vacuno y lechero produce el 65% de todas las emisiones de la industria cárnica. Es algo muy alarmante, consecuencia, como ya señalé antes, de la imposición de la dieta occidentalizadora.
De acuerdo con Rob Bailey, autor principal del reporte, “la prevención de un calentamiento catastrófico depende mucho de que se pueda modificar la producción de carne y lácteos. Se trata de hacer en la deforestación o en el transporte, pero nada en la industria cárnica. Hay una reacia actitud a meterse en eso, pues existe el generalizado consenso de que ni los gobiernos, ni la sociedad civil, deben de meterse con lo que la gente come”.
Cada año, alrededor de ¡56 mil millones de animales! de todo tipo son sacrificados para satisfacer el apetito cárnico de millones de personas, sobre todo en países desarrollados, como Estados Unidos (EU), que está en el tercer lugar de consumo, siendo nada menos que China, la que ya ocupa el primer lugar mundial en consumo de carne, engullendo sus habitantes alrededor de ¡80 millones de toneladas de carne por año!, debido a la supuesta elevación en el estándar de vida de una parte de sus habitantes (esto, también, teniendo como consecuencia que actualmente China sea uno de los países más contaminados del planeta. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.mx/2017/06/la-creciente-y-letal-contaminacion-china.html).
Esa pasmosa cifra de tantos millones de animales sacrificados correspondería, en relación a los 7600 millones de personas que somos, a poco más de 7 por persona, lo cual, de entrada, es una total desproporción, muestra de una sociedad depredadora.
No conformes con eso, la dieta carnívora se estima que se incrementará 75% para el año 2050 y 65%, en el caso de la ingesta de lácteos. En cambio, el consumo de cereales sólo crecerá en un 40%, lo que significa que la gente, a nivel mundial, consumirá más carnes, que vegetales.
Como señalé, la dieta cárnica, está relacionada con  muchos males, como el aumento de ácido úrico, enfermedades cardiovasculares, hepáticas y otras degenerativas, como el cáncer. Recuérdese que hace un par de años que la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó que la carne aumentaba el riesgo de contraer cáncer, la industria bovina en EU se escandalizó porque alegó que se estaban empleando meras especulaciones para acabar con su millonario negocio. No sólo para los rastros y ganaderos, sino para toda la industria relacionada, como la que produce antibióticos, de los cuales, el 70% son empleados en animales. Por ello es que se están desarrollando las ya mencionadas súper bacterias, que se han vuelto inmunes a todo, vaya, ni el cloro las mata. Eso puede explicar por qué cada vez son más largas y difíciles de curar las gripes, por ejemplo, pues los virus y las bacterias implicados son cada vez más resistentes a los medicamentos. De nada sirve que se haya prohibido surtir antibióticos sin receta en muchos países, si ingerimos antibióticos en las carnes de todo tipo.
De todos modos, será insostenible producir tanto animal, pues actualmente es, de por sí, un muy desperdiciador consumo de recursos. Por ejemplo, la carne de una hamburguesa, requiere el equivalente a 2500 litros para su elaboración (tomando en cuenta la alimentación de la res, el agua necesaria para producir los granos de que se alimenta, el agua que bebe). Por otro lado, para sostener la industria cárnica mundial, se emplea el 33% de la tierra cultivable y como pastizales para ganado, 26% de la tierra no cubierta por hielo. O sea, que alrededor de un tercio de la tierra del planeta es tan solo para alimentar a los animales que ingerimos.
Brasil es el primer exportador de carne de res del mundo. Se analizó el caso de una agroindustria que está en medio de la selva amazónica, engordando 38 mil reses, las que son alimentadas con frijoles. Cada día requieren 900 toneladas de tales granos. Las reses producirán muchísimo metano (por sus flatulencias y el estiércol que producen), gas que guarda 25 veces más el calor que el bióxido de carbono. Lo peor es que el rendimiento que dan esos animales, en relación con el grano que ingieren, es mucho menor, o sea, no es eficiente. Sería mejor que esa proteína vegetal, la consumieran directamente los humanos. Pero, claro, eso no sería negocio, pues, finalmente, de eso se trata, a pesar de las brutales consecuencias que la industria cárnica produzca al medio ambiente, engordando a miles de millones de animales de todo tipo para nuestro innatural consumo carnívoro.
Seguramente es algo que nunca la gente se pone a pensar o muy poca. Sin embargo, cada vez son más y más los estudios que investigan el impacto de la comida sobre el medio ambiente, pues, como señalé antes, ya es muy alto.
Para paliar ese grave problema, se están buscando alternativas. Una, elaborar la carne en laboratorios, en donde se “cultivará” carne. Pero, seguramente, los “puristas” exigirán que se siga obteniendo de animales. Sin embargo, llegará a un límite la producción tradicional de la carne, por los brutales recursos, cada vez más menguantes, que se requieren. En las condiciones actuales, más de la mitad del grano cosechado en EU y cerca del 40% del mundial, sirve para alimentar animales. Tan sólo los EU podrían alimentar 800 millones de personas con el grano que consumen los animales. Incluso, si ese grano se exportara, hablando de economía, EU podría compensar su balanza comercial por 80 mil millones de dólares al año (ver: https://www.forbes.com/sites/michaelpellmanrowland/2017/01/03/shocking-food-facts/2/#20fef3767316).
Otra de las soluciones que se proponen, particularmente en EU, es modificar la dieta, eliminando la carne roja por completo, y comiendo frijoles. En un estudio reciente, se hizo ese balance y se hallaron las siguientes conclusiones. Por ejemplo, si todos los estadounidenses dejaran de comer carne roja, sustituyéndola por frijoles, aunque siguieran comiendo otras carnes, como pollo, puerco, queso y huevos, ese país podría cumplir con los niveles de emisiones a los que se había comprometido el ex presidente Barack Obama para el 2020, incluso, si el transporte estuviera sin cambios. Eso da una idea de lo altamente contaminante que es la industria de la carne roja. Además, un cambio así de dieta, liberaría 42% de tierra arable en EU. Y qué decir de los beneficios a la salud que el ya no ingerir carne, dejaría a los estadounidenses.
Otro estudio evaluó que si se dejara de comer carne tan sólo una vez por semana, durante un año, se dejarían de producir 331 kilogramos de bióxido de carbono y no implicaría un sacrificio enorme para los que comen carne todos los días.
Claro, es una situación hipotética, pues ya parece que los carnívoros estadounidenses iban a dejar de comer su adorada carne y cambiarla por frijoles, considerada como la comida de los pobres, sobre todo los inmigrantes mexicanos (de allí el despectivo mote de beaners, frijoleros, con el que muchos estadounidenses se refieren al mexicano).
Finalmente, el dejar de comer carne, de momento, es una decisión personal, pero, como van las cosas y este planeta cada vez más contaminado y depredado, nos harán, por fuerza, que todos terminemos comiendo vegetales y cereales, en especial, los nutritivos frijoles.
Como se señala en una de las fuentes consultadas, quien crea que porque conduzca un auto eléctrico, pero que siga comiendo carne roja todos los días, está contribuyendo a la solución del calentamiento global, tendrá que pensarlo mejor. En la actualidad, casi todo lo que hacemos, por desgracia, es contaminante. Hasta comer.

Contacto: studillac@hotmail.com