jueves, 26 de agosto de 2021

El regreso sin gloria a las clases presenciales

 

El regreso sin gloria a las clases presenciales

Por Adán Salgado Andrade

 

 

“Somos los soldados rasos”, protesta Ricardo, mientras conversamos sobre la forma tan indigna en que la SEP los ha obligado, literalmente, a regresar a las escuelas, primarias y secundarias, para preparar el regreso a las clases presenciales.

Cuando a finales de marzo del 2020, se cerraron todas las escuelas, debido a la pandemia (que aún continúa, con nuevas cepas), el entonces secretario de educación pública, Esteban Moctezuma Barragán, aseguró que el regreso a las clases presenciales, se daría sólo cuando todo el país estuviera en el semáforo epidemiológico verde.

Sin embargo, debido a presiones claramente económicas, ahora, repentinamente, Andrés Manuel López Obrador se ha empecinado en que las clases reinicien, a pesar de que las condiciones epidemiológicas son malas, pues el semáforo no está en verde. Ha objetado que “se les está haciendo mucho mal a los niños y que sólo se la pasan jugando Nintendo”. Es una declaración que no correspondería a un estadista como López Obrador, quien, desde el inicio de su administración, se ha mostrado como un presidente liberal, progresista, no autoritario.

Más está afectando psicológicamente la precariedad económica, con respecto a la cual, nada se ha hecho para aminorar sus efectos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/la-pandemia-y-sus-estragos-economicos.html).

Hasta en Estados Unidos, el nefasto Donald Trump, estableció un plan de emergencia, por el cual se distribuyó dinero mensualmente a toda la población, con tal de reducir los negativos efectos que ha dejado la pandemia, al haber dejado a millones sin trabajo. Aquí, no se hizo algo similar, que se hubiera entregado cierta cantidad mensual de dinero a las familias. Esa medida, habría sido de gran ayuda, en mi opinión.

Muy probablemente las presiones de las escuelas particulares, hayan llevado a López Obrador a imponer esa irresponsable medida. Y que tal regreso signifique, además, un impulso a la economía, tan estropeada, como señalé, por la misma pandemia, pues según la Concanaco (Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo), dejará una “derrama económica de 82 mil millones de pesos” (ver: https://www.jornada.com.mx/2021/08/20/economia/019n2eco).

Así que, viviendo en un sistema económico como el capitalismo salvaje, que privilegia ganancias a cosas como la salud pública, es claro lo que subyace detrás de este irresponsable regreso.

Le pregunto a Ricardo qué piensa sobre el “daño psicológico” a los alumnos. “Ése, siempre se ha dado. Yo he tenido a chicos golpeados por sus padres, aun en clases presenciales. No es excusa”, responde.

Pero es el único argumento usado por López Obrador y otros “expertos”, incluyendo a la misma Delfina Gómez, actual titular de la SEP. “Delfina, no se ha portado a la altura, como lo hizo Moctezuma, quien repitió y repitió que sólo en verde regresaríamos”, dice Ricardo, con lo cual concuerdo, pues pareciera que Delfina, simplemente, está coreando la imposición amlista del regreso presencial a las clases.

Otra presión adicional proviene de la UNICEF, el organismo educativo de la ONU, el que, también de forma irresponsable, está urgiendo a tal regreso presencial (ver: https://www.unicef.org/mexico/comunicados-prensa/la-reapertura-de-las-escuelas-no-puede-esperar).

Y por tantas presiones, a los resignados maestros, como Ricardo, quien imparte la materia de música en una secundaria oficial, se les está obligando a un incierto, precipitado regreso presencial, con condiciones poco idóneas para hacerlo. “Varios de mis compañeros están muy mal. Una maestra, perdió a tíos, abuelos… ¡más de la mitad de su familia! A otra compañera, se le murió su papá. Otra maestra, tiene una herida abierta, pues la acaban de operar. Varios se enfermaron de Covid. Yo, pues padezco asma. Y así, todos tienen problemas de salud. Pero no les importa. Nos dicen que tenemos que “desquitar el sueldo”, como si hubiéramos estado de vacaciones. Y de un plumazo, quedaron atrás las clases en línea, como si nunca hubieran sucedido. Yo, puedo decirte, que mis alumnos sí aprendieron, pues depende de la creatividad que tengas para impartir tus clases”. También estoy de acuerdo con eso, pues, de mi propia experiencia como profesor universitario, depende, en efecto, de la creatividad de los mentores que, aun en línea, la enseñanza sea adecuada y los estudiantes aprendan.

Pero pareciera que con la precipitación de regresar, las clases en línea no hubieran servido de nada. Soy de la opinión que debería de hacerse un diagnóstico entre los alumnos de lo aprendido. “¡Ah, es que todo nos lo están dejando a nosotros! El lunes 30 de agosto, que regresemos, debemos de ver eso, qué aprendieron, debemos de poner lo del cerco sanitario, para ver que no vayan enfermos, que la escuela esté en condiciones y otras cosas.... ¡todo nos están dejando a nosotros! Y, como te he dicho, desde hace varias semanas, nos obligaron, prácticamente, a ir a asear la escuela. No puede hacerse así, pues las instalaciones están muy mal. Todo sucio, por tantos meses de haber estado cerradas. Y ahí nos tenías, con nuestras escobas y trapeadores. Eso no puede ser así, no es profesional. Yo pienso que debieron de contratarse empresas de limpieza para que asearan las escuelas. Si quieren que regresemos, se deben de tener bien limpias y desinfectadas, no que nosotros, con nuestros rudimentarios medios, hagamos la limpieza”, dice, irritado.

Es innegable que, en efecto, se les está tratando como a “solados rasos” y que deban de cumplir, incluso, con tareas que no les corresponden.

Además, muchas escuelas están en mal estado, pues no cuentan con agua potable. “¡Huy, en la escuela, a veces, ni en tiempos normales, tenemos agua. Y lo que hicieron, creo que personal de la ciudad, fue instalar un rotoplas (un tinaco plástico) para que tengamos agua”. Absurdo que con un tinaco de medio metro cúbico, se pretenda satisfacer las necesidades sanitarias de toda una escuela, más en estos momentos en que la recomendación es lavarse las manos en todo momento.

No sólo eso, sino que dice Ricardo que la escuela fue saqueada. “Del laboratorio de biología, se robaron todos los microscopios. A mí, me robaron una bocina que usaba para mis clases. Se robaron también computadoras y otras cosas, que seguramente irán saliendo, ya cuando estemos en las clases”, dice Ricardo.

Por si fuera poco todo eso, la desorganización es total, pues en esta semana, que están siendo “capacitados” para el regreso, además, deben de atender a los alumnos en las inscripciones y las dudas que tengan. “¡Pero hasta nosotros tenemos dudas!”, dice, divertido, pues no hay horarios, no se ha establecido la forma en que las clases se impartirán, pues deberán de ser híbridas, por lo de los chicos que no quieran asistir o, más bien, que sus padres, entendiblemente preocupados por los contagios que pudieran darse, no los envíen. No saben cómo impartirán esas clases híbridas, que se ha sugerido que sean por transmisión directa. “Yo, pues sí podría darlas, porque tengo mi celular con paquete de datos y, además, tiene esa capacidad. Pero muchos compañeros, no podrían hacerlo”. Lo peor es que a todas las escuelas, el cuasi monopolio de Telmex, ¡les cortó el servicio de telefonía e internet por falta de pago!

“¡Sí, increíble, así que ni siquiera teléfono normal tenemos en este momento en la secundaria!”, exclama.

Realmente absurdo cómo tal empresa, propiedad del mercenario Carlos Slim, haya actuado así. Y es claro que el regreso la beneficiará, pues, según Ricardo, ya prometió que pronto reconectará todo. Me pregunto ¿cuánto cobrará la empresa por tal reconexión? Seguramente varios millones de pesos. Será parte de la mencionada “derrama económica” que dejará ese precipitado regreso a clases presenciales.

Y el desorden se da hasta en las escuelas particulares. “Una de las compañeras, que da las clases de inglés, trabaja en el colegio (particular) Simón Bolívar. Ya ves que es, supuestamente, muy prestigioso. Pues le comenté que, de seguro, allí todo estaba mejor y me dijo que no, que es lo mismo que con nosotros, ‘todo está desorganizado, no sabemos cómo se darán las clases, ni hay listas, ni nada’. Pero sí están para cobrar. Me han dicho que perdieron hasta el 70% de la matrícula varias escuelas particulares. Por eso, les urge que ya regresen las clases presenciales”. Lo declarado por la maestra de inglés, es sintomático de que el precipitado regreso no es idóneo.

“Yo pienso que se debió de regresar, por ejemplo, un día, y dejar pasar un mes. Luego, dos días, y dejar pasar otro mes. Y así, hasta que ya las clases se fueran regularizando, y se fuera pasando la emergencia”, sugiere Ricardo. Sí, concuerdo con ello.

Le comento las razones que la UNAM (además del IPN y la UAM), adujeron para seguir con las clases en línea, que es la necesidad de, primero, que todos los jóvenes estén vacunados y, segundo, evitar contagios, pues aunque las escuelas pudieran estar en “óptimas condiciones sanitarias” (algo utópico), los contagios se darían en los traslados, tomando en cuenta que la mayoría de los estudiantes de todos los niveles, emplean transporte público. “Pues sí, porque no puedes evitar los contagios afuera de las escuelas. O que niños asintomáticos contagien a sus compañeros y hasta a nosotros mismos”, afirma.

Y por tal razón, como menciono antes, es que muchos padres, con sobrada razón, no enviarán a sus hijos a las escuelas, pues si se contagian, llevarán la enfermedad a sus hogares, arriesgando a toda la familia. En mi propia experiencia, tuve estudiantes que en los inicios de la pandemia, eran asintomáticos y contagiaron a sus familiares. Una chica, contagió a su abuelo, a un tío y a su madre, los cuales, desafortunadamente, fallecieron. A su padre, también lo contagio, pero pudo recuperarse, aunque quedó con varias secuelas.

Está comprobado que aun vacunadas, las personas no están libres de contagiarse. Lo peor es que hasta fallecen, incluso con todas las dosis (ver: https://www.nbcboston.com/news/coronavirus/100-fully-vaccinated-people-have-died-from-covid-in-mass/2463080/).

Ese es el problema con las “vacunas” que se han elaborado, que no previenen los contagios, sino que, al darse, los síntomas aminoran. Así que no deberían de llamarse “vacunas”, pues una vacuna que se jacte de serlo, como la de la poliomielitis, previenen el contagio.

Eso sí, han sido un excelente negocio, a pesar de su cuestionable “efectividad”, pues les han dejado miles de millones de dólares a las farmacéuticas que las elaboran y que, por lo mismo, se rehúsan a liberar las patentes para que las fabriquen otros laboratorios a menor precio (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/las-mezquinas-farmaceuticas-no-quieren.html).

No sólo eso, sino que deben de “reforzarse”. Ya China dijo que de su vacuna Cansino, que fue la que se aplicó a los maestros como Ricardo, “tendrá que aplicarse una segunda dosis a los seis meses”. Es decir, seguirá el buen negocio de las “vacunas”.

Dice Ricardo que parte de la “capacitación”, un tema que a otros compañeros y a él les corresponde exponer, es el de la “recuperación”. “No se ha hecho el diagnóstico para ver lo que aprendieron los alumnos”, dice. Es el desdén con que se están contemplando a las clases en línea, como dije antes, como si no hubieran existido. Yo le digo que aun en clases presenciales, siempre habrá lagunas de conocimientos entre los estudiantes. Y no porque la educación sea deficiente, sino porque muchos conocimientos que se adquieren en las escuelas se van olvidando, al no ser prácticas cotidianas. Por ejemplo, eso sucede con las matemáticas. Yo imparto la materia de Geometría Analítica, y el primer tema del programa es una especie de repaso de temas que, se supone, ya se han visto antes, pero que se deben de refrescar, pues la mayoría de los estudiantes,  si no es que todos, no los tiene presentes, tales como la ley de Pitágoras o álgebra elemental. Así que no deben de desdeñarse las clases en línea, pues algunos conocimientos debieron de haber dejado entre los alumnos y se debe de hacer, necesariamente, el mencionado diagnóstico.

“Pienso que sólo los chicos que no tuvieron acceso a las clases en línea, son los que no aprendieron nada. Y allí, sí, tendrías que aplicar la creatividad para que repongan los conocimientos y sigan adelante”, afirma el buen profesor de música.

Es claro que eso sí sucedió, pues muchos estudiantes, sobre todo, de zonas rurales, no tenían ni internet, ni, mucho menos, computadoras. Conocí de casos en escuelas rurales en donde, por toda comunicación, se les mandaban las tareas por mensajes de WhatsApp a los alumnos, si es que tenían celulares ellos o sus padres, y las debían de entregar cada semana físicamente a la escuela correspondiente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/pueblos-desiertos-y-ninos-sin-futuro.html).

Pero, de todos modos, a los que sí tuvieron acceso a las clases en línea, se les debió de aplicar un diagnóstico serio, para medir su efectividad. Pero no, como dice Ricardo, “a la mera hora del regreso”.    

Así que ese es el negro y adverso ambiente, en medio del cual, se impone un regreso a clases presenciales, precipitado e irresponsable, a todas luces.

Y ya se advirtió que “no se cerrarán las escuelas, a pesar de que se detecten contagios" (ver: https://www.jornada.com.mx/2021/08/25/politica/005n1pol).

O sea, como en la guerra, no importa cuántas bajas haya, con tal de que los soldados rasos, sigan peleando.

Es evidente, pues, el desdén con que se está tratando a los mentores. “No les importa si nos contagiamos o en qué condiciones estamos regresando. A como dé lugar, tenemos que dar ya las clases presenciales”, dice Ricardo, con cierta resignación.

Y como en la guerra, las “bajas”, son inevitables, con tal de que los poderes fácticos que las imponen, sigan haciendo buenos negocios.

Así que más le valdría a López Obrador decir que el regreso a clases presenciales es “vital”, no porque los niños se hayan afectado psicológicamente, sino que fueron los bolsillos de los empresarios, los que resultaron perjudicados.

Eso es más creíble.

 

Contacto: studillac@hotmail.com