viernes, 5 de marzo de 2021

La pandemia y sus estragos económicos

 

La pandemia y sus estragos económicos

por Adán Salgado Andrade

 

La presente pandemia, es resultado de tanta depredación ambiental que hemos provocado al planeta. La invasión y alteración de hábitats naturales, como bosques y selvas, ha provocado que gérmenes de animales silvestres que residen allí, salten al ser humano, ya sea por la ingesta de tales animales o porque esos patógenos se esparzan vía aérea, terrestre o acuífera (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/03/cientificos-chinos-previeron-hace-un.html).

Ya, al momento de escribir estas líneas, van 116,622,522 contagios y casi 2 millones, 600 mil muertos (ver: https://www.worldometers.info/coronavirus/).

Más de 92 millones, por fortuna, se han recuperado.

Sin embargo, lo que no se está recuperando, es la economía mundial. China, país que produce mayoritariamente para exportación, ha visto disminuir su actividad industrial, debido a que la demanda de sus exportaciones, es muy débil (ver: https://apnews.com/article/beijing-china-coronavirus-pandemic-economy-6b4f88c960eab209c37adc1370a65807).

Y la economía de cada país, igualmente, ha sido brutalmente afectada. Estados Unidos, está teniendo tantos desempleados, que ya hay millones que a diario solicitan raciones de comida, pues ni para alimentos tienen ya dinero, de meses sin haber trabajado (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/inseguridad-alimentaria-en-estados.html).

Así que si eso pasa en China, Estados Unidos o en todo el mundo, México, no es la excepción.

Y bastó que hiciera algunas preguntas entre mis estudiantes del semestre que inicia, para comprobar cómo los efectos económicos de la pandemia, han afectado mucho, sobre todo a los estratos “medios”, si todavía podemos emplear esa clasificación.

En efecto, muchos, se vieron afectados en su salud, contagiándose del covid-19, varios. Por fortuna, lograron curarse y, aunque con algunas secuelas – falta de olfato, mareos, dolor pulmonar, debilidad, sofocamiento –, que les llevarán algunos meses en desaparecer, manifestaron estar de “buen ánimo” para seguir adelante y emprender un nuevo semestre.

También, algunos, un 30%, han sufrido pérdidas de vidas, como padres, madres, hermanas o hermanos, tíos, abuelos…

Pero lo han tomado resignadamente. “Son inevitables las muertes”, me dijeron algunos.

Eso muestra que la pandemia, con masivas muertes, ha acostumbrado a la gente a tomar tales decesos con naturalidad, inevitablemente. Eso es bueno, pues los ha preparado mejor ante esas imprevistas muertes. “A estas alturas, ya todos sabemos de familiares o amigos que han fallecido”, comentó una de mis estudiantes.

En efecto, nuestras raíces mexicas, que veían en la muerte, no un dolor, sino algo alegre, pues el espíritu del fallecido trascendía, se iba al Mictlan, se están manifestando ahora.

Pero en la cuestión económica, es en donde casi todos, concordaron en que la afectación ha sido brutal, cambiando totalmente sus vidas.

Para comenzar, aunque algunos han conservado sus fuentes de trabajo, ellos o familiares, los gastos médicos, derivados de tener un enfermo por la pandemia en casa, han sido muy altos. Y con tal de asumirlos, han debido de recortar gastos en otros rubros. “En mi casa, teníamos que recargar seis veces un tanque de 600 litros de oxígeno, que sólo dura dos horas, y que cuesta siento setenta pesos, para que mi papá pudiera respirar”, comentó un chico. Imaginen, más de mil pesos diarios, para obtener ese vital oxígeno pasa su padre. Obviamente, es un gasto excesivo, aun cuando no se hubiera perdido el empleo.

En otros casos, debido al cierre de muchas actividades o que sólo se han desempeñado parcialmente, muchas y muchos de mis estudiantes, perdieron sus empleos. “Yo, me dedicaba a animar eventos de todo tipo, pero cerraron todo, y tuve que cambiar de giro. Ahora, vendo cubrebocas y hago ropa”, dijo una chica. Sí, era buscar algo qué hacer, para sortear la crisis, en vista de que el empleo anterior, de repente, se suprimió brutalmente.

De los estudiantes que trabajan, alrededor de un sesenta por ciento, lo hacen o lo hacían.

Muchos, que perdieron sus empleos, iniciaron venta de cosas, como tenis o ropa, por internet, lo cual, les ha ayudado un poco. “Vendo dos pares de tenis a la semana y me gano quinientos o seiscientos pesos. Y ya es algo”, comentó un chico. Como muchos viven con sus familias, ese dinero extra que sacan, es casi para sus gastos, aunque, a veces, contribuyen con lo que se requiera para su hogar. “No necesito mucho trabajar, la verdad, pero así, no les doy molestias a mis papás y me siento más independiente”, dijo un chico, al respecto.

Y encontré de todo, en cuanto a empleos de ellos: repartidores de comida, por aplicaciones (UberEats, DidiEats o directamente de algunos restaurantes), meseras, carpinteros, herreros, colocadores de puertas y ventanas de aluminio, conductores de Uber, telefonistas de call centers, empleados de constructoras (muy pocos, sólo dos), colocadoras de uñas, vendedores de tiendas, bailarines (éstos, desempleados, por el momento), ventas de ropa y zapatos en tianguis, empleados en negocios familiares, cantantes en taquerías, costureros, renta de cuatrimotos… y así.

Un caso especial, fue el de una chica, muy entusiasta y luchona, que trabaja en un rancho en Hidalgo, cuidando y ordeñando a cincuenta vacas, además de realizar todo lo que se requiera. “Llevo la pastura, manejo el tractor y todo lo que se necesite”, dijo, muy orgullosa. Muy bien. Siempre es bueno que haya mujeres con tanta iniciativa y tesón.

Como se ve, están dedicados, principalmente, a la prestación de servicios. Seguramente, en muchos casos, dado el alto desempleo que, de por sí, hay en el país, muchos y muchos de ellos, seguirán desempeñando trabajos así, luego de que finalicen sus carreras.

Los horarios, también varían, desde el medio tiempo, por las tardes, fines de semana y hasta horario completo, gracias a las clases en línea, que ha sido una parte benéfica, como me comentaron varios. Así que muchos atienden las clases en línea, desde sus trabajos, en sus celulares. Muy bien, se notan sus ganas de progresar y, como pueden, se las han ingeniado para trabajar, que es vital para contribuir a la economía de los hogares de la mayoría y estudiar al mismo tiempo.

Los sueldos, variaron, desde unos quinientos pesos semanales, dos mil, hasta diez mil pesos mensuales (los que están en empresas constructivas).

Pero casi todos estuvieron de acuerdo en que disminuyeron sus ingresos, debido a la pandemia.

O que por aquélla, inevitablemente perdieron sus empleos, que trabajaban como meseros o en despachos. “Me dijeron que me llamarían en abril (del 2020), pero nunca me llamaron”, dijo un chico.

Por ejemplo, varios cuyas familias tienen negocios familiares, como venta en tianguis o venta de alimentos, como tamales, sopes, quesadillas o pan, se han visto muy afectados. “Sí, en mi casa, nos hemos tenido que limitar mucho”, algunos comentaron.

En cuanto a los empleos de sus padres o hermanos, también fue muy variado. Algunos, son ingenieros, doctores, maestros, comerciantes, supervisores de logística, obreros, carpinteros, herreros, vendedores en semáforos, pensionados, abarroteros, carniceros…

Pero en todos los casos, se nota que les interesa que sus hijas o hijos, se superen, que tengan una carrera, como la que algunos de ellos, no tuvieron.

Como señalé arriba, los que tienen negocios, como venta de ropa o comida, carpinterías o talleres mecánicos, se han visto muy afectados. “Por eso, sigo trabajando”, me dijo una chica, “para ayudar a los gastos”.

Sin embargo, algo que noté, con gran satisfacción, fue que tanto las chicas y los chicos, así como sus padres, muestran una gran animosidad, ante los adversos tiempos que vivimos.

Y a pesar de haber enfermado, haber perdido a un ser querido o de enfrentar una muy grave crisis económica, se muestran positivos, siguen luchando, para salir adelante. “Estoy con toda la actitud. Y espero que esto termine pronto”, fue la generalizada respuesta de muchas y muchos.

Gracias a esa resiliencia social, es que este depredado, saqueado país, sigue adelante.

Mis parabienes a todas ellas y ellos.

Contacto: studillac@hotmail.com