miércoles, 19 de mayo de 2021

Square Shooter, una novela de vaqueros respetuosos de la ley

 

Square Shooter, una novela de vaqueros respetuosos de la ley

Por Adán Salgado Andrade

 

Los westerns, o sea, las novelas sobre cowboys, son un género literario estadounidense, que tuvo su boom entre los 1880’s y los 1960’s, con las correspondientes versiones cinematográficas de varias de las novelas (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Western_fiction).

Un actor como John Wayne (1907-1979), fue uno de los más exitosos intérpretes de ese género y filmes como The Searchers (Los buscadores) (1956), Stagecoach (La diligencia) (1939) o The Night Riders (Viajeros nocturnos) (1939), son algunos de sus muchos westerns, gracias a los cuales, se le identificó, desde entonces, como un intérprete que hacía predominantemente papeles de cowboy (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/John_Wayne_filmography#Filmography).

El género cinematográfico fue tan demandado entre los 1940’s y 1970’s, que muchos países, como Italia, incursionaban en él, en lo que se dio en llamarse spaghetti western, que abarcaba los filmes europeos de ese género  (ver:  https://en.wikipedia.org/wiki/Spaghetti_Western).

Directores como Sergio Leone (1929-1989), realizaron magníficos westerns, como el muy aclamado The Good, the bad and ugly (El bueno, el malo y el feo) (1966), estelarizado por un muy joven Clint Eastwood, de tres hombres que confrontan su pasado y se enfrentan entre sí. La forma tan distinta de presentar esa cinta, revolucionó el género.

Incluso, México produjo varios westerns que el famoso Mario Almada (1922-2016) interpretó, como el muy famoso filme El tunco Maclovio (1970), dirigido por el mexicano-estadounidense Alberto Mariscal (1926-2010) coestelarizado con Julio Alemán (1933-2012), muy exitoso, probablemente por la influencia cinematográfica hollywoodense del director.

Otro western mexicano, muy aclamado, Cinco mil dólares de recompensa (1974), dirigido por Jorge Fons, estelarizado por Claudio Brook (1927-1995) y Pedro Armendáriz Jr. (1940-2011), es otro ejemplo de muy hollywoodense influencia.

Recientemente, terminé la lectura de una novela del género, escrita por William MacLeod Raine, de quien, desafortunadamente, no pude encontrar datos biográficos. Publicada en 1936, es ejemplo de un muy inteligente western, en donde impera la ley, no las frecuentes balaceras, que nunca se castigaban, de la mayoría de las cintas de ese género.

El personaje principal, Cole Sanborn, tiene una muy mala fama, pues ha debido matar a algunos durante su vida, pero porque fue inevitable. De unos treinta años, lo que le agrega a esa mala reputación es que falsamente lo acusan de haber asaltado recientemente un tren, el K. & J., pues la descripción del cartel, que hasta ofrece una recompensa de $1,500 dólares, concuerda con el paliacate y las botas que suele usar.

Pero su momento de reivindicación llega cuando Mary Landis se le acerca para pedirle que trabaje para ella, en su rancho Lazy B, que recibió como herencia, al morir el tío de ella, Jed Burrows.

Hay un despiadado y corrompedor ranchero, Chet Radbourne, que domina al pueblo de Jonesboro, así como a toda la región y a sus autoridades. Y por su prepotencia, ha tomado bajo su “protección” a Mary, a quien casi mantiene como una presa en su rancho, el Circle 3 T.

A pesar de que Mary conoce la mala reputación de Cole, como dije, le pide que trabaje para él. “No, señorita, no podría ser su capataz, pues no tendría valor jurídico para protegerla del todo. Lo mejor sería que usted se casara con un hombre valiente y responsable, que la protegiera de ese rufián y le ayudara a recuperar su rancho”, objeta Cole. “Pues, entonces, casémonos”, propone Mary.

Pero Cole no está muy convencido de que él sería la mejor persona para casarse con ella y protegerla. “Por favor, véalo sólo como un contrato, seremos socios”, se obstina Mary.

Y Cole, no puede resistirse, porque, además de que Mary es muy bella, tiene ese aplomo, esa energía que Cole necesita para llevar a cabo esa difícil tarea, que hasta podría costarle la vida, pues ya, en el pasado, se había enfrentado a Chet, a quien había abofeteado por la forma tan indigna en que lo trató, cuando trabajó en su rancho.

Y así comienza la aventura de rescatar al Lazy B.

Jerry Haskell, capataz del rancho de Chet, es el más acérrimo enemigo de Cole, y quien más lo acusa del robo del tren. El sheriff Magruder, la autoridad de Jonesboro, un tipo decente y honesto, frecuentemente es demandado por Haskell, “para que cumpla su deber, y encierre y cuelgue a ese delincuente de Cole”, pero Magruder se justifica que, con el paliacate sobre la cara, no puede precisar, realmente, si Cole fue el asaltante, en donde uno de los maquinistas, fue asesinado.

Cole se pone a reunir a viejos amigos, para la osada empresa. Se encuentra con Rusty, Dave, Pete, McCoy y hasta con un desertor del rancho de Chet, un tal Slim, quien habría de ser de mucha ayuda.

Y con mucha inteligencia, pero, sobre todo, dentro de la legalidad, Cole logra asestar dos golpes que dañan la reputación de Chet como un malvado. Una, cuando logra apresar a los hombres de ese ranchero que se habían apoderado del Lazy B, sin disparar un solo tiro.

El otro golpe, fue cuando, en lugar de que les tendieran a Cole y a sus hombres una emboscada, otros pistoleros de Chet, encabezados por Haskell, aquéllos lograron sorprenderlos. Los amarran a todos, incluyendo a los del Lazy B, y a sus caballos, recogiéndoles todas sus armas, y los llevan en fila india hasta el Circle 3 T, en donde un atónito, incrédulo Chet los recibe y los reprende por su ineptitud, de que sólo cinco hombres hubieran logrado capturarlos. Había secuestrado de nuevo a Mary y aprovecha Cole para rescatarla.

Los caballos, son llevados a Jonesboro, así como las armas, las que son inutilizadas con golpes de martillo, que el herrero local, les propina.

Cole regresa a Mary, otra vez con el abogado Hal Peters y su esposa, la señora Peters, quienes, con mucho gusto, se habían encargado de la custodia de ella, en lo que el rancho se recupera, “si es que alguna vez se recupera”, razonaba Peters. También, él se encarga de arreglar todos los papeles legales que sentencian la propiedad del Lazy B a Cole, para que, así, tenga total control de la situación y el ambicioso Chet, no pudiera objetar nada.

Lo que más molestaba a Chet, era que Mary se hubiera casado en menos de una hora, justamente, cuando Haskell la había llevado al pueblo, para que se corroborara que Chet tenía el “control legal” de la chica.

Luego de las humillaciones a las que han sido sometidos Chet y sus hombres, llega el momento de la ofensiva. Primero, uno de sus pistoleros a sueldo, un tal Jordan, pretende matar a Cole en la cantina, pero falla tres tiros, pues estaba borracho y uno muy certero de Cole, lo mata. Como estaban de testigos todos, hasta el comisario Magruder, no se levanta cargo alguno, pues había sido en “defensa propia”.

Cuando habían secuestrado a Mary, Chet la quería obligar a que firmara un papel en donde se anulara el matrimonio, pues “ese rufián de Cole, te obligó, Mary”, le dijo Chet, muy enojado. Pero ella se opuso. Chet estuvo a punto de golpearla, cuando le llegaron las noticias de que su pistolero estrella, Jordan, fue matado por Cole, “de un solo tiro, jefe”, le informa el trabajador que le dio el mensaje.

Luego, Haskell y su banda, se encuentran a Rusty y a Morse, otro de los reclutas de Cole, quienes habían matado a una vaca, para desollarla y que se alimentaran todos los hombres de Cole, quienes estaban en un campamento, en medio del bosque. Los llevan al Circle 3 T, en donde Chet los amenaza con colgarlos, si no le revelaban el sitio en donde acampaba Cole. Rusty le dice que tenga clemencia, “así como Cole la ha tenido con tus hombres, que no ha matado a uno solo”. “Eso lo veremos”, amenaza Chet, quien pone como condición para no matarlos, que le digan en dónde se esconden Cole y los suyos.

Morse, muy joven, se quiebra, y decide enseñarles el sitio. A Rusty, lo encierran y amenazan a Morse con que si da falsa información  a ambos los matarán. Chet es un hipócrita, que, cuando está en peligro, se muestra muy pusilánime, muy cobarde, pero cuando está en ventaja, es todo un prepotente malvado.

Alguien del pueblo, ve a lo lejos cuando los llevaban al Circle 3 T y le avisa a Cole.

Cole decide rescatar a Rusty y a Morse y organizan llegar sigilosamente al Circle 3 T, en donde sorprenden a Chet, a quien toman como rehén.

El enfrentamiento es muy desigual, pues sólo son seis, ellos, contando a Cole, contra unos veinte pistoleros de Chet.

Haskell, airado, intenta quemar la casa en donde se encuentran, a pesar de que tienen a Chet como rehén.

Pero falla su plan. Cole, quien ya tiene arrastrando viejas rencillas con Haskell, ondea la bandera de la paz y lo reta a un duelo, en esa noche de Luna. Haskell, se rehúsa, al principio, pero sus subalternos casi lo obligan a aceptar. “Siempre nos mandas al frente, para que te defendamos el trasero, pero nunca te has enfrentado a nadie, Haskell”, le dice uno de ellos.

Haskell, muy nervioso y enojado, acepta el reto, pero sabe que Cole es muy buen pistolero y piensa que no saldrá vivo de esa. Para sorpresa de sus subalternos, justo cuando van caminando hacia el sitio en donde él y Cole se enfrentarán, Haskell, repentinamente, corre hacia donde está su caballo, lo monta y huye del sitio, como el gran cobarde que es.

Los otros, mejor se rinden, viendo que los treinta dólares al mes que les paga Cole, no valen la pena para seguirse muriendo o terminar heridos. Ya tres habían muerto, y varios, estaban heridos. “Ya, Cole, esto se acabó para nosotros”.

En ese momento, el comisario Magruder y un grupo de hombres, avisados por Mary, a quien un ex trabajador de Chet, Gray Shirt, le avisa sobre que estaban sitiados Cole y sus hombres, llegan al Circle 3 T, se encargan de los heridos y de capturar a Chet, al que le podrán probar todos los cargos de corrupción con las autoridades, en los que ha incurrido.

Mary había ido a buscar a Cole al Circle 3 T, temerosa de que no volviera a verlo más. Se encuentra con el cobarde de Haskell, quien trata de secuestrarla para matarla, pero ella huye, dándole un fuetazo en la boca. Eso, enfurece al rufián, quien la fuetea a su vez. Y está por matarla, cuando los gritos de dolor de Mary, son escuchados por otros sheriffs que se dirigían al Circle 3 T y gracias a ello, Haskell huye y la deja en paz.

Cuando Mary llega al rancho, se encuentra con Cole y ya ambos, evidencian que se aman, que lo suyo no es ya un mero compromiso de “socios”, sino que el amor se va imponiendo. Mary, no quiere decirle de su encuentro con Haskell y de que la golpeó, pero Cole se entera por los comisarios que la rescataron.

“Esto, no puede quedarse así, Mary”, le dice Cole, prometiéndole que lo va a buscar y no lo matará.

Y así es, junto con Slim y Gray Shirt, Cole va a la caza de Haskell. Se dividen para buscarlo.

Para su desgracia, Haskell lo halla primero. “Di tus últimas palabras, Cole, ya estoy harto de ti”, lo amenaza, a punto de dispararle. “Si lo haces, Slim y Gray Shirt, de todos modos te hallarán. Mejor te vuelvo a retar a que peleemos a puño limpio y si ganas, te puedes ir. Si gano, te llevo a las autoridades”.

Haskell acepta, pues no tendrá que morir, como pudo haberlo hecho en el duelo del que huyó. Además, sabe que Cole cumple su palabra y si pierde, lo dejará ir. Por otro lado, Cole le da a entender que sospecha que él, Haskell, fue quien había robado el K. & J. y que tenía el dinero del hurto.

Pero Cole es muy bueno y fácilmente lo noquea. Llegan Slim y Gray Shirt, montan a Haskell, inconsciente, a su caballo y lo llevan de regreso al Circle 3 T.

Cole, se dirige a Jonesboro, a encontrarse con Mary. “Tal como te lo prometí, querida, no lo maté, sólo lo noqueé y lo llevé al comisario. Ya comprobaron que robó el tren y que mató al empleado y seguramente lo colgarán, como bien lo tiene merecido”, le dice Cole a su esposa, quien, como él, no puede disimular el amor que ya siente por Cole. Y se besan largamente.

Un romántico final, como podría esperarse, de este western, en donde, en todo momento, hubo pocos disparos e imperó la ley.

 

Contacto: studillac@hotmail.com