lunes, 18 de febrero de 2019

El alarmante incremento de los suicidios mundiales


El alarmante incremento de los suicidios mundiales
por Adán Salgado Andrade

En estos muy caóticos, críticos tiempos, en donde un futuro, ya no digamos decente, sino de sobrevivencia, es cada vez más complicado, para muchas personas, cada vez más el suicidio, es decir, el acto de quitarse la vida uno mismo, es una recurrente, extrema solución, muy lamentable, pero para quien así decide “resolver” los problemas que lo o la embargan, es la única salida.
Eso se ha agudizado muchísimo entre las personas que tienen problemas económicos, especialmente los grupos de más bajos ingresos, pero hay suicidios por otras razones. Personas con enfermedades terminales, por problemas pasionales, amenazados de muerte, despidos, presiones laborales y sociales… y más, llevan al suicidio.
Recientemente, el diario Daily Mail, en su edición digital, publicó un estudio efectuado por investigadores de la Universidad de Washington, mostrando pasmosas cifras en cuanto a ese problema (ver: https://www.dailymail.co.uk/health/article-6675283/Rise-number-suicide-deaths-despite-huge-drop-global-rate.html).
Comienza el artículo señalando que en el 2016, 817,000 personas se suicidaron en el mundo, 6.7% más que en 1990, cuando se quitaron la vida 765,000. Eso, a pesar de que la tasa mundial disminuyó, de 16.6 muertes voluntarias en el primer año, a 11.2 en el 2016. Eso, porque como la población mundial se ha incrementado, por cantidad, son más suicidios ahora.
Son los hombres los que más se suicidan, muy probablemente porque la mayoría llevan la carga económica, claro, los que son responsables, y no saben qué hacer cuando se quedan sin trabajo y son el sostén de la familia. Y es que, en estos tiempos de desempleo, es muy difícil conseguir una ocupación, en especial, una que pueda satisfacer los requisitos de un jefe de familia, por ejemplo, sobre todo si del que se fue despedido era uno de muchos años con un regular o buen sueldo.
Eso ocurrió, por ejemplo, en Japón, entre 1991 y el 2010, debido a un periodo de estancamiento económico, que llevó a muchos suicidios, sobre todo de hombres, incapaces de hallar una salida al desempleo o a situaciones de privaciones económicas. Esos suicidios aumentaron conforme varias instituciones bancarias se fueron a la quiebra y con ellas, cientos de puestos laborales, sobre todo de gente con muy buenas posiciones. Podría decirse que fue una especie de crack bursátil muy al estilo del de 1929 de Wall Street, cuando por las decenas de quiebras, muchos afluentes hombres de negocios y empresarios, al perder repentinamente sus fortunas, preferían suicidarse aventándose de altos edificios.
Como señalé, a pesar de que están disminuyendo los índices mundiales de suicidas, no se “está ganando la batalla para evitarlos”, indica el doctor Paul Nestadt, de la escuela de medicina de la universidad John Hopkins, quien afirma que los intentos por disminuir los suicidios han funcionado en países como Sri Lanka, pero no en otros como Rusia o Estados Unidos, lo que indicaría problemas más graves que sólo pobreza.
De hecho, el suicidio ha sido reconocido como un problema de salud pública por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por ello, la ONU pretende reducir en diez por ciento los suicidios para el 2020. Pero, a como van las cosas, es muy difícil de lograr, sobre todo porque ya se ve venir una nueva y más profunda crisis económica mundial del capitalismo salvaje, la que empobrecerá a millones más de personas o las dejará sin empleo.
Medidos en años de vida, esos suicidios equivalen a 34.6 millones de años, es decir, esa gente que decidió acabar con su vida, pudo haberla brindado para el bienestar social en tal cantidad. Lamentable, pero, como señalé, para muchos, es ya la única salida.
Las mujeres son las que menos se suicidan, pero, aclara el doctor Nestadt, eso es porque los hombres eligen métodos para matarse más letales que los de las mujeres. Por ejemplo, usan armas más frecuentemente, que es muy difícil que fallen.
Las regiones en donde se han dado muchos más suicidios son Australasia, Europa Central, Europa Oriental, la región de Asia-Pacífico, de alto ingreso, así como Estados Unidos y Canadá, también de altos ingresos. El país con la tasa más alta de suicidios del mundo es Groenlandia, quizá porque es la región menos habitada y más fría del planeta, lo que produce, de acuerdo a los expertos, efectos psicológicos adversos, que influyen en el estado de ánimo y conduce a la depresión. De hecho, en los países australes, en época de invierno, cuando los días son cortísimos, aumentan los suicidios, debido a la combinación de poca luz e intenso frío (quizá sea por ello que muchos europeos que viven en países como Groenlandia o Finlandia buscan vivir en países latinoamericanos o caribeños).
En Estados Unidos, por ejemplo, el mayor número de suicidios se da entre los veteranos de guerra, por los traumas que les dejan las guerras. De ellos, alrededor de de ocho mil se suicidan cada año (ver: https://edition.cnn.com/2013/09/21/us/22-veteran-suicides-a-day/index.html).
En el 2016, señalan los investigadores, el índice más bajo de suicidios se dio en Latinoamérica y el Caribe, en tanto que el más alto se dio en Sur-Asia. Por ejemplo, en ese año, entre las mujeres, cinco de cada diez que se suicidaron fueron hindúes. Muy probablemente pobreza y la condición de sumisión en el que se mantiene a muchas mujeres de la India, sean las causas (el hecho de que se les obligue a casarse con quien no desean, por ejemplo).
El estudio también señaló que los países de Europa Central con más suicidios son Ucrania, Rusia y Lituania. Especialmente en Rusia, se halló que 60% de los suicidas tuvieron una alta concentración de alcohol al momento de la muerte, lo que indicaría que beben para darse valor o que la embriaguez es la que los lleva a cometer suicidio. Y como mucha gente posee armas desde los tiempos de la Unión Soviética, éstas les, digamos, “facilitan” el suicidio, pues no se alcanza el nivel de sufrimiento de quitarse la vida, por ejemplo, mediante ahorcamiento o arrojándose al vacío desde un alto edificio.
Muchas personas no mueren justamente por el método elegido, como señala el artículo, que muchas veces no es tan letal, como tomar pastillas, las que muchas veces, sólo intoxican, pero no matan. Otros ingieren pesticidas, letales muchas veces, pero si son vomitados, la víctima puede sobrevivir.
En fin, se califica de cobarde al suicida, pero no es tan fácil quitarse la vida.
Y mientras este materialista sistema siga imponiendo como “valor” que se tenga mucho dinero y muchas cosas, la gente que no logre esa “meta” se frustrará y podrá llegar al nivel de que sólo el suicidio será su “salvación”.
Debemos entender que es más valioso alcanzar un nivel de satisfacción espiritual satisfactorio a volverse rico. El rico es mezquino, individualista e infeliz, pues nunca, cualquier monto de riqueza le atraerá la felicidad.
Si no fuera eso así, entonces, ¿por qué, también, entre los ricos, hay un buen número de suicidios?