lunes, 12 de noviembre de 2007

El outsourcing en R&D

El outsourcing en R&D

Por Adán Salgado Andrade

De nueva cuenta, el capitalismo central, con sus constantes tácticas de bajar el precio de todo lo que hace para ganar más, para aumentar sus utilidades, está creando una creciente tendencia a ceder, no sólo la manufactura de sus productos (como hace con las maquiladoras), sino también ya, ahora, se está dando por contratos la investigación y diseño de muchos de tales productos. El problema para las empresas es que entre más inviertan en sus instrumentos de trabajo (maquinaria), con tal de producir más artículos por unidad de tiempo, la ganancia real se reduce, pues la inversión en mano de obra va decreciendo y este concepto es el único que produce mayor valor al final del proceso productivo. Por ello, cuando hace años, ya no fue posible seguir reduciendo los precios de producción en base exclusivamente a la maquinización, el capitalismo se vio en la necesidad de reducir el precio de la fuerza de trabajo relocalizando las fases finales de la manufactura de sus productos. Así que se pensó en los países subdesarrollados y allí se establecieron filiales de las corporaciones centrales. En principio, esas filiales, bautizadas como maquiladoras (sweat shop), casi exclusivamente se ocupaban de los procesos terminales, tales como el ensamblado o el armado final, empleando las partes que les llegaban de la matriz del país que estuviera empleando ese sistema. Por ejemplo, los vehículos estadounidenses como Ford o Chevrolet, se armaban en México, y a dichas filiales se les llamaba, justamente, armadoras. Estas actividades, conocidas como empleos de cuello azul (Blue collar jobs, en referencia al cuello del overól azul empleado por los obreros estadounidenses), permitieron reducir sustancialmente los precios de la fuerza de trabajo y bajar, así, los costos de producción. Conforme la maquinaria fue haciéndose más sofisticada y se ampliaron sus operaciones, se posibilitó no sólo armar en las maquiladoras, sino también fabricar varias de las piezas empleadas. Así, por ejemplo, ya se comenzó a hacer el monoblock de los automóviles y otras partes. Y no paró allí el proceso de abaratamiento de la fabricación, sino que cuando cada vez más países estuvieron en condiciones de irse incorporando a la fabricación, debido a la transferencia tecnológica(1), el capitalismo central hasta el lujo se dio de dividir las tareas entre todos. Así, mientras unos hacían, digamos, el monoblock o la suspensión, otros hacían las llantas, otros, la carrocería, otros, los vidrios, otros, el tablero, y así, de tal forma que la hechura de gran parte de los vehículos ya no se realizaba en el país de origen, sino que estaba repartida(2). Lo que dicho país, digamos Estados Unidos, continuaba haciendo, y hace, eran los diseños de los autos, así como las líneas de producción y las máquinas para fabricar dichos vehículos y algunas de las partes, sobre todo, las más sofisticadas, las más difíciles de hacer, aquéllas que los países maquiladores aún no estaban (o están) en condiciones de fabricar, pues no estaban (o están) tan avanzados sus sistemas manufactureros. O se trataba, en todo caso, de los llamados secretos industriales, tecnologías vitales para que el capitalismo pudiera conservar la delantera y el control tecnológico sobre los demás.
Sin embargo, tantos esfuerzos, al final, no fueron suficientes, pues al emplear el resto de las corporaciones el mismo modelo maquilador basado en salarios bajos en países subdesarrollados, la ventaja inicial para las empresas que inauguraron el modelo, se perdió, de tal manera que, de nuevo, la competencia por los mercados se volvió intensa y pareja. Hubo, entonces, que hallar otra forma de abaratar los costos, con tal de innovar y diversificarse. Sí, porque si el capitalismo no innova, es decir, no ofrece nuevos productos, corre el riesgo de volverse obsoleto. Y si no se diversifica, es decir, no abarca más actividades de las iniciales, muere ante la competencia(3). Y dicha competencia no la ofrecen sus viejos adversarios, sino cada vez más empresas jóvenes, sobre todo, de países subdesarrollados, las cuales, con los años, terminaron absorbiendo y mejorando la transferencia tecnológica que el capitalismo central les fue pasando a través de la maquilación, como veremos más adelante. Así que, recientemente, se pensó en subcontratar las actividades administrativas para abaratar los costos de organización y ejecución de las empresas y así, el capitalismo central(4) comenzó a exportar empleos de cuello blanco, es decir, concesionar el trabajo, por ejemplo, de administrar la producción mediante la informática alquilando a programadores de países como la India o México, inclusive, para crear el software requerido, procedimiento conocido como outsourcing. Con ello, las corporaciones también han logrado importantes ahorros, ya que no es lo mismo pagarle a un programador estadounidense el diseñó de un software, que cobrará a razón de 45 dólares la hora o $70,000 dólares al año, que a uno hindú, el cual cobrará 15 dólares la hora o unos $8,000 dólares anuales. De hecho, India, actualmente, constituye el país que más ha desarrollado las actividades de outsourcing, empleando alrededor de 137,500 empleados, lo que le genera casi $9,000 millones de dólares al año en entradas. Y gracias al Internet, ni siquiera tiene ya ese trabajador que estar físicamente en EU.
Esos empleos de cuello blanco (White collar jobs en referencia a los cuellos de las camisas blancas de vestir del personal de oficina), es decir, el personal administrativo-organizativo, que se creían tan exclusivos de los países desarrollados por su aparente complejidad, dejaron de serlo, como ya señalé, a causa de la globalización del know-how, de tal forma que si antes, en naciones tales como EU, las protestas por la exportación de empleos provenían de los sindicatos obreros, actualmente surgen ya también del personal de oficinas, muchos de ellos no sindicalizados que han visto, así, eliminados sus empleos, pues su patrón prefirió dárselo a un hindú, un mexicano o un coreano, con tal de ahorrar más.
En la siguiente tabla, se muestra la creciente tendencia a subcontratar servicios administrativos que las empresas estadounidenses harán para el año 2007:


Actividad 2007
Desarrollo de software 47%
Mantenimiento de software 47%
Organización de la informática (IT) 47%
Soporte telefónico informático 40%
Red de monitoreo a distancia (call centers) 39%
Rediseño de software 36%
Administración de sistemas 25%
Administración y operaciones informáticas 24%

Lo que esto demuestra es que, como en toda época de evolución industrial, se va generalizando, estandarizando cierta tecnología, en el afán capitalista de disminuir sus gastos hasta lo mínimo posible, reservándose para sí (los países desarrollados) la llamada tecnología de punta, como veremos más adelante.
Sin embargo, ni eso, el ceder los empleos administrativos ha podido saciar la ansiosa necesidad de ahorrar más. Y se ha llegado, como dije, nada menos que a subcontratar lo que en EU se denomina R&D (Research and Development), o sea, la investigación y el desarrollo. De esta forma, varias empresas han optado por reducir sus labores de investigación y de invención y, sin escrúpulos de ninguna especie, ya están encomendando de unos cuatro o tres años para acá tales labores a empresas con un nivel tecnológico que les permite ejecutar dichas labores. Incluso, la empresa IBM decidió vender parte de su división fabricante de computadoras personales al mayor de los grupos chinos fabricantes de aquéllas, Lenovo Group Ltd., en la cantidad de $1750 millones de dólares, arguyendo IBM que era una división “con pobres márgenes de ganancia, por lo que se optó por venderla e invertir en tecnologías más prometedoras”. La única condicionante es que las computadoras sigan portando el logotipo de IBM, para que no se diga que esta compañía no sigue fabricando esas máquinas(5)
Este nuevo trend lo ha venido a establecer el que, sobre todo, empresas electrónicas líderes, fabricantes de celulares, PC’s, laptops, palmtops y gadgets(6) por el estilo, tales como IBM, prefieran también ahorrar una costosa investigación que en la práctica les permitirá aumentar los diseños ofrecidos y bajarlos de precio. Compañías tales como Cisco, Dell, Hewlett-Packard, Lucent, Motorola, Ericcson, Nortel, están aumentando la cantidad de productos que, bajo sus marcas, son en realidad diseñados y fabricados en el exterior, con lo que los presupuestos destinados a sus departamentos de R&D han tendido a disminuir considerablemente, en algunos casos a más de la mitad. Y las empresas encargadas de hacerlos son casi todas de países en vías de desarrollo: Cellon (EU, de las pocas de ese país), Compal (Taiwan), Flextronics (Singapur), HTC (Taiwan), Premier (Taiwan), Quanta (Taiwan), Wipro (India). Sus ventas eran en el año 2000 de alrededor de $28,000 millones de dólares, y se calcula que para el año 2007 serán de unos $115,000 millones de dólares.
Así, declaran los CEO’s de dichas compañías, además de bajar los precios en R&D, incluso, por menos dinero, se puede ofrecer una mayor variedad de productos bajo su marca. Por ejemplo, el diseño de un nuevo teléfono para Motorola y otras empresas, cuesta alrededor de 10 millones de dólares y unos 150 ingenieros para hacerlo. En cambio, si Motorola encomienda a Compal, o a Flextronics, dichas tareas, cualquiera de ellas le puede hacer tal diseño por 1 millón de dólares en la mitad de tiempo que le llevaría a Motorola y además, si el diseño es bien recibido, se lo puede incluso maquilar, diez veces más barato también. La ventaja para Motorola, aparte de los menores costos, por supuesto, será que podrá ofrecer una gama más amplia de modelos (diversidad, lo cual, como ya he señalado, es vital para que una empresa, dada la alta competencia, no sucumba ante ésta), mucho más sofisticados (innovación, que también es otra de las claves para sobrevivir), y estar en condiciones de ganarles a sus competidores (Nokia, Sony-Erikson, Toshiba). Sí, entonces, como todo se va reduciendo, al parecer, a ganar más, el capitalismo central está dejando de lado cuestiones tan fundamentales como el desarrollo tecnológico (el cual depende de la creatividad, la cual se aloja en el lado derecho del cerebro) y se está convirtiendo en mero intermediario. Incluso, en su afán por abaratar los precios, está deshaciéndose de conocimientos técnicos claves, pues, por ejemplo, para el diseño de un tipo de teléfono con ciertas especificaciones, tendrá que revelarle a, digamos, Flextronics, cómo hacer aquello que presentara más dificultades. Así, le cede a esa empresa conocimientos que a Motorola le llevó años investigar. De esa manera, Flextronics se apodera de ciencia estratégica, la que digerirá, estandarizará y convertirá en conocimientos técnicos generales, y poco a poco estará en condiciones de ofrecer sus propios modelos y, con un poco de ingenio extra (pues esas empresas evolucionan a partir de la cesión intelectual de tecnologías, es decir, las mejoran de alguna manera), podrá ofrecer mejores modelos u otras productos. Mi tesis es que quizá a EU no le afectará que Motorola quiebre, pues está dedicada a tecnología que se está estandarizando y que le beneficia (Wal-Mart se beneficia de las mercaderías baratas chinas), pero sigue invirtiendo en el core research, la tecnología fundamental, sobre todo para armamentismo, biotecnología y medicina. A pesar de la crisis y la disminución en el presupuesto federal y privado en tecnología, en Estados Unidos se invirtieron en el 2003 un total de $265,000 millones de dólares (aproximadamente la mitad del PIB mexicano) en R&D, equivalente a un 2.7% de su PIB (en Europa, por ejemplo, se invierte, en conjunto, sólo el 1.9%). Justamente el campo que más fondos tiene es el de la biotecnología, el cual en ese año recibió $25,000 millones de dólares. Sólo en el 2004, el gobierno elevó sus contribuciones a $89,000 millones de dólares, los cuales se invirtieron principalmente en investigación biomédica, armamentismo (como ya señalé arriba, este campo puede resultar fundamental en caso de que EU pierda el liderazgo tecnológico y económico en el mundo, garantizarse mercados mediante el expansionismo militar, como en su momento trató de hacer Alemania durante la primera y segunda guerras mundiales) y la tan mentada “seguridad doméstica” (otro campo de amplio desarrollo, ya que con el pretexto del combate al “terrorismo”, se idean nuevos métodos “científicos y tecnológicos” para “combatirlo” y se está obligando a los gobiernos del todo el mundo a adquirirlos, constituyendo excelentes negocios para las empresas que fabrican esos equipos “antiterroristas”). Entonces, por ejemplo, en eso sí, una empresa militar estadounidense no va a dar a maquilar un avión supersecreto o un tanque también supersecreto a una empresa china o taiwanesa, pues estaríamos hablando de tecnología de punta sumamente estratégica. Y eso es lo malo, que la superioridad tecnológica no se está dando o no se está aplicando a lo civil, a lo ecoamigable, sino que se están haciendo solamente armas. Incluso, la mayor parte de la bioingeniería lo primero que busca son aplicaciones militares(7). Esto porque es claro que, en cierto momento, EU querrá imponer su hegemonía a la fuerza (el expansionismo militar, como lo está haciendo con sus invasiones, tipo Iraq), y no por la competencia industrial en la que está quedando atrás, por lo menos en los productos de consumo generalizado (los así llamados allá consumer goods).
Finalmente, a pesar de tantos avances en R&D, es claro que el capitalismo está padeciendo una severa crisis, en donde ni el conjunto de todas esas nuevas inversiones ha logrado revertir la tendencia mundial del declinante consumismo, éste, pieza fundamental para la sobrevivencia del sistema.

Contacto: studillac@hotmail.com

NOTAS:

1. La transferencia tecnológica suele suceder de cuando en cuando, sobre todo en el momento en que la tecnología en cuestión tiende a generalizarse o a volverse obsoleta, especialmente si así conviene a los intereses del capitalismo central, más al tratarse de disminuir los gastos de fabricación.
2. Por ejemplo, para el Saturn, automóvil de General Motors, sólo se producen 70% de sus componentes en Estados Unidos. Pero autos como el Plymouth Crossfire de Daimler-Chrysler únicamente se hace el 1% en ese país, es decir, el restante 99% se hace en otros países. Así que este par de vehículos ya no resultan ser tan americanos.
3. Ejemplo de esta tendencia, lo ofrece la empresa japonesa Sony, la cual ha debido innovar, ofreciendo año con año, nuevos productos para inducir al consumo, pues si sólo se hubiera quedado fabricando radios y grabadoras, como inicialmente hacía, desde cuando hubiera desaparecido ante la brutal competencia. Por otro lado, se ha diversificado, y ahora, aparte de su división electrónica, posee estudios de cine – Columbia Pictures, MGM –, canales de televisión, cadenas noticiosas, actividades telefónicas – su asociación con Ericcson – y otras más que le han permitido, así, la sobrevivencia. Otro caso, es el de General Electric, empresa que hace más de cien años comenzó haciendo focos y en la actualidad es un conglomerado, que obtiene más de la mitad de sus ingresos de su división especulativa, GE Capital.
4. Con el término capitalismo central, me refiero a las corporaciones de los países más desarrollados industrialmente, como los del así llamado G-7 más Rusia.
5. De todos modos, fue también el atractivo para Lenovo, pues así se garantiza aumentar sus ventas si las máquinas continúan llamándose IBM y no Lenovo, una marca china, de dudosa reputación, que nadie conoce o muy pocos.
6. Es increíble la cantidad de artilugios – totalmente superfluos muchos de ellos – que dichas empresas producen y que nos hacen ver como sumamente necesarios.
7. Ver mi artículo “Tecnologías de la muerte y sus grandes avances”, en donde expongo dicha tendencia, la de aplicar la mayor parte de los avances científicos en primer lugar al desarrollo armamentista.