Las energías “verdes” también depredan y contaminan
Por Adán Salgado Andrade
La desperdiciadora, creciente necesidad energética, impuesta por el híperconsumismo, cortesía del capitalismo salvaje, ha llevado a un acelerado incremento del empleo de las energías fósiles. Son las que generan gases efectos invernadero, como el CO2 o el metano, los que se almacenan en la tropósfera, ocasionando el incremento de las temperaturas, que ya está llegando a niveles muy peligrosos, además de irreversibles. Pero en lugar de reducir el consumo energético, como una solución (lo cual implicaría reducir la sobreproducción que impone al mencionado híperconsumismo), ahora se buscan fuentes de energía “verdes” que sustituyan a las fósiles, como el petróleo, gas natural, el muy depredador fracking y el carbón (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/05/mas-energia-o-mas-desperdicio.html).
Esas cuestionables energías “verdes” tienen sus ocultos lados, que pueden incluso agravar más el problema que pretenden resolver.
Una de ellas es en la movilidad, que ahora se pretende mostrar a los autos eléctricos como la panacea climática. Pero no se señala que fomentarán todavía más el extractivismo, que ya es un verdadero problema, como puede verse por los irreversibles efectos que deja la megaminería. Esta actividad, depreda bosques, selvas y otros medioambientes, además de que para la extracción de, por ejemplo, una onza de oro (32 gramos), se necesita reducir a polvo una tonelada de piedra, además de los miles de litros de agua limpia que se requieren, a la que se adicionan muy tóxicos y hasta mortales químicos, para procesar el polvo resultante y que apenas rinda, el de más “ley”, la mencionada onza (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).
Las baterías que mueven a los vehículos eléctricos requieren de litio, grafito, cobalto y metales de tierras raras, lo que provocará que se abran miles de minas más, aparte de las ya existentes, para extraerlos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).
Y su extracción y procesamiento, son igualmente depredadores y contaminantes, como en el caso del grafito, producido mayoritariamente en China. La gente que vive cerca de esos “molinos” de grafito, a diario ve sus casas, ropa, autos y piel, cubiertos con un polvillo negro. Y se va a los pulmones, lo que ocasiona enfermedades respiratorias, muchas, graves y hasta mortales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/04/la-refinacion-del-grafito-para-las.html).
Además, si con los autos eléctricos, se pretendería sustituir a los aproximadamente 1,300 millones de vehículos de combustión interna que circulan en todo el mundo, esa masiva fabricación requeriría masiva combustión, agregando más gases efecto invernadero a la de por sí muy saturada tropósfera. Encima, su fabricación genera 70 por ciento más emisiones contaminantes que las de la de un auto de combustión interna,
Por si no bastara lo anterior, hay que considerar el consumo exponencial extra de electricidad que requerirían para cargar sus baterías. Muchos de esos autos son “tragones” de electricidad, equivaliendo a un auto de gasolina compacto, por lo que la producción de energía eléctrica tendría que incrementarse demasiado. Así que ¿dónde queda el beneficio ecológico? No son más que un nuevo impulso al consumismo masivo.
Ya científicos y personalidades están de acuerdo en que se ha sobredimensionado el papel de los autos eléctricos y proponen que se fabriquen menos y que sean compactos, entre otras cosas, como ciudades más compactas (en donde todo esté a distancia de 15 minutos caminando), mejor transporte público y hasta gratuito, calles peatonales, uso de bicicletas y, sobre todo, una reducción sustancial de la sobreproducción capitalista y el híperconsumismo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/06/cada-vez-es-mas-evidente-que-los-autos.html).
Otra energía “verde” se refiere a las granjas de viento, las que inutilizan las tierras en donde se establecen. Las existentes, son invasivas, restando tierras útiles a la agricultura y poniendo en peligro a la fauna local, además de que sus larguísimas aspas, al final de su vida útil, no pueden reciclarse (ver: https://www.bloomberg.com/news/features/2020-02-05/wind-turbine-blades-can-t-be-recycled-so-they-re-piling-up-in-landfills).
Por eso, se sugiere colocarlas en altamar, en donde serían menos dañinas para el medio ambiente marino, pero apenas se están experimentando, sobre todo, porque las fuertes corrientes oceánicas y tormentas, las pueden inutilizar en un instante (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/07/las-menos-invasivas-granjas-de-viento.html).
Otra cuestionable fuente de energía “verde” son los paneles solares, hechos de silicio, el principal material con que se fabrican. También invaden las áreas en donde se colocan, provocando efectos adversos.
Por ejemplo, en Calpulalpan, municipio de Tlaxcala, México, en el 2019, sin dar aviso, una empresa llamada “Engie”, sin autorización de los ejidatarios del lugar, construyó una estación solar, arrasando a cinco mil encinos, “algunos de más de 200 años” y alrededor de 750 magueyes, en unas 500 hectáreas de terreno (cinco kilómetros cuadrados, equivalentes a un área cuadrada de 2.23 kilómetros de lado).
Y para que funcionen “óptimamente” esos paneles, dicen los pobladores locales que a diario pasan avionetas "rociando químicos para evitar que llueva y estropee su capacidad. A los ejidatarios, sólo les dieron 500 pesos, cuando iban a pláticas y si decían estar de acuerdo. Lo peor es que la electricidad producida, ni siquiera saben para dónde se va, como sucede con muchos proyectos similares. Los habitantes del sitio cuestionan que eso sea, además, energía limpia, pues les ha perjudicado, tanto en la deforestación que ocasionó su instalación, así como en que ya no llueve. Además, nada de lo prometido, como dotación de electricidad en espacios públicos, conservación de edificios históricos, mejora de caminos y escuelas y ampliación de servicios de telefonía, ha sido cumplido por dicha empresa, la que cambia frecuentemente de nombre (a veces, se llama Engie o Buenos Días Energía o Linda Energía). El Colectivo 16 de octubre, formado por ejidatarios que nunca estuvieron de acuerdo con ese depredador, invasivo proyecto, cada que preguntan a CFE (Comisión Federal de Electricidad) sobre tal empresa, les contesta que “ni la conocen”. Y, mientras tanto, allí están las fuertes afectaciones ambientales, que, finalmente, se traducen en económicas, pues por la falta de lluvias, sus cultivos mueren, incluso, los resistentes magueyes (ver: https://piedepagina.mx/calpulalpan-el-pueblo-al-que-se-le-acabaron-las-lluvias-cuando-llegaron-los-paneles-solares/).
Por otro lado, tampoco se reciclan esos paneles al final de su vida útil, que es de unos 25 años y muchos, ya están llegando al final, que es cuando no pueden convertir en electricidad la luz del sol. “Millones tendrán que ser desechados y reemplazados”, como afirma Daniel Gordon, en su podcast “El inesperado peligro medioambiental que pueden generar los paneles solares”, publicado por la BBC (ver: https://es-us.finanzas.yahoo.com/noticias/inesperado-peligro-medioambiental-generar-paneles-223534352.html).
Eso, porque hay instalado “un teravatio (un billón, 1,000,000,000,000, de watts) de capacidad. Si cada panel produce unos 400 watts de electricidad, podría haber unos 2,500 millones de paneles solares, pero la estructura para desecharlos y reciclarlos es insuficiente”.
Menciona Gordon a Ute Collier, directora adjunta de la Agencia Internacional de Energía Renovable, quien dice que para “el 2050, vamos a tener una montaña de desperdicios, a menos de que empecemos desde ahora con las cadenas de reciclaje”.
Así es, se han concebido, al igual que las otras energías “verdes” previamente mencionadas, como una “solución ambiental”, pero se olvidaron sus geniales proponentes de lo que se haría cuando ya no sirvieran, así como las baterías de los autos eléctricos o las enormes aspas de las turbinas eólicas.
Por eso, insisto, no se trata de hallar más energías, aunque sean “verdes”, para satisfacer nuestro irracional consumo energético, agravado por el calentamiento global (por tanto aire acondicionado y sistemas de refrigeración que se requieren para enfriarnos y conservar los alimentos, por ejemplo), sino de disminuirlo.
Y algo vital para lograrlo es reducir el híperconsumismo impuesto por el capitalismo salvaje, como ya se ha dejado claro en las conferencias mundiales, las COP’s, para analizar lo que puede hacerse para que la temperatura no incremente 1.5º C más, si no queremos vivir en un infierno, como el que ya estamos viviendo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/11/por-fin-se-reconoce-que-el-hiper.html).
Al momento de escribir estas líneas, en la Ciudad de México, en pleno junio, cuando debería ya de estar lloviendo, estamos experimentando temperaturas de 31º C o mayores y en otros estados del país, de 40 a 45º C, como en muchas otras naciones.
Pero como dudo mucho que eso suceda, seguiremos incrementando el uso de energía, buscando nuevas fuentes y desperdiciándola.
Por ello es que las petroleras siguen con sus planes de expansión, pues no son suficientes las mencionadas energías “verdes” a pesar de que se incrementarán los gases que están calentando al planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/las-petroleras-siguen-con-sus-planes-de.html).
Preferiremos asarnos, pero no quedarnos sin carga para nuestra contaminante “verde” batería para nuestro “ecoamigable” auto eléctrico.
Contacto: studillac@hotmail.com