domingo, 11 de junio de 2023

Con cargas eléctricas y helicópteros, pueden localizarse zonas de recarga

 

Con cargas eléctricas y helicópteros, pueden localizarse zonas de recarga

Por Adán Salgado Andrade

 

Tanta agua de lluvia que cae en una ciudad como la de México es irresponsablemente desperdiciada, a falta de obras ecológicas, no grises, como drenajes que sólo la conducen a canales de aguas negras, insalubres y que contaminan a otros cauces en los que desembocan.

Es mejor localizar zonas de recarga de acuíferos, de los que la ciudad posee y de donde se extraen millones de metros cúbicos anualmente, lo que la está hundiendo, pues se produce la subsidencia. Si se recargaran los acuíferos debidamente (no sólo con la poca agua de lluvia que logra infiltrarse), se podrían detener los hundimientos y disponer de más agua, pues hemos estado sobrexplotando tales acuíferos, pero nunca nos hemos preocupado por recargarlos. Además, se evitarían las fuertes inundaciones que se dan en muchas zonas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/10/deben-de-habilitarse-mas-areas-de.html).

Eso ya se está haciendo en ciudades como Los Ángeles, disponer de zonas de recarga en donde nada puede construirse, pues sólo son para tal fin. En la caótica ciudad de México, no se hace nada y cada año, cuando de repente se dan intensas lluvias (cada vez menos frecuentes), vemos las consecuencias de un drenaje insuficiente y nulas áreas de recarga, al ver las dañinas inundaciones, como se dio recientemente en Naucalpan, en donde se desbordaron canales de aguas negras (ver: https://www.milenio.com/estados/lluvia-inundaciones-ocasionan-danos-casas-autos-naucalpan).

Por eso, se implementan, como dije, en California, sistemas para hallar suelos porosos, como expone el artículo “Cómo sensores colocados en helicópteros, pueden ayudar a combatir la crisis hídrica”, firmado por Matt Simon, quien nos introduce a su trabajo diciendo que “Una solución simultánea para aliviar sequías e inundaciones extremas en California es almacenar más agua subterráneamente. Helicópteros y vehículos todo terreno, pueden ayudar” (ver: https://www.wired.com/story/how-sensor-dangling-helicopters-can-help-beat-the-water-crisis/).

La foto de un helicóptero sobrevolando una presa de California, abre el artículo. El aparato lleva un sensor que envía señales electromagnéticas a la tierra, que al ser reflejadas de regreso, permiten determinar el tipo de suelo del que se trata, como veremos.

Dice Simon sobre el clima tan caprichoso de California, debido a su ubicación geográfica, que luego de una larga sequía que acabó hasta con el agua subterránea de pozos, en diciembre del 2022 y enero del 2023, fue golpeada por intensos ríos atmosféricos (llevan tanta humedad la atmósfera, que hasta superan en 25 veces el cauce de un río como el Amazonas). Miles de hectáreas de tierras y casas, quedaron anegadas en algunas zonas de California, sobre todo, en el Valle Central. En esas inundaciones, quienes más son afectados, son los migrantes, que viven en lugares poco propicios, y que no reciben ayuda federal pues son irregulares tales sitios (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/06/11/mundo/017n1mun).

“El Valle Central tiene bastantes acuíferos, en donde puede almacenarse agua, unos 46 billones de galones (174.12 billones de litros, 174,120 millones de metros cúbicos), tres veces la capacidad de todas las presas estatales. Como esas aguas subterráneas han sido sobrexplotadas por la agricultura del Valle Central, se han casi agotado, por lo que en algunas partes, el suelo se ha resquebrajado y hundido”.

Ese sitio produce del 40 por ciento de los frutos, nueces y otros productos consumidos en Estados Unidos. Por eso, el 80 por ciento del agua de California es para agricultura. Demasiada.

Ese es un problema, no sólo por tanta agua usada, sino que tanta agricultura, casi de monocultivos, acaba con la biodiversidad y agota las tierras (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/la-perdida-de-biodiversidad-la-perdida.html).

En fin, regresando a las recargas, Graham Fogg, hidrogeólogo de la Universidad de California, del Campo Davis, citado por Simon, tiene un plan para que se aproveche más el agua de las fuertes lluvias, que no inunde y se desperdicie. La idea es buscar suelos porosos, que son los formados por arena y grava, que son los más permeables “y que se formaron durante el paleolítico. Son los llamados paleo valleys (valles paleolíticos), que están hechos de sedimentos porosos, que tienen unos 1,600 metros de anchura y 30 metros de profundidad. Esos son los más propicios para recargarse”.

Menciona Simon que hay otros, los que son calcáreos, en donde predomina la cal, “son menos porosos y el agua no se filtra”.

La idea es construir embalses sobre las zonas porosas, bombear agua allí y dejar que se filtre. Para ello, se deben de localizar los citados suelos porosos. Pero sólo en éstos, pues si se hace sobre suelos calcáreos, no sería de utilidad “y hasta se incrementarían las inundaciones”.

El método consiste en que sobrevuelan varias zonas helicópteros, equipados con sensores que envían señales electromagnéticas, como ya mencioné, que rebotan y permiten precisar de qué tipo de terreno se trata.

Eso se compara con previos estudios de suelos, pero con estos métodos “se evita estar perforando por todas partes en cansadas y costosas exploraciones”.

Fogg y sus asociados ya han hecho un mapa de la ciudad de Visalia, al pie de la Sierra Nevada, que muestra, mediante colores, cuáles terrenos son aptos para recargar acuíferos y cuáles, no. El rojo y naranja serían suelos porosos, de grava y arena, en tanto que los azules y verdes, son de arcilla.

También han trabajado con vehículos todo terreno, igualmente equipados con sensores electromagnéticos, para determinar las zonas de recarga y con granjeros, que están dispuestos a dejar tierras para tal fin, “que podrían ser incentivados de que entre más agua recarguen, menos impuestos pagarán por la que usen”, dice Simon.

El estado está dando $350 millones de dólares al año para que se aplique ese método, con el objetivo de “almacenar 160 millones de galones (605.7 millones de litros) al año. Y ya ha contratado varios helicópteros para que sobrevuelen zonas y localicen las de recarga. Con eso, se espera aminorar las largas sequías que, de todos modos, casi siempre estarán presentes”.

Eso se debería de hacer en la ciudad de México, hallar zonas de recarga y cuando haya inundaciones, emplear un sistema de bombeo para que el agua se filtre por allí, incluso, mediante pozos directos a esos acuíferos.

Pero no se hace o se hará, pues se prefiere seguir haciendo obras grises, que sólo desaprovechan el vital líquido.

Pero tendrá que hacerse, si no deseamos quedarnos sin agua, que podría ser incluso tan pronto como en el 2028 (ver: https://www.unotv.com/ciencia-y-tecnologia/dia-cero-cuanto-tiempo-nos-queda-de-agua-en-mexico/).

Así que busquemos esos suelos esponja y canalicemos tanta agua que cae cuando llueve intensamente.

Podría ser la diferencia entre que se pueda seguir viviendo aquí o abandonar la ciudad, así, apocalípticamente.

Contacto: studillac@hotmail.com