Cada vez es más evidente que los autos eléctricos no son la panacea climática
Por Adán Salgado Andrade
En enero del 2017, escribí un artículo sobre cómo algunos cuestionables “avances” tecnológicos, en lugar de ayudar a mejorar el medio ambiente planetario, reduciendo depredación y contaminación, al contrario, están llevando a profundizar esos detonantes de la crisis climática que estamos viviendo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/01/mas-avances-tecnologicos-mas.html).
Al momento de escribir estas líneas, una onda de calor que cubre la república mexicana, está generando temperaturas de entre 40 y 45º C, que afectan a 16 estados. Y en la ciudad, el efecto isla de calor, ha elevado las temperaturas a más de 30º C (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/06/04/estados/022n2est).
Tanto sequías intensas, así como destructivos huracanes y las consecuentes inundaciones que provocan, son los efectos más dramáticos del calentamiento global, además del derretimiento de polos y glaciares, claro.
En el referido artículo, analicé porqué los autos eléctricos, no eran una solución, y sólo estaban incentivando un nuevo hito consumista, como los que crea, de cuando en cuando, el capitalismo salvaje, con tal de seguir subsistiendo, a pesar de que es un nefasto sistema económico, que está matando las condiciones planetarias que nos permiten existir. En ese entonces, parecía estar solo en mis observaciones sobre las autos eléctricos.
Pero con el paso de los años, cada vez más investigadores y personalidades, unen sus voces para mostrar lo que yo, desde entonces, ya había inferido sobre esa tecnología (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/02/se-requieren-menos-autos-incluso.html).
Esos autos provocarán una intensificación del consecuente extractivismo (las minas para hallar litio, cobalto, grafito y metales de tierras raras), además de que tendrá que incrementarse el uso de electricidad para recargarlos. No sólo eso, sino que generan 70 por ciento más emisiones para fabricarlos que las generadas por los autos de combustión interna y les llevaría unos nueve años, por lo menos, para que contrarresten esas excesivas emisiones. Por otra parte, la gran cantidad de electricidad que emplearían para cargar sus baterías, si se sustituyeran los aproximadamente 1,300 millones de vehículos de combustibles que circulan actualmente en el planeta, seguiría siendo generada la mayoría con energías fósiles, como el petróleo o el gas natural obtenido del contaminante fracking, lo cual emitiría aún más CO2 que el producido en la actualidad (ver: https://www.thisismoney.co.uk/money/cars/article-10161697/Volvo-says-electric-car-making-emissions-70-HIGHER-petrol.html).
Por ello, ya hay investigadores que, de acuerdo con estudios que han realizado, advierten que no son solución. Que lo que se requiere son menos autos eléctricos, sobre todo, compactos, y más transporte público eficiente, caminar o usar bicicletas. Lo de los autos eléctricos compactos, porque se han hecho análisis de que los potentes SUV eléctricos (como los que fabrican Ford o BMW), contaminan igual, en equivalente a CO2, que un auto de gasolina compacto. Así que no hay, por tanto, una ventaja climática al usarlos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/02/se-requieren-menos-autos-incluso.html).
El actor y comediante inglés Rowan Atkinson (el famoso Mister Bean o Johnny English), publicó una reciente reflexión en The Guardian, en la que expone porqué, si al principio, los autos eléctricos lo entusiasmaron, ahora, con el paso de los años y un concienzudo análisis, se ha ido decepcionando. Dice al inicio que “tristemente, me he dado cuenta de que conservar tu viejo auto de gasolina, puede ser mejor que comprar uno eléctrico. Hay muchas razones medioambientales para todavía no entrar en esa tendencia” (ver: https://www.theguardian.com/commentisfree/2023/jun/03/electric-vehicles-early-adopter-petrol-car-ev-environment-rowan-atkinson).
Menciona que, antes de ser actor, su primer diploma fue como ingeniero en electrónica, seguido de una maestría en sistemas de control. “Además, tengo un gran amor por los autos. Por lo mismo, pensé que era suficiente experiencia, como para sentirme ecológico y adoptar, desde hace tiempo, adelantos automotrices, como los autos híbridos, hace 18 años y uno eléctrico, hace 9 (a pesar de la mala infraestructura que hay en Inglaterra para cargarlos). Pero me he ido decepcionando cuando escarbas y ves que los autos eléctricos no son la panacea climática que claman ser”.
Justo con esa palabra, panacea, titulé otro de mis artículos al respecto. No cabe duda que cuando un problema comienza a afectar globalmente, hay coincidencia de pensamientos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).
Refiere que en Inglaterra, supuestamente, a partir del 2030, estarán prohibidas las ventas de autos de combustión interna, “pero sólo basado ese decreto en una muy débil característica: que los autos eléctricos, no emiten gases. Pero si analizamos todo lo que hay detrás, como la extracción de lito y otros componentes, entonces, no se ve la ventaja que se dice que atraerán esos vehículos. Además, su construcción, emite 70 por ciento más CO2, sobre todo, por las baterías eléctricas, muy pesadas, que requieren de metales raros, demasiada energía para hacerse y que sólo duran 10 años”.
Dice Atkinson que aunque se están tratando de diseñar baterías de “estado sólido", todavía tardarán años en comercializarse. Para entonces, “ya habremos fabricado millones de muy pesados autos eléctricos, cuyas baterías estarán obsoletas y casi inservibles”.
Y ese es un grave problema de la actualidad, pues los autos eléctricos que ya tienen años circulando, tienen baterías que ya no sirven (ya no se recargan, como sucede con las, por ejemplo, doble A, recargables, que ya no retienen la carga luego de varias veces). Esas baterías casi no se reciclan y sólo se están almacenando en tiraderos, en donde sueltan líquidos tóxicos que van a dar a los acuíferos, además de que son potenciales amontonaderos explosivos (ver: https://amac.us/the-batteries-in-electric-vehicles-are-not-the-solution-to-replace-fossil-fuels/).
También señala que el hidrógeno puede ser una alternativa, “si tuviéramos formas más ecológicas para obtenerlo, pero puede ser mejor un auto con celda de hidrógeno (una especie de batería que se recarga justo con hidrógeno), que uno eléctrico”. Además, esos autos sólo expelen agua de sus “escapes”.
Señala que sería absurdo hacer camiones eléctricos (que ya los hay), pues requieren unas baterías enormes. En el caso de un Tesla, por ejemplo, su peso es de 2,351 kilogramos (ver: https://www.jdpower.com/cars/shopping-guides/how-much-does-a-tesla-weigh).
Y sus baterías pesan 771 kilogramos (ver: https://blog.evbox.com/ev-battery-weight).
Así que son casi el 33 por ciento de su peso. ¡Muchísimo! Imaginen el peso de las baterías de los camiones de carga eléctricos. Si pesan 15 toneladas, sus baterías pesarían ¡5 toneladas!
Por eso es que expertos en seguridad del IIHS (Insurance Institute for Highway Safety, Instituto de seguridad para las autopistas), los consideran hasta más peligrosos al chocar imprevistamente, pues el excesivo peso de las baterías, los empujaría más por la inercia generada, ocasionando peores accidentes que los de los autos convencionales, menos pesados (ver: https://www.wired.com/story/supersize-evs-are-pushing-road-safety-to-the-limit/).
Igualmente, señala que debemos de usar más nuestros autos, “cinco años, no tres”. Cuenta que “cuando era niño, los autos, a los cinco años, estaban para la basura. Ahora, un auto de 15,000 libras, puede durar hasta 30 años”. Aunque en este punto, no estoy muy de acuerdo, pues, al contrario, me parece que los autos, antes estaban mejor hechos, duraban mucho más tiempo. Por ejemplo, el Ford Modelo T, de 1908, podía durar años y años circulando, de lo bien fabricado que estaba. Ahora, todo lo hacen de plástico, hasta el cárter en donde se almacena el aceite (ver: https://www.youtube.com/shorts/ToQ-z0lw01c).
Pero es cierto el punto de Atkinson, sobre de que debemos de usar más las cosas, a pesar de que la obsolescencia programada, tiende a que se desechen lo antes posible, para comprar nuevas. Esa obsolescencia se debe a fallas o descomposturas prematuras o porque “cambian las modas”. Entre menos cosas nuevas compremos, como señala Atkinson, menos se fabricarán (las corporaciones notarían una baja sustancial del consumo, así que no les quedaría más remedio que fabricar menos) y menos CO2 y otros contaminantes se emitirían a la ya muy perjudicada atmósfera.
Insiste en que es mejor conservar los autos de combustión interna, pues los que hay, “ya cubrieron su cuota de CO2 y es mejor hacer algunos cambios, como implementar el uso de combustible sintético, que se hace con hidrógeno, separado de agua, y carbono capturado (ver: https://www.repsol.com/en/technology-and-digitalization/technology-lab/new-mobility/net-zero-emissions-fuels/index.cshtml).
Aunque este combustible sigue contaminando, claro, pues hay combustión, al menos no usa nuevo petróleo en su elaboración (es cuestionable esto de la captura de carbón, pues no atraparía todo el carbón producido anualmente, que son 47 mil millones de toneladas, contra cientos de miles de toneladas que realmente se capturarían. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-falacia-de-la-captura-de-carbon.html).
Además, la colocación de convertidores catalíticos, hace que incluso autos viejos de combustión interna, sean menos contaminantes.
“Nuestra luna de miel con los autos eléctricos está concluyendo y no está mal. Necesitamos ver otras alternativas, no quedarnos sólo con ésa. Deberíamos de seguir desarrollando los combustibles sintéticos, para conservar nuestros viejos autos de combustión (no tan viejos, diría yo, pues se seguirán haciendo por muchos años). Y desarrollar los de hidrógeno, además de conservar nuestros autos muchos años, no los que nos imponen las industrias, de tres como máximo”, señala Atkinson.
“Muchos amigos me preguntan, como experto que me consideran, si deberían de comprar un auto eléctrico y les digo que si lo usan mucho, que sí, pero si casi todo el tiempo están parados, que mejor sigan con su auto de gasolina. Los autos eléctricos podrían ser eficientes y medioambientales, pero no por ahora”.
Así que allí está otra sensata opinión sobre los autos eléctricos.
Además, por el precio, en México, son prohibitivos, pues el más barato, el Nissan Leaf, cuesta alrededor de $600 mil pesos, el valor de una casa de “interés social”. “Es prohibitivo”, me comentó un conductor de Didi, en una plática que tuvimos al respecto, del ofrecimiento de Didi a sus “asociados”. “Si así salen al contado, imagínate ¡cuánto subirán por el crédito!”, exclamó.
Así que por todos los puntos que se vean, no son, como señalé, más que un nuevo impulso consumista.
El agónico capitalismo salvaje, quiere salvarse a toda costa, aunque eso signifique acabar con las condiciones planetarias que nos permitan seguir existiendo.
Contacto: studillac@hotmail.com