miércoles, 31 de mayo de 2023

La mal llamada Inteligencia Artificial es racista por los prejuicios de sus creadores

 

La mal llamada Inteligencia Artificial es racista por los prejuicios de sus creadores

Por Adán Salgado Andrade

 

El sociólogo francés Emile Durkheim (1858-1917) decía que era importante que un hecho social se revisara sin inmiscuir el punto de vista personal del investigador, tenía que ser neutral y apegado a los hechos.

Por desgracia esa máxima no se aplica a la elaboración de los programas de entrenamiento redundante, los mal llamados de Inteligencia Artificial, como el ChatGPT, por ejemplo, que van “mejorando” las respuestas mediante la interacción con el usuario y sus sugerencias.

Pero desde el inicio esos, sistemas están prejuiciados y son hasta racistas, como expone el artículo “La inteligencia artificial está apoyada por el colonialismo digital de las corporaciones digitales”, firmado por Grace Browne, quien inicia comentando que “la inteligencia artificial continúa alimentándose con materiales racistas y sexistas, que luego se distribuyen alrededor del mundo” (ver: https://www.wired.com/story/abeba-birhane-ai-datasets/).

El artículo se centra en las investigaciones que ha realizado Abeba Birhane, investigadora etíope que estudió psicología, luego filosofía y, por último, un doctorado en ciencia cognitiva en la Universidad de Dublín (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Abeba_Birhane).

Dice que durante su doctorado, estuvo rodeada de desarrolladores de software y estudiantes de ciencias de recopilación de información, “inmersos en modelos que estaban haciendo y empleando bancos de información, pero nadie se preguntaba qué era lo que había en esos bancos”.

El problema, señala Birhane, citada por Browne, es que “un algoritmo es una opinión insertada en un código, pues los programadores meten sus propias idiosincrasias al crearlos”.

Como señalé arriba,  programan muchas veces a lo que es su parecer, sobre todo, en los llamados generadores inteligentes de texto, como el citado ChatGPT.

Personalmente, he experimentado con este sistema y me parece adecuado para conocer algunas ideas generales de tal o cual problema, pues lo hace recabando información de la red. En este caso, me parece que los creadores son progresistas, pues las respuestas que obtuve fueron adecuadas y no influenciadas, por ejemplo, de conservadurismo. Y, como son de entrenamiento regenerativo, al comentarle que le faltó esto o aquello, si se le pide una nueva respuesta, toma en cuenta la sugerencia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/01/chatgpt-permite-conocer-temas-muy.html).

Pero como señala Birhane, de todos modos, hay sexismo y racismo. Incluso, los pueden hackear y obligarlos a emitir mensajes de odio o racistas, usando el llamado prompt-injection, como han demostrado varios expertos en ciberseguridad (ver: https://www.wired.com/story/chatgpt-prompt-injection-attack-security/).

Dice Browne que “al desestimar las diferencias raciales, la Inteligencia Artificial (IA), ha sido acusada de darle menos valor al tipo de salud que requieren los pacientes negros o hacer menos elegible a afroestadounidenses para acceder a una casa a crédito”.

En efecto, si el programador dice, por ejemplo, que en Estados Unidos o en Inglaterra hay tales tratamientos para determinadas enfermedades crónicas, lo hace desde el punto de vista de los blancos, que sí reciben mejor atención que gente de otra raza, como sucede, por ejemplo, en Inglaterra, país en donde asiáticos o africanos son discriminados de ciertos tratamientos (ver: https://www.theguardian.com/society/2022/feb/13/radical-action-needed-to-tackle-racial-health-inequality-in-nhs-says-damning-report).

Por tantos sesgos, Birhane se puso a investigar los bancos de información. Y tanta atención ha tenido que, incluso, tuvo un encuentro, en el 2022, con el Dalai Lama.

Con su colega Vinay Prabhu, auditaron dos populares bancos de datos. Uno, del MIT (Massachusetts Institute of Technology), llamado 80 million Tiny Images, “que ha sido citado en cientos de trabajos académicos por más de una década, para enseñar a sistemas computarizados de aprendizaje, a reconocer gente y objetos. Estaba lleno de frases ofensivas, incluyendo insultos racistas hacia gente negra. El otro banco, se llama ImageNet, en el que hallaron hasta contenido pornográfico, incluyendo mujeres con las faldas levantadas, imágenes que no requieren el consentimiento de las afectadas, pues fueron tomadas del internet. Dos días después de la publicación de su estudio, el MIT pidió disculpas y eliminó el banco Tiny Images”.

Qué bueno que se haya eliminado ese sitio, pues si le pedían a uno de esos programas de reconocimiento la imagen de una mujer negra, quizá lo primero que aparecía, era una imagen pornográfica, pues así se le ha estereotipado.

La razón es que esos programas no distinguen entre lo permitido, lo moral, lo prohibido, lo obsceno… Sólo se les dan instrucciones para recopilar cuanta información haya y por eso, como señala Birhane, dan muchas veces resultados ofensivos y equivocados.

Dice Browne que “esos problemas vienen desde arriba. El aprendizaje computacional es casi todo hecho por hombres blancos, así que lo separa el factor demográfico, de las distintas comunidades a las que pretende servir. Y las grandes corporaciones tecnológicas, no sólo ofrecen sesgos en línea, sino que tienen tanto poder, como para moldear los eventos a su conveniencia”.

En efecto. Sólo véase a empresas como Google, que ofrecen ciertos instrumentos, como el blogspot, para que uno autopublique, pero siempre bajo sus normas. Yo, que lo uso, algunas veces he recibido “alertas” de que el contenido puede ser “delicado” o hasta “ofensivo”. Así que, por esa situación, trato de que los títulos no sean explícitos, cuando se trata de contenido muy específico, como el mal que le hace a un niño ver pornografía desde pequeño. Ya, con que incluya esa palabra, es objeto de una absurda censura. Tengo que escribir, por ejemplo, “los niños que ven imágenes obscenas desde temprana edad, pueden sufrir afectaciones en su psiquis”.

De todos modos, cuando buscamos con Google, alguna cosa, un objeto, una definición, en “imágenes”, todo lo saca del internet. Y cuando se trata de alguna biografía, recurre a Wikipedia, sin lugar a dudas. No es tampoco un generador de información, pues la recopila del internet.

Por lo mismo, Birhane ha creado el término “colonialismo digital”, por el poder que tienen las corporaciones tecnológicas – Google, Apple, Microsoft, Amazon, Meta… – , que rivaliza al de los viejos imperios. Esa tecnología es exportada hacia el sur, “pero lleva normas occidentales y filosofías con ella. Se vende para ayudar a naciones subdesarrolladas, pero frecuentemente, sólo se impone, sin consentimiento, empujándolas todavía más hacia la marginación. ‘Nadie en Sillicon Valley se preocupa sobre la mujer negra que no usa un banco en una zona rural de Tombuctú’, señala Birhane”.

Lo que dice me recuerda los planes de estudio que se hacen para las primarias o secundarias en México. Los estudiantes de una ciudad, entenderán cuando ven la imagen de un chico usando una computadora. Pero si esa imagen la ve un chico de la sierra, que ni agua o luz tiene, es totalmente absurda. Además, la mujer negra de Tombuctú que señala Birhane, ni siquiera conoce una computadora, mucho menos su funcionamiento.

Otro problema es que muchos de los generadores de texto, como el ChatGPT, están desarrollados casi únicamente para trabajar en inglés (yo, cuando lo empleo, en efecto, lo hago en inglés, pues sólo así desarrolla todo su potencial, digamos). Así que muchas personas que no hablen inglés, aunque lo deseen utilizar, no podrían hacerlo, es otra discriminación adicional (ver: https://www.wired.com/story/chatgpt-non-english-languages-ai-revolution/).

Dice Birhane que el enojo popular es el que puede cambiar las cosas, pues las corporaciones, no lo harán, porque no les interesa proveer “datos confiables, sólo las ganancias”. “Se tiene que hacer el trabajo sucio de revisar los bancos de datos y eso es muy deprimente”, se queja Birhane.

En el 2021, ella y sus colegas publicaron un análisis sobre la base de datos llamada LAION-400M, de 400 millones de imágenes, que “proveía pornografía explícita, cuando se le preguntaba sobre cosas tan simples como momia (mummy) o tía (aunty). La publicación generó enojo, pero nada se hizo, y esa base de datos todavía existe. Incluso, se ha expandido a más de 5,000 millones de imágenes. Y recientemente hasta ganó un premio”.

Sólo imaginen, un “premio”. ¿Sería porque ya tiene cinco mil millones de imágenes almacenadas?

Por eso dice Birhane que lo fácil es almacenar tanta información, pero lo difícil es aprender a discriminarla.

Ella alguna vez anduvo de activista contra el poder de las corporaciones, pero ahora, prefiere hacer la lucha desde sus investigaciones.

Su posición es la mía, por ejemplo. He tenido mis etapas de activismo, pero también la difusión de ideas, de conocimiento, es necesaria para que lo sepan los activistas y realicen sus luchas.

Dice Birhane que tendrían que ser las propias corporaciones tecnológicas las que resolvieran todos los problemas que ocasiona proporcionar información sin control, sin revisar, “pero es demasiado pedir”.

Es como si le pidiéramos al capitalismo salvaje que ya no sobreprodujera, para que no se depredara, ni contaminara tanto el planeta.

Así que seguirán esos programas “inteligentes” dando información equivocada y hasta ofensiva para los usuarios.

¡Ah!, pero las corporaciones continuarán con sus business as usual, sin importar que un adolescente que busque “anatomía” sea bombardeado por un puñado de imágenes pornográficas.

Otra de las nefastas consecuencias de la “modernidad”.

 

Contacto: studillac@hotmail.com

 

sábado, 27 de mayo de 2023

No es posible el crecimiento económico rápido y sin límites, pues se colapsará el planeta

 

No es posible el crecimiento económico rápido y sin límites, pues se colapsará el planeta

Por Adán Salgado Andrade

 

Los recursos planetarios son limitados. Eso significa que no podemos seguir con el híperconsumo que el capitalismo salvaje nos ha impuesto desde siempre, que cada vez depreda y contamina más y más a la Tierra. Consumimos en ocho meses, lo que le lleva al planeta doce en generar.

Hace poco se reconoció al consumismo, o sea, híperconsumo,  como la principal causa de tanta destrucción y depredación.  En la reciente COP 27, una de tantas reuniones anuales que se hacen para ver “cómo disminuir emisiones contaminantes”, por fin, un grupo de expertos señalaron que el híperconsumo es un importante factor que contribuye a que las emisiones contaminantes crezcan cada año (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/11/por-fin-se-reconoce-que-el-hiper.html ).

Claro que ese híperconsumo se da en grupos de ingresos medios a altos, pues un pobre de Somalia, por ejemplo, ni agua limpia tiene para beber. Éste, tendrá una huella de carbón (el CO2 que emite) mínima. Y es lo que pasa con los países pobres, como los de África, que son los que menos contaminan, pero que están siendo muy afectados por el calentamiento global, sean sequías o severas inundaciones (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/11/por-fin-se-reconoce-que-el-hiper.html ).

El capitalismo salvaje también ha impuesto que es el rápido crecimiento económico el que “acabará con la pobreza” , pero por alcanzarlo, el planeta se está depredando y contaminando más y más. Y, al contario, muchos países se están empobreciendo más, pues ese irracional desarrollismo, está acabando con sus recursos y contaminando su ambiente aceleradamente. Los países ricos, que no cuentan con suficiente biocapacidad (sus recursos naturales), los sustraen, casi roban, de aquéllos, y por eso los están empobreciendo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-huella-de-carbono.html).

Porque ya se está reconociendo que los recursos naturales son vitales para la subsistencia, no sólo de un país, sino planetaria. No es porque tengan fábricas, grandes ciudades, autopistas o carreteras que hará ricos a países, sino que posean, por ejemplo, suficientes bosques, selvas, ríos, lagos, lagunas, litorales… ¡y que todos estén en buen estado!

No es, como señalo arriba, el ilimitado crecimiento depredador el que “acabará con la pobreza”. De qué servirá convertir al mundo en una gran masa de concreto, por ejemplo (que ya supera, por cierto, el volumen de concreto a toda la masa vegetal del planeta), si ya no existieran tierras, bosques, ríos, océanos saludables… ¡absolutamente de nada!

Es como si alguien viviera en una mansión muy lujosa, con muebles finos, cristalería, mármol en pisos y paredes… pero sin nada de comer, moriría irremediablemente.

Así estamos haciendo al sobrexplotar al planeta, al estarlo convirtiendo, por la acción del antropoceno (la capacidad humana de alterar el clima global), en una enorme roca, sin vida, con océanos muertos, bosques y selvas arrasados por tala criminal y megaincendios forestales (como en la selva brasileña, que el nefasto Bolsonaro permitió que los ganaderos quemaran cientos de miles de hectáreas, para que se convirtieran en pastos para sus vacas y aumentar la contaminante producción de carne roja), ríos contaminados, tierras agrícolas quemadas, millones de especies terrestres y marinas extintas… y otras infamias. Estamos convirtiendo al planeta en un indigente espacial, sin recursos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/02/al-acabar-con-sus-recursos-estamos.html).

China es un país que ha apostado a ese acelerado crecimiento económico, pero, para hacerlo, está acabando aceleradamente con sus recursos naturales. Sus ríos, ciudades y suelos, están entre los más contaminados del planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/06/la-creciente-y-letal-contaminacion-china.html).

Por lo mismo, ya sus ciudadanos están sufriendo de enfermedades que van en aumento, justamente por todos los problemas que ese anárquico, acelerado crecimiento económico, está provocando, tales como incremento de cánceres, diabetes, enfermedades cardiovasculares, pulmonares crónicas y otras (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/por-su-anarquico-crecimiento-china.html).

Y si no se cambia de estrategia, la de favorecer los recursos naturales, darle su espacio a la Naturaleza, llegaremos a más puntos de no retorno de los que ya sufrimos, como el colapso de la capa de hielo de Groenlandia, el colapso de una importante corriente del Atlántico norte, lo que ocasiona que no llueva en zonas que dependen de lluvias para sus cosechas, y un abrupto derretimiento del permahielo, que está soltando todo el carbono que tenía atrapado durante millones de años en el Ártico, lo que acelerará el calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/el-calentamiento-global-esta-llevando.html).

Todo esto ya se sabía desde los 1970’s, que si seguíamos con este destructivo, anárquico “crecimiento económico”, llegaríamos al colapso, como lo que está ocasionando el calentamiento global, producido pro tantos gases efecto invernadero, que hemos estado soltando a la atmósfera durante varias décadas. Las depredadoras petroleras lo sabían, pero no hicieron nada por evitarlo. Prefirieron seguir teniendo exageradas ganancias, contaminando de muchas formas (plásticos, combustibles, petroquímicos, telas sintéticas, gas natural…), con el petróleo extraído (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).

Ya desde esos años, era tan graves depredación y contaminación, que se reunió un grupo de expertos, auspiciados por el Club de Roma, para realizar un estudio, que se convirtió en libro, Los límites del crecimiento, publicado en 1972.

El Club de Roma, “es una organización informal sin fines de lucro, de intelectuales, y líderes de negocios, cuya finalidad es la discusión de los problemas más alarmantes del planeta” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Club_of_Rome).

El citado libro, “discutió sobre la posibilidad de un crecimiento económico y poblacional exponenciales, con recursos limitados, estudiados por simulación de computadora. El estudio usó el modelo World3 para simular la consecuencia de las interacciones entre la Tierra y los sistemas humanos”.

El reporte concluyó que sin cambios sustanciales en el consumo de recursos naturales, “el más probable resultado será una súbita e incontrolable declinación, tanto en la población, así como en la capacidad industrial” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/The_Limits_to_Growth).

En efecto, es como el ejemplo de los autos eléctricos, que se quiere hacer que se crea que son la “solución” a los problemas de contaminación. Pero no es así, sólo se trata de un nuevo impulso consumista que estresará todavía más los limitados recursos planetarios, pues el aumento del extractivismo, por las minas requeridas para explotar los materiales requeridos para fabricar las baterías, como litio, grafito, cobalto y los de tierras raras, contribuirá más al colapso que ya estamos enfrentando (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-autos-electricos-no-son-la-panacea.html).

Y han tratado pseudocientíficos de “desafiar” los resultados del libro Los límites del crecimiento, pero no han podido. Al contrario, cada vez es más válido que sobrexplotar al planeta, nos está empobreciendo, nosotros mismos estamos acabando con los recursos y el medio ambiente que por miles de años, nos han permitido vivir aquí. La errada visión de muchos ecologistas e investigadores es la de “¡Salvemos al planeta!”, pero no es así. Se trata, como dije, de salvar las condiciones que nos permitan seguir viviendo en él.

El planeta seguirá. Incluso, si se diera un holocausto nuclear (cada vez más factible), allí quedaría, quizá como una roca yerma, sin vida. Pero quizá miles de años después, nuevas formas, lo habitarían, no humanas, claro.

Hay varias actualizaciones que validan a Los límites del crecimiento, como la que realizó la econometrista Gaya Herrington (Holanda, 1981), quien recientemente revisó los resultados, aplicando rigurosos métodos computacionales y matemáticos. Y llegó a la conclusión de que estamos en un punto de “o hacemos algo o nos atenemos a las terribles consecuencias” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Gaya_Herrington).

La periodista Bianca Nogrady, del portal Wired, la entrevistó y Herrington le comentó algunos puntos interesantes de lo que deberíamos de hacer y no hacer si queremos seguir como especie en el planeta (ver: https://www.wired.com/story/gaya-herrington-avoiding-global-collapse/).

Herrington puntualiza que el énfasis de que la “tecnología lo arreglará todo” es totalmente equivocado. “Por ejemplo, supongamos que se extinguieran todas las abejas y las sustituyéramos por abejas robotizadas, como muchos sugieren. Ni sabemos si funcionaría y, además, no sabemos lo que la pérdida de las abejas reales provocaría”.

Es cierto, la tecnología no lo resolverá todo, como lo del llamado “carbón neutro”, un absurdo “tecnológico” que pretende absorber todo el CO2 que se produzca, capturarlo. Es una falacia que sólo se está usando para seguir contaminando a sus anchas muchas empresas, como las petroleras. Ya, varios científicos, están mostrando que es un argumento sin reales sustentos científicos. Yo empleo la analogía de que es como si quisiéramos vaciar una alberca, que se estuviera llenando todo el tiempo, con un gotero. Así es la proporción de la “captura de carbón”, pues se producen miles de millones de toneladas de CO2 anualmente (45 mil millones de toneladas) y se pretenden extraer sólo unos cientos de toneladas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-falacia-de-la-captura-de-carbon.html).

También se refiere Herrington a la cuestión del crecimiento económico acelerado (como el adoptado por la mencionada China), “que no es la solución. Varios estudios indican que podrían satisfacerse las necesidades de toda la gente del planeta sin ese crecimiento”.

Como señalé, antes está comer, tomar agua limpia, vestirse, tener un hogar. Y eso podría tenerse si no privara este sistema capitalista salvaje que sólo satisface tales necesidades, si se tiene dinero para comprarlas. De lo contrario, la gente se muere de hambre, aunque se desperdicien unas 1,300 millones de toneladas de alimentos cada año. O viven a la intemperie, siendo que hay cientos de miles de casas abandonadas, pues nadie pudo comprarlas. Hasta ahora, todavía hay recursos suficientes (si se usan racionalmente, claro), pero sólo los que pueden comprarlos los adquieren.

Dice que debería de repartirse la riqueza, que hoy, la mayoría, la detenta el uno por ciento o menos de la población mundial. Ya lo he dicho, que la híperconcentración de la riqueza es hasta la causante de las crisis económicas, pues esos ricos generarán un limitado consumo. Vamos a suponer que cada uno compre veinte pantalones al año. Si sólo hablamos de unos doscientos mil súper ricos, solamente comprarán 4 millones de pantalones. Si su riqueza se repartiera entre, supongamos, 4 mil millones de personas, y cada una de ellas adquiriera dos pantalones al año, serían 8 mil millones de pantalones. Obviamente en este ejemplo (consumista), el consumo superaría en 2,000 por ciento al de los ricos.

Con eso, sólo quiero ilustrar el efecto multiplicador que tendría una repartición justa y equitativa de la riqueza social. Pero, repito, no es sólo dinero lo que da la riqueza, sino los recursos con que se cuenten, la salud del entorno natural de todo el planeta.

También dice que debe de haber límites al crecimiento, “que debe de ir acorde con el equilibrio ambiental. No podemos seguir creciendo si arriesgamos al planeta”.

En efecto, si queremos seguir en este planeta, tendremos que hacer sólo lo realmente necesario, lo que sirva para tener una existencia digna y normal. No vamos a seguir fabricando baratijas (como las chinas, totalmente inútiles, tales como “adornitos”, ropa muy fea y desechable, o los de catálogos que contienen cosas tan innecesarias como la cucharita de Mickey Mouse, para el bebé, o la “tacita” para el perro y tantos tan inútiles, que sólo gastan recursos y energía humana para su innecesaria fabricación) o armas o lujosos autos o yates o mansiones que sólo sirven para unos cuantos.

Otro importante punto que comenta Herrington es que la actual crisis no es sólo medioambiental y de malas tecnologías, “sino social y espiritual. Debemos de mejorar como personas”.

Así es. Si sigue habiendo guerras es porque el ser humano es egoísta, arrogante y cree que todo lo puede “resolver” por medio de la fuerza bruta, las armas. Allí está la actual invasión de Rusia a Ucrania, por mezquinos intereses territoriales, y que sigue porque es un buen negocio que ha permitido, y lo sigue haciendo, vender muchas armas a países como Estados Unidos, además de su contaminante gas natural obtenido del depredador fracking (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/la-muy-lucrativa-y-oportuna-invasion.html).

El ser humano es mezquino y egoísta por naturaleza. Y son cuestiones que agravan los problemas que estamos sufriendo. No hay compasión, no hay sensibilidad, no hay solidaridad… cuestiones que nos hacen seres pensantes, conscientes. Sin eso, estamos también perdidos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/10/la-materialista-individualista-mezquina.html).

Señala algunos esfuerzos que se están haciendo para ese necesario cambio, como el de la economista inglesa Katherine Trebeck, quien habla de la “economía del bienestar”, que es aquélla “diseñada para servir al planeta, no al contrario. En lugar de verse como una finalidad y perseguirla a cualquier costo, la economía del bienestar (Wellbeing Economy), pone a las necesidades del planeta y de la sociedad al centro de sus actividades, asegurándose que estas necesidades logren igualdad” (ver: https://weall.org/what-is-wellbeing-economy).

De alguna manera, es una visión neomarxista lo que proponen Herrington o Trebeck, aunque no se percaten de ello. En mi caso personal, que me considero marxista, siempre he sostenido que deben de estar primero el planeta y la sociedad, antes que los mezquinos, depredadores y contaminantes intereses del capitalismo salvaje. Lo dicen de otra forma, hasta tímida, pero es lo mismo que expresaba Carlos Marx (1818-1883), sobre su crítica al irracional funcionamiento del capitalismo salvaje y sobre la explotación obrera en que siempre ha incurrido, gracias a la cual, es posible la híperacumulación de la riqueza.

Ya mucha gente está usando, inconscientemente, esos análisis marxistas para dar cuenta de todo el daño que ha ocasionado – y sigue ocasionando – este sistema de sobreproducción. La periodista estadounidense Kandist Mallet, por ejemplo, señala en un artículo que el cambio climático ya nos está destruyendo. “Luego de varias décadas de políticas que han sobrevalorado el crecimiento económico, por encima de la sustentabilidad ecológica, Estados Unidos es ahora un país en decadencia, literalmente”. Si hasta en el centro del capitalismo mundial están dándose desigualdades, destrucción ambiental y urbana, es la muestra de que ese sistema no perdona a nadie ni a nada (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/03/el-capitalismo-salvaje-choca-con-la.html).

Es un sistema que nos ha impuesto el híperconsumismo compulsivo, para satisfacer sus mezquinas necesidades de ganancia. Nos ha convertido, a la mayoría, en pasivos autómatas-consumidores, apolíticos, acríticos, que sólo deben de trabajar (en lo que sea), obedecer (leyes, reglamentos…), consumir (todo lo que nos impone este sistema) y pagar (impuestos, multas, créditos…). Es un interminable, absorbente círculo

Enfatiza, como ya señalé, el respeto a la Naturaleza, a la biodiversidad. Gracias a esa biodiversidad, existimos. Por ejemplo, las abejas y otros insectos polinizan. Sin su labor, no tendríamos alimentos. A pesar de tantos cuestionables “avances” tecnológicos, seguimos dependiendo de la Naturaleza, somos parte de la biodiversidad que está allí (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/la-perdida-de-biodiversidad-la-perdida.html).

Y en ese sentido, se refiere Herrington a la llamada agricultura regenerativa, que es la que contribuye a mantener y hasta mejorar a las tierras agrícolas y los sitos en donde se practica (ver: https://www.wired.co.uk/article/food-chain-regenerative-farming-environment).

Eso no es posible, por ejemplo, con los monocultivos, que consumen recursos al por mayor (agua, semillas “mejoradas”, fertilizantes, pesticidas) y van dejando inservibles las tierras en los que se siembran. Y de todos modos son tan frágiles, que se están afectando también por el calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/04/los-monocultivos-estan-siendo-muy.html).

La falta de biodiversidad, también implica que se hagan plagas, pues se han extinguido enemigos naturales que ayudan a controlar tal o cual insecto. Eso sucede, por ejemplo, con las temibles plagas de langostas, debidas a que se han eliminado enemigos naturales como murciélagos o ciertos pájaros, que las combaten (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/02/las-temibles-plagas-de-langostas.html).

En cierto modo, la agricultura tradicional, como la mexicana, sería regenerativa, pues al final de una cosecha, por ejemplo, se barbecha, es decir, con una yunta, se remueven los restos de la cosecha pasada, de maíz, digamos, y se mezcla con la tierra, para que se degrade y la enriquezca. Es ya un antiguo concepto que se comienza a aplicar en Estados Unidos (ver: https://www.ers.usda.gov/topics/natural-resources-environment/organic-agriculture.aspx).

Y también Herrington se refiere a las áreas del planeta, como los océanos, que deben de protegerse, dejarse sin explotar, “treinta por ciento, para el 2030, pero pienso que debe de ser más, 40 o 50 por ciento”, señala.

Eso es muy importante, pues vastas áreas oceánicas no tienen protección y ya depredadoras mineras marinas les están echando el ojo. Si se permite, sería otra mezquindad, pues además de agregar un contaminante más a los océanos (ya de por si contaminados con derrames petroleros, aguas sanitarias, plásticos, microplásticos, aguas radioactivas, naufragios…), mataría esa destructiva actividad a miles de especies marinas, muchas de las cuales hasta podrían ser medicinales, como han mostrado varios estudios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/10/la-depredadora-destructiva-mineria.html).

Otro punto que trata es el de la transición energética que, en ése, no se está dando, pues se sigue dependiendo mucho de las energías fósiles. Las petroleras continúan explorando en busca de nuevos yacimientos petroleros, a pesar de que ha dicho el IPCC (Panel internacional del cambio climático, por sus siglas en inglés), que debe dejarse, desde ahora, sin explotar, el 60% del petróleo que aún hay en el planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/las-petroleras-siguen-con-sus-planes-de.html).

Dice, finalmente, que si queremos realmente lograr un cambio, “habrá sufrimiento innecesario, temo el daño que ocasionará”.

Pero aquí el temor sería que toda la problemática expuesta, la emplee oportunistamente el capitalismo salvaje, para fingir que está “preocupado” por mejorar al planeta, pero que, al final, se trate de imponer restricciones y nuevos impulsos consumistas, como el de los autos eléctricos, que, al contrario, profundicen la depredación, la contaminación y las desigualdades sociales.

Además, como bien dice Herrington, muchos de esos necesarios cambios, también tendrían que ser acatados voluntariamente por la gente.

En una ocasión, hablando con mis estudiantes, sobre que la producción de carne roja es muy contaminante y depredadora, responsable del 15 por ciento de las emisiones globales de CO2, les pregunté que quién estaría dispuesto a dejar de comer carne, con tal de que esa actividad fuera eliminada o disminuida al mínimo posible. Por desgracia, de 30 estudiantes, sólo 5 dijeron estar dispuestos. “Entonces, cuando en el 2050, muchos de ustedes tengan cuarenta y tantos o cincuenta años, estén viviendo un infierno, no se olviden que no estuvieron dispuestos a dejar de comer sus tacos de carnitas para evitarlo”, les comenté, irónico.

Claro, son costumbres que nos han impuesto desde siempre, de que una dieta “balanceada” es a base de leche, carne y huevos.

Pero es parte de la consciencia humana, la espiritualidad a la que se refiere Herrington, la que nos tendrá que ir liberando de prejuicios, creencias y costumbres que sólo benefician al sistema depredador y contaminante que nos sigue, por desgracia, dominando.

De otra forma, de no actuar contra tales imposiciones, preparémonos para el infierno que se nos viene.

 

Contacto: studillac@hotmail.com