La ciudad de Nueva York se está hundiendo por sobrepeso
Por Adán Salgado Andrade
Las condiciones planetarias han ido modificándose debido principalmente a la acción del hombre. Por eso, ya se llama la época actual el antropoceno, pues tanta depredación y contaminación debida al capitalismo salvaje y su necesidad de sobreproducir, con tal de conservar sus cada vez más reducidos márgenes de ganancia, están modificando climática y ambientalmente al planeta. Por tal razón, se nos han impuesto un híperconsumo compulsivo, con tal de que se vendan la mayoría de los productos que se fabrican, no de acuerdo a las necesidades sociales, sino a las del lucro capitalista (aún así, como, de todos modos, no se venden tantos millones de cosas hechas, se ocasionan las constantes crisis económicas, cada vez más largas y profundas, casi permanentes).
Todo ello se refleja en el tamaño de las ciudades, por ejemplo, pues son los centros ideales para que la circulación de las mercancías se dé con prontitud. No es lo mismo una localidad rural, enclavada en una zona montañosa de Guerrero, en donde, muchas veces, ni para comer tienen dinero sus habitantes, que una ciudad como la de México, en la cual, los alrededor de 25 millones de habitantes, somos vitales para la ecuación social de trabajar (en lo que sea), obedecer (leyes, reglamentos, códigos, órdenes en fábricas, oficinas, escuelas…), consumir (todo lo ofrecido por ese rapaz sistema, desde comida, hasta lujos como autos o departamentos…) y pagar (multas, impuestos, demandas…).
Obviamente al ir creciendo las ciudades, sobre todo, anárquicamente, como la de México, crecen sus problemas. Transporte malo, embotellamientos, contaminación, altas temperaturas por el efecto isla de calor (por tanto asfalto y concreto, se almacenan las radiaciones solares, incrementando la temperatura), delincuencia, corrupción policial, zonas hacinadas, industrias conviviendo con zonas habitacionales… y muchos más.
Uno, en particular, es que por tanta sobrexplotación de los acuíferos ( las aguas subterráneas), provoca que la citada ciudad de México, se esté hundiendo 50 centímetros cada año, lo que se llama subsidencia. Lo mismo sucede, por ejemplo, en Yakarta, la capital de Indonesia, que se hunde 30 centímetros anuales, por una combinación de subsidencia y la elevación del mar, debida al calentamiento global. Ya se tiene el plan para trasladar la capital a otro lugar, más alejado de la costa (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/06/las-ciudades-que-se-hunden-por.html).
Pero una ciudad, en particular, se está hundiendo por sobrepeso. Es la de Nueva York, que con cientos de miles de estructuras, sobre todo, altos rascacielos, está ocasionando que el suelo, compuesto principalmente de sedimentos acumulados durante millones de años, que contienen arcilla, arena y rellenos artificiales, de grava, se esté compactando por el enorme peso soportado.
Se calcula que esa ciudad costera pesa, tan sólo sus construcciones, alrededor de 771.1 millones de toneladas, sin contar caminos, banquetas y otra infraestructura (postes, puentes, cableado, drenaje…), lo que está provocando que se hunda entre 1 y 2 milímetros por año, y en algunos sitios, hasta 4. Eso se agrava con la circunstancia de que el mar se está elevando también de uno a dos milímetros, lo que, en palabras del geofísico estadounidense Tom Parsons, de la oficina geológica de Estados Unidos, “es algo que está sucediendo en muchas ciudades del mundo, una combinación de subsidencia y urbanización” (ver: https://www.wired.com/story/new-york-city-is-sinking-its-far-from-alone/).
Y es que el uso masivo de concreto, es un gran problema, pues además de que emplea masivamente materiales como arena (cada vez más escasa), grava, agua y cemento (las emisiones de CO2 que produce la fabricación de cemento, son del orden del 8 por ciento anual), ya supera en masa a toda la vegetación del planeta, sean selvas, bosques, sabanas… lo que está provocando otro grave problema ambiental (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/06/el-ironicamente-destructivo-concreto.html).
Y como el hundimiento de una ciudad también se traduce en gastos, con tal de paliar los daños que aquél ocasiona, es lo que sucede en Nueva York. Se clasifica como la tercera en el mundo “en términos de bienes raíces expuestos a inundaciones, pues 67,400 estructuras que se hallan en el área que cubrió la inundación provocada por el huracán Sandy, no están hechas para resistirlas”. Es decir, si se vuelve a formar un huracán tan intenso (muy probable, pues el calentamiento global creará huracanes más intensos y destructivos), muchas hasta podrían fallar y colapsarse (ver: https://www.fox5ny.com/news/new-york-city-sinking-under-the-weight-of-buildings#:~:text=According%20to%20the%20study%2C%20the,the%20ground%20underneath%20the%20city).
En efecto, ya hay construcciones que se calcularon para tiempos, digamos, normales, que no resistirán los efectos ocasionados por el cambio climático. El huracán Sandy, que tuvo lugar en el 2012, inundó gran parte de la zona más baja de Manhattan y en el 2021, el Ida, afectó el drenaje. Hasta muertos hubo, pues el agua inundó todo tan rápido, que 13 personas que vivían en sótanos, no tuvieron tiempo de salir y murieron ahogadas (ver: https://www.nytimes.com/live/2021/09/03/nyregion/nyc-flooding-ida).
El problema con las inundaciones es que el agua anegada, que tarda en disiparse, reblandece los suelos. Por eso se producen deslaves de cerros, muchos mortales, pues se desgajan, sobre todo, los que están deforestados, ya que a falta de vegetación (árboles y sus largas raíces), se pierde la estabilidad.
O se producen socavones, grandes agujeros que ocasiona una excesiva humedad del suelo.
Obviamente, los problemas de hundimientos de ciudades se irán agravando, pues se calcula que para el 2050, subirá el nivel del mar unos 30 centímetros, además de que un 70 por ciento de la población mundial, vivirá en aquéllas, comparado con el 56 por ciento actual. Las ciudades costeras, justo como Nueva York, serán las más afectadas.
Y en las que están asentadas sobre acuíferos, como la de México, al haber más gente, habrá más extracción de agua, lo que acelerará los hundimientos y, claro, la falta de, vital líquido. Se calcula que esta ciudad, no tendrá agua en el 2028, si no se toman medidas drásticas de reducción del consumo y, sobre todo, de recarga de los acuíferos (https://www.unotv.com/ciencia-y-tecnologia/dia-cero-cuanto-tiempo-nos-queda-de-agua-en-mexico/).
Se requiere dejar atrás las obras grises, como el alcantarillado, que sólo saca toda el agua de lluvia (muchas veces muy intensa) que cae en la ciudad. Deben de implementarse sistemas de recarga de los acuíferos, localizando suelos porosos e implementando más áreas verdes, que permiten la filtración del agua y, en consecuencia, la recarga de tales acuíferos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/10/deben-de-habilitarse-mas-areas-de.html).
Desgraciadamente, como en todos lados los negocios son primero, seguramente no se tomarán las medidas necesarias, desde ahora, para mitigar los hundimientos, como sucede en Nueva York o en la ciudad de México.
Así que nos está hundiendo, literalmente, el capitalismo salvaje.
No quiere hundirse solo.
Contacto: studillac@hotmail.com