El muy dañino sobrepastoreo de las vacas
Por Adán Salgado Andrade
Uno de los factores que contribuyen al calentamiento global, es la producción de carne, sobre todo, la roja. Las flatulencias de las vacas y borregos, así como su estiércol, son responsables del 15% de las emisiones globales de CO2. Tan sólo la industria del ganado vacuno y lechero (vacas y toros) produce el 65% de todas las emisiones de la industria cárnica. Es algo muy alarmante, consecuencia de la imposición de la dieta occidental, que afirma que es “muy saludable” ingerir leche, carne y huevos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/la-eliminacion-de-la-produccion-de.html).
Como el consumo de carne está ya tan generalizado por la mencionada dieta occidental, cada vez incrementa más la cría de ese ganado vacuno, sobre todo, para satisfacer ese apetito por la carne (en todos sus tipos, sean bisteces, tacos, tortas, carnitas, barbacoa… y cuanto platillo de la cultura culinaria cárnica de cada país, exista).
En Brasil, por ejemplo, el nefasto, por fortuna, ya ex mandatario, Jair Bolsonaro, el Donald Trump brasileño, permitió que ganaderos quemaran vastas áreas de la selva amazónica, con tal de que se convirtieran en pastos para sus miles de cabezas de ganado y que se alimentaran de ellos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/los-criminales-provocados-incendios-de.html).
Por lo mismo, esa selva, que nos proporciona – o proporcionaba – el 20 por ciento del oxígeno planetario, ya está perdiendo su capacidad de regeneración. No puede contra tanta criminal tala e incendios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/la-amazonia-brasilena-ya-no-se-esta.html).
Y súmese que otras áreas de esa emblemática selva, están siendo arrasadas por ilegales, inescrupulosos buscadores de oro y muy pronto, sólo quedarán yermas áreas de lo que antes era una magnífica región, llena de biodiversidad animal y vegetal (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/01/la-mineria-ilegal-de-oro-en-la-selva.html).
Pero regresando a las vacas, la mayoría son criadas confinadas en lo que yo llamo fábricas de animales en serie, en donde crecen en condiciones verdaderamente inhumanas, hacinadas, estresadas, recibiendo altas dosis de hormonas y de antibióticos, éstos, para “evitar” enfermedades, y asesinadas de forma cruel, ya sea aplastadas masivamente o mediante pistolas eléctricas que las matan por la nuca. La gente se asusta cuando una persona mata a un gato, pero no por los miles de animales, no sólo vacas, que son sacrificados diariamente, con tal de tener nuestra cuota de “saludable carne” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/08/fabricas-de-animales-enfermedades-en_01.html).
Esos antibióticos, como se van a los humanos que los ingieren, ocasionan el desarrollo de súper bacterias, que se inmunizan contra aquéllos, lo que cada vez hace más difícil combatir enfermedades infecciosas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-fortalecedora-evolucion-de-bacterias.html).
Pero otras vacas, las que pastorean “libremente” en tierras que están entre bosques, por ejemplo, están ocasionando un problema de sobrepastoreo muy dañino, ya que acaba con especies de plantas muy raras, además de que contribuye también al calentamiento global, tanto por acabar con vegetación que puede absorber CO2 y por las expulsiones de metano que sus flatulencias y eructos provocan. Tan sólo el ganado que existe en Estados Unidos, emite el 27 por ciento de tal metano, gas que es hasta 80 veces más potente para guardar el calor que el CO2 (ver: https://www.epa.gov/ghgemissions/overview-greenhouse-gases#methane).
Creo que, al viajar por carretera, hemos visto a grupos de vacas que andan pastando. Son un problema, pues por tanto estiércol que desechan, contaminan el suelo o los cuerpos de agua, como lagos o lagunas. He visto pequeños cuerpos de agua en Hidalgo, por ejemplo, totalmente contaminados de estiércol, pues las vacas, que van a beber agua o pastan a las orillas, defecan allí. Esa agua ya no es apta para el consumo humano. El estiércol, supuestamente, se emplea como abono, pero tiene muchos parásitos, como gusanos, que hacen más mal que bien a los cultivos que lo emplean como fertilizante, si no se usan cosas como cal o hasta insecticidas.
Los daños del sobrepastoreo en Estados Unidos, lo monitorean biólogos, cuando andan buscando especies de plantas raras. La periodista Lauren Leffer, del portal Gizmodo, acompañó a un grupo de biólogas en busca de una rara planta, la delphinium, que da flores moradas, también llamada larkspur, por una región boscosa y protegida de California (ver: https://gizmodo.com/nobody-is-happy-with-the-federal-grazing-program-1849865593?utm_source=gizmodo_newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=2023-01-29).
Esa flor “pertenece al género de unas 300 especies de plantas que florecen cada año o permanentemente, de la familia de las Ranunculáceas, nativas del hemisferio norte y de las altas montañas de África. Son tóxicas tanto para el ganado, así como para los humanos, pero son muy útiles porque atraen a insectos polinizadores, como las mariposas” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Delphinium).
Pero a pesar de ser tóxicas, las biólogas a las que acompañó Leffer, tuvieron que caminar mucho, en medio de un bosque supuestamente “natural”, para hallarlas y tomar sus semillas con el fin de conservarlas en un banco de especies en peligro.
Estuvieron en la remota región boscosa Modoc Plateau, de California. Pensaron que la lejanía sería excelente para hallar la planta fácilmente, “pero nos dimos cuenta que en todos lados había vacas, las que tenían lleno el lugar con sus excrementos, pisadas, además de pasto y delphiniums rumiadas, de las que sólo dejaron los tallos”.
Y explica que es un problema añejo, el que las vacas deambulen por tierras federales, pues los ganaderos pagan cuotas para que se les permita. “Esas tierras federales, muchas veces están en bosques supuestamente prístinos, en donde crecen especies raras, varias a punto de extinguirse. Pero no lo son, pues decenas o cientos de vacas sobrepastorean y no sólo ingieren pastos, sino a las mencionadas raras especies, como la delphinium”.
Dice que servicios de vigilancia forestal como el BLM (Bureau of Land Management, Oficina de la administración de las tierras) o el Servicio Forestal de Estados Unidos, son las que deben de vigilar que los ganaderos cumplan con las normas, como no invadir tierras protegidas, “pero cada vez han ido reduciendo más y más su personal, por menor presupuesto, y no tienen suficientes empleados para vigilar que aquéllos cumplan”.
Supuestamente, en este 2023, se reformarán muchas de esas leyes, “con las que los ganaderos, no estarán conformes, pues están destinadas a proteger y prohibir el uso de pastoreo para muchas tierras que actualmente son usadas para ese fin”.
Pero insiste Leffer en que debe de hacerse ya, pues se pone en riesgo la existencia de plantas raras, como la delphinium, que hasta ayudan a disminuir el calentamiento global. “Además, tanto sobrepastoreo contribuye a secar las tierras y comprimirlas más, lo que no permite que el agua de lluvia se filtre entre ellas y recargue acuíferos. El evento conocido como Dust Bowl (fuertes tolvaneras que tuvieron lugar en los años 1930’s en Estados Unidos y Canadá, por una combinación de severa resequedad del suelo, deforestación y fuertes vientos y que mataron a mucha gente), se debió, en gran parte, al sobrepastoreo, pues las vacas acaban con la vegetación de las sabanas, como los pastos”.
Y no sólo eso, sino que como andan recorriendo extensas zonas, al defecar, sus excrementos llevan semillas de plantas invasivas que crecen en donde hay raras y en peligro de extinción, quitándoles sus nutrientes, humedad y matándolas.
Ese problema también existe en una zona igualmente rica en biodiversidad, la isla Hécate, perteneciente a la Columbia Británica, Canadá, en donde el sobrepastoreo ha acabado con muchas especies vegetales extremadamente raras (ver: https://hakaimagazine.com/features/weird-rare-and-everywhere/).
Dice Leffer que tuvieron que caminar muchos kilómetros, hasta llegar a un terreno muy empinado, en donde las vacas no pueden subir. “Sólo allí pudimos hallar intactas delphiniums, que las biólogas, de inmediato, recolectaron, para hacerse de sus semillas y conservarlas. Nunca se sabe si podrán hallarlas de nuevo”.
Pero, lo que sí, es que seguiremos viendo vacas pastando por todos lados.
Se ha dicho, entre otras cosas, que bajar considerablemente la producción de carne, sobre todo, roja, es vital, si queremos disminuir las emisiones de CO2.
Pero he preguntado a personas sobre eso, si estarían dispuestas a dejar de comer carne, con tal de preservar las condiciones que nos permitan existir en el planeta, y sólo 16 de cada 100, me han respondido que sí estarían dispuestas.
Los otros, prefieren seguir comiendo tacos de cabeza, aunque eso signifique que las altas temperaturas que ya se están dando, nos cuezan en un cercano futuro.
Ni ante la adversidad y por su propio bien, cambia la bipolar naturaleza humana, muy dominada por el nefasto capitalismo salvaje.
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