Cómo se originó el invasivo plástico
Por Adán Salgado Andrade
El plástico, por la gran versatilidad que posee, se usa en prácticamente todo. Sólo revisen en sus hogares, oficinas, escuelas, fábricas… la cantidad de artículos en que se usa y son, como dije, casi todos: utensilios de cocina, ropa, electrónicos, computadoras, celulares, zapatos, muebles, recipientes, bolsas, envoltorios, costales, envases de alimentos, medicamentos, piezas de autos, bicicletas, herramientas…
Y en la industria, muchas máquinas usan piezas plásticas. Y transportes de todo tipo, desde ferrocarriles, autobuses, aviones. Incluso, naves espaciales, emplean plásticos especiales en sus partes.
Por lo mismo, el plástico, al cumplir su función, es desechado. Pero como mucho del plástico actual se emplea en cosas “desechables”, por ello es que la basura plástica resultante es de millones de toneladas.
Se producen unos 300 millones de toneladas de plásticos cada año. Cuando en 1907 el químico belga-estadounidense Leo Baekeland (1863-1944) inventó la baquelita, el primer plástico sintético creado, seguramente no imaginó toda la infinidad de aplicaciones que ese material, y los que siguieron, tendrían, pues actualmente, como dije, los plásticos se usan en prácticamente todo. Pero tampoco debió de haber imaginado Baekeland todos los problemas ambientales que los plásticos están ocasionando actualmente, los que no sólo dañan muchos ecosistemas, sino que ya también la salud humana está siendo afectada (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/03/la-muy-grave-contaminacion-por-plasticos.html).
Lo peor es que el plástico, al degradarse, se descompone, una parte, en los tóxicos químicos de los que está hecho. Y, la otra, en microplásticos, partículas milimétricas que ya invaden absolutamente todos los ecosistemas del planeta, sean terrestres, marinos o aéreos. Hasta en zonas prístinas, como en la cima de montes, como el Everest, o islas “vírgenes”, ya hay microplásticos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/06/los-contaminantes-microplasticos-ya.html).
Si una futura civilización encuentra este planeta, cuando nos hayamos extinguido, determinará que uno de los materiales más abundantes es el plástico. “Eran seres plastificados”, seguramente dirán.
Y el plástico tuvo sus orígenes, desde el siglo 19, en que se intentaron fabricar materiales que resistieran rudos usos, como en las bolas de billar. Justo el artículo del portal Wired titulado “El mundo se está ahogando en plástico. Así comenzó todo”, firmado por Matt Simon, describe tales orígenes. “Ese material milagroso, usado para todo, ha corrompido todos los rincones del planeta” (ver: https://www.wired.com/story/the-world-is-drowning-in-plastic-heres-how-it-all-started/).
El artículo es una reseña de un libro escrito por el propio Simon, titulado “Un veneno como ningún otro: cómo los microplásticos corrompieron nuestro planeta y nuestros cuerpos”, en el que hace un profundo análisis de los orígenes de ese grave problema y hasta dónde hemos llegado y seguiremos avanzando, al irse incrementando la cantidad de plásticos producidos.
Inicia comentando que el famoso jugador estadounidense de billar, Michael Phelan (1819-1871), quien además de renombrado billarista, era también fabricante de mesas y bolas para ese juego, preocupado de que las bolas duraban poco – se achataban o agrietaban –, a pesar de ser de marfil, el material más duro existente hasta entonces, obtenido de los colmillos de los elefantes – también preocupado de que de dónde se obtendrían esas bolas cuando no hubiera elefantes –, buscó hacer un recubrimiento o material alternativo. Y ofreció diez mil dórales a quien lograra hallar uno que cumpliera tal función.
Fue John Wesley Hyatt (1837-1920) un joven de 26 años, por ese entonces, quien logró elaborar un material, hecho de celuloide, que obtuvo al mezclar nitrato de celulosa (material hecho de celuloide de nitrato, mezclado con ácido nítrico y sulfúrico), con algodón. En realidad, ya se había inventado el celuloide, por Alexander Parkes (1813-1890), un inventor inglés que llamó a su invención parkesina, la que se considera “como el primer plástico hecho por el hombre, pero que no despegó en su debido momento” (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Alexander_Parkes).
Mezclo Hyatt ese celuloide – mejorada su obtención, por él –, en “alcohol y éter, con lo cual obtuvo un jarabe, llamado colodión. Eso, lo mezcló con alcanfor y fue la bendición para los billaristas, pues pudieron hacerse bolas que sustituyeron al cada vez más caro marfil. Pero era un material explosivo, así que Hyatt recomendaba no fumar cuando se estuviera jugando con esas pelotas sintéticas”.
De todos modos, fue un material exitoso, “Hyatt había iniciado la era del plástico hecho masivamente”. Las primeras cintas cinematográficas, se hacían de celuloide hecho de nitrato de plata, por eso eran tan inestables y explosivas. De hecho, el incendio que consumió en 1982 a la primera cineteca mexicana que tuvo el país, se debió a que los viejos filmes de nitrato de plata, no fueron convenientemente refrigerados, pues no se le dio mantenimiento al sistema de aire acondicionado, y al calentarse, se produjo alguna chispa de electricidad estática que provocó un incendio que, por las características de ese material, se propagó rápidamente, quemando bodega, películas antiguas valiosísimas, insustituibles, y salas cinematográficas en cuestión de minutos (ver: https://www.milenio.com/cultura/el-tragico-incendio-que-liquido-la-primera-cineteca-nacional).
De todos modos, ese material, no era invasivo, era orgánico, al ser hecho de algodón, fibra natural, y el alcanfor, extraído de árboles.
Luego vino la mencionada baquelita, hecha de fenol y formaldehido, “que se desarrolló mucho como aislante eléctrico, al crearse y extenderse la industria eléctrica. Al también crecer la industria petrolera, los científicos comenzaron a obtener materiales plásticos que fueron sustituyendo todo, nylon, al algodón, caucho, por hule sintético, y plástico añadido al vidrio, creo el vidrio blindado. La segunda guerra mundial, contribuyó mucho a esa expansión en el uso del plástico”.
Como siempre, son las aplicaciones militares, las que aceleran la investigación científica. Un 80 por ciento de nuevas “invenciones”, tienen su primera aplicación en la invención y fabricación de armas.
Luego, menciona Simon cómo el plástico comenzó a ser muy “apreciado”, por publicidad que lo llamaba un material “milagroso”, que podía aplicarse a todo. “Un número de la revista Life, de 1955, mostraba un trasterío, luego de una fiesta, que el ama de casa, si no fuera de plástico, podría tardar horas en lavar”. Fue como se comenzó a “apreciar” lo desechable. “Como era tan barato, además de versátil, se podía tirar a la basura, sin mayor problema”, enfatizaba ese anuncio.
Hay una cinta francesa, Mon Oncle (Mi tío), de 1958, dirigida por Jacques Tati (1907-1982), en donde el personaje principal, es un gerente de clase media, que goza de todas las comodidades, modernista casa, auto último modelo estadounidense y cuanto electrodoméstico existía en ese entonces. Y le iba bien porque trabajaba en una empresa que hacía mangueras de plástico, “que están teniendo muy alta demanda”, como les decía a sus clientes (ver: https://mubi.com/es/films/mon-oncle).
Y así, la “versatilidad de ese producto milagro”, nos ha llevado a extremos en donde ya hasta lo tenemos en nuestra sangre, en microplásticos. Y no se sabe qué puedan ocasionar al organismo, a la larga. Ingerimos el equivalente a una tarjeta de crédito plástica cada semana (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/ya-se-hallaron-microplasticos-en-la.html).
Y en recién nacidos, en sus excrementos, también ya se hallaron microplásticos. Tampoco se sabe aún que les vayan a ocasionar, si vaya a interferir con su crecimiento físico y/o mental. Estamos “verdes” en esas necesarias investigaciones (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/09/los-lactantes-ya-tienen-en-sus.html).
También se refiere Simon a la industria cosmética, “la que por décadas, ha empleado microesferas plásticas para hacer que sus productos sean más esparcibles y suaves. Una estimación, señala que unos 1.5 millones de kilogramos de microplásticos contenidos en productos de cuidado personal, van a dar a los océanos cada año. Tan sólo China produce unos 230 billones de microesferas cada año. Y aunque ya se prohibieron esos productos en Estados Unidos, allí estarán en el medio ambiente, por muchos años”.
El plástico producido hasta ahora, se estima en unos ¡8,200 millones de toneladas!, “el doble de peso de los animales vivientes en el planeta. Y unas 6,349 millones de toneladas, se han ido a la basura, a rellenos sanitarios y basureros. Sólo 9 por ciento se ha reciclado y un 12 por ciento, se ha incinerado, lo que produce tóxicos gases que van al medio ambiente y a los pulmones”.
El problema es que el 42 por ciento del plástico, dice Simon, sólo se usa para empacar cosas “y por eso, termina en la basura, junto con el desechable”.
Y se refiere a toda la basura plástica que termina en los océanos, la que se triplicará para el 2040 – antes, se consideraba que sería hasta el 2050 – superando en peso al de todas las especies marinas que haya para entonces – si es que quedan, de tanta contaminación, incluidos plásticos, que hay en los mares, que las están dañando (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/el-plastico-que-va-los-oceanos-se.html).
“Todo el plástico que reciben los océanos cada año, equivaldría a una bolsa que cada humano de este planeta tirara allí cada semana”
Y la producción ha subido brutalmente, “pues en 1950, sólo se hacían 1,995.4 millones de resinas y plásticos de todo tipo. Y para el 2015, el número creció casi 200 veces, a 380,033 millones de kilogramos. Seiscientos millones de bolsas de plástico, se usan actualmente cada hora, suficientes para poner un cinturón a la Tierra que cubriera su Ecuador siete veces, si se unieran”.
Y, como siempre, el alto desperdicio y consumismo generado por los países “desarrollados” – que ya no deberían de llamarse así, pues un país realmente “desarrollado”, no habría generado tantos problemas de depredación y contaminación que estamos padeciendo –, genera más plástico. “El estadounidense promedio, desecha casi 150 kilos de basura plástica cada año, incluso más del doble del de habitantes de países europeos”.
Y, como dije, no se recicla. Antes, era China, la que aceptaba toda la basura plástica de Estados Unidos y de Europa, para reciclarla, pero ya no lo hace, así que sólo les queda tirarla y decir, fraudulentamente, que la reciclan (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/fraude-en-inglaterra-con-reciclaje-de.html).
“Para el 2050, la humanidad estará produciendo más de 1,360 millones de toneladas de plásticos anualmente, equivalentes al peso de 300 millones de elefantes. Y el atractivo es que siendo tan versátil y ligero, seguirá produciéndose”.
Como las petroleras están lamentando que se dejen de usar combustibles fósiles, por la sustitución de autos de combustión, por eléctricos, ahora están insistiendo en seguir haciendo el “útil plástico”. En conjunción con refresqueras nefastas como Coca-Cola, seguirán produciendo plásticos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/01/las-contaminantes-petroleras-y-coca.html).
Y a propósito de los autos eléctricos, es una panacea consumista más, pues su masiva construcción, generará otro tipo de contaminación, por todos los sitios depredados, como bosques y selvas, para obtener los materiales requeridos para sus baterías (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/los-golpistas-de-myanmar-matan-gente-y.html).
Concluye Simon diciendo que “para mediados del siglo 21, la humanidad, irresponsablemente, habrá producido en cien años, 34,012.5 millones de toneladas de plásticos, equivalentes a cien mil edificios Empire State. En ese punto, habrá tanta producción de esa basura, que equivaldrá a que cuatro camiones de basura entren al océano cada minuto”.
Como dije, superará tanto plástico el peso de las especies marinas que todavía queden.
Pero, no importa.
Para las plastiqueras, negocios son negocios.
Y mientras nuestra cultura de la depredación, contaminación y desperdicio continúe, como si nada, nos ahogaremos entre plásticos y microplásticos, claro, si es que antes no sucede un holocausto nuclear.
Contacto: studillac@hotmail.com