La siguiente pandemia podría provenir del deshielo de glaciares
Por Adán Salgado Andrade
El calentamiento global está cambiando el clima y ocasionando otros graves efectos. Entre ellos, que virus, bacterias y hongos infecciosos, se propaguen más fácilmente, gracias a un amiente más caluroso. Los mosquitos, los insectos que más portan enfermedades, ahora ya están invadiendo lugares antes fríos, propagando males como malaria, chikungunya, dengue y otros.
No bastando con eso, ahora, podríamos enfrentar pasadas amenazas, pues al irse derritiendo los glaciares, están liberando patógenos de remotos pasados, como si estuviéramos desatando alguna terrible maldición.
El artículo de The Guardian, titulado “Nuevo estudio muestra que la siguiente pandemia podría originarse por el derretimiento de los glaciares”, firmado por Linda Geddes, expone esa situación, quien agrega que “el análisis de un lago ártico, sugiere que virus y bacterias, congelados en hielo, podrían despertar e infectar vida silvestre” (ver: https://www.theguardian.com/science/2022/oct/19/next-pandemic-may-come-from-melting-glaciers-new-data-shows).
Abre el artículo una foto del lago Hazen, el mayor lago de agua dulce del planeta, “al que se han practicado análisis genéticos de la tierra y de sedimentos, que sugieren inminente riesgo de una contaminación viral, que es cuando un virus infecta a un nuevo huésped por primera vez. Y ese peligro se incrementa entre más cerca se esté de los glaciares que se derriten”.
Es un latente peligro, pues esos organismos, al estar congelados, no mueren, sólo están en latencia. Ya se ha hallado material genético de virus tomados de la planicie tibetana en China, cercana a glaciares que se descongelan. Ese material, correspondió a 33 virus, 28 de los cuales, son nuevos, o sea, desconocidos. Ese estudio lo hizo la Universidad de Ohio, la cual, basada en la localización de ese material, estimó que tales virus tienen una antigüedad de unos ¡15,000 años! Y podrían revivir.
En otro caso, en el 2014, científicos del Centro Nacional Francés de Investigación Científica, en Aix-Marseille, lograron revivir a un virus gigante, que aislaron del permahielo siberiano (ya en avanzado proceso de descongelación, desde entonces), haciéndolo infeccioso, por primera vez en ¡30,000 años! El autor del estudio, Jean-Michel Claverie, dijo a la BBC, en ese entonces, que al irse exponiendo capas de hielo tan profundas, por el descongelamiento, es una “receta para el desastre” (ver: https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.1320670111).
Así que la amenaza es real. Podrían traerse a estos tiempos virus desconocidos, quizá muy letales, que podrían ocasionar nuevas pandemias.
“Por ejemplo, en el 2016, un brote de ántrax, en el norte de Siberia, que mató a un niño e infectó por lo menos a otras siete personas, fue atribuido a una onda de calor que derritió el permahielo y expuso el cadáver de un alce congelado (que contenía el virus). Antes de ese caso, el anterior brote de ántrax, fue en 1941”.
Por ello, fue que, para entender mejor cómo sería tal propagación, el doctor Stéphane Aris-Brosou y sus colegas de la Universidad de Ottawa, Canadá, recolectaron tierra y muestras de sedimento del lago Hazen, cerca de donde pequeñas, medianas y grandes cantidades de agua del deshielo de glaciares cercanos, se han depositado. Luego, secuenciaron el ADN y el ARN de tales muestras, para identificar marcas que se parecieran a las de virus conocidos, así como de animales, plantas u hongos, que pudieran albergarlos y corrieron un algoritmo que midió las probabilidades de éstos virus, de infectar a organismos no relacionados.
“El estudio, publicado en los Proceedings of the Royal Society B (Reportes de la Sociedad Real B), sugirió que el riesgo de virus esparciéndose a nuevos huéspedes, era mayor en lugares cercanos a donde grandes cantidades de agua del deshielo fluían, algo que se incrementa al calentarse el ambiente. El equipo no cuantificó cuántos virus identificaron, pero planean hacerlo en próximos meses. Y tampoco dijeron si podrían desatar una infección”.
Sin embargo, como ya señalé arriba, otros estudios previos, han señalado que es posible que virus antiguos sí pudieran desatar infecciones y pandemias.
Pero Aris-Brosou anticipó que no es lo mismo predecir un alto riesgo de que se propaguen virus, a que realmente vayan a propagarse o a ocasionar una pandemia. “Mientras los virus y los vectores que los propaguen no estén cerca, la probabilidad de eventos dramáticos es muy baja”.
De todos modos, entre más se caliente el planeta, esos antiguos virus podrían propagarse, porque podrían anclarse a nuevos huéspedes, que los acarren a zonas en donde comiencen a dispersarse y ocasionar masivas infecciones. Nadie hubiera creído que los virus de pangolines y de murciélagos, que se vendían en un mercado chino – por esa aberrante costumbre de los chinos de comer especies que no tendrían porqué ingerirse, portadoras de lo que hoy conocemos como el covid –, podrían haber ocasionado la pandemia, que todavía no termina.
De todos modos, los virus siguen estando allí, muchos, que evolucionan, resurgen y provocan letales enfermedades, como el ébola, que acaba de resurgir en Uganda, pobre país africano. Lo peor es que esa nueva cepa, es resistente a las vacunas existentes y, de no controlarse o producirse una efectiva rápidamente, podría dispersarse rápidamente (ver: https://www.wired.com/story/uganda-ebola-outbreak-vaccine/).
El calentamiento global, acelerará la capacidad de dispersión y de mutaciones de virus y bacterias, y cada vez será más difícil combatirlos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-fortalecedora-evolucion-de-bacterias.html).
Por lo que debemos de estar preparados.
No sabemos si entre ese hielo que se derrite, esté un virus que, realmente, nos pudiera aniquilar masivamente.
Quizá es una sorpresa que este contaminado y depredado planeta, nos tiene reservada.
Contacto: studillac@hotmail.com