lunes, 17 de octubre de 2022

Una chica expone cómo es vivir con covid largo

 

Una chica expone cómo es vivir con covid largo

Por Adán Salgado Andrade

 

El covid, ha dejado muchas muertes. Hasta el momento, más de seis millones y medio de fallecidos (ver: https://covid19.who.int/).

Las vacunas, han ayudado a que las muertes disminuyan, pero siguen dándose, incluso en gente vacunada (ver: https://www.scientificamerican.com/article/how-to-compare-covid-deaths-for-vaccinated-and-unvaccinated-people/).

Sin embargo, hay personas vacunadas que, aunque no han muerto, han enfermado de lo que se llama covid largo.

Son personas que no se han curado y que graves y debilitantes síntomas, persisten.

Es el caso de Savannah Brooks, chica de Minneapolis, de 30 años, que platica su caso y que aclara que, aunque le dicen que no se cuidó, “no tuve la culpa de confiarme en ir a una fiesta, ya vacunada, en donde todos estaban vacunados, amigos míos, en los que confío, sin usar tapabocas, porque no es obligatorio aquí. Tenia, incluso, el refuerzo. Y me dijeron que si me infectaba estando vacunada, no me iba a ir tan mal”. (ver: https://www.theguardian.com/society/2022/oct/14/long-covid-comic-30-wheelchair).

Su testimonio está dado en forma de cómic, con el que se puede comprender más rápidamente su caso.

En efecto, supuestamente las personas vacunadas, que se infectan de covid, no padecen síntomas severos, “o son menos intensos que los que sufren los que no están vacunados” (ver: https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/vaccines/effectiveness/why-measure-effectiveness/breakthrough-cases.html).

Por eso es que Savannah se confió.

Narra cómo era antes de enfermarse, “jugaba fútbol, lacrosse (juego que se hace con un bastón), practicaba kickboxing, defensa propia”.

“Ahora, tengo 30 años y he estado sufriendo del covid largo durante seis meses. Casi no puedo caminar, y si lo hago, la vista se me debilita, como si estuviera viendo a través de un túnel, me ensordezco, sudo, me dan sacudidas y siento que me muero”.

En esos momentos, su sistema central está colapsando, su corazón está llegando a 140 pulsaciones por minuto (lo normal son entre 60 y 100) y si no se sienta, puede caerse. Es cuando tiene un “episodio cardiaco”, que le dura unos 45 minutos. No puede estar de pie, ni soportar su cuerpo, y sus rodillas, se le doblan, si trata de hacerlo. “Y lloro, aunque no quiera, mi cuerpo, al borde de que sufra un ataque de pánico, dependiendo de qué tan severo sea el episodio”.

Los dibujos, hechos por la ilustradora Julia Louise Pereira, reflejan muy bien lo que describe Savannah. En donde dice que no puede estar de pie, la dibuja sentada, los brazos sobre sus piernas. El corazón, lo muestra en rojo, sobresaliendo de su ropa, como denotando el sobresfuerzo que debe de hacer al latir tan rápido, para que el cuerpo no se colapse. Y una línea roja, detrás de su cabeza, como una gráfica de un electrocardiograma, muestra cómo se disparan sus pulsos. Logra transmitir el momento tan angustiante, de tratar de sobrevivir, a como se pueda, de la chica.

Dice que su primer evento cardíaco fue cuatro meses después de que le dieron su refuerzo, que ya se sentía algo mejor, “cuando mi novio y yo, tratamos de caminar. Sólo recorrimos cuatro calles, no pude más. Me tuvo que llevar cargando a casa”.

Tuvo otros dos eventos cardiacos. Uno, estando sola y otro, cuando habían asistido a un juego de fútbol. “De nuevo, mi novio me tuvo que cargar hasta el auto. Y al llegar, sacarme y llevarme a la casa. No sólo eso, sino llevarme al baño, no para bañarme, sino para que pudiera orinar. ¡Fue terrible!”.

De allí, su doctora le dijo que tenía un sistema nervioso central que estaba “híper funcionando”. Tuvo que dejar cafeína, alcohol, menos celular, comer vegetales, hacer yoga “y dejé de trabajar”.

Se compró una silla de ruedas, “porque no quiero arrastrarme, en caso de que tenga otro evento cardiaco, hasta mi casa”.

Y cada que publica sobre su problema, “me llueven críticas, me trolean, que no estoy tan mal, que sólo lo hago por llamar la atención, que cometí un error… y otras cosas muy denigrantes”.

Lo peor, dice Savannah, es que la mujer que era antes, está dentro de ella, “la que practicaba karate, la que corría, la que daba clases a niños de defensa personal… todas esas personalidades están allí, queriendo salir, pero no puedo. Mi cerebro, todavía no se acostumbra a mi nueva condición”.

“Yendo en mi silla de ruedas, parezco saludable, pero no es así, cada rato pienso en cuándo me va a venir un nuevo episodio cardiaco. Tengo que checar mi corazón cada media hora, para ver si hay una anomalía. Y debo de dormir, luego del almuerzo, con tal de tener suficiente energía para que pueda encontrarme con alguien a las tres de la tarde. Mis padres, me aman, lo sé, y eso, me da confianza”.

Dice que siempre ha sido muy ansiosa, muy estresada, insegura y que se enoja fácilmente. “Con todo lo que hacía, podía controlar esos problemas, pero no, ya no más, mi vida dio un giro”.

Y recuerda cuando tenía tres años, que su papá la estaba enseñando a nadar. “De repente, me aventé al agua y lo logré. Ahora, ni siquiera me atrevería, ni con un salvavidas, a tirarme a una alberca, temerosa de que me falle el corazón. No le deseo a nadie tener este horrible mal”.

No, definitivamente, nadie desearía estar en su condición.

Casi como estar muerta en vida.

 

Contacto; studillac@hotmail.com