domingo, 26 de enero de 2020

Las contaminantes petroleras y Coca-Cola aumentarán producción de plásticos


Las contaminantes petroleras y Coca-Cola aumentarán producción de plásticos
Por Adán Salgado Andrade

En los años 1970’s, las grandes petroleras, sobre todo, las estadounidenses y las inglesas, supieron muy bien que si seguía al alza la producción de hidrocarburos – principalmente las gasolinas derivadas de combustibles fósiles como el petróleo –, el mundo se convertiría en el infierno que ya es en varios países, con la temperatura en constante ascenso por el ya irreversible calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/10/el-irreversible-y-catastrofico.html).
Pero imperó en tales mezquinas compañías su interés por la ganancia, en lugar de la preocupación por el medio ambiente. De haberse tomado acciones preventivas, desde entonces, otra sería nuestra condición ambiental, al menos, no tan grave (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/las-mafiosas-empresas-petroleras.html).
Ahora, nuevamente, más preocupadas porque sus ventas y ganancias disminuyeran, en caso de haber una generalizada consciencia mundial, que dejara de usar masivamente combustibles fósiles, están apostando a producir y vender todavía ¡más plástico!
Sí, a pesar de que el plástico ya es un gravísimo problema ambiental, que está formando enormes basureros en tierra y mar, no les importa, así como en los 1970’s, tampoco les preocupó (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/03/la-muy-grave-contaminacion-por-plasticos.html).
Un reciente artículo de Wired, firmado por Beth Gardiner, expone ese problema, en el que explica que empresas como ExxonMobil, Shell y Saudi Aramco, incrementarán sustancialmente su producción de plástico. “Los petroquímicos, categoría que incluye plástico, constituyen el 14% del empleo mundial de petróleo, y se espera que llegue a la mitad entre hoy y el 2050, indica la Agencia Internacional de Energía. El Foro Económico Mundial predice que la producción de plásticos se duplicará de aquí a veinte años”, señala Gardiner (ver: https://www.wired.com/story/a-surge-of-new-plastic-is-about-to-hit-the-planet/).
Como un producto remanente de la extracción de petróleo es el etano, necesario para fabricar plástico, es el que mayormente se está aprovechando para realizar la transición de vender menos combustibles y más plásticos. Incluso, la contaminante técnica del fracking, que explota los depósitos de esquisto, le está entrando también a producir más y más plástico, pues como el precio del petróleo ha bajado mucho, no es costeable, pues el fracking produce petróleo de forma más cara, además de más contaminante y depredadora de recursos como el agua (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
Eso se está dando sobre todo en Estados Unidos, en donde las mencionadas petroleras están construyendo más plantas para producir etano. “Shell está construyendo una planta de 6 mil millones de dólares (mdd) – una instalación que convierte el etano en etileno, que es un compuesto para elaborar toda clase de plásticos – en Monaca, Pensilvania, 25 millas al noroeste de Pittsburgh. Se espera que produzca más de 1.6 millones de toneladas anualmente, luego de que sea inaugurada en los primeros años de los 2020’s”. Eso, porque tales contaminantes petroleras afirman que hay un “renacimiento en la manufactura de plásticos en Estados Unidos”, no sólo en empaques y artículos de un solo uso – los que más basura generan –, tales como cubiertos, botellas y bolsas, pero también en usos más durables, tales como materiales para construcción y partes para autos y aviones. Son pocas las cosas en donde no se usa plástico. Y desde el año 2000, en ese país se ha ¡duplicado la producción de ese, casi indestructible, material!
O sea, no importa seguir saturando al planeta de plásticos, que la mayoría se tira, por ser de un solo uso, como botellas de agua o refrescos. Lo imprescindible son sus ganancias y si para ello tienen que inventar nuevos usos del plástico, lo harán.
Y si tienen que seguir acondicionando a la gente de todo el planeta para seguir empleando plástico para todo, lo harán también.
Por desgracia, la mentalidad social es la que, muchas veces, contribuye a esa depredadora permanencia, pues no reacciona ante los necesarios cambios. Al platicar hace poco con una amiga, sobre la buena medida de acabar con las bolsas plásticas en la ciudad de México, preguntó, alarmada, “¿¡Pero, entonces, en dónde vamos a tirar nuestra basura!?”. Y le respondí que como antes se hacía, que se llenaba el bote de basura y así se llevaba al camión o al barrendero y lo vaciaban en sus contenedores. Es el tipo de mentalidad que debe de cambiarse en muchas cosas, no sólo con las bolsas de plástico.
Pero quizá sean más persuasivas las petroleras, las que desde el 2010 han invertido más de 200 mil mdd en 300 proyectos procesadores de plástico y de otros químicos. Han expandido plantas existentes, creado nuevas, así como la infraestructura de tuberías necesarias para tanta expansión, “señala el Consejo Americano de Química, una cámara de la industria. Varios de esos proyectos ya funcionan, están en construcción o aguardan aprobación pública”.
Y es crucial que no se otorguen los permisos a las que los aguardan, pues, como señala Judith Enck, fundadora de Beyond Plastics (Más allá de los plásticos), ex funcionaria de una oficina regional de la EPA (Agencia de protección ambiental), “si tan sólo una cuarta parte de estas productoras de etano son hechas, nos aprisionarán en un futuro de plásticos, del cual será difícil recobrarnos”.
Por cierto, que muchos funcionarios de la EPA han sido despedidos bajo la administración del desquiciado Trump, por su encomiable lucha contra la contaminación en Estados Unidos. Mafiosos “funcionarios” los consideran un “peligro”, pues hablan de “calentamiento global” o “cambio climático” (ver: https://www.theguardian.com/environment/2019/sep/17/whistleblowers-scientists-climate-crisis-trump-administration).
Así que por esa permisividad trumpista, que ha dado tantas facilidades a todo tipo de empresas para contaminar a sus anchas, seguro no tendrán problema las petroleras para que les aprueben la construcción de más fábricas de plástico, así como se ha permitido que sigan operando muchas carboníferas. Por eso fue que, sin miramientos, ese nefasto, loco de Trump retiró a Estados Unidos de los acuerdos ambientales de París. ¡Y eso que es el país del planeta que más contamina!
El problema no sólo está en que la mayor parte del plástico se tira, sino que su producción requiere combustión, la que genera alrededor de ¡900 millones de toneladas de C02 anualmente! De seguir los “grandes planes” de las petroleras, en tan sólo diez años, por tanto irracional crecimiento, se llegará a 1300 millones de toneladas de CO2 cada año. Y así, con esa irracionalidad industrial, quieren detener el calentamiento global, que no pase de 1.5°C para el 2030. Imposible, seguiremos quemando más y más carbón y petróleo e incrementaremos 2, 3, 4 o más grados centígrados la temperatura global, con las impredecibles consecuencias climáticas que eso traiga. El mundo será un infierno en casi todas partes.
Una planta, como la de Shell, emite CO2 equivalente a la de ¡480,000 autos funcionando diario todo un año!
El otro problema es que menos del diez por ciento del plástico producido cada año es reciclado mundialmente. Así que las empresas han salido con que lo usan como “combustible” para producir electricidad, que presentan como “energía renovable y limpia”. Nada más falso, pues la incineración de plástico produce peligrosas toxinas, tales como dioxinas y metales pesados.
Eso sucede aquí en industrias como las cementeras, que por ahorrarse los altos costos del combustóleo, que es el que deberían de emplear para la producción de cemento, usan desechos plásticos, que generan, al incinerarse, como dije, peligrosas toxinas para salud y medio ambiente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2015/07/sociedad-y-depredacion-ambiental.html).
Por otro lado, cuando el plástico se degrada, también se generan emisiones de CO2. Así que aunque los plásticos se descompongan “pronto”, de todos modos contaminan.
Claro, la industria se defiende, diciendo que “el plástico trae muchos beneficios, incluso para el medio ambiente (subrayado mío). Hace autos más ligeros y, por lo mismo, más eficientes, aísla casas, reduce el desperdicio de la comida al extender su duración y mantiene en buenas condiciones sanitarias los materiales médicos (debe de referirse a todo el material médico desechable, como agujas, sondas, bolsas contenedoras, que es un tipo de basura muy peligroso, pues mucho sirve para almacenar desperdicios de enfermos, muchas veces de muy contagiosas enfermedades), entre otros usos, dice Keith Christian, director de la administración de mercados del plástico del (ya mencionado) Consejo Americano de Química”.
Sí, no se duda que el plástico sea útil, pero los perjuicios que está ocasionando en el medio ambiente, realmente están superando a su utilidad. Pero, claro, eso no lo dirán los plastiqueros, si así se les pudiera llamar a los productores de ese contaminante material.
También señala Christian que “no hay alternativas para el plástico. Y las que podrían sustituirlo, dejan una huella de carbón mayor a la de plástico”. Sin embargo, no dice que hay mucho más reciclaje con otros materiales, como el papel, que con el plástico. De hecho, el papel ya está sustituyendo a los empaques y envases de plástico y su reciclaje ha llegado hasta el 70% en Europa (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/01/el-papel-mas-ecologico-y-reciclable-que.html).
Culpan las petroleras de que la contaminación del mar por plásticos, se debe a las malas prácticas de cómo se desechan en países pobres, como India. Pero eso es falso, pues “Estados Unidos emplea decenas de plástico per cápita más que India, cinco veces más que Indonesia y tres veces más que China”.
De hecho, es una absurda posición, pues la mayoría de la basura plástica que producía Estados Unidos, se la vendía China, para que la reciclara. Como China dejó de importar sus desechos (lo que debe de haber molestado mucho a Estados Unidos), el reciclaje se ha reducido casi a nada y un doce por ciento de los plásticos desechados por los estadounidenses, son incinerados, con las consecuencias ambientales que eso genera.
Además, la producción de plástico, además de todo el gasto energético que requiere, también suelta contaminantes, como el 1,3-butadieno, benceno y tolueno, los que ocasionan cáncer y otras enfermedades. Muchas de esas plantas, sobre todo las localizadas en países pobres, están en áreas marginadas, con el consecuente daño generalizado para la salud.
Y peor es cuando suceden “accidentes”, como el ocurrido en Bophal, ciudad india, en donde tenía una subsidiaria la empresa estadounidense química Union Carbide. El 2 de diciembre de 1982, la falta de mantenimiento y la acumulación de un peligroso químico, el metil-isocinato, MIC, base para producir el pesticida Sevin (marca con que la empresa identificaba al carbaril), provocó un escape del letal gas, que dejó casi cuatro mil muertos en el primer día de la fuga y más de 500 mil afectados en los siguientes días, semanas y meses. Hasta la fecha, continúan personas sufriendo enfermedades crónicas debido a ese dramático incidente (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Bhopal_disaster).
También ocurren esos “accidentes” en Estados Unidos. “El día anterior al Día de Gracias del 2019, un fuego en la Planta Química Texas, en Port Neches, produjo dos explosiones, forzando a 50 mil personas a evacuar sus casas. Una semana después, las autoridades emitieron otro aviso de evacuación, después de que monitores de aire detectaron altos niveles del carcinógeno 1,3 butadieno.
Pero de eso no se informa a la gente. “Es la naturaleza de donde vivimos y el desafortunado efecto colateral de toda esta producción. Yo pienso que el público, en general, no entiende bien los fuertes impactos del plástico, concernientes, especialmente, a la salud humana”, declara la activista Yvette Arellano, de los Servicios Dedicados a la Justicia Ambiental de Texas.
Por otro lado, se justifica el aumento de plantas productoras de plástico para reponer los empleos que el cierre de algunas carboníferas ha ido dejando. Muy pobre justificación, pues tampoco crean tantos. La prohibición de dar bolsas plásticas en la ciudad de México, es criticada por los industriales del ramo, diciendo que se perderían miles de empleos. Pero no se justifica que porque se mantengan esos miles de empleos, se siga contaminando al medio ambiente, en el que vivimos millones de personas, con tantos millones de bolsas producidas cada año.
Encima de todos los efectos ambientales, los estados en donde establezcan sus contaminantes plantas, todavía ¡les condonarán impuestos!. “Pensilvania concedió a la planta que construye Shell una condonación arancelaria de 1600 mdd, la mayor en la historia de ese estado”. Como se ve, gracias al contubernio entre empresas y mafias en el poder, ese tipo de proyectos son posibles.
Y también las petroleras están preocupadas porque, fuera de Estados Unidos, se están prohibiendo artículos plásticos de un solo uso, como en Europa, en donde ya se prohibirán las bolsas, los cubiertos, vasos, platos, popotes… que generan millones de toneladas de basura plástica al año.
“Así que el siguiente problema es que habrá innovaciones en la forma en que se use el plástico. Es lo que hemos visto en el pasado, más y más objetos empacados en más y más plástico. A menos que la producción disminuya, siempre habrá algo más que se tenga que envolver en plástico”, afirma Steven Feit, abogado del Centro para La Ley Internacional Ambiental.
En efecto, como señalo antes, siempre habrá “innovaciones impuestas” que obliguen al planeta a usar más y más plástico, hasta en el cuerpo, como estómagos, pulmones, hígados… de plástico.
Por eso está creciendo 4% anualmente la producción de plásticos.
Y no sólo imponiendo “innovaciones”, sino usando excusas tan estúpidas, como las usadas por Coca-Cola recientemente, con tal de justificar que seguirá fabricando plástico para vender su veneno, “pues es lo que los clientes quieren”, como se expone en un reciente artículo de la publicación digital Gizmodo, firmado por Dharma Noor (ver: https://earther.gizmodo.com/cokes-reason-for-not-ditching-single-use-plastic-is-bul-1841161887).
Durante el Foro Mundial Económico de Davos, el jefe de “sustentabilidad” de esa empresa, afirmó que continuará vendiendo su veneno en plásticos de un solo uso “porque la gente así lo quiere”.
Esa empresa produce “alrededor de 3.3 millones de toneladas de empaques plásticos (botellas) cada año, el equivalente a unos 600 mil elefantes africanos. En el 2019, Coca-Cola fue nombrada la empresa más contaminadora por segundo año, por la Coalición Liberémonos del Plástico (…) Eso incluye botellas de Coca. En su auditoría del 2019, Liberémonos del Plástico, halló que Coca-Cola fue responsable de 11,732 piezas de basura plástica encontrada en 37 países de cuatro continentes”, señala el artículo. Terrible.
Y dice que no sólo mantendrá la producción, sino que, como espera que sus azucarados venenos incrementen su consumo mundial, la aumentará.
Así que las botellas de Coca, halladas hasta en islas vírgenes, seguirán creciendo en cantidad.
Justifican que las reciclarán, pero como el reciclaje es difícil, no es seguro que lo hagan.
Y si actualmente se recicla sólo entre el 10 y 12%, seguramente disminuirá ese porcentaje, al inundar con más plástico al planeta. Esperemos ver más y más basura plástica de todo tipo.
Es claro la asociación tan íntima que tendrán las petroleras con empresas tan mezquinas como Coca-Cola.
Ya el mar está lleno de plásticos y microplásticos.
Muy probablemente, pronto tengamos que hacernos análisis de sangre con un nuevo valor, la cantidad de microplásticos que tengamos en nuestro organismo.
Y quizá el nuevo lema de Coca-Cola sea “todo el mundo unido por los microplásticos de Coca-Cola”.
Más negro y plástico futuro nos espera.