domingo, 20 de agosto de 2023

La industria de la carne se opone a que se desarrollen alternativas verdes que la imitan

 

La industria de la carne se opone a que se desarrollen alternativas verdes que la imitan

Por Adán Salgado Andrade

 

La producción de carne roja es responsable del 15 por ciento de las emisiones globales de CO2, lo que la está haciendo insostenible, además de todos los alimentos y agua que se necesitan para criar ganado bovino y procesarlo. Por ejemplo, la carne de una hamburguesa, requiere el equivalente a 2,500 litros de agua para su elaboración (tomando en cuenta la alimentación de la res, el agua necesaria para producir los granos de que se alimenta, el agua que bebe). Por otro lado, para sostener la industria cárnica mundial, se emplea el 33% de la tierra cultivable, como pastizales para ganado y 26% de la tierra no cubierta por hielo. O sea, que alrededor de un tercio de la tierra del planeta es tan solo para alimentar a los animales que ingerimos. Además, la ingesta de carne, provoca enfermedades crónicos degenerativas, como el cáncer o la diabetes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/la-eliminacion-de-la-produccion-de.html).

Algunas empresas han creado carnes veganas, hechas de vegetales como la soya, cuyo impacto en la llamada huella de carbón es despreciable, en comparación con la carne real (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/la-carne-hecha-con-vegetales-es-mas.html).

Eso ha llevado a empresas como Meatless Farm a declararse en quiebra, pues la gente ya no está comprando sus productos y prefieren seguir ingiriendo la dañina carne real (ver: https://plantbasednews.org/news/economics/vegan-meat-brand-meatless-prepares-for-bankruptcy/).

Eso también se debe a que el conglomerado mundial que produce carne, recibe más subsidios que las empresas que producen carne vegana. Los ganaderos, por ejemplo, reciben muchos más subsidios en países como Estados Unidos o europeos, que los dedicados a la investigación por desarrollar la carne alternativa que, como dije, produce muchas menos emisiones contaminantes.

El artículo de The Guardian, titulado “El poder de la industria cárnica es ‘gigantesco’, en su bloqueo de las alternativas verdes, un estudio concluye”, firmado por Damian Carrington, expone esa situación. “Un análisis de Estados Unidos y la Unión Europea, muestra que los granjeros reciben mil veces más subsidios en relación con las carnes veganas o las cultivadas en laboratorios”, agrega Carrington como subtítulo (ver: https://www.theguardian.com/environment/2023/aug/18/gigantic-power-of-meat-industry-blocking-green-alternatives-study-finds).

Abre el artículo una foto de vacas criadas masivamente en Iowa. Ahora, así se tratan a tantos animales, como si fueran fabricados en serie, al igual que autos, por ejemplo, lo que, además, genera muchas enfermedades (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2010/08/fabricas-de-animales-enfermedades-en_01.html).

Inicia Carrington exponiendo los masivos subsidios que reciben granjeros en Estados Unidos y Europa. “En Europa, los granjeros reciben 1,200 veces más dinero que las empresas que producen carne vegana o cultivada. Y en Estados Unidos, 800 veces más”.

También esas corporaciones tienen a sus cabilderos, como en Estados Unidos (EU), en donde invierten 190 veces más dinero para convencer al “gobierno” de que les dé más subsidios.

Dice Carrington que “recortar el consumo de carne en los países ricos es vital para combatir la crisis climática. La producción de ganado bovino emite 15 por ciento de todas las emisiones de gases efecto invernadero. También disminuiría la contaminación, el uso de agua y de tierra y la destrucción de bosques. Los científicos señalan que sería la forma más sencilla para que la gente redujera su impacto en el planeta”.

Pero la gente no está dispuesta a renunciar a comer carne. He hecho encuestas entre mis estudiantes y menos del 15 por ciento estarían dispuestos, dicen, a dejar de comer carne, con tal de que conservemos las condiciones que nos permitan seguir viviendo en este noble planeta.

El profesor Eric Lambin, de la Universidad de Stanford, citado por Carrington y que fue quien condujo el estudio afirma que “el poder político que tiene el sector ganadero tanto en EU, así como en Europa es gigantesco. Sus poderosos intereses ejercen gran influencia, con tal de mantener el sistema sin cambios y obstruir la competencia creada por las innovaciones tecnológicas”,

Y es cierto. En EU, por ejemplo, es tanto el gusto por la carne, que hasta se hacen concursos anuales para ver quién puede engullir enormes bistecs de 72 onzas (2.04 Kg). ¡Se atascan de carne los concursantes! (ver: https://www.bigtexan.com/72-oz-steak/).

Lambin dice que hallaron que fuertes políticas obstaculizan las alternativas verdes y que el gobierno tendría que reflejar el impacto que ocasiona la carne, mediante mayores impuestos, más investigación de las alternativas verdes y que la gente se informara mejor.

De hecho, se ha propuesto que los alimentos indiquen en las etiquetas su impacto ambiental, para que la gente se enterara y decidiera si los compra o no (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/12/se-reduciria-el-consumo-de-dietas-muy.html).

El estudio halló que entre el 2014 y el 2020, la inversión gubernamental de EU y Europa sólo canalizó $42 millones de dólares (mdd) para las alternativas cárnicas, lo que representa menos del 1 por ciento de los $35,000 mdd que se dedicaron en los mismos años a la producción de carne roja. Las alternativas sólo representaron el 1.5% de todas las ventas, en tanto que los ganaderos europeos recibieron al menos el 50% de sus ingresos de subsidios directos.

“Los fondos para investigación e innovación, 97% fueron para cómo incrementar el rendimiento de carne roja. Y se ha prohibido en Europa que a los productos alternativos se les etiquete como leche o queso. Igualmente, en EU, se prohíbe que la carne alternativa se venda sin la etiqueta ‘imitación’”.

Como se ve, protegen con todo a la contaminante carne, como cuando el fascista Bolsonaro, permitió criminales incendios en la selva amazónica para que se convirtiera en pastizales para que los ganaderos pudieran alimentar a sus contaminantes vacas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/09/los-criminales-provocados-incendios-de.html).

El estudio también encontró que las guías dietéticas nacionales no informan sobre el impacto ambiental de la carne en los menús que se sirven en hospitales, escuelas o prisiones. Y sólo cuatro países europeos lo hacen. “Sólo en los países nórdicos, Dinamarca, Finlandia, Islandia y Suecia, se informa y se promueven dietas basadas en plantas”, dice Lambin.

También dice que si no se promueven a gran escala las carnes veganas, se pierde la oportunidad de que los consumidores “decidan por ellos mismos si es mejor para el medio ambiente y para la salud ingerir alternativas verdes”.

Un reporte del Boston Consulting Group afirma que la dieta basada en plantas es la mejor inversión para mejorar el clima y disminuir las emisiones contaminantes (ver: https://www.theguardian.com/environment/2022/jul/07/plant-based-meat-by-far-the-best-climate-investment-report-finds).

Así que si sólo la gente se quitara el gusto por la carne, quizá sólo comiendo muy poca, no sé, una vez cada quince días o una vez al mes o dejarla por completo, podríamos estar contribuyendo a conservar las condiciones ambientales que nos permitieran seguir viviendo en la Tierra.

O podrían comer insectos, que también son una excelente fuente de proteínas y muy alimenticios (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/los-insectos-pueden-sustituir-la-carne.html).

De otra forma, los devotos de la carne, se arriesgan a que no solamente no puedan seguir comiendo sus tacos de tripas, sino que ya ni siquiera sigan vivos.

 

Contacto: studillac@hotmail.com