Los obscurantistas están satanizando los nuevos libros de texto gratuitos
Por Adán Salgado Andrade
En la historia de la humanidad es recurrente sojuzgar a personas u obras, por representar niveles superiores de conocimiento. Por ejemplo, con las mujeres sabias, ha sido así, a las que se consideraba “brujas”, entes “demoniacos”. Justamente eso le sucedió a la sabia mujer Hipatia, nacida entre los años 350 a 370 y asesinada en el 415 de nuestra era. Fue una gran, erudita mujer de su tiempo. Vivía en Alejandría, último reducto del decadente imperio romano. Podría decirse que, hablando de feminismo, ella habría sido de las primeras, públicas mujeres, en defender a su sexo, tanto con hechos, así como por su inteligencia. El obscurantismo religioso del catolicismo, religión que por aquel entonces ya se había consolidado en lo que fuera el imperio romano, la juzgó, pues Hipatia, gran astrónoma, se atrevió a decir que no eran el Sol y el resto de los planetas los que giraban alrededor de la Tierra, sino al contrario, ésta y tales planetas, giraban alrededor del Sol y, además, describían órbitas elípticas. Pues eso le mereció se asesinada a pedradas, por enajenados, “santos monjes”, descuartizada y arrastrados sus restos por caballos por toda Alejandría (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/10/hipatia-o-del-asesino-obscurantismo.html).
El daño que ha ocasionado el catolicismo ha sido mayor. Sólo piensen en las miles de personas que fueron asesinadas cuando la hipócrita Inquisición Medieval o su sucesora, la “Santa Inquisición” española, las consideraban “herejes” y poseídas por el “demonio”. Los diabólicos, además de degenerados, eran los torturadores que se ensañaban con esas pobres personas.
Ese obscurantismo perdura hasta nuestros días. En Chiapas, por ejemplo, hicieron una quema de los nuevos libros de texto, pues dijeron que su contenido es “comunista y que son del diablo” (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/08/21/politica/003n1pol).
Irónicamente, en la página 13 del libro “Lenguajes”, del primer grado de secundaria, que sería para enseñar la lengua (lo que era español), aparece una foto de una página de un libro que se está quemando. Fue premonitoria, podría decirse.
Se quemaron, así como en los mejores tiempos de los nazis o de cuando los españoles, luego de la masacre de la Gran Tenochtitlan, quemaron los amantzin (códices) mexicas, que contenían gran diversidad histórica y cultural de dicho pueblo. O lo que se hizo durante la llamada Revolución Cultural China, que se quemaban libros, obras de arte y otros objetos por considerarlos “burgueses”. La cultura, el arte, como expresiones del talento humano, no responden a ideología alguna.
Pero nada tienen de “satánicos” o “comunistas” dichos libros. De hecho, la palabra “comunismo” se ha satanizado, pues desde que en Estados Unidos (EU) se perseguía a los así llamados “comunistas”, se le dio un sentido perverso. El llamado macartismo, que debe su nombre al senador Joseph McCarthy (1908-1957), fue una acción del gobierno que se dio sobre todo en los años 1950’s, persiguiendo a gente de “izquierda” a la que se relacionaba directamente con la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). También se le llamó “cacería de brujas” y todo aquél considerado “comunista” era vetado de por vida en la actividad que realizara. Actores, escritores, periodistas, científicos… y muchas personalidades eran marcadas si se les veía simpatizando con “comunistas” en marchas o en grupos (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Joseph_McCarthy).
La URSS fue un país totalmente antagónico a EU, no sólo ideológicamente, sino, además, porque ambos se enclavaron en una carrera armamentista nuclear (la llamada guerra fría), que fue una absurda competencia para ver quién poseía más armas nucleares. Absurda, sí, pues un conflicto nuclear nadie lo gana (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/el-sovietico-que-salvo-al-mundo-de-uno.html).
Esos conflictos ideológicos y armamentistas, se ligaron directamente con la palabra “comunismo”, era lo malo, lo “ruso” (porque los estadounidenses siempre se refirieron a la URSS como Rusia, siendo que este país era una república soviética), lo que iba en contra del “gran sistema capitalista”. Fue una deformación total del término, que deriva de lo común, comunitario, comunal, lo de “para todos, todo”. En todo caso, se le debió haber llamado “sovietismo” (porque hay que aclarar que la URSS, que se decía un país socialista, nunca lo fue, en el sentido estricto del término, en donde la clase trabajadora toma por completo el poder, detentado por siglos por la clase capitalista. La URSS practicó lo que se conoce como economía de planificación central, en la cual, es el Estado el que planea y organiza a la economía)
La misma iglesia católica, que tanto sataniza al término, se contradice pues Jesús de Nazareno (0-33), predicaba el amor, “amaos los unos a los otros”. Un lector del diario La Jornada, el señor Ricardo Moreno, que dice ser ex teólogo, comenta que cuando leyó la noticia de que el obispo de Aguascalientes llamó a una marcha contra los “libros comunistas”, cita frases de la Biblia que son “pasajes comunistas”, como la frase : "Nadie llamaba suyos a los bienes, sino que todo era común entre ellos...", contenida en “Hechos 4: 32-35” o la de "Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes, dale a los pobres... luego ven y sígueme...", contenida en “Mateo 19: 21”. Muy concluyentes las afirmaciones de Ricardo Moreno (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/08/21/correo).
La gente está juzgando esos libros de la así llamada Nueva Escuela Mexicana, sin siquiera haberlos leído. Lo que dicen es porque algún nefasto periodista o personalidad “influyente”, enemigo de la Cuarta Transformación (que también busca modificar la enseñanza a una más apegada a las necesidades sociales, no a las del capitalismo salvaje), ha dicho que son “comunistas”, dándole al término el significado que ya explique, el macartista. De verdad no hay peor crítica que la que se hace a ciegas, por no decirlo de una manera más agresiva (ver: https://www.youtube.com/watch?v=hLthpwkL8WY).
No perderé más el tiempo en este espacio para referirme a tantos detractores, muchos de los cuales, al haber perdido las concesiones para hacer e imprimir los libros, están detrás de tales ataques (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/08/20/politica/007n1pol).
Me puse a revisar el material, disponible públicamente, para no caer en el “dicen que”, sino de las fuentes directas, para emitir mi modesta opinión (https://libros.conaliteg.gob.mx/secundaria.html?1692153277156?1692156029474).
Y la verdad es que puedo decir que fue muy grato ver el giro que se está dando en la formación de los estudiantes y hasta en los mismos maestros, para evitar que caigan en discursos doctrinarios y que conviertan a aquéllos en lo que yo llamo autómata-consumidor, una persona funcional al sistema, que sólo debe de trabajar (en lo que sea, se trate de algo legal o ilegal), obedecer (leyes, reglamentos, órdenes), consumir (todo, desde el refresco, hasta el auto de lujo, pues en este sistema, vale más el que más consume, le es más funcional) y pagar (impuestos de todo tipo, multas, lo que sea que impongan las mafias en el poder).
Y es que, desde siempre, la educación ha sido un aparato ideológico de control, para moldear a los dominados desde su temprana formación, para sean, como dije, dóciles autómatas-consumidores, indolentes, inconscientes, ignorantes, insensibles, materialistas, individualistas, soberbios…
Se trata de dar el paso, de que la educación forme a gente crítica, que pueda, con conocimiento, protestar, con tal de cambiar el estado de cosas impuestas por un sistema depredador y contaminante (el capitalismo salvaje), que no se preocupa por crear mentes libres, lo que yo llamo el ser pensante, no en el sentido biológico (todos pensamos), sino en el reflexivo, crítico, sensible, humilde, tolerante, progresista, revolucionario (no sólo se hacen revoluciones con las armas, sino con las ideas)…
Sólo así, podremos salvarnos como sociedad y conservar por muchas décadas las condiciones que nos permitan seguir existiendo en este planeta.
En fin. Me bastó, en primer lugar, revisar el prólogo y la introducción que se lee al principio de cada volumen, la misma para todos. Me encontré con esta frase: “educarse no implica adecuarse a una sociedad que merece transformarse para logar mejores condiciones de vida para todxs (nótese que se emplea la “x” para apartarse del género masculino, como siempre se ha estilizado). Es necesario crear condiciones más justas, equitativas, tolerantes e inclusivas para definir y proyectar a ese adulto que, desde ahora, busca una vida digna, amorosa y feliz. Es oportuno reconocerse como parte de una generación pujante, la cual ya no permite que su voz sea silenciada por gobiernos opresores, intimidantes y coercitivos con pretensión de invisibilizarla so pretexto de mantener un orden social y político conveniente a intereses particulares. Gobiernos caracterizados por privatizar, comercializar la vida, promover roles dirigidos a conseguir un ciudadano ideal orientado al consumo y al materialismo sin sentido. Esto se llevaba a cabo al enfatizar las características individuales por encima de las que se gestan en colectividad, y hacían creer que en los logros no está la presencia de las personas que nos apoyan, dotándonos de fortalezas intelectuales, sociales, culturales, emocionales y afectivas necesarias para el desarrollo de la personalidad” (subrayado mío).
Justo lo que mencionaba antes, que “educarse no implica adecuarse a una sociedad que merece transformarse para logar mejores condiciones de vida para todxs”, se refiere a no formar autómatas-consumidores, sino seres pensantes que no permitan que “su voz sea silenciada por gobiernos opresores, intimidantes y coercitivos con pretensión de invisibilizarla so pretexto de mantener un orden social y político conveniente a intereses particulares”. Allí está porque es una educación liberadora, que se aparta del modelo industrial en donde la escuela es la fábrica, las aulas son sus distintos departamentos, los estudiantes, los obreros, los maestros, los capataces y los directivos los dueños de las empresas.
Han llamado a la colección Ximhai, que en idioma “hñāhñu significa Universo, la cosmovisión ´propia y vigente que, desde lo individual, se comparta con todo el mundo”.
El contenido de matemáticas, por ejemplo, no dista del que tradicionalmente se ha enseñado, como la geometría plana, las figuras como triángulo, círculo, recta, ecuaciones lineales… que nada tienen que ver con contenidos “subversivos”.
El libro de “Ética, naturaleza y sociedades”, de primer ingreso, en la parte inicial, sobre las “Acciones para reducir las desigualdades socioeconómicas en México y en el mundo”, habla sobre la desigualdad en México. Dice que “mientras la mayoría de la población tienen recursos limitados para solventar las necesidades básicas, tales como alimentación, vivienda, salud y demás satisfactores, 40.3 por ciento de la población, según el Coneval, sólo un reducido grupo de la sociedad, alrededor del 3 por ciento, cuenta con abundancia de recursos”. Eso, de ninguna manera es doctrinario, simplemente es una realidad que se expone, la gran desigualdad que existe, no sólo en México y en el mundo promovida por el capitalismo salvaje.
Hace mucho énfasis en los pueblos originarios el temario del libro. También expone el racismo, como el practicado por el holocausto nazi. Igualmente habla sobre la historia de los movimientos feministas… todos, temas que no se exponían en los cursos anteriores y que dan idea de que la lucha social siempre ha existido, con tal de reivindicar los derechos humanos de todes.
En el libro titulado “De lo humano y lo comunitario”, en la página trece, por ejemplo, sobre “Innovación y mejora: aportaciones personales y colectivas”, señala que “La innovación y mejora son dos procesos estrechamente vinculados. La innovación busca tomar nuevas decisiones que impacten en la realidad comunitaria, fusionando aspectos humanos y tecnológicos. Por otro lado, la mejora tiene como objetivo satisfacer las necesidades humanas a través de un esfuerzo comunitario, sin obstaculizar el proceso natural y armónico, desde lo individual hasta lo colectivo, en beneficio de un crecimiento constante. Es así como la innovación y la mejora forman parte del desafío de la realidad actual en la era de la tecnología” (subrayado mío).
Sí, señala que no se trata de la innovación y mejora capitalistas, que sólo buscan maximizar la ganancia, sino la de la colectividad (llámese comunidad, si se prefiere, de donde derivaría el sentido comunitario, comunista, del bien común).
En este tomo, se abarcan temas como la empatía, la expresión de las emociones y los sentimientos, los factores de riesgo y protección de nuestro entorno, la gestión de las emociones, la salud en la adolescencia… entre otros, que contribuyen a reforzar los verdaderos valores humanos, tales como la compasión, el amor, la solidaridad, la tolerancia, el ser compartido…
El libro de “Múltiples lenguajes” abarca una serie de lecturas y aclara que leer no es “leer todos los días, pues leemos todo, incluso, a la naturaleza”, que le gente no se sienta mal de que un libro lo lea en meses. Sí, es importante quitar esos prejuicios, pues, finalmente, aunque no se lean libros, pero hay muchos otros medios de lectura, como muchos jóvenes hacen en la actualidad. Comienza el volumen con un poema de Rubén Pérez Buendía, titulado “13 de agosto en la memoria”, sobre la masacre que ocasionaron los invasores españoles a la Gran Tenochtitlan (vale aclarar que el colonialismo impuesto por 300 años, es el que ha ocasionado la mayoría de nuestros males actuales, tales como el racismo, el fanatismo religioso, la indolencia, el subdesarrollo económico y tecnológico y muchos otros males).
En fin, la revisión no fue exhaustiva, por supuesto, pero fue una muestra representativa, como se dice en estadística, del contenido de esos textos que, como dije, es liberador y progresista.
Yo les invito a que los revisen para que se formen su opinión y no que esté impuesta por imbéciles que se creen listos, que abundan (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/08/como-reconocer-un-idiota-que-se-crea.html).
Si los obscurantistas los leyeran, podrían comprobarlo, excepto de que sigan con las añejas ideas de que la escuela debe de formar autómatas-consumidores y no seres pensantes.
Siendo así, seguirán clamando que son libros “del diablo” y que hay que “quemarlos”.
A los que deberíamos de quemarlos es a esos detractores del progresismo y opositores de la libertad.
Como dije, eso es parte de lograr que sigan conservándose las condiciones que nos permitan continuar existiendo en el planeta.
Sólo una sociedad sensible, libre, apartada del híper consumo impuesto por el capitalismo salvaje, puede lograrlo.
Contacto: studillac@hotmail.com