jueves, 24 de agosto de 2023

La miopía se incrementa en el mundo, por la falta de exposición al Sol

 

La miopía se incrementa en el mundo, por la falta de exposición al Sol

Por Adán Salgado Andrade

 

Por distintas  razones, vamos perdiendo la vista. La más común es por la edad, pero también hay otros factores, sean hereditarios, genéticos, accidentes, enfermedades, malos hábitos (usar mucho computadoras, celulares, pantallas)… que hacen que disminuya nuestra capacidad visual, lo que nos lleva a usar lentes o, incluso, someternos a operaciones para corregir o disminuir los problemas visuales.

En Taiwán, hace años, fue un grave problema que, desde niños o adolescentes, muchas personas iban adquiriendo miopía, la incapacidad de ver de cerca. Y tomó años determinar el factor que lo ocasionaba. El artículo “El mundo se está quedando ciego. Taiwán es una advertencia, pero también ofrece una cura”, publicado por el portal Wired, y firmado por Amit Katwala, expone esa problemática, que ha sido casi pandémica en Taiwán. Agrega al título que “tanta gente ve mal de cerca en la isla taiwanesa, que ya nos mostraron lo que podría sucedernos al resto de nosotros” (ver: https://www.wired.com/story/taiwan-epicenter-of-world-myopia-epidemic/).

Comienza Katwala describiendo cómo se hace una cirugía en el ojo para corregir desprendimientos de retina. “Es un problema complicado, tiene usted que jalar un poco aquí y allí”, dice Pei-Chang Wu, oftalmólogo que habiendo experimentado muy de cerca el casi haber perdido la vista (pues se le descubrió a tiempo cuando era estudiante), se aplicó a la tarea de investigar porqué tanta gente en Taiwán padecía miopía, el ver mal de cerca. Él se especializa, como señalé, en corregir retinas desprendidas, “que si no se atiende, puede progresar, desde ver borroso, hasta perder la vista por completo”.

Señala Katwala que la miopía se da por una deformación del globo ocular, “que de tener una forma de pelota de fútbol soccer, toma la de una pelota de fútbol americano”. Todo eso se mide en dioptrías y a mayor número, mayor la afectación. “Algo mayor a 5 dioptrías es considerado miopía aguda y alrededor del 20 al 25 por ciento de los diagnósticos mundiales, caen en este rango. En China, arriba del 90 por ciento de los adolescentes son miopes. En los 1950’s, la cifra era de diez por ciento. Un estudio en Seúl, del 2012, mostró que un dramático 96.5 por ciento de hombres de 19 años eran miopes también. Entre los estudiantes de secundaria de Taiwán, es del 90 por ciento. En Estados Unidos y Europa, los índices de miopía para todas las edades, son por debajo del 50 por ciento, pero se han incrementado rápidamente en décadas recientes. Se estima que para el 2050, la mitad de la población mundial, necesitará anteojos, lentes de contacto o cirugía, sólo para que puedan ver dentro de una habitación. Miopía aguda es actualmente la causa principal que lleva a la ceguera en Japón, China y Taiwán. Si esas tendencias continúan, es claro que muchos millones de personas en el mundo irán perdiendo la visión, mucho más temprano en sus vidas, sin que los países en donde viven estén preparados para ello”.

En efecto, es grave la situación. Eso recuerda la novela del escritor portugués José Saramago (1922-2010) “Ensayo sobre la ceguera”, en donde una enfermedad causada por un virus deja ciega a casi toda la gente del planeta. Se hizo una cinta de la misma, “La Ceguera”, dirigida por el director, también brasileño, Fernando Meirelles (1955), estrenada en el 2008, que no tuvo una recepción favorable, pues fue considerada muy violenta (ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Blindness).

Yo mismo escribí una historia, sin conocer en absoluto la publicación de la novela de Saramago, en 1999, sobre lo que ocurriría al quedar toda la gente ciega. Pero uno de los personajes en mi historia, es un invidente en situación de calle, quien hace muchos años no ve y que no comprende porqué la gente está tan alarmada de haberse quedados ciegos todos, si para él es normal no ver. Camina entre los alarmados gritos de las personas, alarmadas por estar en la obligada obscuridad pues sus ojos, ya no sirven. El invidente, sólo desea que vaya a “haber tamales y atole”, que son su diario desayuno, el que compra con las limosnas que recibe  (es curioso que haya coincidencias de todo tipo, en este caso, literarias, entre autores de distintos países, sobre temáticas apocalípticas, como, en este caso, una ceguera generalizada, como la que hubo entre Saramago y quien esto escribe).

Sería realmente una situación alarmante, pues una discapacidad globalizada, como la de ver muy poco o nada, aceleraría nuestra desaparición (lo cual, siendo una muy depredadora y contaminadora especie, quizá sería un alivio para el planeta).

Dice Katwala que varios expertos se refieren a ese hecho como “una bomba de tiempo”, justo por la gravedad.

Refiere cómo los cambios que ha sufrido Taiwán (amenazado por China de que sigue siendo parte de su territorio y lo ha de reclamar mediante una invasión), de ser una economía agrícola a una muy industrializada, “ha exigido mucho en la educación de los niños, que luego de sus clase regulares, debían de tomar otras vespertinas, en escuelas especializadas, para prepararse mejor”.

Y eso, ha provocado que los taiwaneses, desde chicos, estén encerrados la mayor parte del tiempo y no se expongan a la luz solar.

Como señalé, el mismo Wu a los nueve años, fue diagnosticado con miopía. Ya, como estudiante de medicina, le pidió a uno de sus doctores que le examinara sus ojos, pues no dejaba de ver manchas. “El láser me salvó de quedar ciego”, dice Wu, pues fue operado de emergencia.

El problema de la miopía en Taiwán, comenzó a ser uno de salud pública, desde que en una ceremonia de jóvenes cadetes, frente a los ministros de Educación y Defensa, se distinguieron porque la mayoría usaban anteojos, denunciados porque al mirar hacia los ministros, por el día tan soleado, los cientos de lentes brillaron. “Alarmados los ministros, al ver que el futuro de la nación dependía de jóvenes con debilidad visual, decidieron atacar el problema de raíz”.

Se hicieron manuales que recomendaban estudiar 30 minutos y descansar 10, sobre todo de la lectura, complicada “por los difíciles ideogramas del mandarín”.

“Pero no funcionaron ninguna de las recomendaciones. Y de causas que ocasionan la miopía, abundan, desde el embarazo, fumar pipa, cabello café, largas cabezas, ojos saltones, mucho fluido en los ojos, no mucho fluido, espasmos musculares, clases sociales. Cada oftalmólogo, tiene su teoría”, dice Katwala, irónico.

Wu, en los 2000’s, ya estaba experimentando con atropina, que corrige algo la deformación ocular, y también con lentes de contacto, que los oprimen, “emulando lo que solían hacer los soldados chinos, de dormir con bultos sobre sus ojos, por las noches, para presionarlos y corregirlos”.

Pero sabía que no atacaba el problema de raíz, hasta que dio con un estudio del investigador australiano Ian Morgan, quien pudo correlacionar, mediante distintos experimentos, que la falta de la luz solar, incrementaba la incidencia de la miopía.

Fue cuando Wu decidió llevar a la práctica las ideas de Morgan (quien publicó en el 2008 su estudio y que estuvo seguro que resolvería el problema de Taiwán). Convenció a los maestros de la escuela de su hijo que sacaran seis veces al día a los alumnos, diez minutos, entre clase y clase. Usó otra escuela, como grupo de control, la que salía sólo una vez. “Y, para su buena suerte, la miopía disminuyó bastante en la escuela de su hijo”.

Y fue que recomendó que eso se aplicara en todo el país, más exposición al sol, junto con atropina. Se adoptó que dos horas al día se estuviera tomando el sol. Wu escribió un libro, “Los niños podrían librarse de la miopía” y hasta organizó un tour con su esposa, el tocando la guitarra y ella, los teclados, en el que usó populares canciones con letra modificada, para que la gene comprendiera la importancia de tomar el Sol.

“La curva que representaba la miopía fue descendiendo rápidamente, pero vino el covid y el obligado enclaustramiento y comenzó a subir de nuevo. De hecho, empeoró la miopía por el encierro en sitios como India, Turquía, Hong Kong y China”.

Otro oftalmólogo, Der-Chong Tsai, también ha adoptado la estrategia de Wu y de Morgan. “Pero él pensó que aplicando la técnica desde el kínder, sería mejor, no esperar hasta la primaria. Aplica una prueba de sólo 13 dólares por niño y si están en premiopía, les recomienda atropina y salir al Sol, lo cual ha ayudado muchísimo a disminuir la incidencia de ese mal”.

Dice Katwala que recientemente visitó Taiwán y lo que esperaba ver, mucha gente afectada por miopía, no ha sido así. “De todos modos, todavía abundan optometristas y oftalmólogos, muchos, dirigidos a niños, pero el problema se ha resuelto bastante. Nada mejor para evitar el problema que salir y mirar hacia el cielo”.

Y si es así de sencillo evitar la debilidad visual, vean menos sus pantallas, sus laptops, sus videojuegos, sus celulares y salgan, miren a las nubes y disfruten del día.

 

Contacto: studillac@hotmail.com