China ha pensado que sólo basta reducir aerosoles para disminuir calentamiento global
Por Adán Salgado Andrade
Vivimos en la sociedad del desperdicio, excelente para el sistema económico que nos sigue dominando, el capitalismo salvaje, pues la sobreproducción que lo caracteriza, exige que las cosas duren poco, para que sigamos consumiendo día a día, no podemos estar satisfechos, porque es letal para tal sistema.
Y en muchas sociedades, como la estadounidense, se ha hecho eco del desperdicio, que llega a niveles tan absurdos, como el de organizar el lanzamiento de autos, que todavía podrían seguir usándose, por barrancos, con tal de ver cómo se destrozan en las caídas, para beneplácito de decenas de espectadores que, muy contentos y efusivos, celebran cada que un auto cae al vacío, despedazándose. Eso lo hacen cada año en Alaska, y el que los organiza se siente muy orgulloso de que cada vez sea mejor por el número de participantes y de la forma tan excitante en cómo se destroza tanto carro (ver: https://www.youtube.com/watch?v=3D1nA7GGj_Y).
Evidentemente, tanta sobreproducción depreda y contamina al planeta. Depreda, por tantas materias primas, necesarias para fabricar cosas, como los autos eléctricos (los que se trata de mostrarlos como la solución a la contaminación, pero darán lugar a otra, por el extractivismo – la extracción de los minerales y metales requeridos para sus baterías – que ira incrementándose). Y depreda, porque muchas de esas materias primas, se extraen destruyendo selvas, bosques o contaminando ríos y mares (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/05/la-destructiva-polucionadora.html).
La consecuencia más ominosa de lo que ese desperdiciador sistema está provocando, es la catástrofe climática que ya padecemos y empeora año con año, cuya principal manifestación es la elevación global de las temperaturas. A pesar de que los océanos absorben el 90 por ciento del calor excesivo producido principalmente por industrias, vehículos de combustión interna, agricultura, los humanos (generamos calor), así como la radiación solar retenida – pues tantos gases expulsados, como el CO2 o el metano, la atrapan –, no pueden hacer más. Y tanto calor retenido por el mar, lo está acidificando y desoxigenando. Esta desoxigenación, de acuerdo con estudios recientes, se está acelerando más rápidamente de lo que se estimaba, está sobrepasando los umbrales que no pueden romperse, si queremos seguir existiendo en el planeta.
Esos umbrales que no deben rebasarse después de cierto nivel, son el cambio climático, la acidificación oceánica (que ya está tan avanzada que organismos como los arrecifes coralinos, están muriendo masivamente, combinado con el alza de temperatura del agua), la disminución del ozono estratosférico, la interferencia con los ciclos globales del fósforo y el nitrógeno, el ritmo de pérdida de la biodiversidad, uso global del agua fresca, el cambio en el uso del suelo, las expulsiones de aerosoles y la polución química (recientemente, hubo muerte masiva de peces en un río brasileño, por una combinación de aguas más calientes y descargas químicas de una empresa cercana. Ver: https://apnews.com/video/sao-paulo-waterways-corporate-crime-1841e93763784c7cab3f02888659a9d1).
Pero el ecologista, experto en agua fresca, Kevin Rose, del Instituto Politécnico Rensselaer, de Estados Unidos, dice que no debe dejarse de lado lo de la acelerada desoxigenación de los mares, pues eso ya está afectando a la fauna acuática, mucha de la cual es vital para alimentar a cientos de millones de personas. Esa desoxigenación se debe a que la superficie marina se está calentando rápidamente, lo que reduce su capacidad para retener oxígeno. También, debido al deshielo de polos y glaciares, lo que empuja las aguas oxigenadas superficiales al fondo. Como pierden su capacidad para mezclarse con las aguas frías, se impide la oxigenación pareja. Además, fauna marina, como las algas, consumen oxígeno y si no se recupera en el mismo nivel, éste, se va reduciendo. Es el otro grave problema que está generando la catástrofe climática (ver: https://www.sciencealert.com/earths-water-is-rapidly-losing-oxygen-and-the-danger-is-huge).
Y encima, se aplican “soluciones” que sólo agravan la problemática, sin atacar de raíz los problemas, que sería reducir la citada sobreproducción, para que depredación y contaminación disminuyan verdaderamente. No basta con aplicar medidas cosméticas, que sólo tapan la verdadera causa de lo que está acabando con el planeta. El antropoceno (la capacidad de la humanidad de alterar el clima planetario) no sólo está destruyendo a la Tierra, sino a toda la humanidad con ella (no sólo la sobreproducción lo destruye, sino las guerras, la contaminación nuclear, que se ha dado bastante, además de que cada vez, con más y más población, los recursos limitados del planeta muy pronto ya no alcanzarán).
Una de tales soluciones es a la que me refiero en el título del presente trabajo.
Desde el 2010, China pensó que ayudaría mucho a disminuir la contaminación en su país, controlando las emisiones de aerosoles, los que ocasionan la muerte de millones de niños menores a cinco años en el mundo, cada año. Son la segunda causa de decesos infantiles, luego de la desnutrición.
China ha tenido fuertes problemas de contaminación, como la de partículas PM 2.5, las que son menores a 2.5 micrones, pero que pueden ocasionar graves enfermedades y hasta la muerte, como la periodista y documentalista Chai Jing mostró en un documental, producido y financiado por ella, titulado Under the Dome (Bajo la Cúpula), luego de que su hija recién nacida desarrollara un tumor en su útero. Por fortuna, fue benigno, y se lo extirparon con operación, pero le hizo a ver a Jing los graves problemas a los que estaba llevando la severa contaminación china por un desmedido y anárquico crecimiento económico, que ya la colocó como el primer contaminador global, seguida de Estados Unidos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/06/la-creciente-y-letal-contaminacion-china.html).
Tanta contaminación, combinada con la brutal explotación a la que se someten la mayoría de los trabajadores chinos, está ocasionando el acelerado incremento de enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión y otras. Un problema más es el tabaquismo, muy extendido en ese país, en donde hay unos 330 millones de fumadores, que representan un tercio de todos los fumadores mundiales (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/por-su-anarquico-crecimiento-china.html).
Pero el que sólo redujera sus emisiones de aerosol, sin atacar las industriales, provocó un efecto negativo, justo en el mar, en donde, en el 2013, una enorme oleada de calor, conocida como el Blob, afectó el Océano Pacífico en su zona noroccidental. Las temperaturas ascendieron a niveles sin precedente, matando a millones de animales marinos y perturbando el ecosistema oceánico global en formas que no han retornado, y quizá nunca lo hagan, a sus niveles normales. Terminó, oficialmente, en el 2016, pero, desde entonces, oleadas de calor similares se han dado.
Hai Wang, un científico atmosférico chino, de la Universidad del Océano, en China, ha determinado que la reducción en los aerosoles, que hizo China desde el 2010, contribuyó en parte al surgimiento del Blob, pues al disminuir la capa formada por tales aerosoles, el cielo se aclaró y permitió más entrada de rayos solares. Wang dice que si no es acompañada la reducción de aerosoles con la correspondiente reducción de emisiones contaminantes (es decir, una menor industrialización y, en general, de las actividades humanas que contaminan), las oleadas de calor que afectan al mar, seguirán. Debe de lograrse que una mayor entrada de radiación solar, sea compensada con una mucho menor emisión de gases efecto invernadero. Aunque el exceso de calor generado por la reducción de los aerosoles será algo temporal, dice Wang, no deben de cesar los esfuerzos por reducir sustancialmente las emisiones de gases como el CO2 y otros que encierran el calor (ver: https://hakaimagazine.com/news/birthing-the-blob/).
Ese incremento de calor también se observó durante la pandemia, cuando China disminuyó sustancialmente su producción industrial, pues, siendo el origen de dicha pandemia, los países que importaban cosas de allí, se abstuvieron de hacerlo, para evitar los contagios, además de que, de todos modos, disminuyó fuertemente el consumo mundial. Con cielos más claros en el planeta (pues también disminuyó la producción industrial globalmente), se incrementó la radiación solar. Muy irónica situación.
Así que no deben de “arreglarse” ciertas cosas, si se van a afectar otras (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/aire-mas-limpio-en-china-y-noches.html).
Reitero, la única solución real es reducir la sobreproducción y hasta detenerla, en algunos casos. No es posible, por ejemplo, que en China misma, se tiren cada año 26 millones de toneladas de ropa, mucha de ella de la llamada fast fashion (que dura tres puestas, cuando mucho) y ello dé lugar a nuevas compras de prendas que serán tiradas al siguiente año (ver: https://apnews.com/article/china-clothing-fast-fashion-recycling-brands-shein-f0c54f50588c9a4f00073cd5e0e4d086).
El planeta no soportará tanta destrucción. Dejará de ser el hogar de la humanidad, para convertirse en un sitio hostil, en donde sólo las especies más resilientes (ratas y cucarachas) sobrevivirán.
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