sábado, 27 de julio de 2024

Las destrozadas vidas de los gazatíes que han sobrevivido al genocidio judío

 

Las destrozadas vidas de los gazatíes que han sobrevivido al genocidio judío

Por Adán Salgado Andrade

 

Los asesinos judíos, durante la invasión de Gaza, que ya lleva casi diez meses, han masacrado a casi 40,000 gazatíes (los palestinos que viven en la Franja de Gaza) y herido o mutilado a más de 90,000, sobre todo, mujeres y niños.

Han destruido vidas, futuros, proyectos prometedores, pues los gazatíes, antes de la brutal invasión, tenían anhelos, familias, sus casas, se divertían… gente como nosotros, como cualquiera.

Pero desde que se convirtió en un infierno su país, sólo tratan de conseguir alimentos y agua y rezan para que no los mate un bombardeo judío (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/11/gaza-convertida-en-infierno-por-lo.html).

Y no es una guerra, como muchos dicen, pues la mayoría son simples civiles, muriendo ante la atrocidad enemiga. Dicen que sólo se trata de “un baño de sangre”, pues ya todos han sufrido la muerte de algún familiar o amigo (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/02/para-nosotros-los-palestinos-esto-no-es.html).

Encima, la falta de salubridad, agua potable y drenaje, han incrementado la incidencia de enfermedades, que ya también los están matando (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2024/02/para-nosotros-los-palestinos-esto-no-es.html).

Los relatos de los sobrevivientes, hasta ahora, no son menos crudos. Uno de ellos es de un director de un orfanato. Entrevistado por la periodista Bethan McKerman, narra cómo le ha ido desde la invasión judía (ver: https://www.theguardian.com/world/ng-interactive/2024/jul/26/the-gaza-orphanage-director-i-carried-a-small-boy-with-cerebral-palsy-to-safety-but-he-died-soon-after).

El título del trabajo es dramático: “El director de un orfanato de Gaza: ‘Llevé a un pequeño con parálisis cerebral a un sitio seguro, pero murió poco después’”. Hazem Rahma, es su nombre, y fue forzado a dejar la ciudad de Gaza con niños a su cuidado, “pero los ataques siguen y cada vez hay más y más niños para cuidar”.

Dice que antes de la guerra, tenían 22 niños a su cuidado y que muchos, no tienen familia que los reclame. Y tienen a seis chicas de más de 18 años, pero como no tienen familia, están allí.

“Nos esperamos lo más que pudimos, pero cuando bombardearon la mezquita de al lado, el edificio en donde estábamos se afectó, estallaron algunas ventanas y hubo otros destrozos. Pero resistimos. Y es que doce niños, son discapacitados y los otros, son muy pequeños. Nos movimos a las habitaciones que no estaban dañadas y ahí seguimos por unos días. Es que eran muchos niños, como para habernos ido a los refugios de la ONU. Y con tantos bombardeos, muchos tienen miedo, están muy asustados y tensos. Esperamos una pausa y nos fuimos al sur. Ahí, estuvimos en un departamento que me prestó un amigo. Yo llevé cargando a uno de los niños, Iyas, un pequeño de cinco años, con parálisis cerebral. Cuando dejamos la ciudad, los militares judíos no dejaron pasar ni a mi mujer, ni a mis tres hijos. No he sabido mucho de ellos, desde entonces, pues las comunicaciones fallan mucho, pero espero, en Dios, que se encuentren bien. De allí, de nuevo nos desalojaron y nos fuimos primero a Khan Younis. Allí, Iyas falleció, pero no por los bombardeos, sino por infecciones que desarrolló, pues se nos había terminado su medicina y por una convulsión. Era un chiquillo muy cariñoso, pero sufrió mucho. Ojalá que esté con Dios. Lamento mucho no haberlo salvado”, dice Rahma, casi llorando de tantos recuerdos tan tristes.

Luego, otra vez les ordenaron evacuar Khan Younis y se fueron a al-Mawasi. Ya casi sin alimentos, ni agua, ni medicinas. Esa área, supuestamente, ha sido declarada por los judíos como “área segura”, pero la han bombardeado varias veces. “Estamos con mucho miedo, pues en cualquier momento nos puede matar un bombardeo. Pero, gracias a Dios, hay muchos vecinos y trabajadores de organizaciones de ayuda que nos traen agua y nos ayudan con los niños. Lo más difícil ha sido conseguir leche de fórmula, pues unas cuantas cajas, cuestan ¡hasta $2,000 dólares!”. No es posible que aún, en medio de ese genocidio, haya gente que comercie con la necesidad que tiene Rahma, de leche para sus niños. Así es el ser humano de mezquino ante todas las situaciones (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/10/la-materialista-individualista-mezquina.html).

Dice Rahma que han querido trasladarlos a Egipto, pero funcionarios corruptos le piden $6,000 dólares por chico. “Y el gobierno libio, ofreció adoptarlos, pero el embajador palestino en ese país, se opuso, pues dijo que Israel está planeando que los palestinos se vayan, para apoderarse de su territorio”. Sí, puede ser el plan, acabarlos o desalojarlos, para ampliar a Israel.

“Por si fuera poco, nos han traído, de los hospitales, a más niños: tres bebés, de tres meses, uno, otra, una niña, de dos meses y una de cinco semanas, que tiene Síndrome de Down. No sabemos si tengan familia, seguro, las mataron, pero cuando termine esta guerra, que ojalá sea pronto, las buscaremos. La vida no tiene sentido si no se ofrece piedad. Es lo que necesitamos”.

Pero el carnicero Netanyahu parece no tenerla, más preocupado en reelegirse aunque extinga a todos los gazatíes.

El otro relato es de Suha Nasser, una fisioterapeuta de 27 años, quien vivía en Jabalia. También el título del trabajo, igualmente firmado por Bethan McKerman, es crudo: “La fisioterapeuta de Gaza: ‘Mi casa fue bombardeada y mi bebé y mi marido murieron” (ver: https://www.theguardian.com/world/ng-interactive/2024/jul/25/the-gaza-physiotherapist-my-house-was-bombed-and-my-baby-son-and-beloved-husband-died).

Una foto de los tres, antes de la guerra, felices, abre el artículo. Ella, muy linda y sonriente. Su joven esposo, también. Y su pequeño hijo, también muy lindo. Fue como de julio del 2023. No sabían que unos meses después, todos sería un infierno y el hombre y el niño, fallecerían.

Platica Suha que en el 2018, conoció a Mohammed, el que habría de ser su esposo en el 2019. “Era lindo, amable y al instante, nos enamoramos”. Pero no pudo embarazarse naturalmente, sino que fue fertilización in vitro, en Egipto y Ahmed, su pequeño hijo, nació por cesárea. “Fue mucho esfuerzo, pero, al final, lo logramos”. Todo iba bien, yo de nuevo fui a trabajar al hospital en donde laboraba. Pero el 19 de octubre, nuestra casa, en donde ya vivían 31 personas, casi todas familiares de mi marido, fue bombardeada. Y allí, murieron mi esposo y mi hijo – dice, llorando – y sólo sobrevivimos seis”.

De allí, hombres extraños, la sacaron, de entre los escombros y ha sido un suplicio, pues tuvo varias fracturas. La llevaron al hospital Kamal Adwan, “en donde esperé toda la noche, ansiosa de saber sobre mi esposo y mi hijito, pues todavía no me había enterado que estaban muertos. Vinieron mis padres, con la cara pálida y me imaginé lo que había sucedido. ¡No es justo, no es justo, mi bebé sólo tenía cinco meses y tres semanas de nacido! Le había comprado su ropita. Y mi esposo tenía un gran futuro como ingeniero”.

Tuvo una fractura de columna, costillas rotas y los tendones de la cadera, dañados. “Era muy doloroso, me iban a realizar cirugía, para estabilizarme y disminuirme el dolor, pero nunca sucedió. En el hospital, las condiciones eran deplorables, pues no había medicinas, las amputaciones se infectaban y llenaban de gusanos, por falta de antibióticos. Y sin cirugía, mis fracturas pueden no soldar adecuadamente y terminar con mi carrera de fisioterapeuta, pues uso mucho la fuerza de mi cuerpo”.

Luego, la llevaron al Hospital Europeo en Khan Younis, por otra evacuación forzada, “que también casi me cuesta la vida, pues fue entre bombardeos y balas. He tratado de irme a otro país, pero es imposible en estas circunstancias. Mohammed era todo para mí, mi amor eterno y nunca lo olvidaré. Mi hijito Ahmed, fue una luz en mi mundo. Recuerdo su risa, su voz y sus ojos, Quisiera meterme en las fotos que tengo de él y abrazarlo. Me lo imagino en su primer día de escuela, luego, en la universidad, convirtiéndose en un ingeniero o doctor, y en esposo y padre. Sí, pinté algo hermoso de él en mi imaginación. De verdad, que lo único que me mantiene viva es andar huyendo de los bombardeos, porque espero que esta pesadilla termine y que podamos sanar nuestras heridas. Es todo lo que deseo ahora”.

Y esos son solamente dos relatos de cientos de miles de gazatíes que deben de vivir procesos de devastación similares. Pero a los judíos no les interesa, menos a los supremacistas, que se oponen a que reciban ayuda los gazatíes porque según esos imbéciles, “es para Hamas” (ver: https://apnews.com/article/israel-palestinians-gaza-hamas-aid-humanitarian-nonprofit-69582d193ce270d63d5865ac0ead2df0).

Y, además, están invadiendo casas en la parte palestina de Jerusalén ocupada, Cisjordania, para apoderarse de ellas, desalojando a sus moradores legítimos (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/03/los-palestinos-son-atacados.html).

No conformes con eso, ya están planeando los judíos otra guerra, pero contra Líbano, en donde el grupo militar Hezbollah, se ha solidarizado con Hamas y está atacando a Israel con misiles. Ya hay varios poblados fronterizos en ambos países evacuados por los constantes ataques. De acuerdo con el periodista Michael Safi de The Guardian, existe una gran posibilidad de que se dé una guerra total entre Israel y Líbano (y que seguramente desatará un conflicto mayor, si entra Irán, quien apoya totalmente a Hezbollah). “El menor pretexto, bastará”, dice Safi (ver: https://www.theguardian.com/news/audio/2024/jul/24/dangerous-territory-inside-southern-lebanon-on-the-brink-of-war-podcast).

Y quizá de nuevo veamos futuros truncados, vidas cegadas y esperanzas destruidas de libaneses que sucumbirán ante el poderío militar de los nefastos judíos que, apoyados por sus esbirros (Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y otros, que les han vendido armas), no tendrán escrúpulos en destruirlos masivamente.

 

Contacto: studillac@hotmail.com