El Pentágono modernizará sus mortíferas armas nucleares
Por Adán Salgado Andrade
Desde que se inventaron y crearon las mortíferas armas nucleares, sólo un país, Japón, ha sentido en carne propia el poderío de esas aberraciones, durante los dos bombardeos atómicos, que tuvieron lugar el 6 y 9 de agosto de 1945, primero, sobre Hiroshima y, luego, Nagasaki. Dejaron más de 180,000 fallecidos inmediatos, entre las dos, y 247,000 personas más, fueron muriendo en el transcurso de los meses y los años, por las enfermedades ocasionadas por las nubes radioactivas consecuentes. Hasta la fecha, los daños congénitos que quedaron entre algunas personas, se han ido heredando entre sus descendientes (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2014/12/dia-de-la-trinidad-el-nacimiento-de-la.html).
Y las bombas que se emplearon, fueron de “baja capacidad”, de 16 kilotones (equivalentes a 16,000 toneladas de TNT) la arrojada sobre Hiroshima y de 21 kilotones (equivalentes a 21,000 toneladas de dinamita), la que recibió Nagasaki (ver: https://world-nuclear.org/information-library/safety-and-security/non-proliferation/hiroshima-nagasaki-and-subsequent-weapons-testin).
En cambio, las actuales, ya se miden, en capacidad explosiva, en megatones, equivalentes cada uno a un millón de toneladas de dinamita. Dichas ojivas tienen hasta doce megatones de capacidad. Así que además del intenso estallido, capaz de borrar a una ciudad como la de México, en cuestión de segundos, dejan una estela radioactiva mayor. Por lo que si la gente no es evaporada por la explosión, será afectada de inmediato por la densa nube radioactiva, que puede expandirse a decenas de kilómetros a la redonda. Y eso, solamente de un estallido. Ahora imaginen a cientos de esos mortíferos artefactos actuando al mismo tiempo. Sería el fin de la humanidad o, al menos, como la conocemos (probablemente, los sobrevivientes serían seres afectados y deformados por la radiación, una especie de monstruos viviendo en un planeta desolado, en cuevas, sin recursos, alimentándose de carroña radioactiva).
Pero a pesar de los horrores que Estados Unidos provocó en Japón y los potenciales que pudieran generarse ante un ataque global masivo, ya está pensando en “modernizar su arsenal nuclear”, como expone el artículo del portal Wired, titulado “El Pentágono quiere gastar $141,000 millones de dólares en una máquina del fin del mundo”, firmado por Matthew Gault, y nos introduce a su trabajo diciendo que “el Departamento de Defensa quiere remodelar los silos que contienen a los misiles balísticos intercontinentales, con los que puede acabar con la civilización. Pero estos misiles son inútiles como armas y el otro propósito principal que tienen – atraer los ataques enemigos –, no sirven para nada” (ver: https://www.wired.com/story/the-pentagon-wants-to-spend-dollar141-billion-on-a-doomsday-machine/).
Un collage de los mencionados silos y terribles estallidos nucleares, abre el artículo, en el que describe la estupidez que desea hacer el Pentágono para, según éste, desalentar un ataque nuclear, si el enemigo supiera que aquél tiene la capacidad de destruir a todo el planeta. ¡Vaya premisa más imbécil!
Comienza Gault refiriéndose a los miles de estadounidenses que viven cerca de los silos, “los cuales están distribuidos en una zona llamada ‘esponja nuclear’, que abarca Dakota del Norte, Montana, Colorado, Wyoming y Nebraska. Son considerados un ‘daño aceptable’, si mueren. Es una zona de sacrificio”.
Pues vean que bajezas hacen los poderes fácticos, de colocar esos silos nucleares, cerca de donde vive gente, sobre todo, de campo. Hay una cinta titulada, en español, “El hombre que salvó al planeta”, realizada por el director holandés Peter Anthony, basada en el heroico acto que realizó un militar soviético, el teniente Stanislav Yevgrafovich Petrov (1939-2017), cuando, por iniciativa propia, detuvo un ataque nuclear soviético el 26 de septiembre de 1983, hacia Estados Unidos (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/el-sovietico-que-salvo-al-mundo-de-uno.html).
Ese, casi inminente, ataque, se debió a un error de las computadoras soviéticas, las que, supuestamente, habían detectado que una serie de misiles, hasta sumar cinco, habían sido lanzados desde bases nucleares estadounidenses. En una escena en la campiña estadounidense, se ve uno de esos silos, conteniendo una ojiva de doce megatones, lista para ser lanzada. Un vecino del sitio, sólo dice que espera que nunca llegue el día en que la vea despegar, pues será el fin.
Dice Gault que a pesar de que el Pentágono está consternado por costos que suben, vidas humanas y, en general, la inutilidad de los misiles nucleares (ICBMs, por sus siglas en inglés), está considerando un plan para modernizar esos silos y sus misiles. “En este momento, el Departamento de Defensa piensa que costará unos $141,000 millones de dólares (mdd). Pero investigaciones independientes, suben el costo a unos $315,000 mdd”.
Todo eso, con tal de fabricar una máquina del fin del mundo, “una máquina que, de ser usada, implicaría el fin del mundo”. Muchos expertos señalan que no tiene sentido, pues “los ICBMs son una reliquia del pasado, de la Guerra Fría. Los misiles, pueden lanzarse desde aviones, submarinos y los silos, así que si uno de esos tres fallara, todavía quedan los otros dos”.
Como ya son viejos, el Pentágono planea “modernizarlos”. Los misiles Minuteman III son viejos y se busca decomisionarlos, “con otros llamados Sentinel. El grupo Northrop Grumman, tienen un plan para hacerlo. La Fuerza Aérea quiere comprar 634 misiles Sentinel y modernizar 400 silos y otras 600 instalaciones”.
Claro, nada menos que Northrop Grumman debe de ser el impulsador de esa “modernización nuclear”, pues es una de las armeras que fabrica misiles nucleares. Nada más vean cuánto dinero se gastara en esa “modernización”. De acuerdo con la publicación Fortune, cada Sentinel costará ¡$214 mdd!, así que si el Pentágono va a comprar 634, sólo en esos misiles, gastará ¡13,482 mdd!, poco menos del PIB de un país pobre como Afganistán, que es de $14,270 mdd! Es obsceno que se gaste casi el PIB de un país pobre en armas de destrucción masiva. Lo peor es que se requieren recursos, como energía, materias primas, trabajo humano, maquinaria… para hacerlas. Y eso implicará mayor depredación y destrucción planetaria.
Como los precios para la “modernización” han subido mucho, el Congreso ha promulgado una ley que enfatiza que si los costos suben más de un 25 por ciento, se debe de “justificar”, la utilidad de un proyecto, para aprobarlo. “No es de sorprender que el Pentágono haya justificado que necesita las armas y, al final, se le haya autorizado el dinero que pide”, señala Gault.
Pero hay oposición entre congresistas, como Adam Smith, un Demócrata de Washington, quien ha señalado que “se debe de reducir nuestra dependencia en las armas nucleares y tomar otro camino, como hemos propuesto” (ver: https://www.ploughshares.org/issues-analysis/article/rep-adam-smith-us-nuclear-policy).
Sin embargo, entre los republicanos, como la senadora Deb Fischer, eso “es un sueño. El enemigo no atacaría a los silos, de ningún modo y, además, no se van a deshacer de sus armas nucleares. China, Rusia y Norcorea siempre estarán presentes con el peligro nuclear. Por eso, necesitamos defensas nucleares robustas”. Esta señora apoya totalmente la idea de la “modernización nuclear”, “pues nuestro arsenal es viejo, debemos de mantenerlo al día, como las amenazas nucleares lo hacen”. Y está segura que los silos, al estar distribuidos por todo el territorio estadounidense, “no serían atacados por el enemigo, pues la respuesta ofensiva, sería inmediata” (ver: https://www.newsweek.com/supporters-nuclear-cuts-are-living-dreamworld-opinion-1911925).
Es evidente que la mujer, de 73 años, está anquilosada en la absurda idea de que una guerra nuclear se puede ganar. Una verdadera insensatez, que se había desarrollado desde que el presidente republicano Ronald Reagan (1911-2004), lanzara su proyecto de “La Iniciativa de la Defensa Estratégica”, también conocido como “La Guerra de las Galaxias”, con el que pretendía que se desarrollaran misiles en tierra y en el espacio, armas de partículas y hasta rayos láser capaces de derribar armas nucleares soviéticas en pleno vuelo (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Strategic_Defense_Initiative).
Los que viven en un sueño son personas como Fisher que, como señalé, piensan que una guerra nuclear se puede ganar. El absurdo proyecto de Reagan, suponiendo que hubiera sido posible realizarlo, no se ve que haya considerado las nubes radioactivas que dejarían los estallidos de las bombas enemigas, en la forma que fuera, las que, por sí solas, habrían sido fatales para millones.
Y de todos modos, continúa Gault, los planeadores militares, “estarían sorprendidos de escuchar las declaraciones de Fisher, de que los enemigos, no atacarían los silos, pues aquéllos, lo que buscan es justamente que sean atacados tales silos y con eso están justificando el programa de modernización”.
Cita a Joseph Cirincione, ex director de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, quien, desde siempre, ha criticado los programas nucleares estadounidenses. “Los planeadores militares, tienen todavía las viejas ideas de la Guerra Fría y creen que si lanzan misiles más veloces hacia el enemigo, lo podrían destruir, sin que aquél, lograra accionar ninguno de sus propios misiles. Pero, aún si el enemigo no lanzara ninguno, sería el fin de la Humanidad”.
Tara Drozdenko, directora de seguridad global, de la Unión de Científicos Conscientes, citada por Gault, tampoco ve el caso de los silos. “Bastaría con nuestras defensas submarinas, que son imposibles de rastrear y no son tan vulnerables como los silos”. Pero, lo mejor, sería evitar totalmente un conflicto nuclear, debería de decir esa “científica”.
Pero a eso le apuestan con su “modernización”. “Los silos, tratarían de atraer los ataques enemigos hacia ellos, con tal de evitarlos en ciudades más pobladas de Estados Unidos. Sin embargo, un estudio de Sébastien Philippe, del Programa de Ciencia y Seguridad Global, de Princeton, halló que un ataque a toda la zona esponja (los silos), provocaría millones de muertos tanto en Los Estados Unidos, así como en Canadá y México. ‘No sólo es absorber un ataque, sino que la nube radioactiva resultante, sería letal’, señala Philippe”.
En su estudio, unos 300 millones de personas estarían en riesgo de recibir dosis letales, “dependiendo de hacia dónde soplara el viento, tan sólo por ese ataque de los silos. Y no es que morirían en 15, 20 o 30 años después, de cáncer, sino que sus células, órganos y cuerpos estarían fallando en días, semanas o meses”.
Así que, sin deberla, ni temerla, también resultaríamos severamente afectados. Hasta en eso se vería la dependencia mexicana de Estados Unidos.
Ese plan de modernización que quiere implementar la Fuerza Aérea, “implicará la demolición de 45 instalaciones de alerta de misiles y la construcción de al menos 24 nuevas en su lugar. Renovará los 450 silos que existen, construiría 3,100 millas (4,960 km) de corredores para conectarlos y levantaría 62 torres de comunicaciones de 90 metros cada una. Y dice que lo puede logar para el 2036”. Si es que llegamos a ese año, deberían de pensar.
Todo eso, requerirá unos 3,000 trabajadores temporales, “a los que se les debe de dar alojamiento, algo a lo que se oponen las comunidades locales”.
Dice Gault que ya lo han vivido, durante el boom que se dio de los pozos de fracking, “en donde se dieron todo tipo de problemas, incluido un incremento de la delincuencia”.
En Kimball, Nebraska, será construida una de esas unidades habitacionales para trabajadores, de tres pisos, con departamentos de 58 metros cuadrados. “las comunidades en donde se establezcan esas unidades habitacionales temporales, temen que se generen problemas como delincuencia o se incrementen otros, como desabasto de servicios públicos, tales como agua o electricidad”.
Y es cierto, cuando se construyen grandes obras, se generan muchos problemas entre los habitantes locales. Aquí, sucedió lo mismo durante la construcción de las Torres Mítikah, “plagada de irregularidades ambientales y de uso de suelo” (ver: https://www.portalambiental.com.mx/impacto-ambiental/20190510/torre-mitikah-plagada-de-irregularidades).
Gault retoma la frase dicha por Fisher en uno de sus discursos, de que “la diplomacia efectiva, sólo puede ser posible si invertimos en armas nucleares modernas. Si no contamos con ellas, no significan nada las negociaciones diplomáticas”.
“Es una línea de pensamiento que enfatiza que para que el mundo crea que Estados Unidos es una fuerza principal, ese mundo debe de creer que Estados Unidos está dispuesto a destruirlo si no consigue lo que desea”.
Miren nada más, es como si un matón entre varios, tuviera una bomba y amenazara con detonarla, para matarlos a todos, si no se someten a su poder. ¡Absurda “lógica”!
Y, por lo visto, se olvidan de los daños ambientales que los propios Estados Unidos han provocado por años. Tanto dinero gastado en guerras (la invasión judía a Gaza, la invasión rusa a Ucrania), armas y ejércitos, no sólo de Estados Unidos, sino de otros países, bien pudiera usarse, ya no para revertir los daños provocados al planeta, sino para remediar y disminuir algunos.
Pero no, prefieren seguir con sus envalentonadas machistas, son machos que se enfrentan blandiendo sus pistolas nucleares.
O quizá los poderes fácticos mundiales, sea lo que buscan, acabarnos masivamente en un conflicto nuclear, creado por ellos, antes de que la catástrofe ambiental, acabe con nosotros.
Esa es la “civilización”, resolver los conflictos no con el pensamiento, sino con la fuerza bruta.
Pues sí que somos unos brutos.
Contacto: studillac@hotmail.com