miércoles, 3 de mayo de 2023

Calentamiento global y uso indiscriminado de antibióticos esparcen súper bacterias

 

Calentamiento global y uso indiscriminado de antibióticos esparcen súper bacterias

Por Adán Salgado Andrade

 

El calentamiento global es ya irreversible. Hemos arrojado a la atmósfera, cientos de miles de millones de toneladas de CO2 cada año, que han ido calentando al planeta a tal grado, que muchas regiones en poco tiempo serán inhabitables, por las altas temperaturas que reinarán la mayor parte del año. Ya es tóxico y mortal el calentamiento global (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/10/el-toxico-y-mortal-calentamiento-global.html).

Está generando eventos climáticos extremos, como largas sequías, potentes huracanes, tornados, inundaciones, megaincendios forestales, elevación del nivel del mar y otros efectos que ni siquiera sabemos cómo y cuándo se presentarán (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/09/los-impredecibles-y-cada-vez-mas.html).

Pero no paran allí sus catastróficos efectos. También, por su acción, súper organismos infecciosos, como bacterias y hongos microscópicos, se están adaptando y nos pueden infectar más fácilmente. Por ejemplo, los hongos, no nos atacan la mayoría, porque nuestra temperatura corporal de 36º C en promedio, los mata, pues no resisten tanto calor. Pero ya se están adaptando y será sólo cuestión de tiempo para los que antes no nos invadían por esas altas temperaturas, nos comiencen a infectar (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/11/las-infecciones-con-hongos-se.html).

Uno de tales hongos es el que ocasiona la llamada “fiebre del valle”, el coccidioides, un hongo que crece en la tierra. Sólo el uno por ciento de los que se infectan, sufren graves efectos en el cerebro, que es en donde se aloja ese hongo y hasta pueden ser fatales. Pero como el hongo se ha ido adaptando, seguirá infectando y enfermando a más y más personas con el tiempo. El tratamiento es costoso y no en todos los casos funciona (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/09/la-fiebre-del-valle-ocasionada-por-un.html).

Un factor adicional al calentamiento global es el indiscriminado empleo de antibióticos, sobre todo, en industrias como la cárnica, que para “evitar” enfermedades en los animales que sacrifican, usan demasiados antibióticos, los que van creando resistencia en las bacterias a las que, supuestamente, deberían de combatir.

Lo mismo sucede con las personas que emplean antibióticos. Tanto los antibióticos empleados en animales, así como los aplicados en personas, van a dar a los drenajes, en donde conviven con bacterias de todo tipo, las que, como señalé, van haciéndose resistentes.

Es lo que un reporte de la ONU señala, que esos factores, como aguas residuales impregnadas de antibióticos, incrementan la resistencia bacteriana a los antibióticos y hasta a otros medicamentos que las tendrían que combatir.

Y es un problema que ocasiona alrededor de 1.27 millones de fallecimientos anuales en todo el mundo. No sólo los rastros dejan aguas contaminadas con antibióticos, también los hospitales, así como los fungicidas e insecticidas empleados en la agricultura, contribuyen a ese grave problema.

También dicho reporte menciona que la migración de animales, como las aves, contribuye a esparcir ciertas bacterias. Pero, en este caso, es algo natural, no ocasionado por la humanidad.

El medio ambiente es algo que no es muy tomado en cuenta, señala el mencionado reporte, “pero es a través de aquél que las súper bacterias se esparcen, además de que interaccionan entre sí, lo que provoca que se transmitan características que las van mejorando y haciendo más resistentes.

Tantas sustancias e insecticidas que se usan, también provocan daño al microbioma humano, el que se perjudica seriamente. Y es muy importante tal microbioma, sobre todo el intestinal-estomacal, pues ayuda también a tener una salud mental adecuada, no sólo digestiva (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/04/el-microbioma-intestinal-puede-ayudar.html).

Señala medidas como el hecho de que en Estados Unidos la EPA (Agencia de protección ambiental, por sus siglas en inglés) ha autorizado que se rocíen árboles cítricos, como naranjos o limoneros, con 650,000 libras (294,835 kg) con estreptomicina para “controlar” una plaga que los mata. Pero en opinión de Matt Wellington, experto de la ONG USPIRG (organización que se opone a esas fumigaciones tan bárbaras), eso “sólo hará más resistente a esa plaga” (ver: https://www.wired.com/story/the-antibiotic-resistance-crisis-has-a-troubling-twist/).

Otro problema es que se desarrollan medicamentos para combatir infecciones por hongos, a la par de los que se usan para combatir infecciones en cultivos. Pero esos hongos son tan adaptables que dura poco la acción fungicida. Por ejemplo, el Aspergillus fumigatus, solía tratarse con unos compuestos llamados azoles. Sin embargo, ya desarrollaron resistencia y actualmente cuatro de cada cinco pacientes que contraen ese hongo resistente ya a los azoles, mueren. Se está experimentando con un nuevo fármaco, el olorofim, que está en fase de prueba, para matar a dicho hongo. Pero al mismo tiempo, un fungicida para matar infecciones en cultivos, también está por ser aprobado en Estados Unidos por la EPA. El problema es que ambas sustancias combaten las infecciones fungales neutralizando una misma enzima de hongos infecciosos, el Aspergillus y el que ataca a las plantas. Eso significaría que el olorofim, que todavía no es aprobado por la FDA (la Administración de la Comida y los Medicamentos, por sus siglas en inglés), podría ser inútil, pues ya el Aspergillus podría haber desarrollado resistencia. Pero también los hongos que infectan a las plantas, la podrían desarrollar. Son muy destructivos, pues se calcula que acaban con el veinte por ciento de los cultivos a nivel mundial. Así que ayudan y no, esas sustancias (ver: https://www.wired.com/story/a-critical-new-drug-is-coming-unless-agriculture-gets-there-first/).  

Pero como señalé antes, por todo lo expuesto, los hongos microscópicos se están fortaleciendo y cada vez es más difícil combatirlos. Hay unos 300 de los poco más de 4 millones de especies existentes, que pueden ocasionar alguna enfermedad. Y muchas de tales enfermedades podrían ser fatales. Cada año mueren por infecciones de hongos en el mundo, alrededor de 1.5 millones de personas, de acuerdo con la Sociedad de Microbiología.

Por ejemplo, el cryptococcus neoformans  afecta los pulmones de personas vulnerables, además de la sangre y el sistema nervioso. Ya se ha vuelto muy resistente a los tratamientos y muchas personas mueren, pues ya no responden a éstos.

Otro es el Candida auris, un tipo de levadura que afecta corazón, sistema nervioso central, ojos, huesos y otros órganos internos. Se esparció más durante la pandemia, porque como lo central era el Covid-19, no se atendieron las infecciones que ocasionó y que se agravaron, justamente, por el Covid. También resiste muchos tratamientos.

Otro hongo que se esparce es el ya mencionado Aspergillus fumigatus, que daña pulmones y ocasiona alergias. Como señalé, ha adquirido resistencia por los fungicidas que se usan para combatir hongos en la agricultura. Igualmente, es resistente a casi todo.

El cuarto hongo dañino es el Candida albicans, que todos tenemos en nuestro cuerpo, pero que bacterias benéficas, lo mantienen controlado. Sin embargo, en un sistema inmune débil, puede ocasionar infecciones vaginales, rozaduras en bebés, daño sanguíneo, cardiaco, al sistema nervioso central, a ojos, huesos y otros órganos.

Y para ninguno de esos órganos existe una vacuna o tratamiento eficaz. Si se diera una pandemia, podrían ser peores sus efectos que la ocasionada por el Covid (ver: https://edition.cnn.com/2023/02/07/health/fungus-health-threat-scn/index.html).

Como último método para combatirlos, se experimenta, irónicamente, con algunos virus que los atacan, llamados fagos y aunque son prometedores, todavía están en experimentación muy limitada (ver: https://www.wired.com/story/phages-fight-antibiotic-resistant-bacteria/),

No son los únicos patógenos que pueden atacarnos y hasta matarnos. Varios, también viven en la tierra y pueden infectarnos y matarnos fácilmente. Entre ellos están el temible ántrax, que hasta como arma biológica ha sido empleado. Otro es la Leptospira, temible bacteria que ocasiona la leptospirosis (daño severo a riñones, hígado y cerebro), que se esparce por la orina de animales como las ratas. Una más es la amiba Balamuthia mandrillaris, que ocasiona daño cerebral severo. Otra bacteria es la  Burkholderia pseudomallei, que provoca la meliodosis, tan letal que un 50 por ciento de las personas infectadas puede morir por tal enfermedad. Uno más, es el hongo Histoplasma capsulatum, que provoca la histoplasmosis, también mortal en organismos vulnerables, sobre todo, personas con sistema inmune debilitado. El tétano es también milenario, y está en tierra y en metales oxidados. Y otra que también es vieja y que ha ocasionado pandemias históricas que han diezmado a la humanidad es la peste, ocasionada por la bacteria Yersinia pestis, que vive en el suelo, conviviendo con amibas, y que se piensa que se camuflajea en ese medio, desde donde, de vez en cuando resurge, ayudada por animales como ratas que la esparcen (ver: https://gizmodo.com/germs-bacteria-fungi-soil-dirt-anthrax-tetanus-lepto-1850205050/slides/2).   

En la serie televisiva The last of us (El último de nosotros), la premisa es de que la humanidad es afectada por un hongo que se apodera de la mente de los infectados, convirtiéndolos en horribles monstruos zombizados, que los esparcen por todas partes y a otros humanos.

Es una exageración, por supuesto, pero no en el sentido de que seguirán las pandemias, pues estamos creando el medio ambiente perfecto para que súper hongos y súper bacterias, se rieguen por todas partes.

No nos convertiremos en zombis, pero sí moriremos masivamente.

Que Ometeotl nos proteja de algo así.

 

Contacto: studillac@hotmail.com