Una doctora rural de Ucrania, enfrenta pandemia con sus escasos recursos
por Adán Salgado Andrade
La pandemia ha desbordado los recursos de todos los países, sean “desarrollados” o no. Estados Unidos, supuesta potencia, ya presenta casi 23 millones de infectados, de los más de 90 millones registrados mundialmente, así como casi 384,000 fallecimientos. Los hospitales están atestados (ver: https://www.worldometers.info/coronavirus/country/us/).
Y lo mismo sucede en países como Inglaterra, Francia, Italia o España, en los cuales, la pandemia exhibió que son insuficientes sus servicios médicos, antes tan presumidos. Atienden hasta en pasillos a tanto enfermo, como en Italia (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/11/tambien-en-italia-se-ha-desbordado-el.html).
Así que resulta loable la labor de una doctora rural de Ucrania, que se esfuerza, a pesar de sus limitaciones y de los prejuicios sociales, de hacer lo mejor posible su labor para atender a tanto enfermo. Es lo que comenta el artículo de la agencia Associated Press, titulado “Una doctora rural de Ucrania, se enfrenta al desafío de la pandemia”, firmado por Mstyslav Chernov y Yuras Karmanau (ver: https://apnews.com/article/ukraine-europe-coronavirus-pandemic-holidays-9afa57e2dd792bf0f0629f7d8413239d).
Como la mayoría de los artículos de esa agencia, éste, está precedido por una serie fotográfica, que ilustra, muy bien, el sitio en donde vive la doctora Viktoria Mahnych, la que vive en el poblado de Iltsi, en el oeste de Ucrania.
Se la ve revisando a pacientes de todas las edades, debiendo de trasladarse a pie o sobre un carretón que transporta pastura, evidenciando la ruralidad del sitio. Las casas que visita son de provincia, sencillas, de madera y otros endebles materiales, muestra de la pobreza de la región. La vemos con su tapabocas, escribiendo recetas y los cuidados que los enfermos deben de tener, no sólo con el covid-19, sino con otras enfermedades. Una foto, la muestra preparando el equipo para ir a otra comunidad, llamada Verhovyna, en la región Ivano-Frankivsk de Ucrania. Y en otra foto, se muestra que tuvo que asistir a una misa. Lo peor fue que la gente la obligó a quitarse el tapabocas, para “que no se acordaran de la pandemia”. ¡Vaya estupidez de esos cerrados pobladores! Eso no impedirá que se contagien, sobre todo, si hay asintomáticos en ese sitio. Pero Viktoria tuvo que hacerlo.
Dice que, incluso, cuando comenzó a visitar en sus casas a los pacientes, al inicio de la pandemia, envuelta en su traje protector, “me lo tuve que quitar, pues varios amenazaban con golpearme”. Le ha sucedido como en otros países, incluido México, que la gente ignorante agrede a doctores y enfermeras, pensando que los van a contagiar, cuando que cualquier persona que porte el virus, será una segura fuente de infecciones, no sólo el personal médico. Otra de las fotos muestra el interior de una iglesia. Y a los presentes, besando una cruz que porta uno de los sacerdotes, pues celebran la Santa Trinidad, en ese templo ortodoxo. ¡Imaginen la fuente de contagio que será esa cruz!
De verdad, que contra la ignorancia, no puede lucharse y es la que hace crecer los contagios.
Una última foto, muestra a la doctora, luego de una exhaustiva faena, al anochecer, caminando a su casa con sus dos pequeñas hijas.
Las probabilidades de contagiarse, son altas, pues Ucrania cuenta con 42 millones de personas, de las cuales, 1.1 millones están contagiadas, así que una de cada 42 personas, padece el covid-19. Las muertes ascienden a 20,000. “Temo que con tantas vacaciones, que la gente fue a restaurantes y fiestas y a otras diversiones, van a dispararse los contagios”, declara Viktoria, de 30 años, de rostro amable y apacible.
Y por estos días, se impuso un confinamiento en todo el país, que para muchos trabajadores de la salud, fue tardío. Claro, dejaron que la gente se fuera a fiestas, gastara, se divirtiera a lo grande y, luego, que se enferme. Por desgracia, parece ser el patrón bajo el cual han actuado la mayoría de los países.
Y eso ha llevado a una segunda oleada, en donde contagios y muertes, son más agresivos que durante la primera.
Dice Viktoria que si el confinamiento se hubiera impuesto antes de las fiestas decembrinas, “hubiéramos tenido menos contagios. A ver qué sucede luego de esas vacaciones”, señala, preocupada y resignada de lo que pueda enfrentar.
Todo está cerrado, hasta el 25 de enero, pero en lugares como Ternopil y Cherkasy, los alcaldes dicen que no les importa y que no atenderán el confinamiento, a pesar de que son sitios con más de 200,000 habitantes cada uno.
“Debo de atender a dos mil treinta pacientes en tres pueblos”, dice la doctora, sin especificar cuántos padecen el covid-19.
“A veces, me entra el pánico, pero trato de moverme y de que prevalezca la razón”, declara. Y dice que lamenta el sistema de salud tan precario que prevalece en Ucrania, al que se le dan pocos fondos y se trató de reformar, pero con pocos resultados positivos.
Si, como señalo arriba, supuestos países “desarrollados” vieron colapsarse sus servicios de salud, imaginen lo que pasa en Ucrania. El ejemplo de Viktoria, lo dice todo, que ella sola deba de atender a más de dos mil personas, muestra la total precariedad en que se encuentra el sistema de salud ucraniano.
“A veces, mi marido me da un aventón en su viejo auto, pero, por lo general, debo de caminar. Se me va el tiempo con mis pacientes. Hasta de noche ando atendiéndolos y veo a mi familia muy poco”, dice, resignada, pues sabe que sus servicios son vitales en esos pueblos.
Sus colegas y ella, tienen fe en que la vacunación, que iniciará en marzo, pueda arreglar las cosas.
Pero estamos viendo que en países en donde ya se ha iniciado la vacunación, como en Inglaterra, los problemas distan mucho de que se arreglen.
La razón es de que la vacuna no es mágica, de que, de inmediato, proporcione inmunidad. Ésta, se va dando con las semanas o días… ¡si se da!, pues puede ser que el vacunado caiga en el rango para el cual, tal vacuna no sea efectiva. La de Astrazeneca, provee una eficacia de 80.6 % de efectividad, por ejemplo (ver: https://www.astrazeneca.com/media-centre/press-releases/2020/astrazenecas-covid-19-vaccine-authorised-in-uk.html).
Y es las que más alta eficacia ofrece, con respecto a otras.
Mientras tanto, Viktoria tendrá que seguir a diario con su exhaustiva labor, atendiendo, incluso, a gente que no tolera que ella vaya bien protegida, para evitar contagiarse.
Sí, gracias a la noble y sacrificada labor de trabajadores de la salud, como Viktoria, es que muchos han salvado la vida.
Pues que Ometeotl y todas las buenas energías planetarias y universales, sigan conservando a Viktoria sana y salva.
“Espero que no me contagie, no podría atender a mis pacientes”, dice finalmente.
Contacto: studillac@hotmail.com