Dos sobrevivientes de atentados “terroristas”, logran rehacer sus vidas
por Adán Salgado Andrade
Es frecuente escuchar de cuestionables atentados “terroristas”, en los que mueren o son heridas muchas personas. Digo cuestionables, porque la mayoría de las veces, son intereses de países como Estados Unidos, para desestabilizar a una nación que se resista a sus planes intervencionistas. Por ejemplo, se han dado intentos de atacar refinerías y oleoductos en Venezuela, con el afán de derrocar a Nicolás Maduro, quien no se ha sometido a aquél país. Esas tentativas, han sido organizadas desde Estados Unidos, mediante mercenarios, como el esbirro Juan Guaidó, para establecer un gobierno títere, que le permita hacerse de las reservas petroleras venezolanas, las mayores del planeta (ver: https://www.telesurenglish.net/news/Venezuela-Denounces-Terrorist-Plan-Against-Its-Oil-Facilities-20201211-0011.html).
Las personas que sobreviven a esos infames ataques, experimentan problemas mentales, debido a lo traumático de tales ataques, que hasta les dejan secuelas físicas. Sólo nos enteramos de las cifras de muertos o heridos, pero pocas veces, se hace seguimiento a las existencias de los sobrevivientes.
Justamente, un artículo de The Guardian, expone el caso de dos casos, un hombre y una mujer, que hasta se conocieron y han podido rehacer sus vidas, luego de sufrir ataques “terroristas”, de los que sobrevivieron. El artículo se titula “ ‘Fue como si la vida comenzara de nuevo’: sobrevivientes de ataques terroristas, encuentran esperanzas”, firmado por Kim Willsher, quien agrega como subtítulo que “Christine y Sebastien se conocieron a través de un grupo de sobrevivientes, al ser víctimas de ataques distintos en Londres y París” (ver: https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2021/jan/04/it-was-as-if-life-started-again-terror-attack-survivors-find-new-hope).
Abre el artículo una foto de la, ahora, pareja, felices, muy sonrientes, como cualquier otro par de personas que no hubieran sufrido atentado alguno.
Dice Willsher que “para la mayor parte del mundo, el 2020 fue un año de enfermedad y muerte. Para Christine Delcros y Sebastien Besatti, sobrevivientes de ataques terroristas separados en Londres y París, les trajo amor y el deseo de vivir, sentimientos que pensaban que habían perdido para siempre”.
Besatti dice que para Christine y él, “fue un renacimiento. Un tiempo para vivir de nuevo. Parece una locura que hayamos encontrado felicidad en tiempos tan obscuros”.
Tiene razón, pero es que el trauma al que fueron sometidos, no fue para menos. No se compara al drama de vivir confinados en una pandemia.
Eso dice Delcros, “pues pensé que mi corazón estaría roto para siempre, que toda mi vida romántica se había terminado. Y entonces, conocí a Sebastien”.
Los perturbadores, terribles ataques que sufrieron, realmente dejarían a mucha gente traumatizada de por vida.
En el caso de Delcros, Willsher narra que fue víctima de un atropellamiento masivo, en un puente de Londres. Delcros, de 48 años, de complexión delgada “como de bailarina de clásico”, en junio del 2017, caminaba con su novio Xavier Thomas, pues tendrían una cena romántica. “Estaba muy enamorada de Xavier”, declara.
De repente, vieron cómo una camioneta se precipitó sobre ellos y otras personas. “La fuerza del impacto, aventó a Thomas al río Támesis, de donde su cuerpo fue recuperado tres días más tarde. Delcros, sufrió fractura total de la pelvis y devastadoras lesiones a sus piernas y espalda, las que requirieron cirugía y varios meses de tratamientos para aprender a caminar de nuevo”, escribe Willsher.
En el caso de Besatti, de 39 años, en noviembre del 2015, sobrevivió a un ataque que se dio en París, en el Bataclam, un centro social, “donde asistentes a un concierto, estuvieron entre los 130 asesinados y los más de 400 heridos, parte de una fatal oleada de bombazos y tiroteos que se dieron en París”, señala Willsher.
A pesar del terror que Besatti experimentó, tuvo la suficiente capacidad emocional de salvar a una mujer embarazada, que había tratado de huir del lugar.
En el atropellamiento masivo sufrido por Delcros, dice que presentía algo malo, pero no sabía qué, hasta que vio a la van dirigirse a toda velocidad hacia ellos. “Sí, así es como uno muere, me dije”, rememora la mujer.
Besatti dice cómo fue que estaba en primera fila, viendo al grupo Eagles of Death Metal, con su mejor amigo, Jean Francois. De repente, entraron tres hombres armados con Kalashnikovs. “Empezaron a disparar contra la gente. Comenzaron a caer como dominós, sentí cómo una bala pasó sobre mi cabeza. Había gente muriendo alrededor mío, cuerpos por todas partes, así que si seguía allí, me matarían”, narra Besatti, quien corrió detrás de una cortina. Pero como no encontraba la salida, “subí las escaleras, hasta el balcón”.
Sigue platicando Besatti que “salí por una ventana, pero estaba muy alta para saltar, así que me metí de nuevo. Entonces, vi a una mujer que estaba colgada de otra ventana. Y gritaba que la salvaran, que estaba embarazada, que la sostuvieran. Y fui a ayudarla, sosteniéndola de las manos, para subirla”. Como dije, qué compostura tuvo Besatti, a pesar del tiroteo, de ayudar a esa pobre mujer.
Dice que sólo hizo lo correcto, pues es considerado como un héroe, por su noble acción.
“Uno de los terroristas me apuntaba a la cabeza, mientras que otro, mataba a todo aquél que bajara las escaleras”, agrega.
Luego, los asesinos, los tuvieron como rehenes, hasta que la policía irrumpió en el lugar, matando a aquéllos (cuántos de los rehenes habrán muerto por la acción policial, me pregunto).
Y quedaron muy traumados Besatti y Delcros luego de esas horribles experiencias.
Pero sus vidas cobraron algo de sentido, cuando se contactaron a través del grupo de sobrevivientes llamado “Vida para París”.
Y se dieron cita en el bar en donde trabaja Besatti, ubicado en un centro turístico alpino, Les Deux Alpes.
Dice Delcros que no estaba muy segura cuando iba entrando al bar, pero “en cuanto vi a Sebastien, me cayó muy bien. Me abrazó y no pude moverme, de la emoción”.
Lo mismo sintió Besatti. “No podía quitar mi vista de ella, mi vida cambió en un instante. Ella me dijo que pensó que no amaría de nuevo, pero fue un renacimiento para ambos”.
Delcros dice que sentía eso porque amaba mucho a Xavier y nunca pensó que pudiera relacionarse sentimentalmente de nuevo con alguien. “Pero ahora siento que está siempre conmigo, cuidándome”, declara. “Le dije que me hiciera un milagro y lo hizo, enviándome a Sebastien”.
Le pregunta Willsher a Besatti si eso no lo pone “celoso”. “No, yo sé que Xavier es irremplazable para Christine y ella habla de él, como si aún estuviera vivo, pero no puedo sentir celos de alguien que ya no está aquí para amarla”, sostiene.
Viven en un departamento en París.
Esperan a que la pandemia se levante para visitar a amigos, viajar, disfrutar de su renovada existencia.
Ambos dicen que vivían un infierno, pero que gracias a haberse encontrado, “tenemos la oportunidad de comenzar una nueva aventura juntos”, como afirma Besatti.
“Ahora, sólo queremos vivir”, afirma Delcros, muy entusiasmada.
Muy bien por ellos dos, a diferencia de otros que, seguramente, vivirán con esos terribles traumas para siempre, incapaces de sobreponerse, quizá con parálisis permanentes o mutilados o desfigurados.
A eso lleva la irracional violencia “terrorista”.
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