Mujer de Ciudad Juárez, confecciona osos rellenos, con ropa de fallecidos por pandemia
Por Adán Salgado Andrade
La actual pandemia está dejando crecientes contagios y muerte por todas partes. El saldo global, hasta el momento, es de 96 millones 823 mil 968 contagios y 2 millones 73 mil 866 muertes. Este año, seguramente superaremos los cien millones de contagiados y más de tres millones de fallecidos (ver: https://www.jornada.com.mx/2021/01/21/politica/012n1pol).
Para evitar que los que fallecen por el virus sean fuente de contagio, se están tomando medidas tan extremas, como prohibir que los familiares los vean por última vez.
Una vez que mueren, sus cuerpos son llevados directamente a la morgue, en donde esperan turno para ser cremados.
Lo que les entregan a los compungidos familiares, son las cenizas. Y éstos, resignados, las recogen y sobre ellas lloran.
Pero una ingeniosa mujer de Ciudad Juárez, la señora Eréndira Guerrero, hace osos rellenos, con la ropa de los fallecidos, como comenta el artículo de Associated Press “Una mujer confecciona osos de la ropa de las víctimas del Covid-19”, firmado por Christian Torres (ver: https://apnews.com/article/coronavirus-pandemic-latin-america-mexico-fd26ffd26e803abf6def78e9a0b96f57/gallery/0e3c91291e5546e88eec000d17d4e2d9).
Varias fotos iniciales, muestran a doña Eréndira, trabajando, ufana, en su taller, confeccionando osos, muy bien formados, en los cuales, la tela de peluche, es sustituida por una camisa, una chamarra, un vestido, un pantalón… de los fallecidos “para que los familiares, tengan un recuerdo más entrañable de sus familiares”, señala Torres.
Una foto muestra a Araceli Ramírez, con su oso terminado, que doña Eréndira hizo de la camisa de su padre, Lorenzo Ramírez. “No le pude decir adiós, pero ahora puedo platicar con el oso, decirle lo que no pude expresarle y sentir que está conmigo mi padre”, dice Araceli.
En otra foto, Jaime Aguilar, quien también perdió a su padre de 50 años de edad, por la pandemia, prepara uno de los suéteres favoritos del señor, para que dona Eréndira, haga un oso con él.
Además, dona Eréndira, les cose letreros que la gente le da y que dicen cosas como “Esta es una prenda que solía usar. Cuando la vean, recuérdenme”.
Quizá no parezca gran remedio, pero el fetichismo humano es así. Cuando algún familiar parte al Mictlan, nos ponemos a revisar sus cosas, para hallar algo de consuelo en ellas, ante su ausencia física. Y lo de los osos, no es mala idea.
“Yo empecé haciendo osos hace años, cuando por la violencia, había muchos muertos aquí, en Juárez. Yo le decía a la gente que le podía hacer un oso de la ropa de los muertos. Y ahora, con la pandemia, pues, otra vez, les he propuesto eso y ha funcionado mucho”, dice doña Eréndira.
Estima que ha hecho unos 200 osos para las familias de las víctimas de la pandemia.
“Imagínese, por la pandemia, mucha gente se quedó así, sin poder ver a sus familiares fallecidos. Necesitan cerrar el círculo y los ositos, los ayudan”, dice la mujer, de unos 65 años.
Así que los familiares, le llevan alguna prenda, la que más le haya gustado o usado su familiar fallecido. “Les cobro seiscientos pesos por cada oso, y les coso un letrero con lo que ellos me digan, para que sientan que están platicando con el difuntito”, dice doña Eréndira.
Por ejemplo, el letrero que Araceli Ramírez le pidió coser a la prenda dice “Esta es una camisa que solía usar. Siempre que la tomes, allí estaré. Con amor, papá”.
Y le mostró Araceli una foto a Torres, en su celular, de su padre, con la camisa con que doña Eréndira confeccionó al oso. Lorenzo Ramírez murió hace dos meses, tan rápido, que ella no pudo despedirse de él.
Muy triste. Aunque esas despedidas, para siempre, sabiendo que nunca más volveremos a ver a esa persona, deben de ser muy, pero muy dolorosas.
Personalmente, nunca he vivido algo así.
Quizá sea mejor que no los veamos, a la hora de morir. Mejor recordarlos como cuando estaban vivos.
O con esos ositos, que doña Eréndira, muy ufana, hace.
De todos modos – y esta siempre ha sido una muy personal reflexión – quien fallece, es luz, y estará allí, por siempre, cuidándonos.
Aunque ya no esté físicamente entre nosotros.
Y rindo un sincero homenaje a cuantos han fallecido por esta terrible pandemia.
Y que sus deudos, hallen pronto consuelo.
Contacto: studillac@hotmail.com