Los robos a supermercados y a tiendas en Inglaterra son epidémicos
Por Adán Salgado Andrade
La violencia la ocasiona, principalmente, el sistema tan desigual que nos ha impuesto el capitalismo salvaje desde hace siglos. Los que nada tienen, ansían lo de los que tienen demasiado. Si eso se aúna a una creciente falta de empleos o que no sean bien remunerados, se agrega un factor más que incrementa el rencor. Y sumen la falta de valores (inculcados sobre todo por la familia y una educación liberadora), y tenemos la fórmula perfecta para que muchas personas delincan, sobre todo, que roben, no por necesidad, sino que ya sea una ocupación. Unan a todo lo anterior que haya gran disponibilidad de armas y la violencia crecerá.
Eso sucede, por ejemplo, en países de “primer mundo”, como Suecia, en donde el tráfico de estupefacientes, hecho por personas cada vez de menor edad, incluso de 10 años o menos – verdaderos niños –, está en alarmante aumento. La mencionada pobreza, falta de buenos empleos y gran disponibilidad de armas, están incrementando la violencia y el crimen en ese país y en todo el mundo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/10/drogas-armas-y-pobreza-impulsan-el.html).
Eso pasa también en Inglaterra. Vuelvo a enfatizar que toda esta información que les comparto, la conozco gracias al honesto diario inglés The Guardian, que no tiene empacho en revelar la obscura realidad de dicho país.
Por ejemplo, allá son comunes los crímenes con cuchillos. Es difícil conseguir armas de fuego, pero los cuchillos, como son para cocinar la mayoría, pueden conseguirse en las tiendas de autoservicio. Y han incrementado los asesinatos a cuchilladas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/03/el-alarmante-incremento-de-crimenes-con.html).
Lo peor es que son adolescentes, muchos los que los cometen, como unos perturbados que asesinaron a cuchilladas a un adolescente con autismo, sólo porque les pareció “desagradable” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/01/adolescentes-ingleses-matan-cuchilladas.html).
Lo anterior, me recuerda la escena del personaje Alex, de la cinta inglesa “ La Naranja Mecánica”, de 1971, cuando sólo por parecerle “asqueroso” un indigente que les pidió limosna a él y a sus amigos, lo tundieron a golpes y patadas. No hay tolerancia. Algo que también contribuiría a disminuir la violencia, sería que la gente fuera más tolerante.
Y a lo anterior, hay que agregar que se está profundizando la pobreza en Inglaterra (como en todo el mundo), pues cada vez hay más y más pobres que apenas si pueden pagar caras rentas, con sus raquíticos salarios. Y esas rentas tienden a encarecerse, sobre todo para los sectores más pobres, y ni siquiera se trata de viviendas decentes, sino de infectos cuchitriles fríos, húmedos y llenos de hongos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/en-inglaterra-las-rentas-para-pobres.html).
Como dije, todos esos son factores que incrementan la criminalidad, la violencia, sobre todo, los robos.
Como indica el título del artículo, los de bicicletas y establecimientos, son los que se han vuelto epidémicos.
En el caso de los robos de bicicletas, el artículo “La vida después de un robo de bicicleta en Inglaterra: ‘Luego de que me la robaron, me era difícil volver a salir’”, firmado por Sirin Kale, quien agrega que “es un crimen que deja a las víctimas financiera y emocionalmente afectadas, pero rara vez es resuelto por la policía. ¿Podría hacerse algo para detenerlo?” (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2023/sep/21/bike-theft-britain-i-showed-the-thief-the-photo-and-said-this-is-my-bike).
Comienza narrando el caso de Rosie Wetherhill, repartidora de comida, quien con bastantes esfuerzos, luego de seis meses de ahorrar, logró comprar una bicicleta eléctrica, pues se le facilitaban las entregas, porque era menos esfuerzo el que ella hacía, que con su bicicleta anterior de pedales. Una ocasión que fue por un envío de comida china, decidió sólo colocarle un candado en la rueda trasera, porque era rápido recogerlo. “Fue mi gran error. ¡Les tomó a los rateros 47 segundo robármela! Cuando volteé ya estaban dando la vuelta a la esquina con ella!. La he anunciado en Facebook, en otras redes, viendo si no está en venta, ¡pero nada! No creo encontrarla nunca”, dice, muy afligida.
Su vida le cambió, pues con esa bicicleta eléctrica, con la que apenas llevaba dos meses, habían incrementado sus entregas y sus ingresos y se esforzaba menos. Pero todo eso se acabó cuando se la robaron. “Ni caso tiene que me compre otra, si pudiera. Mejor, en lo que consigo un trabajo de oficina, estoy usando otra vez mi vieja bicicleta, pero ya no es lo mismo. Por eso me compré la eléctrica”.
Su compungimiento lo comparten miles de ingleses, a los que a diario les roban sus bicicletas. Lo peor es que la “policía” hace poco por resolver los robos, pues lo considera un crimen de “bajo impacto, pero extendido”. Sí, no le dan la importancia debida, como la tiene el robo de un auto. Pero la gente que usaba esas bicicletas robadas, era por una razón de traslado, sobre todo, dice Kale, “los de más bajos recursos, que no pueden acceder a un auto o a transporte caro y poco eficiente”.
Es cierto. En la ciudad de México, mucha gente se traslada a diario en bicicletas a sus ocupaciones, sea trabajar o estudiar. Puede ser todo el trayecto o sólo hacia alguna terminal de transporte público (Metro, Metrobús, taxis colectivos…).
“Y es algo que les cambia la vida, pues era su medio de transporte, que usaban para sus ocupaciones, como le sucedió a Wetherhill”, agrega Kale.
En efecto. En mi experiencia, cuando en el 2022, me robaron mi bicicleta, encadenada a un poste, cerca de una estación del Metro (era como iba a mi trabajo, dejándola allí y usando el Metro. Lo mismo hacía al regreso), que ya tenía hecha mi rutina, todo cambió. Ahora, debo de caminar el trayecto o tomar un mototaxi, lo que implica mayor tiempo y/o dinero. Y no he vuelto a considerar el utilizar otra bicicleta, por temor a que me la vuelvan a robar (parte de esa nefasta situación es que la línea 1 del Metro, sigue cerrada, mientras escribo estas líneas. Ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/05/errores-de-diseno-y-tragedias-en-la-muy.html).
Como señalé, sólo resuelve el 1 por ciento de los robos la policía, un cuerpo que se supone que tiene que velar por la seguridad de la sociedad, cada vez más ineficiente.
Incluso nada hace aquélla, cuando alguien reporta que pudo evitar un robo de bicicleta, como en el caso de Tom Parker, un trabajador de un almacén, de 35 años, citado por Kale, quien al darse cuenta de que dos adolescentes (cada vez son de menor edad los delincuentes), estaban robando una bicicleta, corrió hacia ellos, gritándoles que la dejaran. “La tiraron y la tomé, esperando que el dueño llegara, pero nada. Llamé al 999 (número de las emergencias) y el operador me dijo que nada podían hacer, que llevara la bicicleta a la policía. ¡Pero entonces hubiera parecido que yo la hubiera robado!”.
En efecto. Por eso, lo que hizo fue subirla a un grupo local de Facebook y llamar a la policía, reportándola. Absurdamente, le respondieron que no podían considerarlo un crimen, pues nadie la había reportado, así que le aconsejaron que la siguiera publicando en Facebook. ¡Vaya incompetencia!
Ya, cuando estaba por desesperarse, no sabiendo qué hacer, alguien le contactó por el Facebook, de que ésa era su bicicleta. Y así se resolvió todo, favorablemente. “Pero son raras las ocasiones en que alguien localiza una bicicleta robada”, señala Kale.
A veces, algunos que las buscan por sitios en donde están en venta bicicletas, las localizan. Sin embargo, la policía les recomienda precaución, pues los delincuentes pueden reaccionar violentamente. Megan Kedzlie, una administradora de 26 años, de Londres, también citada por Kale, localizó su bicicleta robada, por un anuncio de venta y estuvo segura que era la de ella. “La había registrado en BikeRegister y le dije eso al vendedor, cuando fui con unos amigos. El vendedor se sonrojó por un momento y desapareció. Y me regresé con mi bicicleta. Pero viendo en retrospectiva lo que hice, la verdad, sí fui imprudente”.
En efecto, no sabemos qué reacción vaya a tener alguien que esté vendiendo una bicicleta que fue nuestra y le reclamemos.
Un 70 por ciento de los robos los hacen personas adictas, no violentas, señala Kate Tudor, criminóloga de la Universidad de Durham, citada por Kale. “Las roban para comprar drogas, vendiéndolas en 50 libras. Me he encontrado con personas así, son muy vulnerables”. De todos modos, les cambian la vida a los que les roban esa bicicletas.
A algunos, sí les roban violentamente las bicicletas, como a Phil Arkinstall, que andaba con su bicicleta de ¡tres mil libras! (es bastante atracción andar en una bicicleta tan cara, invitando a los rateros a robarla, es de suponerse) en un sendero al este de Londres. “Tres tipo me rodearon, uno me empujó y, la verdad, no me quise exponer a que me acuchillaran, como le sucedió a un amigo unos días antes, que también andaba por el mismo lugar. Y la policía, nada ha hecho”, dice, resignado.
Por ello, porque ya no se puede confiar en la policía, en algunos pueblos, hasta han organizado sus grupos de vigilancia, como en New Forest, en Lyndhurst, en donde confían más en darse aviso por WhatsApp o Facebook, cuando ronda algún delincuente para estar todos prevenidos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/en-poblado-de-inglaterra-decidieron.html).
Por tales razones, expertos señalan que para disminuir los robos, se requeriría de una base nacional de registros con los números de serie y que se exigiera a los sitios que anuncia bicicletas en venta, que también se publicaran tales registros, “pero es algo que no harán, pues disminuirían las ventas”.
Eso y que la “policía” tome en serio los robos de bicicletas, pues pasa como aquí, que es difícil, si no imposible, que atiendan un robo de alguna en un ministerio. Pedirán una factura y si no se tiene, “no podemos hacer nada”, es la escueta respuesta.
Wetherhill, la chica a la que le robaron la bicicleta eléctrica, se lamenta de que, con tanto robo, “no puede una tener una bicicleta eléctrica. Te la robarán en cualquier momento”.
Entiendo perfectamente su posición.
El otro problema al que me refiero es al robo de centros comerciales y tiendas, expuesto por el artículo “Los jefes de grandes almacenes claman por mayor protección contra ‘violentos criminales que vacían las tiendas’”, publicado por The Observer, firmado por Sarah Butler, quien agrega que “líderes de negocios de Inglaterra, han pedido una reunión con la ministra del interior, para presionarla para que emita una ley contra asaltos y maltrato a sus trabajadores” (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2023/oct/01/major-uk-retail-bosses-plead-for-staff-protection-as-violent-criminals-empty-stores).
Una foto de un incidente en una tienda, tomada con una cámara de vigilancia, muestra uno de tantos robos que se comenten a diario, por bandas organizadas armadas, que entran violentamente, amenazando y hasta agrediendo a los empleados, a que les entreguen dinero y/o mercancías.
“Casi 90 líderes de tiendas de menudeo, incluyendo los jefes de Tesco, Sainsbury’s, Boots, WH Smith, Aldi, Primark y Superdrug, exigen que se cree una ley para que castiguen severamente robos y ataques de personal, como ya existe en Escocia, lo que llevaría a más drásticos castigos y sentencias y para que se destinaran más recursos para la vigilancia”.
Está bien que lo exijan, pero como señalé arriba, si no se atacan los problemas de raíz, como el combate a la pobreza, la inculcación de verdaderos valores, mejores empleos… por mucha vigilancia que haya, no se impedirán que sigan incrementándose los robos. Es como lo que ha hecho, absurdamente, Estados Unidos, de tratar de parar el paso de indocumentados de países pobres y violentos (El Salvador, Guatemala, Cuba, Haití, Venezuela, Honduras, México…), mediante un muro en la frontera que, como ellos mismos dicen, “no nos detendrá”.
Los asaltos a tiendas han incrementado 27 por ciento tan sólo en este año. Y las cifras de cómo responde la policía, cada vez con menos recursos para hacerla “más eficiente” (absurdo), es que en 73 por ciento de los robos, no hubo respuesta, además de las propias cifras de las asociaciones de comercios, que dicen que en 44 por ciento de los casos, la “acción ´policial fue pobre o muy pobre”.
Ya señalé antes que no confían ya los ciudadanos en su policía. Claro, con tipos que han usado su investidura hasta para cometer crímenes, no lo dudo. Fue el caso de un miserable “policía”, Wayne Couzens, que durante la pandemia, en su tiempo libre, detuvo a una chica, Sarah, con el pretexto de que no portaba el obligado cubrebocas. La hizo subir a su auto, que no era patrulla, la amordazó, la llevó a una zona solitaria, por la carretera, la violó, asesinó y quemó su cuerpo. ¡Un acto bárbaro, sádico de un macho asesino, dedicado a la “vigilancia” de la sociedad! (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/10/policia-ingles-uso-su-investidura-para.html).
Helen Dickinson, ejecutiva en jefe del Consorcio Inglés de Ventas al Menudeo (BRC, por sus siglas en inglés), citada por Kale, dice que ven con impotencia cómo “nos asaltan bandas criminales armadas, maltratan a nuestro personal, vacían nuestras tiendas y esto va en aumento. Nadie debería de temer por su seguridad. Muchos de esos trabajadores siguieron laborando durante la pandemia y gracias a ellos, estuvimos seguros, ahora, debemos de apoyarlos. Si no hace nada el gobierno, esto va a empeorar”.
Son tan abundantes los robos, que se han dado unos 175,00 este año, “a razón de unos 1,000 por día”.
Sí que es grave. Quizá la comparación con México sería con el robo de autotransportes, que también han exigido los conductores y las empresas que se tomen medidas para disminuir los asaltos de sus unidades en carreteras (ver: https://www.forbes.com.mx/lideres-del-sector-automotriz-acusan-aumento-de-robos-a-transporte-de-carga-en-carreteras/).
Y antes, lo que más robaban era comida, cigarros, “pero ahora, los asaltantes se llevan todo tipo de productos, como chocolates, carne, medicinas, de belleza y más”.
Señala Kale que, de acuerdo con expertos, que ahora muchos pagos sean automáticos (sin cajeros) o que se exhiban productos costosos en los aparadores, ha incrementado el problema. Puede ser, pues si se expone un Rolex u otro reloj o joya cara en un aparador, cubierto sólo con un frágil vidrio, en efecto, incita más a un ladrón a robarlo (es como alguien que vaya caminando por la calle con un costoso celular, por algún rumbo peligroso, se expone a que lo asalten).
Por ello es que esos jefes de comercios dicen que ya es “epidémico el robo en Inglaterra”.
La “solución” ha sido encarcelar a más y más gente, pero son tan violentas, están tan saturadas e infectas la mayoría de las prisiones en Inglaterra, que salen peor los convictos que van a dar allí (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/las-infectas-violentas-saturadas.html).
Y esa tendencia seguirá, el incremento de la criminalidad, mientras la mayor parte de la población del planeta se siga empobreciendo, se acaben sus recursos naturales y no se inculquen verdaderos valores humanos, como el amor, la tolerancia, la generosidad, la bondad, la humildad…
Mientras la imposición del capitalismo salvaje sea que vale más el que tenga más y más dinero, no duden que más personas elijan la criminalidad como una forma más fácil de lograrlo, sin importarles todo el daño que ocasionen a gente decente y trabajadora que apenas si viven al día muchos de ellos.
Aunque un día amanezcan esos criminales decapitados y encerrados en la cajuela de un auto, por haberse querido pasar de “pendejos”, como dicen en las jergas criminales.
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