Policía inglés usó su investidura para violar y asesinar a chica
Por Adán Salgado Andrade
Los cuerpos policiacos del país que sea, son prepotentes y muy violentos al ejercer su represiva acción. Claro, están entrenados para eso, para contener, no sólo al crimen, sino a cualquier protesta que atente contra la “legalidad”.
En Estados Unidos, por ejemplo, la brutalidad policiaca se ejerce, en mayor medida, contra minorías, como los afroestadounidenses, varios de los cuales, hasta son asesinados por violentos, psicópatas “policías”, quienes los detuvieron por cualquier mínima “sospecha” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/06/racismo-y-brutalidad-policial-en.html).
La cinta francesa “Los miserables”, del 2019, dirigida por Ladj Ly, muestra la forma tan brutal en que se conducen las brigadas “anticriminales”, que agreden, igualmente, con lujo de violencia, bajo cualquier pretexto, a grupos de minorías, como a migrantes africanos. En Francia, se han dado fuertes protestas debido a la brutalidad policial (ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Les_Mis%C3%A9rables_(pel%C3%ADcula_de_2019).
Y ya no se diga en México, en donde la “policía” está en contubernio con la delincuencia. Recientes conversaciones, sacadas a la luz por la Secretaría de la Defensa Nacional, SEDENA, han revelado que los “policías” de Iguala, entregaron a los 43 normalistas de Ayotzinapa, a narcotraficantes, en el 2014, año en que “desaparecieron” esos pobres muchachos. A siete años, sigue sin “resolverse” ese vergonzoso hecho (ver: https://www.jornada.com.mx/2021/10/02/politica/006n1pol).
Y ni países “adelantados y desarrollados” como Inglaterra, se salvan de tener policías anómalas o, al menos, algunos elementos, que usan sus placas y su investidura “legal”, para cometer deleznables crímenes.
Es el caso que expone el artículo de The Guardian, titulado “Wayne Couzens usó identificación policiaca y esposas, para secuestrar a Sarah Everard”, firmado por Vikram Dodd y Haroon Siddique. En su juicio, se mostró una filmación de cómo ese monstruo, arrestó a Sarah y la metió en un auto alquilado (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2021/sep/29/wayne-couzens-used-police-id-to-kidnap-sarah-everard-court-told).
Abre el artículo con una foto de Sarah, una atractiva chica, de simpática sonrisa, que tenía 33 años, cuando Couzens la arrestó el 3 de marzo pasado, la violó y la asesinó, quemando luego su cuerpo y metiéndolo a bolsas que había comprado para completar su miserable acción.
Una foto de ese monstruo, que tiene esposa e hijos, también es mostrada. No es bueno categorizar por los rasgos faciales, pero los de Couzens, revelan a un hombre con serios problemas mentales, una expresión de psicópata, con ojos disparejos, mirada torva, muy de acuerdo con un tipo que se atrevió a violar y asesinar a una simpática, atractiva chica. Un tipo casi irracional, que no controló sus asesinos instintos, los cuales, todos los tenemos, pero sólo inteligencia y sentido común, nos permiten controlarlos.
Pues fue revelado en el juicio, que Couzens, de 48 años, detuvo a Sarah la noche del 3 de marzo, con el pretexto de que no llevaba cubrebocas y que estaba “violando las restricciones impuestas por la pandemia”.
Obviamente, la chica debe haberse asustado frente a un “policía” que le hacia esas reclamaciones. No opuso resistencia, y por eso, el psicópata la pudo fácilmente amedrentar, esposarla y subirla al auto alquilado. Muy seguramente Sarah ni eso notó, que no era una patrulla en la que la había subido. Couzens no estaba de servicio. Pero sí, su mente enferma, estaba trabajando al máximo para ver consumada su acción.
Y eso era “cazar” a una chica que estuviera caminando sola por la noche. De seguro, la siguió por algunos minutos, comprobó que era atractiva y se lanzó a la caza.
Y, como señalan los reporteros, Sarah, muy tarde, para mayor desesperación, se dio cuenta de que no era a la delegación a donde ese “policía” la condujo, sino a un solitario sitio a las afueras de Londres, en donde violentamente la violó, ahorcándola luego con su cinturón. Después, fríamente, roció su cuerpo con gasolina y le prendió fuego. Por ultimo ese psicópata – que nunca debió de haber trabajado como policía y no sé qué exámenes psicométricos y psicológicos le hayan aplicado para aceptarlo –, metió los restos en bolsas verdes “compradas específicamente para tal tarea”.
Todavía tuvo el cinismo, días más tarde, de visitar el sitio de su artera acción con su esposa y dos hijos, quienes deben de estar profundamente avergonzados, espero, de la acción de “su amoroso esposo y dedicado padre”.
Lo cual me recuerda una escena de la cinta estadounidense del 2010, I spit on your grave, que aquí se conoció como “Dulce Venganza”, dirigida por Steven R. Monroe, estelarizada por Sarah Butler (la cinta, es un remake de la de culto, del mismo nombre, filmada en 1978). En esa cinta, la novelista Jennifer Hills (Sarah Butler) viaja hasta un bosque en donde se alquilan cabañas. Renta una, por varios días, para ponerse a escribir una nueva novela, en medio de la tranquilidad que, esperaba, encontraría allí.
Pero unos rufianes, en contubernio con el sheriff del lugar, la violan y casi la matan. Jennifer se arroja a la corriente de un río. Los tipos, la dan por muerta. Y el sheriff, luego de la masiva violación, va a su hogar, en donde su amorosa esposa y su tierna hija, lo reciben y lo miman, para que descanse de un “difícil día de trabajo”. Pero Jennifer pudo vengarse y matar a todos esos miserables, justamente haciéndoles lo que a ella le hicieron (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/I_Spit_on_Your_Grave_(2010_film).
Lamentablemente, en la vida real, eso no sucedió con Sarah, quien, como dijo su madre durante el juicio, “debió de haber sufrido mucho en sus últimos momentos de vida”.
El juicio sentenció a cadena perpetua a Couzens, quien, se probó psiquiátricamente, actuó en pleno uso de sus facultades, es decir, no está loco, es una mente criminal que actuó alevosamente para violar y asesinar a Sarah.
Lo peor, siempre se mostró como un “respetable policía”, a los ojos de la sociedad y de su familia.
Y ya desacreditó a todo el cuerpo policiaco de Londres que, de todos modos, se han reportado otros incidentes criminales, también de violaciones, involucrando a policías (ver: https://www.theguardian.com/uk-news/2021/oct/02/the-metropolitan-police-canteen-culture-that-shielded-sarah-everard-killer).
También se desató un debate en Inglaterra sobre la seguridad de las mujeres, que “el sistema de justicia no hace lo suficiente para protegerlas y castigar a los que las atacan”.
Por ello, como decimos en México, seguramente ya también en Inglaterra, será más temido un encuentro nocturno con policías, que con criminales, sobre todo, por las mujeres.
Contacto: studillac@hotmail.com