miércoles, 13 de septiembre de 2023

Los taxis autónomos todavía fallan mucho

 

Los taxis autónomos todavía fallan mucho

Por Adán Salgado Andrade

 

En la búsqueda por prescindir de los humanos, el capitalismo salvaje ha tratado, a lo largo de su existencia, de implantar métodos para ir empleando cada vez a menos y menos humanos, lo cual es una contradicción, pues al haber menos gente trabajando, se reducirán los consumidores, que son fundamentales  para que aquél sistema, que debe su existencia al consumo, siga subsistiendo.

En la actualidad, se combina la mal llamada Inteligencia Artificial (que, en realidad, se trata de sistemas de entrenamiento redundante), con robotización.

Y eso se aplica a los vehículos, que se busca, se conduzcan solos. Sin embargo, cometen muchos errores todavía, a pesar de que van varios años de investigación sobre cómo lograrlo. Uno de ellos, de la empresa Uber, durante un viaje de pruebas, hasta atropelló a una mujer, a la que mató. Por ello, fue que esa empresa renunció a seguir investigando cómo podrían robotizarse sus autos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/03/porque-un-uber-autonomo-atropello-una.html).

Pero a pesar de ese incidente, hay empresas que se han empeñado en ofrecer los llamados robotaxis, con tal de ahorrarse salarios de conductores humanos. Se trata de las empresas Waymo, de la empresa Alphabet (que también posee a Google) y Cruise, de General Motors, que ya han sido autorizadas para operar en San Francisco, California. Sin embargo, han mostrado varias fallas, dentro del poco tiempo que llevan operando, como autos que se detienen repentinamente, que se paran sobre cemento fresco, que obstaculizan o chocan contra vehículos de servicios de emergencia, como los de bomberos, invaden calles de sentido contrario o se agrupan varias unidades y se detienen, bloqueadas por completo. Y tales fallas, como explican expertos, se deben a que esos vehículos todavía no son capaces de predecir el súbito y errático modo de conducir de los humanos,  con los que esos vehículos conviven. Es lo que expone el artículo titulado “Vehículo autónomo de Cruise, se desvía de su curso”, publicado por el portal Gizmodo, firmado por Lucas  Ropek, quien agrega que la “industria de los robotaxis sufre un contratiempo” (ver: https://gizmodo.com/cruise-robotaxi-crashes-into-fire-truck-san-francisco-a-1850756184).

Inicia Ropek su artículo comentando cómo ya, desde el 10 de agosto del 2023, se autorizó a ambas empresas a operar sus vehículos. “Waymo está autorizada a conducirlos hasta 65 millas por hora (104 km/h) y Cruise, a 35 millas por hora (56 km/h), sin aparentes restricciones)”. Llama la atención que los límites de velocidad sean tan distintos, pues eso implicaría que los autos de Waymo, ¿funcionan mejor?

De todos modos, para que un vehículo autónomo pueda conducir a más de cien kilómetros por hora, no sé ustedes, pero yo no me sentiría tan seguro viajando dentro de uno.

Pero ese “triunfo” fue opacado, como dice Ropek, cuando hace unas semanas, uno de los vehículos de Cruise, chocó contra un camión de bomberos, dejando a una persona herida (ver: https://www.theverge.com/2023/8/18/23837217/cruise-robotaxi-driverless-crash-fire-truck-san-francisco).

Y eso sucedió luego de que otro vehículo de Cruise, se detuviera en una intersección, ocasionando un embotellamiento. “Por eso, el departamento de Vehículos Motorizados de San Francisco, ordenó a la empresa que redujera sus robotaxis a la mitad”.

El sueño de tales empresas era de que la gente, se subiera, sin preocuparse del tráfico, incluso, que se tomara una siesta. “Pero esos sueños, se han visto obscurecidos por los recientes  eventos”.

Ropek cita a Barry Brown, profesor de ciencias que trabaja en las universidades de Estocolmo y de Copenhague, quien ha estudiado los vehículos autónomos, y que señala, muy claramente, que el problema con tales vehículos, es que “todavía no son buenos en predecir lo que los conductores van a hacer. El manejo es una actividad preponderantemente social. Los humanos, somos buenos para intuir qué hará un conductor, no así esos autos. Es como si pusiéramos a conducir a un niño de cinco años, no sería posible. Esos autos son muy buenos en predecir trayectoria y movimiento, pero se esfuerzan por comprender lo que sucede en un tráfico muy complicado. Si combinamos ciclistas, peatones, embotellamientos, no están capacitados todavía”.

Tiene razón, pues sólo piensen en el caótico tráfico de la ciudad de México que, de repente, un conductor puede cambiar de carril sin avisar o “meterse”. O los peatones que no cruzan en los semáforos o los ciclistas que circulan en sentido contrario o los motociclistas, que manejan anárquicamente y que se pasan los altos  o los enormes baches (¿los reconocerán?)...

Una persona que conduce, puede hasta predecir esos erráticos comportamientos o esquivar un, hasta mortal, bache, pero un vehículo autónomo, no, como bien señala Brown.

Así que los sueños de autos autónomos, en los que toda la familia iba incluso pasando el tiempo con algún juego de mesa, platicando, despreocupados, mientras su vehículo se manejaba solo, son, de momento, todavía muy irreales (en 1956, empresas eléctricas mostraban una ilustración de auto con toldo curveado, transparente, en el que iban el padre, la madre, la hija y el hijo, sentados alrededor de una mesita, jugando y haciendo otras cosas, mientras el vehículo se autoconducía por una autopista. Ver: https://www.engineering.com/story/the-road-to-driverless-cars-1925---2025).

Y justo por las equivocaciones que cometen, varios conductores de Uber y Lift, de Estados Unidos, “recomiendan”, sarcásticos, a esos vehículos qué hacer, por ejemplo, cuando enfrenten a conductores quisquillosos o los que vomitan dentro de los vehículos, de tan ebrios que están (ver: https://www.wired.com/story/uber-and-lyft-drivers-advice-autonomous-vehicles-self-driving-cars-taxis/).

Por lo pronto, por tantas fallas, dudo  que vayan a tener mucha demanda esos robotaxis.

Así que nada mejor que tomar un taxi en la calle o por aplicación, conducido por una persona, con la cual hasta podamos entablar amena plática, ¿no creen?

 

Contacto: studillac@hotmail.com