Ya también se especula con viviendas
Por Adán Salgado Andrade
En el capitalismo salvaje, todo se vuelve una mercancía o se especula con lo que sea. Por ejemplo, ya se especula con el agua, así, como si fuera una acción de una empresa y no un elemento vital para la existencia. Eso la encarece, pues entre más cueste, más ganarán los especuladores (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Water_trading).
O con alimentos, como los pescados, que para establecer su precio, se toma en cuenta qué tanta cantidad haya. Si llegan varios embarques, baja el costo, pero si no, sube. No se manejan como necesarios alimentos, sino como acciones de una empresa. Y así se hace en muchos países, con toda clase de alimentos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/01/se-desperdicia-mucha-comida-porque-se.html).
Así que no es de sorprender que ahora se esté especulando con otro elemento de primera necesidad, la vivienda, que a pesar de ser un derecho humano, muchas empresas la ven como una lucrativa opción para tener buenas ganancias, especulando con casas o departamentos.
Es lo que expone el artículo del portal Wired, titulado “Su siguiente casero podrían ser cien personas elegidas al azar”, firmado por Amanda Hoover, quien inicia diciendo que “Empresas nacientes están comprando propiedades y alentando a inversionistas que se inician en los bienes raíces a adquirir acciones. El modelo podría afectar a gente que renta” (ver: https://www.wired.com/story/arrived-fractional-investment-real-estate/).
Menciona Hoover cómo ya es tendencia de empresas como Arrived Homes, de adquirir casas, como una llamada Soapstone, “que es poseída por 102 inversionistas, los que colectivamente han adquirido $100,000 dólares en acciones. La casa se renta por $1,600 dólares mensuales, un poco menor que el promedio de renta en esa ciudad de Fayetteville, Arkansas, que es de $1,795 dólares. Los inversionistas pueden adquirir acciones desde $100 dólares y tener una pequeña parte de las ganancias generadas”.
Así que esa empresa y esos inversionistas ven a dicha vivienda y a otros cientos más, como un objeto de simple especulación, no como un bien que satisface una necesidad,
Cierto que siempre ha sido así, como en México: las constructoras hacen casas como negocio, no porque deseen satisfacer ese derecho humano a tener una vivienda digna. La mayoría, son indignas, sobre todo las llamadas de “interés social”, que son unos verdaderos palomares incómodos, hechos de materiales corrientes, para que duren poco, defectuosas, con técnicas constructivas que no van a la par del cambio climático, pues son muy calientes en meses calurosos y frías, en los invernales. Y su precio es tres o cuatro veces mayor que el que les cuesta a las constructoras fabricarlas. Y se encarece mucho más cuando se compran con un crédito, sea público (FOVISSSTE, INFONAVIT) o con préstamo bancario. Y ni se diga de casas que se hacen tan lejos de los centros de trabajo de quienes las adquieren, que son simples “hogares” de fin de semana, como los que hay en fraccionamientos que se hacen en estados, que rodean a la ciudad de México (Morelos, Puebla, Hidalgo, Edomex), en zonas rurales, sobre terrenos que no hace mucho eran de siembra o boscosos. Esas casas, ni siquiera cumplen la función de ser viviendas permanentes, sólo de fines de semana o periodos vacacionales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2009/02/creditos-gubernamentales-para-vivienda.html).
Pero que ya se estén viendo como instrumentos de especulación, es el colmo. Justo lo que se hace, por ejemplo, con el oro, material muy necesario, no sólo en joyería, sino en electrónica o medicina, pero que se compra por mezquinos “inversionistas”, sólo para guardarlo, para que escasee, suba de valor y entonces, lo vendan, con grandes ganancias. Por eso la depredadora actividad megaminera arrasa en todo el planeta, en busca del preciado oro, que se encarece, como dije, porque se atesora (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).
Así que ahora las rentas se establecerán, no en función del nivel salarial de los que las renten, sino en función de las ganancias.
Dice Hoover que “ya hay varias empresas nacientes (startups) que están saturando un, de por sí, abarrotado mercado inmobiliario, en donde inversionistas pueden meter su dinero en cientos de propiedades en las páginas de las compañías, en las que se describen, como si fueran Airbnb, las características de esas casas, en dónde se ubican, los costos, número de recámaras y baños y cuánto es el rendimiento de la inversión”.
Están empresas como Lofty AI, reAlpha, Landa, que siguen similares procedimientos, “de que la gente invierta tan poco, como cinco dólares o veinte, por departamentos en Brooklyn”.
Daniella Lang, promotora de la empresa Landa, citada por Hoover, dice que es una “gran oportunidad para que la gente alcance el Sueño Americano. Sólo aprietan un botón, invierten y ganan, sin convertirse en caseros”.
Claro y esa renta irá en función, como dije, no de la demanda de los que rentan, sino de que las empresas que las adquieran la suban a cada rato, de acuerdo a sus intereses y a los de sus inversionistas. Y quien no pague, será echado al momento y será rentada la vivienda al que sí pueda pagar.
Lo curioso es que muchos de los que invierten, son ellos mismos rentadores. Quizá lo hagan para tener dinero extra, para pagar rentas que estarán subiendo cada año o menos.
Esto se hace en una época en que las rentas han ido subiendo, debido a la “reactivación económica”, dice Hoover. Cita a Amee Chew, investigadora del Centro por la Democracia Popular, quien afirma que “esas inversiones en bienes raíces, afectan la estabilidad del costo de la vivienda, pues al buscar sólo beneficios económicos, los perjudicados son las personas de bajos recursos que rentan, cada vez más caro”.
Y aunque esas inversiones son todavía una proporción pequeña de todas las que hay, han ido creciendo, pues permiten que desde 5 o 10 dólares se invierta. “Arrived vende todas las acciones de una nueva propiedad que suba en un día”.
Y, claro, Airbnb o Vrbo, empresas que ponen casas de personas a disposición de gente que las quiera rentar para vacacionar, “también se asocian con esos especuladores inmobiliarios, para que ofrezcan las casas rentadas como inversiones temporales”.
Por tal razón, las casas han subido mucho de valor, pues muchas son adquiridas por los especuladores inmobiliarios para rentarlas. Como menciona Hoover, cada vez es más difícil para la gente comprar una casa. “La edad promedio es a los 36, pues los jóvenes tienen las deudas de sus estudios y de otras cosas, así que han incrementado los que sólo rentan y ya no piensan en adquirir una casa”.
Y muchos, como dije, invierten en las acciones inmobiliarias, “un promedio de $3,500 dólares o hasta $25,000. Pero la mayoría invierten $1,000 o menos”.
Y está siendo tan lucrativo el negocio que le entran bancos, como Goldman Sachas, empresas como Amazon o hasta Uber.
Pero llegará el momento en que los que rentan, obtengan ganancias de ellos mismos. Supongan que en una ciudad se renten 500 casas compradas por especuladores inmobiliarios y que los 500 que las rentan, hayan comprado acciones. Estarían “ganando” de ellos mismos. Y quizá ni siquiera compensara lo que pagaran de renta, la que iría subiendo por la especulación.
Como los especuladores están comprando propiedades en donde sea, lo hacen hasta en áreas en donde predominan afroestadounidenses, que son más baratas que las de blancos, “lo que lleva a una gentrificación, pues a esas casas, se les hacen mejoras, para subir mucho la renta. Y si antes eran accesibles a afroestadounidenses trabajadores, ya no lo serán”.
Dice Hoover que los especuladores inmobiliarios les están haciendo la competencia a estadounidenses de 70 años o más – los llamados babyboomers –, de la clase media, que son los que poseen el 70 por ciento de las propiedades en renta, “a los que irán desplazando”.
De todos modos, esas personas, tampoco son generosas, pues si los que renta les fallan en el pago dos o tres días, en automático, los echan. Esperan a que no estén, abren las casas y les sacan sus cosas, sin importarles lo que será de esas pobres familias a las que desalojaron tan indignamente.
Y, como dije, es lo que harán los especuladores inmobiliarios, echar a quien no pague la renta, pues primero estará la ganancia de los inversionistas, que el derecho humano a la vivienda.
Pero para gente que tiene poco dinero y que renta, el invertir en la especulación inmobiliaria, le permitirá tener cierta “seguridad”. Es el caso de Emanette Peniche, una mujer de 33 años, citada por Hoover, que trabaja en la empresa Meta, de Zuckerberg. Invirtió en la mencionada Arrived. “La verdad, ya desde hace mucho perdí las esperanzas de comprar una casa, prefiero rentar e invertir en acciones de casas rentadas. Me deja algo de dinero. Y, por lo menos en el corto plazo, así voy a estar”.
No está viendo Peniche que su acción llevará a subir más y más la renta, incluso de donde viva. Ella misma se estará afectando.
Pero todo sea por tener ganancias, lema del capitalismo salvaje.
Contacto: studillac@hotmail.com