domingo, 16 de abril de 2023

Trabajadores de aplicaciones en India son agredidos, golpeados y heridos

 

Trabajadores de aplicaciones en India son agredidos, golpeados y heridos

Por Adán Salgado Andrade

 

En la actualidad, por la condiciones económicas difíciles y precarias que hay en todos los países, las personas tienen una fuerte necesidad de trabajar en lo que sea, con tal de que tengan dinero suficiente para sus necesidades más elementales, como comer, vestirse o pagar una renta.

Los trabajos por aplicaciones (gig workers) se han popularizado, sobre todo, por la pandemia, que todavía no concluye sus estragos, no sólo en salud, sino económicos. En México, por ejemplo, mucha gente, se dedica a conducir taxis de aplicación o a repartir comida y otros productos que consumidores adquieren por internet, mediante sitios, sean restaurantes, farmacias, tiendas de electrónicos, de ropa, de calzado… cuanta mercancía haya. Pero en cuanto a sus derechos, no son respetados, abusan las empresas que los contratan, como en el caso de los que transportan gente o comida (Uber, Didi, Cabify, Rappi y otras) además de sufrir accidentes, asaltos y otros inconvenientes (ver: https://www.forbes.com.mx/acusan-a-apps-de-transporte-y-reparto-de-incumplir-derechos-de-trabajadores-en-mexico/).  

Por ello es que en Estados Unidos, surgió The California Gig Workers Union (Sindicato de trabajadores de aplicaciones de California), para defender los derechos de trabajadores que laboran en plataformas como Uber, Lyft, DoorDash Inc., Instacart y Amazon.com Inc., “con la finalidad de defender los derechos de los trabajadores de aplicaciones en todo el estado de California” (ver: https://www.marketwatch.com/story/new-union-rallies-at-uber-hq-with-a-core-goal-of-winning-union-rights-for-gig-workers-11665609126).

En México, por desgracia, todavía no llegamos a eso y por ello, hay tanta arbitrariedad de las empresas con los trabajadores que contratan, a los que les pagan sólo por lo que laboren, sin sueldo fijo.

Pero hay países, como en India, en donde, además de malas condiciones laborales, los agreden, los golpean o hasta los matan, como narra la periodista Varsha Bansal, en el artículo del portal Wired, titulado “Trabajadores de aplicaciones son acuchillados, apedreados y abusados en India”, agregando que “una conductora de Uber fue atacada y robada. Un conductor de Ola, fue golpeado y dejado en coma. Los trabajadores de plataformas dicen que las compañías tecnológicas hacen muy poco para protegerlos” (ver: https://www.wired.com/story/india-gig-workers-violence-deadly-attacks/).

Comienza Bansal mencionando casos como el de la conductora de Uber, Priyanka Devi, quien mientras esperaba a un cliente, recibió un ladrillazo en su ventana, que la rompió. Luego, dos ladrones la abordaron, quitándole su celular y sus ganancias del día. Le exigieron la llaves, para robarle el auto, pero Devi se rehusó, así que uno de esos miserables le hirió el cuello con una botella de vidrio rota. La dejaron en la calle, sangrando del cuello. “A pesar de que apreté el botón de SOS y llamé a Uber varias veces, no recibí ayuda”.

Ruchica Tomar, citada por Bansal, vocera de la empresa, asegura que se pusieron en contacto con Devi, pero que sus récords indican que ella “nunca usó el botón de emergencia”.

Su argumento es absurdo, pues si tienen ese botón los autos y Devi fue atacada, es lógico que lo empleó, como afirma.

En otro caso, Mohammed Rizwan, de 23 años, repartidor de comida, fue atacado por el perro de un cliente. Para escapar de tal ataque, saltó de un balcón en un tercer piso. Murió en el hospital a los tres días por fractura craneal.

El conductor de Ola, Y. Venkatesh, lleva un año en coma, luego de que fue golpeado por un pasajero y sus amigos, pues ese tipo se negó a pagarle el pasaje. ¡Nada más vean a los extremos a los que llegan ciertas mezquinas personas!

Y narra otras cosas Bansal, como de conductores hostigados y asaltados por personal de “seguridad” del aeropuerto de Mumbai o de que estafadores que se hacen pasar por clientes en la ciudad de Guwahati, les roban sus autos. “En un grave incidente, un cliente mató a un repartidor, pues no le quiso pagar el celular que había pedido. Tuvo el cadáver tres días en su casa, antes de deshacerse de él”.

Bansal entrevistó a unos 50 trabajadores, y al menos la mitad, le dijeron que han sido atacados o asaltados, algunos porque se rehúsan a pagarles o por su religión (a los musulmanes los agreden mucho, explica Bansal). Igualmente, el Centro para el estudio del Internet y la Sociedad, entrevistó a 1,500 trabajadores de aplicaciones, “hallando que uno de cada tres, temen asaltos o ataques físicos”.

Pero siguen allí, pues tienen necesidad de vivir, de mantenerse, mantener a sus familias, no lo hacen por hobbie.

Da una lista Bansal, bastante larga, refiriendo incidentes que han sufrido trabajadores de distintas compañías, tanto internacionales, así como hindúes. La lista va de enero del 2022, hasta abril del 2023 y son al menos 45 casos, que abarcan asaltos, ataques, perros que los atacan, criminales que los roban o que por su religión, si son musulmanes, también son agredidos. De por sí, en el caso de las religiones, India tiene una gran historia de conflictos entre musulmanes y budistas (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Religious_violence_in_India).

Muchos clientes, de plano, especifican que no quieren que musulmanes les entreguen los productos que piden.

Dice Bansal que aunque en todos los países hay robos y agresiones a trabajadores de aplicaciones, en India, el sistema de castas, clases y los choques religiosos “agravan los problemas”.

Actualmente hay unos 25 millones de trabajadores hindúes que trabajan para aplicaciones.

Jude Matthew, secretario de prensa de la Federación Hindú de Trabajadores de Aplicaciones de Transporte, citado por Bansal, dice que “cada dos semanas, por lo menos, un trabajador se queja de que sufrió alguna agresión, sin que la empresa le haya brindado ayuda”.

Syed, un repartidor de comida, que trabaja para Swiggy, en la ciudad de Bengalurum, dice que a diario lo discriminan por ser musulmán. Y como los ladrones saben que él y otros repartidores llevan efectivo, por eso son blanco de asaltos. Pero es que prefieren que les paguen así, pues es más difícil cobrar por las aplicaciones.

En efecto, me he encontrado con conductores de Didi, que prefieren efectivo, pues muchas veces, la empresa tarda en depositar y pagar el dinero que con tantos trabajos se ganan.

Syed le cuenta que una vez vio a un grupo de maleantes que se dirigían hacia él. “Tiré la comida que llevaba, tomé mi bicicleta y hui del sitio. Si no lo hubiera hecho, a lo mejor, ni lo estuviera contando”, le contó.

Sí, tuvo mejor suerte que otros a los que han asesinado, en efecto.

Como siempre, las empresas dicen que sí se preocupan y que hasta tienen seguros, “pero es muy difícil conseguir que los paguen, por tanto trámite burocrático”.

En el caso de Devi, la conductora agredida, dice que se metió a eso por necesidad y porque otras conductoras le decían que dejaba buen dinero. “Soy madre soltera. Aprendí a manejar sólo por eso, para meterme de conductora. Al principio, no me iba mal, ganaba dos mil rupias ($24.39 dólares) y gastaba 500 en gasolina ($6.08 dólares) diarios. Pero luego, cuando aumentaron las comisiones, ya me gastaba 700 rupias en gasolina y ganaba menos de 1,000. Ya no convenía. Y súmale los peligros, como lo que me sucedió. Dicen los de Uber que me han depositado dinero del seguro y de un apoyo, pero no es cierto, nada aparece en mi cuenta. Es muy arriesgado seguir con eso, además de que ya ganas mucho menos. No vale ya el riesgo. Así que mejor lo voy a dejar. Pienso en mis hijos, no quiero que me pase nada malo otra vez”.

Antes, Devi trabajaba en un hospital, por un magro salario. “Me han estado hable y hable de Uber, para ver cuándo regreso a trabajar, pero no, ya no regreso. Para eso, sí me llaman, pero no para pagarme lo que dicen que me iban a dar. Voy a ver qué empleo puedo hallar”, dice, molesta y frustrada la mujer.

En efecto, además de arriesgado, esas empresas sólo ponen el software, pues el auto, el celular, el pago del internet y los peligros, los corren los conductores. Ganan muy fácil tales compañías, sólo dirigiendo a los conductores con su aplicación y consiguiéndoles pasajeros.

 

Lamentablemente el caso de Devi, es el de millones de trabajadores, quienes deben de dedicarse a empleos mal pagados y peligrosos, por la imperiosa necesidad. Y se aguantan, sólo por eso, pues no es fácil conseguir trabajo, que cada día es más escaso.

Y mientras no los maten, allí seguirán, explotados por empresas a las que sólo les interesan las ganancias, no sus trabajadores.

Otra mezquindad del capitalismo salvaje.

 

Contacto: studillac@hotmail.com