lunes, 3 de abril de 2023

Escuelas públicas en EEUU hacen negocios con empresas privadas que dan cursos a alumnos

 

Escuelas públicas en EEUU hacen negocios con empresas privadas que dan cursos a alumnos

Por Adán Salgado Andrade

 

 No hay escuelas públicas que no busquen hacer algún negocio, que les permita tener fondos extras. Por ejemplo, las cooperativas de las secundarías oficiales en México, son concesionadas a personas, las que deben de dar, a cambio, un porcentaje de las ganancias. Lo mismo sucede con preparatorias o universidades. Y no se diga si son privadas, pues la asociación con empresas que cobren por impartir ciertos cursos, es un beneficio mutuo.

En Estados Unidos, el país en donde más se mercantiliza todo – pues el capitalismo salvaje allí se ha desarrollado a su máxima expresión mercantilista –, se dan muchos de tales lucrativos “convenios”, entre universidades y empresas, en los cuales, un porcentaje lo recibe la escuela y otro, la empresa. Algunos de esos cursos, sí sirven a estudiantes – como ellos mismos declaran, para conseguir buenos y mejor pagados empleos –, pero para otros, no han sido de gran ayuda. Pero varios estudiantes, han perdido el dinero que invirtieron, pues la empresa que les estaba proporcionando el curso, quebró y dejó de impartirlo. En esos casos, no obtienen ni la preparación prometida y, menos, el certificado que acredite que tomaron tal curso.

Justo eso sucedió con la Dominican University of California, que se asoció con Make School, empresa que se inició en la industria de los videojuegos, pero que cambió de giro y comenzó a dar cursos de computación aplicada que duraban solamente dos años. Sin embargo, fue un fiasco, pues Make School quebró, como expone el artículo del portal Wired, titulado “Cuando los colegios ofrecen cursos de computación, los estudiantes pueden frustrarse”, firmado por Olivia Sanchez, quien nos introduce en su artículo diciendo que “las universidades aumentan sus ingresos asociándose con proveedores no regulados, que sólo buscan ganancias. Pero cuando uno de esos cursos falló, a varios estudiantes les fue muy mal” (ver: https://www.wired.com/story/when-colleges-offer-coding-boot-camp-students-can-get-a-raw-deal/).

Comenta Sanchez cómo esos cursos, conocidos como tech boot camp (anglicismo que también se emplea en español), supuestamente se emplean para incrementar las habilidades entre los estudiantes. “Se estableció una asociación en el 2018, entre la Dominican y Make School, con un contrato que tuvo muy poca supervisión. Nadie vigiló los problemas de Make School. Cuando ésta cerró en el 2021, Dominican tuvo que ver cómo podían continuar 167 estudiantes de aquélla”.

El problema fue, justamente, que Make School ofrecía cursos y tenía alumnos inscritos, además de los de Dominican que tomaron los ofrecidos para ellos.

“Nicola Pichford, vicepresidenta de actividades académicas de la Dominican, comenta que la universidad hizo lo que pudo para ayudar a sus estudiantes, pero reconoce que fue ‘problemático’”.

Dice Sanchez que existen unas 75 asociaciones así entre universidades y proveedores de esos cursos, tales como edX, ThrivreDX y Fullstack Academy. “Las universidades que hacen esos contratos, esperan ganar cientos de miles de dólares por año con ellos, sin trabajar demasiado, de acuerdo con revisiones hechas a contratos que se obtuvieron por peticiones de información pública”.

Los estudiantes que los toman, se endeudan, “porque confían en su universidad, pero muchas veces resultan en un contenido que es muy superficial”.

Make School operó por años sin licencia. “En el 2018, se asoció con Dominican, una universidad en San Rafael, California. Pero en ese entonces, los directivos de la universidad, no sabían que Make School estaba operando sin aprobación oficial”.

Es claro que si Make School siguió con sus planes, fue porque no le interesaban los estudiantes que estaba formando, sino, simplemente, hacer buenos negocios con las colegiaturas y con las asociaciones con universidades para impartir cursos “especiales”.

Y también que los directivos de Make School, actuaron irresponsablemente, “pues ellos recibían el veinte por ciento del costo de cada curso por cada alumno”.

Sí, a ambas instituciones les importaba más el dinero que ganarían.

Además, esos cursos son caros, que pueden costar hasta $18,000 dólares, casi el 40% de la colegiatura anual de una universidad “pública” que cobre unos $50,000 dólares al año. Claro que las empresas que los imparten dicen que “van a obtener un mejor empleo y un mejor salario con nuestros cursos”, pero sólo lo hacen para atraer la atención de los ingenuos que caen en su engañosa publicidad.

En México, es lo mismo, con la publicidad de que se valen las universidades privadas, las que dicen que sus “egresados encuentran trabajo más rápidamente que los de otras escuelas”. Pero es un engaño, pues actualmente con tanto desempleo que hay, ya ni estudiar una licenciatura, maestría o doctorado, garantiza tener un empleo en ningún país (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/03/crece-el-desinteres-por-estudiar-una.html).

Sin embargo, a veces, sí les resulta, digamos, esa inversión a algunos estudiantes. Cita Sanchez el caso de Andrew Rodriguez, quien tomó un curso en edX. “La verdad es que ese curso me abrió el campo laboral. Con el certificado de la licenciatura tengo muchas opciones, pero con el curso de edX, realmente he tenido muchas más”, dice Rodriguez.

No fue lo mismo para Jonathan Hammond, quien pagó $10,000 dólares por un curso de edX, impartido en la Universidad de Hampshire, “quien quedó muy decepcionado de ese curso, además de que pensó que era por parte de su universidad y no de que era privado”.

El peor caso de la quiebra de Make School fue para Andrea Graziosi, que se enteró de los cursos que daba esa “escuela” en el 2020. “Recientemente divorciada y con dos hijos, realmente necesitaba un empleo. Pero al no haber trabajado diez años, su currículum no era muy atractivo. Sólo consiguió trabajo en un estudio local de yoga y algunas clases. Ella se había graduado en finanzas veinte años atrás”.

Así que pagó el caro curso, aplicándose diez horas diarias frente a su computadora, con clases en línea, “con instructores que no le dejaban muy claras las ideas. Y en las noches, hacía las tareas, ayudándose de tutoriales de Coursera y de YouTube. Pero cuando en el 2021, Make School quebró, fue una gran decepción para Graziosi, quien quedó muy devastada y desilusionada, pues su oportunidad de tener un mejor empleo, se había esfumado. ‘Hasta tuve que tomar terapias, de la depresión que me vino’, dice la mujer de 48 años”.

La Dominican ofreció encargarse de los 167 que estaban inscritos en Make School, como Graziosi, para que estudiaran una licenciatura allí, “pero sólo el 57 por ciento se inscribieron. Como Graziosi ya tenía la licenciatura en finanzas, decidió ya no seguir, ‘pues ya no confié en ninguna de las dos escuelas’, lamenta, enojada”.

Se entiende su frustración y enojo, pues perdió tiempo y dinero, para nada, pues, suponiendo que haya aprendido algo, no tiene ningún papel que avale esos conocimientos.

Pero, como ven, esas mezquinas instituciones lo único que buscan es ganar dinero.

Y lo que menos les interesa es el futuro de sus estudiantes, cada vez más caótico e incierto.

 

Contacto: studillac@hotmail.com