miércoles, 19 de abril de 2023

Fueron agredidos sólo porque se equivocaron de domicilio

 

Fueron agredidos sólo porque se equivocaron de domicilio

Por Adán Salgado Andrade

 

En Estados Unidos (EU), el enfermizo amor por las armas, combinado con racismo y una paranoia casi generalizada, da lugar a actos mezquinos, que llegan a ser fatales, como veremos.

En los dos casos que referiré, tipos desquiciados y racistas, agredieron a personas, sólo porque éstas, se equivocaron de domicilio.

El primer caso, sucedió el 13 de abril del 2023, en Kansas City.  El artículo publicado por Associated Press, titulado “ ‘Componente racial’ en la agresión armada a Ralph Yarl, quien se equivocó de casa, afirma el fiscal”, firmado por Margaret  Stafford y Jim Salter, expone esa inverosímil situación (ver: https://apnews.com/article/kansas-city-black-teen-shooting-9602deefd974b9b91220aaa8a94f25c7 ).

El afroestadounidense Ralph Yarl, de 16 años,  tenía como encargo de sus padres, recoger a sus dos hermanos menores. Eran las diez de la noche, y debía ir por ellos a la calle Terrace, en el 115, pero, por error, quizá distracción, se fue al 115 de la calle Street. Tocó el timbre.

En el interior, un hombre de 84 años – según el testimonio de éste – , se asomó a la ventana y vio a Yarl, supuestamente, “forcejeando el picaporte”. Fue suficiente para que saliera y le disparara, a quemarropa, con un revolver, dos tiros. Uno, le hirió la frente. Mezquina acción, pues si se trataba sólo de un chico, habría bastado con que lo amenazara  y que le dijera que se fuera. Pero no fue así, sino que le volvió a disparar el anciano, hiriéndole el antebrazo derecho. “¡No vuelvas más por aquí!”, le gritó el anciano, mientras el herido y espantado Yarl, corría por su vida. Se puso a tocar varias puertas, solicitando auxilio, pero sólo en una le abrieron. Al poco tiempo, una ambulancia lo recogió.

El agresor, blanco, no fue detenido, sino hasta varios días más tarde. Él mismo se entregó (ver: https://www.jornada.com.mx/2023/04/19/mundo/030n2munhttps://www.jornada.com.mx/2023/04/19/mundo/030n2mun).

Hay muchos elementos para pensar que el ataque fue racista, como señaló el fiscal perseguidor Zachary Thompson.

Yarl es un estudiante sobresaliente, muy querido por toda la comunidad. Por lo mismo, se hicieron varias manifestaciones para obligar a las “autoridades” a que se juzgue al hombre, Andrew Lester, por motivos raciales y no por lo que ha dicho para defenderse, que “temí por mi seguridad”.

Como dije, habría bastado con que lo amenazara con la pistola para que se fuera, si sólo era un chico.

Pero no fue así. Como se trataba de un negro, es, para muchos red necks ( como así se designa a los blancos conservadores), suficiente para prejuiciarse y considerarlos “peligrosos”. Es lo que se llama racial profiling, clasificar a una persona sólo por su color  y raza.

Como señalé, las autoridades no arrestaron a Lester de inmediato. Ben Crump, abogado de la familia, ha dicho que si hubiera sido al revés, que un negro hubiera herido a un blanco, “de inmediato lo habrían arrestado”.

Aquí hay que agregar que, con la edad, ciertas personas se vuelven amargadas, muy paranoicas y neuróticas. Lester, con 84 años, seguramente cabe en ese perfil – el de la edad –, lo que potenció su violenta respuesta, combinada con racismo (nació en 1939, en el calor de la segregación racial).

Yarl se está recuperando de sus heridas.

Esperemos que a Lester, el agresor, le den el castigo merecido, que no tenga nada que ver su avanzada edad, así como se han juzgado a jefes nazis, que participaron en las atrocidades de los campos de concentración , a pesar de que muchos ya eran ancianos.

El segundo caso tuvo lugar el 18 de abril, y le sucedió a una chica de Nueva York, Kaylin Gillis, de 20 años, quien iba con otras tres amigas, en un auto, buscando a una amiga en una zona rural de ese estado (ver: https://apnews.com/article/fatal-shooting-wrong-driveway-new-york-dd45b17e3a806abf11d1aaf5b235fb13).

Se equivocaron, también, de casa. Y estaban maniobrando para dar la vuelta, cuando el dueño de la casa a la que entraron en el terreno por error, Kevin Monahan, de 65 años, otro de la tercera edad, probablemente igual de paranoico que el mencionado Lester, salió de su cochera. Al ver el auto, pensó lo peor. Y como casi todos los estadounidenses están armados, disparó dos tiros, uno de lo cuales, se incrustó en el pecho de Gillis, quien murió poco después en el hospital, a pesar de los esfuerzos de los doctores (si se dio cuenta que todas eran mujeres, como seguramente sucedió, entonces es un crimen en donde el machismo estuvo presente. Debe de haber dicho Monahan “¡Ninguna vieja se mete en mi propiedad!”)

La chica era blanca. No sé si las otras lo eran o si habría alguna afroestadounidense. Pero, de nuevo, se trató de una acción precipitada, absurda de Monahan. Además, si sólo era para amedrentar, debió haber tirado al aire, pero su intención fue la de ocasionar daño, matar, como machistamente tratando de mostrar que “nadie invade mi propiedad”.

Por desgracia, no son los únicos casos. Hace años, una afroestadounidense que estaba pidiendo ayuda porque se le había averiado su auto, tocó en la casa de un blanco, quien también “temió por su vida” y la mató con una pistola.

Como señalé arriba, esa paranoia racista, se combina con la disponibilidad de poseer armas, lo que ya hace crónica la violencia armada en EU (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/05/los-tiroteos-masivos-en-estados-unidos.html ).

Así que si andan de turistas en EU, eviten, por favor, equivocarse de domicilio. No sea que sólo por verlos “morenitos”, “mexicanones”, los vayan a tomar por asaltantes y los maten.

 

Contacto: studillac@hotmail.com