Los golpistas de Myanmar atacaron una escuela y asesinaron a niños
Por Adán Salgado Andrade
En la actualidad, el centro de atención es la invasión rusa a Ucrania. Ese conflicto, ha opacado a muchos otros, igual o más infames que aquél, como lo que sucede en Myanmar.
Los golpistas asesinos de éste país, quitaron del poder al gobierno legítimamente electo de Aung San Suu Kyi (Rangoon, 1945), en febrero del 2021, alegando espurios “delitos” de la mandataria, la cual, simplemente, les estorbaba para sus prácticas corruptas y criminales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/02/en-myanmar-los-golpistas-estan.html).
Desde entonces, las manifestaciones pacíficas en contra de ese poder totalitario, ilegal, han sido frecuentes. Y la respuesta de los golpistas ha sido simple, descarnada represión. Han matado a más de dos mil personas, que se atrevieron a mostrar su descontento. Pero atribuyen los golpistas a otras causas las muertes, no a que los asesinaron sus esbirros militares o policiacos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/05/los-golpistas-de-myanmar-secuestran.html).
Han aprovechado, de paso, para hacer excelentes negocios, como permitir que se devasten sus selvas para el minado de los metales de tierras raras, que son vitales para la industria electrónica. China, ha posibilitado tal devastación, tanto porque no ha protestado por la represión de los golpistas desde el golpe – China es igual de autoritaria –, como porque teniendo China una gran industria electrónica, requiere de esos metales. A los golpistas, como dije, no les importa devastar sus selvas y si las destructivas, contaminantes minas están en tierras de campesinos, éstos deben de aceptar resignadamente que se las arrebaten o, de lo contrario, los asesinan (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/los-golpistas-de-myanmar-matan-gente-y.html).
Como es natural, si protestando pacíficamente, reprimen a la gente, muchos han formado ya guerrillas para combatir con violencia la que están recibiendo. Eso, por desgracia, ha generado una respuesta de los golpistas aún más brutal.
Están atacando inmisericordemente sitios en donde sus “espías” les informan que se esconden guerrilleros, aunque no sea cierto. Una muestra es que acaban de bombardear una escuela, en la que dejaron varios muertos, niños inocentes, entre ellos, como expone el artículo de Associated Press, titulado “Testigos presenciaron un ataque aéreo en Myanmar, que dejó 13 asesinados, incluyendo 7 niños”, firmado por Grant Peck (ver: https://apnews.com/article/police-myanmar-aung-san-suu-kyi-government-and-politics-892bebcaf1d9966d4a28393e890ed371).
Impresionantes fotos iniciales muestran la saña de esos monstruos. En una, se ve una mochila ensangrentada. En otra, sangre regada en el piso de la escuela que fue atacada. En una más, se observan escombros quemados, pues la escuela se incendió por los ataques. En otra, vemos dos libros abiertos que estudiaban los chicos, en el momento del ataque. Si estaban aprendiendo a leer el alfabeto arábigo, fue lo último que pudieron estudiar. Otra foto, muestra el techo de madera, destrozado por los misiles. En la última, se observa un vehículo incendiado. La escuela era parte de un monasterio budista que la alojaba.
Es claro el desdén de los asesinos golpistas, a quienes no les interesa destruir los pocos recursos que tienen, siendo un país pobre, como las escuelas y, mucho menos, las muertes que provoquen con esas monstruosas acciones.
Dice Peck que “helicópteros gubernamentales atacaron una escuela y un poblado al norte de Myanmar, matando al menos a 13 personas, incluyendo a siete niños, un administrador de la escuela y a un trabajador de una organización de ayuda humanitaria. Este ataque, ha dejado el mayor número de niños asesinados, desde que los golpistas se hicieron con el poder en febrero del 2021. La respuesta ha sido la formación de guerrillas, sobre todo, en Sagaing, en donde los militares han lanzado varios ataques, en algunos casos, quemando pueblos enteros, lo que ha llevado al desplazamiento de más de medio millón de personas, de acuerdo con un reporte emitido por la UNICEF”.
Como mencioné, si a la gente no le hacen caso pacíficamente y hasta la matan, muchos se unirán a guerrillas, no permanecerán impotentes ante esos asesinos.
El ataque a la escuela el 16 de septiembre pasado, se hizo en el poblado de Let Yet Kone, conocido también como Depayin, a unos 110 kilómetros al noroeste de Mandalay, que es la segunda ciudad más grande de ese país.
Una administradora de la escuela, que usa el sobrenombre de Mar Mar, pues es parte de los movimientos prodemocráticos, dice que “Traté de proteger a los niños en lugares seguros, pues dos helicópteros militares comenzaron a disparar ráfagas de metralleta y misiles contra la escuela. ¡No podía creerlo, que se hubieran atrevido, pues esta es una escuela, es parte de un monasterio budista, sólo hay estudiantes, no tienen la más mínima compasión, ni sensibilidad!”.
Mar Mar trabaja con 20 voluntarios, los cuales enseñan – o enseñaban, si ya la escuela quedó en ruinas, como se ve en las fotos –, desde kínder hasta octavo grado. Ella se ha escondido en esa comunidad, con sus tres hijos pues, como señalé, es parte de los movimientos que protestan pacíficamente contra los golpistas.
“¡Los estudiantes no habían hecho nada malo, no pensé que los atacarían con metralletas, fue espantoso!”, exclama, llorando.
Dice Peck que “para cuando ella, junto con los estudiantes y los maestros, pudieron refugiarse, un maestro y un alumno de siete años, habían recibido un disparo en el cuello y en la cabeza. Mar Mar trató de detener el sangrado, tapando las heridas con pedazos de ropa”.
Mar Mar continúa su testimonio, diciendo que “estuvieron disparando desde el aire durante una hora o más. No pararon ni un minuto. Todo lo que pudimos hacer fue cantar himnos budistas, esperanzados en que algo divino sucediera”.
Lo que sucedió fue que dejaron de disparar desde al aire y lo hicieron por tierra. “Cuando el ataque se detuvo, unos 80 soldados entraron al monasterio, disparando sus armas hacia los edificios. Ordenaron a todos en el monasterio que salieran de los edificios. Mar Mar, oculta, vio a unos 30 estudiantes con heridas en sus espaldas, muslos, caras y otras partes de sus cuerpos. Algunos, hasta perdieron miembros”.
¡De terror, verdadero terror, lo descrito, nada de los bodrios hollywoodescos de supuesto horror! Esas escenas descarnadas, terribles, contempladas por esos asesinos, convertidos en simples máquinas de matar, de verdad que debieron de sobrecoger a los inocentes que las contemplaron, como Mar Mar.
Agrega la mujer que “los niños me dijeron que sus amigos se estaban muriendo. También escuché a un estudiante gritando que ‘¡me duele mucho, no aguanto, mejor mátenme, por favor!’ Todavía escucho su angustiante, dolorosa voz. ¡Nunca la olvidaré!”.
Dice Mar Mar que al menos fueron asesinados seis estudiantes y un adolescente de 13 años, que les llevaba pescado para comer. También murieron unos seis adultos. Los cuerpos de los niños asesinados, fueron sacados por los infames soldados, así como los de veinte heridos. Dos de los detenidos fueron acusados, sin pruebas, de pertenecer a la Fuerza Popular de Defensa, la resistencia armada contra los golpistas asesinos.
Igualmente esos sátrapas, quemaron una casa del pueblo, cuyos moradores huyeron, despavoridos.
Un voluntario que ayuda a gente desplazada – quien pidió no ser nombrado por el reportero, para no sufrir represalias –, afirma que los cuerpos de los niños muertos fueron cremados en el pueblo cercano de Ye U.
¿Y las familias de esos chicos?, ¿qué pasará cuando los busquen? Porque los van a buscar, al haberse enterado del artero ataque. Serán parte de los cientos de “desaparecidos” que ha dejado esa cruenta represión.
Y esos familiares, no podrán protestar. Tendrán que aceptar que les digan que no saben nada de sus hijos o que, si les dicen que murieron, que fueron guerrilleros los que lo hicieron. Muchas mentiras inventarán los golpistas, para ocultar esos crímenes.
Mar Mar clama que “le pido a la comunidad internacional justicia para nuestros niños, no sólo ayuda humanitaria, sino que realmente haya aquí democracia y protección a los derechos humanos”.
Allí es donde Estados Unidos o Europa, deberían ya de protestar, hasta intervenir. Pero como no tienen intereses económicos y/o geopolíticos en Myanmar, no lo harán. Dejarán que los golpistas sigan asesinando impunemente a cientos de personas.
El miserable ataque a la escuela, fue reportado también por las agencias independientes Myanmar Now y otras.
Y, claro, los golpistas dieron su manipulada, mentirosa versión, a través de la agencia estatal Myanma Alinn, que reportó que las fuerzas de seguridad habían ido al pueblo tras haber recibido “información” de que miembros de la Fuerza Popular de Defensa se “escondían allí” y que “miembros de la Guerrilla Independiente de Kachin también estaban en el pueblo, escondiéndose en casas y en el monasterio”.
Como dije, los culpan, pues, según ese mentiroso medio, “comenzaron a disparar hacia las fuerzas de seguridad, hiriendo y matando a mucha gente, la que fue trasladada a hospitales”.
Cínicamente, se lavan las manos. No mencionó ese “medio informativo” a los estudiantes asesinados, por supuesto.
De acuerdo con la Asociación de Asistencia a Prisioneros Políticos, establecida en Tailandia, que monitorea los derechos humanos en Myanmar, por lo menos 2,289 civiles han sido asesinados por las fuerzas represivas de los golpistas, desde que éstos tomaron de nuevo el poder. “Y la ONU, ha documentado 260 ataques a escuelas y personal educativo, desde el golpe, de acuerdo con el Comité de Derechos de la Niñez dependiente de ese organismo”.
Pero, como dije, la atención está centrada en la invasión a Ucrania, nada más importa.
Esa es la cruda realidad que están viviendo civiles inocentes, niñas y niños, entre ellas y ellos, en ataques hasta a pacíficas escuelas.
En sus “programas de estudio”, tendrán que incluir prácticas militares de tiro en su contra.
Y si sobreviven, aprobarán el curso.
Contacto: studillac@hotmail.com