En Myanmar, los golpistas están asesinando a manifestantes pacíficos
por Adán Salgado Andrade
El 11 de septiembre de 1973, el esbirro de la CIA, Augusto Pinochet (1915-2006), organizó el golpe militar que habría de poner fin al gran periodo democrático y de grandes libertades que gozó Chile, durante la efímera presidencia del insigne doctor Salvador Allende (1908-1973), quien había ganado ese puesto gracias a la Unidad Popular, que lo lanzó como candidato.
Las libertades que obreros y campesinos gozaron de 1970 a 1973, años en que el doctor Allende estuvo al frente del país, fueron, de pronto, brutalmente cortadas, por infames militares que, amaestrados en el arte de reprimir y asesinar, eso hicieron durante el golpe, encarcelando y matando a cientos. Todo porque las élites empresariales y políticas de ultraderecha, no podían concebir que sus intereses económicos, fueran dañados por proletarios del campo y la ciudad, muy bien guiados por el doctor Allende.
Los deseos de la gente, de vivir en paz y con justicia económica y social, fueron aplastados por los mezquinos intereses de los poderes fácticos, tanto “nacionales”, así como estadounidenses.
En Myanmar, Aung San Suu Kyi (Rangoon, 1945), logró, en el 2011, hacer a un lado a una dictadura militar que llevaba desde 1962 en el poder. No fue tarea fácil, pues además de que Suu Kyi sufrió una larga prisión, de 1989 al 2010, la unión popular, muy consciente, votó masivamente por ella, con tal de que los militares vieran que ya no podían seguir gobernando su país.
Durante los poco más de diez años que Suu Kyi estuvo al frente del país, hubo grandes cambios, la economía, mejoró y, especialmente, las libertades y derechos humanos, se ejercieron gracias a leyes más justas (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Aung_San_Suu_Kyi).
Pero como esos periodos de dicha social, no duran mucho, el primero de febrero pasado, esos cobardes militares, que no soportaron que en las elecciones del 2020, ella hubiera ganado nuevamente, temerosos de quedar a un lado, como el simple ejército que debería de defender a su pueblo, no asesinarlo, pretextaron “fraude electoral”, que ni siquiera está demostrado, para allanar el poder con un golpe militar, en el cual, arrestaron a Suu Kyi y a todo el cuerpo parlamentario, ostentándose, como ya habían hecho durante décadas, de nuevo en el poder.
Los sátrapas, han actuado con dolo contra Suu Kyi, a la que han acusado de “importar ilegalmente walkie-talkies y violar una ley de desastres naturales al romper restricciones impuestas por el coronavirus”, espurias justificaciones, que son señaladas en el artículo de The Guardian, titulado “’Myanmar es un campo de batalla’: la ONU señala que hay al menos 18 muertos debidos a disparos de las fuerzas de seguridad”, firmado por un reportero en Yangon y Rebecca Ratcliffe (ver: https://www.theguardian.com/world/2021/feb/28/myanmar-protesters-clash-police-grenades-democracy-junta-fires-outspoken-un-envoy).
Seguramente por razones de seguridad, no menciona The Guardian al reportero en Myanmar, pues hasta a la prensa, están reprimiendo los golpistas, tratando de que sus atrocidades, no se conozcan en el resto del mundo.
Como siempre se hace, han bloqueado por varios días la señal del internet, tratando de que la gente del país, no se comunique entre sí.
Sin embargo, lo peor, hasta ahora, ha sido que están reprimiendo a las manifestaciones pacíficas, nada menos que con rifles de alto poder, tirando a matar, como en su momento hicieron los asesinos militares chilenos, que hasta al doctor Allende, asesinaron.
Basta observar el dramático, terrible video que acompaña al artículo, el cual, por contener imágenes explícitas, se advierte que “contiene escenas que pueden afectar la sensibilidad de algunas personas”.
Y así es. A mí, en particular, me dio rabia y hasta me hizo llorar la saña que vi, de policías de Myanmar, no de otro país, ¡disparar contra sus compatriotas, a sangre fría!
En una escena, esos asesinos uniformados, están apuntando y disparando contra los manifestantes. Se escuchan desesperados gritos de una mujer, quien no esperaba que accionaran sus letales armas, incrédula de ver que a varios, los mataron en el acto, apuntando a eso, a asesinar, no al aire
Ninguno de los manifestantes pensó que lo harían, asesinar a mansalva. En otra escena, varios de ellos, llevan cargando a un herido mortal. En otra, esos asesinos uniformados, están cargando un rifle, para, de nuevo, arremeter contra ellos.
La brutalidad militar y policial, está por todas partes. Lo vemos, por ejemplo, en Estados Unidos, en donde policías blancos asesinan a afroestadounidenses, por cualquier pretexto, como Derek Chauvin, el desquiciado “policía” que asfixió a George Floyd en el 2020 y que aún no ha sido sentenciado (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Killing_of_George_Floyd).
Y a pesar del revuelo y protestas Black Lives Matter que ocasionó ese asesinato, sigue la cotidiana brutalidad policial contra afroestadounidenses (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/06/racismo-y-brutalidad-policial-en.html).
Por eso, ante el peligro que ser afroestadounidenses representa y por el sólo hecho de que andar caminando en una calle solitaria, los hace sospechosos, muchos afroestadounidenses, hasta se están armando, con tal de evadir injustos ataques “policiales” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/09/los-afroestadounidenses-compran-mas.html).
No sólo los adultos, sino hasta sus hijos, son abusados y hasta asesinados por imbéciles policías. Uno de esos niños, Tamir Rice, de solamente doce años, fue asesinado en el 2014, por haber “amenazado” con un rifle de diábolos a policías que habían ido allí por una llamada de “auxilio” de alguien, un idiota, de seguro, que había visto a Tamir en la calle con un “arma”. Y no fueron condenados esos asesinos (ver: https://apnews.com/article/policing-black-kids-6708e9f229ed9d28b9c60a41ea988b59).
Pero los asesinatos a mansalva, masivos, sólo en circunstancias especiales se dan, como cuando la mafia en el poder, teme perderlo, se horroriza de que la gente tome su lugar y le exija verdadera justicia, real administración del país y sus recursos, a favor de aquélla, que se abolan “leyes” que suenan más a vil control militar que a eso, a leyes.
Los asesinos policías, apoyados por los no menos criminales militares de Myanmar, han usado gas lacrimógeno, granadas aturdidoras y, finalmente, balas de verdad contra la gente, la que sólo busca que el país retorne a la democracia que llevaba Suu Kyi.
Citan las reporteras a Charles Maung Bo, el primer cardenal católico de ese país, mayoritariamente budista, quien exclama que “¡Myanmar es un campo de batalla!”. Compartió una foto en Twitter, de una monja en el estado de Kachin, al norte de Myanmar, quien se arrodilló frente a una línea de policías, pidiendo que se controlaran.
Es una represión terrible, que recuerda a la de Tiananmen, en China, en 1989, cuando los autócratas, aplastaron los intentos de la gente, exigiendo fin a la dictadura y que se dieran más libertades políticas. Una emblemática foto, muestra a uno de esos manifestantes, enfrentando a unos tanques, los que, minutos más tarde, lo aplastaron.
Gente siendo asesinada con disparos, aplastada por tanques, encarcelada masivamente. ¿La razón? Como ya dije, el miedo, el de la mafia china en el poder, que mantiene controlada a la población, sólo para favorecer sus mezquinos intereses económicos.
Una ex funcionaria china, la profesora Cai Xia, que recientemente huyó de China, pues teme por su vida, declaró que ese país es una dictadura, comandada por el autócrata Xi Jinping, quien no tiene ninguna intención de soltar el poder y espera conservarlo hasta que la “muerte lo separe de él”. Y dice la profesora Xia, que no le importa al dictador asesinar a cuantas personas sean necesarias, con tal de conservar el corrupto cargo (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/08/el-dictador-chino-xi-jinping.html).
Es el caso del control que ejerce China sobre los uigures, a quienes toma por simples “revoltosos”. Es porque los uigures han buscado su independencia por años, pues realmente no son chinos, sino otra etnia, totalmente distinta, además de ejercer la religión islámica. China los ha reprimido tanto, que hasta creó “centros de reeducación”, para convertirlos en “dóciles y obedientes ciudadanos chinos”.
La señora Gulbahar Haitiwaji, uigur, fue arrestada durante cuatro terribles años, acusada de “sediciosa”, sólo porque su hija de quince años ondeaba una bandera de Turquestán del Este, que la mafia china en el poder, considera como símbolo independentista de los uigures. El testimonio de Haitiwaji, sobrecoge. Parece una irreal historia de terror (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/01/una-sobreviviente-de-un-campo-de.html).
De todos modos, la gente en Myanmar, se está defendiendo como puede, con barricadas, bombas molotov, piedras… no tienen, claro, las armas de las que disponen los asesinos.
Y al ver todo eso, es claro que no tienen deseos de que esos criminales los controlen de nuevo, a pesar de que han “prometido” elecciones en un año, “algo en que no creen”.
Profesores, ingenieros, médicos, estudiantes… todos han sido reprimidos, a pesar de sus pacíficas manifestaciones.
Una profesora en Yangon, dice que varios de sus estudiantes, le enviaron textos, despidiéndose de ella, en caso de que fueran asesinados.
Es terrible, pues los más entusiastas, son los jóvenes.
Siguen la máxima expresada por el doctor Salvador Allende, quien decía que “Ser joven y no ser revolucionario, es hasta una contradicción biológica”.
Y también los encamina esa otra frase del gran revolucionario, otro doctor, Ernesto Che Guevara, quien afirmaba que “Vale más morir de pie, que vivir de rodillas”.
Si, eso defienden, su libertad, su dignidad, ante esos esbirros, esos sátrapas que sólo luchan por sus corruptos intereses de riqueza y poder.
Y ha habido tanta organización, que ya hasta se inició una huelga general, la cual, ha paralizado al país.
Esos asesinos uniformados, dependen del pueblo, obreros, campesinos, profesionistas, estudiantes, mujeres, hombres… para que ese país de casi 55 millones de habitantes y 676,533 kilómetros cuadrados de extensión, pobre y subdesarrollado, ofrezca algo para vender, exportar y pueda adquirir lo que necesite, incluidas las armas represoras.
En un extremo, tendrían esos cobardes que asesinar a toda la población. Y entonces, ¿quién haría la economía?
La presión internacional crece. Se han congelado las cuentas de los represores y se están aplicando distintas sanciones.
En casos así, debería, realmente, de intervenirse, enviar una fuerza de paz de la ONU. Lo han hecho en otras situaciones, en donde ni se justificaba, como en Libia, cuando, con mentiras, se derrocó y asesinó a Muammar Kadafi (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2011/03/detras-del-rescate-humanitario-en-libia.html).
O cuando se usaron otras mentiras, al invadir Irak, que Saddam Hussein tenía “armas de destrucción masivas” (ver: https://www.motherjones.com/politics/2011/12/leadup-iraq-war-timeline/).
Aquí, es una realidad que los golpistas dieron un golpe para acabar con la democracia y encarcelar a Suu Kyi, quien era la presidenta legítimamente nombrada en las elecciones del 2020.
¿Estarán de brazos cruzados esos paladines de la justicia, generalmente liderados por Estados Unidos, viendo como los asesinos uniformados siguen matando a gente y hasta han advertido, cínicamente, que lo seguirán haciendo?
Myanmar, fue una colonia británica y sus actuales problemas, son el legado colonialista de los invasores ingleses. Inglaterra, tendría el deber moral de intervenir, podría suponerse.
Quizá, como Myanmar es un país que ya no ofrece grandes recursos naturales, pues los controladores del mundo, los han ido agotando, esos paladines, se conformen sólo con condenar y sancionar.
Y, ni modo, que sigan creciendo los muertos.
Contacto: studillac@hotmail.com