miércoles, 28 de septiembre de 2022

Los almacenamientos de desechos tóxicos y letales

Los almacenamientos de desechos tóxicos y letales

Por Adán Salgado Andrade

 

Todos los procesos industriales son contaminantes, pues la transformación de materias primas, requiere de combustión. Esa transformación, es lo que más contamina y arroja gases, como el CO2, que son los que están contribuyendo aceleradamente a calentar el planeta (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/la-huella-de-carbono.html).

Pero muchos otros de tales procesos, dejan, además, contaminación adicional permanente. Es el caso del proceso para la extracción del gas natural de los depósitos de esquisto, llamado fracking, el que contamina millones de litros de agua, por cada pozo en producción. Esa agua, queda irreversiblemente polucionada con infinidad de tóxicos químicos, además de radioactiva. La “solución” para deshacerse de ella, es almacenarla en depósitos artificiales o inyectarla en el subsuelo. Esto último, contamina los acuíferos, además de que provoca temblores de hasta cinco grados (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).

Otra actividad también muy devastadora es la megaminería, que es la extracción de metales y minerales, mediante métodos masivos, muy destructivos, en donde se hacen enormes cráteres de cinco o más kilómetros de diámetro y 700 metros o más de profundidad. Son tan grandes, que pueden verse desde el espacio. La extracción se realiza extrayendo toneladas y toneladas de roca dinamitada a diario, la que se pulveriza y, mediante químicos igualmente tóxicos, como cianuro, se separa el poco oro que contienen las trituradas piedras. Es tan ineficiente y desperdiciador, que una tonelada de roca pulverizada, si es de “buena ley” , rinde, en el caso del oro (que son las que más se hacen para extraerlo), una onza, es decir, apenas 32 gramos. ¡Muy ineficaz y depredadora forma de extraer ese metal! Lo peor es que deja enormes cráteres en donde antes había bosques o selvas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2013/05/los-destructivos-irreversibles-efectos.html).

Los acuosos, lodosos, tóxicos desperdicios, se van acumulando en improvisadas represas (presas de jales), que, de repente, se colapsan, y derraman su fatal contenido en ríos o poblados cercanos, ocasionando gran contaminación, muerte y destrucción. Es lo que sucedió, por ejemplo, en Sonora, cuando la mina Buenavista del Cobre derramó en el 2014, “accidentalmente”, millones de desechos tóxicos en el río Sonora, catástrofe que es considerada como la peor en la historia de México (ver: https://www.gob.mx/cenapred/es/articulos/desastre-ecologico-en-los-rios-bacanuchi-y-sonora?idiom=es).

Otra industria que deja residuos muy tóxicos, es la fabricación de fertilizantes, que se obtienen del fosfato. Y su empleo, tiene consecuencias medioambientales, pues son muy contaminantes, contribuyendo al calentamiento global. Además, las tierras fertilizadas, se van desgastando y esos residuos van a parar a los océanos, ocasionando “zonas oceánicas muertas, contaminación del agua, degradación de los microbiomas (las bacterias necesarias para el crecimiento de los vegetales) y acumulación de toxinas en los ecosistemas. Como se usa gas natural para fijar el amoniaco del que están formados, es factor indirecto de contaminación, pues ese gas natural se obtiene del fracking (mencionado arriba), el cual es muy contaminante y depredador para el medio ambiente (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Fertilizer#Environment).

El minado del fosfato, que es otro de los ingredientes que contienen los fertilizantes, produce residuos acuosos tóxicos y hasta mortales, los que se almacenan en lagunas, al aire libre, que al evaporarse, sueltan a esos tóxicos en el aire. Son un gran peligro a la salud. Pero pueden presentarse eventos extremos que los podrían sacar de esas lagunas, y que contaminen tierras o ríos.

Es justo lo que puede suceder en Florida (o sucedió, al momento de escribir estas líneas), pues allí hay una gran industria de extracción de fosfato para fertilizantes. Si el huracán Ian les pegara a las lagunas de almacenamiento de esos desperdicios tóxicos, las podría desbordar. No sólo si no lo hace Ian, sino cualquier otro huracán que le pegue a Florida, puede causar una catástrofe ecológica. Por el calentamiento global, esos destructivos huracanes cada vez serán más frecuentes y destructivos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/09/los-impredecibles-y-cada-vez-mas.html).

Eso lo expone el artículo de la agencia Associated Press, titulado “La polución de la minería de Florida, podría esparcirse por el huracán Ian”, firmado por Curt Anderson (ver: https://apnews.com/article/hurricanes-florida-storms-pollution-e82ff089f4ffc2e16c73c29e9818f58b).

Una foto inicial muestra algunas de esa grandes lagunas que almacenan tanto material tóxico y que por décadas, allí han permanecido, presagiando una catástrofe que podría darse cuando un huracán muy poderosos las desborde.

“Hay un millón de toneladas de desechos almacenados en enormes depósitos, que pueden regarse si el huracán Ian, golpea esas partes. Florida tiene 24 de tales depósitos que contienen agua lodosa con fosfato, concentrados en la parte central del estado. Alrededor de 30 millones de toneladas de este desperdicio algo radioactivo, se generan cada año, de acuerdo con el Instituto sobre la investigación del fosfato. ‘Un evento de tormenta, como la que podríamos enfrentar, puede inundar esas instalaciones, con más agua que la que puedan almacenar tales depósitos. Y estamos muy consternados de las consecuencias que pueda ocasionar el huracán’, dice Ragan Whitlock, abogado del Centro de Diversidad Biológica, CDV, un grupo ambiental”.

Ya ha habido “accidentes”, como una fuga que se dio en marzo del 2021, de un depósito llamado Piney Point, que regó unos 215 millones de galones (814 millones de litros) en la bahía de Tampa, lo que ocasionó la masiva muerte de peces. Y se está trabajando para expropiar ese depósito, con la cantidad de 100 millones de dólares, para cerrarlo definitivamente.

Sin embargo, el CDV dice que siguen las fugas y que otros 4.5 millones de galones (17 millones de litros) fueron regados de nuevo en agosto a la ya contaminada bahía de Tampa.

Los depósitos de esos desechos, tienen poco margen para recibir aguas de lluvia. El que se está cerrando, en Piney Point, sólo tiene 60 centímetros libres y otro, también en la misma área, nada más 22 centímetros.

Una fuga masiva de esos tóxicos, daña permanentemente los ecosistemas, nunca se pueden “limpiar o recuperar”, como dicen las empresas que, luego de un desastre así, son obligadas a “limpiar” y a pagar multas. Por muy alta que sea la multa y que se haga “limpieza”, esos ecosistemas se perderán para siempre (por lo menos, durarán contaminados décadas o hasta siglos).

“El fosfato se ha minado en Florida desde 1883. Además de fabricar los mencionados fertilizantes con él, se elaboran suplementos animales y una gran variedad de productos industriales. Y se supone que la tierra en donde se hace el minado, se debe de restaurar lo más posible a su estado original”.

Pero eso no es posible, pues los efectos que deja todo tipo de minería, como apunto arriba, son irreversibles.

Los desechos producidos no tienen usos alternativos o muy pocos “y contienen uranio radioactivo, torio, y radio, con otros tóxicos metales, como bario, cadmio y plomo, de acuerdo con el grupo ManaSota 88.

De esos tóxicos ingredientes, se hacen los peligrosos, más que benéficos, fertilizantes. Y todos esos materiales radioactivos, se degradan en gas radón, muy tóxico y contaminante también. “Ya se han hecho varias demandas grupales de personas que viven cerca de esos depósitos, por los daños a la salud que les han producido durante años”.

“Esas empresas han tenido 70 años para ver cómo disponer de esos tóxicos desechos, pero no lo han hecho aún”, dice un vocero de ManaSota 88.

Así que eso es lo negro que hay detrás de los fertilizantes químicos. Ha bajado su producción por la invasión de Rusia a Ucrania, ya que son los países que más los producen.

Pero, mejor. Si por producirlos, hay tantos efectos ambientales, mejor deberíamos de buscar otras alternativas naturales, para enriquecer la tierra y los cultivos. Ya se sugiere, por ejemplo, que se empleara masivamente la orina humana y hasta el excremento. Son excelentes fertilizantes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/08/deberia-de-emplearse-la-orina-humana.html).

Así que si Ian no desborda esos tóxicos depósitos, podría ser otro poderoso huracán.

Pero, como dice el proverbio popular, “ahogado el niño, el pozo quieren tapar”.

Hasta que no haya un desastre ecológico, dirán esas irresponsables empresas, “¡Ay, hubiéramos hecho esto!”.

El problema es que el “hubiéramos”, no existe.

 

Contacto: studillac@hotmail.com