Mediante precisos escaneos, se pueden leer antiguas cartas selladas
Por Adán Salgado Andrade
La colección de cartas Brienne, fue formada a mediados del siglo 17, en los 1600’s, por el jefe de una oficina postal francesa, Simon de Brienne, quien junto con Marie Germain, su esposa, se encargaban de que las cartas llegaran a sus destinos. En esos tiempos, las cartas que eran enviadas, debían de pagar su entrega los destinatarios y era algo costoso, sobre todo, para gente pobre. Por ello, muchas cartas nunca se recogían, pues a los que se dirigían tenían que pagar para sacarlas de la oficina postal y leerlas.
Una de ellas, fue la de un tal Jacques Sennacques, que el 31 de julio de 1697, envió una carta a su primo, Pierre Le Pers, quien habitaba en la Haya, pidiéndole que extendiera un acta de defunción de un pariente. Como no le respondiera, Sennacques le envió una segunda misiva, esta vez, amenazante, diciéndole que “me debes un favor, por eso debes de darme esa acta de defunción”.
Pero esa segunda carta, nunca fue recogida por Le Pers. Y su contenido, se ha logrado averiguar, gracias a una técnica moderna que escanea viejas cartas, las que se doblaban muy meticulosamente, con tal de que nadie las abriera. Y si alguien lo hacía, que el receptor pudiera darse cuenta de que su carta, había sido violada.
Esa técnica, escanea con rayos X, microscópicamente esas viejas cartas y puede “desdoblarlas” virtualmente y averiguar todo su contenido, como se hizo con la segunda que Sennacques le envió a su primo.
Sobre esa técnica, habla el artículo del portal digital Wired, titulado “Investigadores pueden leer viejas cartas dobladas muy seguramente, sin abrirlas”, firmado por Matt Simon, quien explica que a las técnicas para doblar las cartas tan intrincadamente, se les llamaba letterlocking (sellado de cartas), con tal de evitar mirones, “pero una nueva técnica, permite ver esas cartas” (ver: https://www.wired.com/story/sleuths-read-old-booby-trapped-letters-without-opening-them/).
Una animación, acompaña el artículo, mostrando cómo se “desdobla” virtualmente una carta. Los investigadores, del King’s College London, describen cómo, usando una avanzada técnica de reconstrucción de imágenes en 3D – que originalmente era para mapear el contenido mineral de los dientes –, lograron leer el contenido de cuatro cartas de la Colección Brienne, entre ellas, la de Sennacques. Daniel Starza Smith, uno de los colaboradores de la investigación, dice que “las cartas en ese baúl, son muy específicas, pues dicen importantes historias sobre familia, pérdida, amor, religión. Pero también nos permiten saber cómo la gente protegía sus secretos en esos tiempos, cómo buscaban la discreción y la privacidad”.
Sí, en esos tiempos, no había pegamentos, así que la gente se ingeniaba para sellar sus cartas. Muchas veces, ni que se les colocara un sello de cera, funcionaba, “pues el espía podía derretirlo y, luego, volver a colocarlo”.
Ante de morir Brienne, en 1707, a falta de hijos y como tampoco estaba muy interesado en su familia, donó su baúl de cartas a un orfanatorio, dice Simon, con la esperanza de que los destinatarios, las fueran a recoger algún día, que sería dinero extra para él.
Pero se murió y allí se quedó el baúl. Luego de varios sucesos, ese baúl terminó en el Ministerio de Finanzas de Francia. “Al sáberlo, muchos coleccionistas de timbres y textos viejos, han pedido permiso para investigar sus contenidos. Y se les ha concedido, pero como las cartas están muy dobladas, no resistirían muchas, el que se les desdoblara. Y es en donde la técnica de escaneo entra”.
Se emplea un escaneo llamado microtomografía con rayos X. “La tinta de la que están hechas las letras, como era hecha de metales, brilla, y así se logra escanearlas, tal como se hace con huesos. “Así, estos investigadores, lograron mapear la escritura, letra por letra. También, reconstruyeron la forma doblada de cada letra y, enseguida, mediante técnicas de procesos geométricos, virtualmente ‘aplanaron’ las hojas de papel”.
Explica Amanda Ghassaei, de Adobe Research, que “pudimos tomar toda la información de las regiones brillantes y de las obscuras del escaneo y podemos extender eso en una imagen. Podemos crear una fotografía que se ve como si su usted desdoblara esta carta y la aplanara, tomar una imagen, y leer todo el texto”.
A pesar de que los dobleces se hacían muy hábilmente, como hizo Sennacques, con esa técnica, no hay límites.
También, los investigadores, de paso, están estudiando todas las formas en que la gente aseguraba sus cartas, desde complicados dobleces, hasta el que se colocaba en el exterior una caligrafía muy difícil de leer, esperando que los mirones, se desanimaran por el sólo hecho de que no pudieran descifrarlas, “que sería el equivalente, hoy día, a dueños de casas que colocaran signos de que hay alarmas, cuidándolas, sin que realmente existan o letreros de ‘cuidado con el perro’, sin que tengan realmente uno”, dice Simon.
Gracias a esos complicados dobleces o se desalentaba a los mirones o se podía saber si alguien había abierto una carta, “como ahora se sabe si un frasco de alimentos se abrió, cuando el sello de garantía está botado”.
Así que, concluye Simon, ahora los secretos de Sennacques, “pudieron conocerse, justo por eso, porque son secretos a voces, como suele suceder”.
Sí, es cierto, pues ¿cuántas veces alguna persona confía un secreto a otra, pensando en que nunca lo revelará? Y, al final, la del secreto, ignora que muchas personas, ya lo saben.
Contacto: studillac@hotmail.com