Una chica secuestrada por el Estado Islámico, testifica el infierno que vivió
Por Adán Salgado Andrade
El así llamado “terrorismo”, es alentado por países que, mediante acciones de violencia irracional, con grupos de choque, logran imponer ciertas condiciones. Estados Unidos (EU), es el país que más se ha valido del terrorismo para obscuros fines, como derrocamiento de gobiernos legítimos o para crear irracional violencia que cree inestabilidad. También, porque es un excelente negocio la “amenaza terrorista”, gracias a la cual, las empresas de EU que se encargan de fabricar equipos de seguridad o de ofrecerla, mediante guardias privados, ganan millones de dólares anuales (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2007/11/la-amenaza-terrorista-el-nuevo-gran.html).
Muchos de los grupos “terroristas”, fueron creaciones auspiciadas por la CIA, como Osama bin Laden (1957-2011), que formó la resistencia contra el gobierno de Hafisullah Amin (1929-1979), quien se convirtió en primer ministro de Afganistán en 1979 y formó un gobierno marxista-leninista, apoyado por la ya desaparecida Unión Soviética. Bin Laden, fue apoyado por EU, para que junto a los mujaedines, derrocaran a Amin, con tal de no tener la influencia de los soviéticos en ese país (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/History_of_Afghanistan#Democratic_Republic_and_Soviet_war_(1978%E2%80%931989)).
Pero cuando bin Laden comenzó a ser “incómodo” al convertirse en líder de al Qaeda, ya no le era útil a EU. Por eso, lo persiguió y asesinó (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/05/el-pentagono-uso-falsa-campana-de.html).
Lo que se conoce como el Estado Islámico, EI, fueron guerrilleros que se unieron a al Qaeda, luego del derrocamiento de Saddam Hussein (1937-2006), para ejercer una resistencia en contra de la fuerzas invasoras. Así que, indirectamente, como señalé, es obra de EU.
Tuvo sus años de violento poder el EI, en los que se apoderó de pueblos, mató a miles de personas, controló pozos petroleros, secuestró y violó a miles de mujeres y más infamias (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Islamic_State).
Ya, supuestamente derrotado en el 2019 el EI, a inicios del 2022, en una muy secreta operación, mariners localizaron a Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, principal líder del EI y lo llevaron a infligirse la muerte con un estallido suicida, en el que no sólo murió él, sino niños y mujeres (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/02/eeuu-cazo-un-terrorista-del-ei-y-mato.html).
Como señalé, entre las infamias cometidas por esa muy violenta organización, está la de haber secuestrado a miles de mujeres, violarlas y obligarlas a casarse con sus enajenados militantes.
Una de ellas es Roza Barakat, quien actualmente tiene 18 años. Su historia, la recoge el artículo de AP, titulado “Sin rumbo, luego de ser esclava, una adolescente de Yazidi, dice que ya no puede volver a casa”, firmado por Samya Kullab. La foto de Roza, abre el artículo. De tez morena, con trenzas, se le ve, hasta eso, sonriente, quizá habiendo atenuado tantos horrores y penurias que vivió (ver: https://apnews.com/article/islamic-state-group-middle-east-europe-iraq-syria-64e612ac557d2d8de6bc3b597b8403e0).
“A los once años, fue capturada y esclavizada por el Estado Islámico, junto con miles de otras mujeres y chicas yazidis, secuestradas, cuando esos militantes tomaron el norte de Irak en su brutal campaña del 2014. Arrebatada de su pueblo, Sinjar, un enclave de una antigua minoría yazidi, fue llevada a Siria, vendida varias veces y frecuentemente violada. Tuvo un niño, que ahora está perdido. Roza puede hablar muy pocas palabras de su dialecto nativo, derivado del Kurdish, el Kurmanji. Pero cuando el EI fue derrotado en el 2019, Roza se escabulló, optando por perderse entre el desorden que siguió, luego de las peores batallas. Mientras los militantes del EI fueron arrestados, sus esposas e hijos, fueron llevados a campos de detención. Roza, era libre ya, pero no podía regresar a su casa”, dice Kullab.
Y cuenta la chica la serie de pesares que ha padecido, sobre todo, que desde los once años, sufrió la pérdida de su familia. “Ellos me decían que no podía regresar con mi familia, que ya no me aceptarían. Y yo les creí”, dice Roza a la reportera.
Sí, pues es difícil que una familia tan tradicionalista como la de Roza – y las de miles de mujeres que fueron secuestradas y violadas –, la hubiera aceptado, “habiendo sido violada a los doce años y dado a luz a los trece años”. Nada ayuda que esas familias, llevadas por absurdos prejuicios de “virginidad”, se rehúsen a aceptar a las hijas arrebatadas, pues no fue culpa de ellas, el haber sido ultrajadas por machos militantes que sólo saciaban sus bajos instintos con ellas.
Roza vive actualmente en una casa de seguridad, administrada por Faruk Tuzu, la Casa Yazidi, que es una de varias organizaciones yazidi, que operan en el norte de Siria (recuérdese que Siria tiene una larga frontera con Irak. Por eso, muchos iraquíes que huían del EI, se dirigían a campos sirios de refugiados).
Enterada de que hace poco fue muerto el mencionado líder supremo de EI, dice Roza que “no hace diferencia. El daño, está hecho”.
Claro, sobre todo, tantos traumas que debe de tener la chica y que seguramente, la perseguirán toda su vida.
Luego de secuestrarla, los miserables que lo hicieron, la vendieron a un hombre “mayor que mi padre. Me hacía que le llamara ‘mamá’ a su esposa, lo que me incomodaba mucho. Luego, me vendieron a otro hombre. Después, me ofrecieron no venderme de nuevo, pero tenía que casarme con uno de ellos y convertirme al Islam. Acepté, no me quedó de otra. Mi esposo era un hombre libanés, que les llevaba comida y material a mis captores. No era tan malo. Y a los trece, di a luz a mi hijo, Hoodh. Nos fuimos a vivir a Raqqa”, narra Roza, llorosa.
Era cuando el EI había fundado su nefasto Califato, el centro de todas sus operaciones de horror, saqueos, torturas, decapitaciones y mujeres secuestradas y violadas, como Roza.
Quería saber de sus hermanas, que también habían sido secuestradas. “Le pedí ayuda a mi esposo. Y halló a una de ellas. Me mostró su foto y se veía muy mal, sí, triste, como yo. Tantas cosas tan terribles, nos hicieron cambiar a las dos”.
Cuando en el 2019, el EI, finalmente fue derrotado, Roza, quedó sin rumbo fijo, pues “en su comunidad, no la querían, a menos que dejara atrás a su hijo, producto de una violación”.
Su esposo fue muerto en acción. Sobre su hijo, Roza dice que lo dejó en la comunidad siria de Idlib, en la que se refugió luego de la derrota del EI. “Lo dejé allí, para conseguir trabajo”. Pero como les había dado la versión a funcionarios sirios de que, más bien, había muerto en un bombardeo, la periodista le insistió en que dijera cuál era la verdad. “Es difícil decirlo, no quiero hablar de ello”, dijo Roza.
Seguramente lo regaló, pues en su pobre condición, sin dinero, sin familia y hasta sin patria, habría pensado en el incierto futuro que tendría el niño con ella. Fue lo mejor que pudo haber hecho.
Había llegado a Turquía, en donde trabajó en un mercado de ropa. “Pero me hallaron las autoridades de migración y me llevaron a la frontera siria (Turquía, comparte frontera con Siria y con Irak).
Finalmente, luego de interrogarla durante horas, terminó en la casa de seguridad, administrada por yazidis, sus paisanos, quienes la recibieron muy amablemente. “La verdad, me sorprendió que me trataran así, tan corteses. Tenía años de que nadie me trataba así”, dice, llorando.
Le preguntó la reportera si estaba lista para regresar a su pueblo. “La verdad, no lo sé. Ni siquiera sé si mi familia está todavía viva. Yo, lo que quiero, es tiempo para mí, para pensar en qué hare de mi vida”.
Si chicas, de su edad, en condiciones normales, con una familia que las quiere, que las procura, tienen problemas psicológicos, a veces, por nimiedades – que las dejó el novio, por ejemplo –, imaginen todos los conflictos que Roza, secuestrada, violada, humillada, desde sus tiernos once años, debe de padecer.
Como señalé antes, en su foto, su rostro, no refleja todo lo que ha pasado.
Ojalá que encuentre su destino.
Contacto: studillac@hotmail.com