Los lucrativos romances fraudulentos por Internet
Por Adán Salgado Andrade
El amor es algo que siempre se busca, a cualquier edad. Particularmente, es más difícil hallar alguien a quién amar o que ame, entre más años se tengan. Por ejemplo, para la gente que pasa de los 50’s, le es más difícil encontrar una pareja amorosa, sobre todo, para las mujeres. Basta ver que son las que más abundaban en los bailes que se organizaban los sábados, por la tarde, en el parque de la Ciudadela, que queda saliendo del Metro Balderas (esto, ocurría antes de la pandemia e ignoro si ya se haya reactivado esa convivencia social).
Allí, adultos mayores, sobre todo, acudían a ese espacio, con tal de bailar con alguien, como una forma de aliviar su soledad. Podían verse los rostros de las y los que allí asistían, con la expectativa de que, en el caso de las mujeres, algún hombre las sacara a bailar, y con la esperanza adicional de que no sólo fuera su pareja en esa tarde de baile, sino un compañero, para ella, o una compañera, para él, sentimentales, que los acompañaran en lo que les quedara de vida.
Claro, no siempre existen esos sitios, en donde el encuentro cara a cara, puede rendir alguna relación romántica. Menos, con la pandemia, que las actividades presenciales se limitaron bastante.
Por eso, mucha gente solitaria, la que no tiene pareja, ha buscado a una, a través de los sitios digitales que prometen que hallarán, aun tardíamente, al “verdadero amor de su vida”.
Por supuesto que hay personas que afirman no necesitar pareja. Quizá sea cierto o, debido a la imposibilidad de hallar una, han decidido claudicar en su búsqueda. Pero, en la mayoría de los casos, no se puede vivir sin, al menos, el cariño de una persona y de devolverlo igual o en mayor intensidad.
Así que la desesperada búsqueda del “amor verdadero”, ha llevado a la creación de lucrativos sitios digitales, algunos, gratuitos, otros, por una cuota, en los que los miembros, pueden buscar la “pareja perfecta”. Deben de crear un perfil, describir sus gustos, sus hábitos, las características del hombre o mujer buscado y compartir fotos. Portales como Tinder, Bumble, Match, Our Time, OKCupid, Plenty of Fish, Facebook Dating o Hinge, entre decenas de otros, ofrecen que los miembros hallaran a la tan anhelada pareja.
Por desgracia, también son empleados por estafadores, quienes se aprovechan de esa necesidad de amar y ser amado, para obtener beneficios económicos, algunas veces, hasta el nivel de dejar en la ruina a quien haya caído en sus engaños.
Es lo que se expone en el artículo de The Guardian, titulado “Como si perdiera a un esposo: los estafadores que rompen corazones y que vacían las cuentas bancarias”, firmado por Lizzie Cernik, quien anota inicialmente que “Las estafas amorosas, robaron a ingleses casi £100 millones de libras en el 2021. Gracias a los romances por línea y la pandemia, estos crueles crímenes, son más sofisticados y permanentes que antes” (ver: https://www.theguardian.com/lifeandstyle/2022/jan/10/it-felt-like-losing-a-husband-the-fraudsters-breaking-hearts-and-emptying-bank-accounts).
El artículo, sólo trata de los fraudes en Inglaterra, pero es un problema mundial, que tan sólo en Estados Unidos, en el 2020, dejó pérdidas a los engañados por $304 millones de dólares, que significó una media de $2,500 dólares por persona (ver: https://www.ftc.gov/news-events/blogs/data-spotlight/2021/02/romance-scams-take-record-dollars-2020).
Abre el artículo la foto de Carol Goodall, de 62 años, una robusta mujer, de cara melancólica, y su historia, es una de las contadas por Cernik. En su caso, un estafador, que se presentó a ella, como Gary, de unos 60 años – se muestra su foto –, se le presentó como un amoroso hombre. Era tan “amoroso” que la fue envolviendo. Se conocieron a finales del 2015. Muy hábilmente, logró que ella, una mujer viuda, se enamorara perdidamente de ese hábil estafador. Le bajó el cielo, las nubes y le dijo que estaría con ella hasta la muerte, fuera la de ella o la de él. “De verdad que me sentí tan amada, que no dudé en aceptar su propuesta de matrimonio, a pesar de que se me hizo muy rápida”. En efecto, en abril del 2016, unos cuatro meses después de que se conocieran, le pidió que se casara con él.
En este caso, Carol sí tuvo encuentros en persona con Gary, quien “adoraba a mis hijos”, a quienes había conocido en una ocasión que visitaron a su madre y él estaba con ella. Le dijo que él también tenía hijos, de su fracasado matrimonio anterior y que esperaba que formaran los dos, junto con los hijos de ambos, una “gran familia”.
Cuando estaban por casarse, Gary le dijo que tenía problemas con los papeles del divorcio de su ex mujer. “Todo le creía, pues me enseñaba papeles para todo y yo, enamorada e inocente, los aceptaba”.
Pasó el tiempo y en noviembre del 2016, Gary le dijo que vendieran la casa de ella, que él, vendería la suya, para que pudieran comprar una más grande y “vivir más cómodos”.
Y Carol cayó en el punto máximo de la estafa. El tipo vendió la casa en £250,000 ($338,425 dólares). Luego, se fue volviendo más escurridizo. Hasta le inventó que tenía cáncer, “lo cual me dejó devastada, pues mi madre, había muerto de cáncer y sabía lo que era tener esa enfermedad”.
Pero todo fue un engaño. No volvió a saber de él, hasta que otra mujer la contactó en el 2018, y le dijo que también había caído en la trampa de Gary – cuyo nombre verdadero es Richard Robinson – y que también había vendido su casa, presionada por el inescrupuloso tipo.
Las mujeres lo denunciaron y la policía logró atraparlo. En el 2020, fue condenado a diez años de prisión, acusado de fraude.
Pero, desgraciadamente, Carol no logró recuperar su dinero. “Vivo en un pequeño departamento, no tengo muebles. Me dejó con deudas que no puedo pagar. Si mira mi refrigerador, no tengo comida. Y tengo que seguir trabajando, para pagar las deudas que ese miserable me dejó. Además, me dejó muy traumada y ya no confío en nadie”.
No sólo dejó en precariedad y con deudas a Carol, sino que Gary-Richard, le rompió permanentemente su corazón y su confianza. “Y esto, es lo que más me duele, pues tengo amigos que quisieran tener una relación sentimental conmigo, pero ya no confío en nadie, en nadie”
Lisa Mills, es directora de la organización Victim Support (apoyo a víctimas), y señala que alrededor de un quinto de los casaos que maneja, son “fraudes amorosos”. “Los sitios digitales de citas, tratan de eliminar los perfiles falsos, así que los criminales cambian sus tácticas o usan otras plataformas, como Facebook. Buscan perfiles, para hacerse uno en el que la potencial víctima, pueda interesarse. Aconsejamos a la gente, que haga privada toda su información, pues entre más datos tengan esos defraudadores, es más fácil que creen un perfil a manera, que pueda atraer a más víctimas”.
Otro caso es el de Anna, administradora de finanzas, en sus 50’s de edad, quien en el 2019, tenía cuatro años de estar sola, “recuperándose de un abusivo matrimonio. Ya, aliviados sus sentimientos, se sentía capaz de hallar de nuevo a una pareja”.
Para su desgracia, el tipo que conoció, un supuesto búlgaro, Andrew, “amable, importador de alimentos que vivía en Londres, la cautivó. Se pasaban conversando horas y horas todos los días y a veces, platicaban por videoconferencia. A las cinco semanas de conocerse, le comenzó a pedir dinero, pues tenía algunos problemas financieros, de los que saldría pronto. Eran pequeñas cantidades, que Anna, con mucho gusto, le enviaba”.
Y así, fueron subiendo de intensidad, tanto los sentimientos de ella por ese hombre “tan amoroso, educado y amable”, así como las cantidades de dinero que éste, le pedía. Llegó a varios extremos, como decirle que una hija de él, había fallecido y que le ayudara a sepultarla. “Me envió el sitio de la funeraria, que se veía legal, y allí le hice el depósito”, dice la engañada mujer.
Pero el extremo mayor fue cuando le dijo que lo habían secuestrado. Le envió fotos de su brazo fracturado y de que lo matarían, si no le enviaba una fuerte suma. Con ese tipo, la pobre mujer perdió £350,000 ($473,795 dólares). “Todo un año, me dejé llevar, atrapada en este ciclo de abusos. Sólo quería que no sufriera”. Estaba tan obsesionada con su “romance” que incluso, cuando una mujer, la contactó por FB y le dijo que la foto que ella había subido a su perfil, para “presumir” a su nuevo novio, era de un actor mexicano-argentino, llamado Juan Soler, “me negaba a creerlo”. Le dijo Anna que, incluso, habían tenido videoconferencias, pero la mujer le respondió que ese hombre, usaba tecnología para superponer la imagen del actor.
Cuando enfrentó a “Andrew”, éste, la chantajeó, diciéndole que “cómo puedes dudar de mi amor, si eres todo para mí”.
“Y cuando, finalmente, me decidí a cortar toda relación con él, me costó mucho trabajo, lloré varios días, como si hubiera perdido un amor, un esposo al que había amado con todo mi corazón y mi alma”.
Finalmente, se decidió a denunciarlo. La investigación se está llevando a cabo. Pero Anna, no recuperará ni su dinero y, menos, su roto corazón y sus muy heridos sentimientos.
Dice Cernik que “de acuerdo con Acción contra el Fraude, el centro de Inglaterra que investiga fraudes y cibercrímenes, 8,863 casos de fraude sentimental, fueron reportados al National Fraud Intelligence Bureau (Oficina Nacional de Inteligencia contra Fraudes), entre noviembre del 2020 y octubre, del 2021, por arriba de los 6,968 del 2020, con un total en pérdidas de casi £92 millones de libras ($124.54 millones de dólares). Las personas que sostuvieron relaciones amorosas entre la Navidad y el Día del Amor, fueron las más vulnerables, con 901 reportes registrados en marzo”.
Claro, esos o esas estafadores o estafadoras, aprovechan los últimos meses del año, en los cuales, la Navidad es una época en que la gente, debería de estar acompañada, no solitaria, como los que andan buscando ansiosamente una relación. Seguramente los embaucan, con que son el amor que ellas o ellos habían estado buscando por mucho tiempo, y que podrían pasar juntos la Navidad. No han de escatimar en mentiras y tácticas para hacerlas o hacerlos caer.
Otro engañado fue Keith Grinstead, de 69 años, quien conoció a una tal Tina, estadounidense, la que lo chantajeaba con que estaba en la pobreza total y “hasta me mandaba fotos de platos sin comida”. Cuando se levantaron sus sospechas, fue cuando la “mujer” le pidió dinero para el pasaje para visitarlo. Grinstead le ofreció comprarle en línea el boleto. De allí, ya no volvió a saber de “ella”, quizá “ofendida” de que no le hubiera enviado el dinero para el supuesto pasaje.
De esa decepción, Grinstead, decidió crear el sitio para apoyo a víctimas llamado Goodbye Lonely (Adiós solitarios). “Allí, apoyamos a todos los esquilmados”, señala.
El problema es que muchas o muchos de los estafadores, en realidad, son bandas internacionales, perfectamente organizadas, así que no necesariamente, un hombre puede ser engañado por una mujer, sino por un hombre, haciéndose pasar por una. Y también ocurre lo contrario, una mujer, embaucada por otra, que pasa por “hombre”.
Dan Parkinson, de la policía londinense, recomienda que “nunca den dinero a alguien que acaben de conocer, sin importar que sientan que lo conocen muy bien. Si se sienten incómodos o inseguros, hablen con amigos confiables y familiares, para que los aconsejen”.
Dice Mills que las víctimas se culpan por haber dado su dinero a los estafadores, “pero si la gente supiera cómo son las estafas, que juegan con los sentimientos, manipulan a la gente, pensaría diferente”.
Anna acudió a una organización para ayuda a personas víctimas de fraude. “Sí, sé que es difícil explicar cómo fue que amé tanto a Andrew, pero cuando una está tan frágil del corazón, es fácil caer. Pero quiero evitar que otras caigan, pues eso de conquistar el corazón y robar tu dinero, es algo muy malvado”.
Tiene razón Anna.
Y mientras haya gente solitaria, sin amor, sin una pareja que vea por ella, los “estafadores del corazón”, seguirán engañando con bajar el sol y las estrellas, a cambio de todo su dinero.
Contacto: studillac@hotmail.com