lunes, 11 de mayo de 2020

Las fraudulentas plantas “raras”


Las fraudulentas plantas “raras”
por Adán Salgado Andrade

Vivimos una era en donde todo se vuelve mercancía y, mucho más, si lo que se vende es raro, lo que lo vuelve muy codiciado. Por ejemplo, un auto clásico, un cuadro de un pintor famoso, un objeto de un personaje (sea ropa, zapatos, hasta excrementos), un objeto muy antiguo, un animal exótico… y muchas otras cosas, con tal de que atraigan un público que las demande mucho y esté dispuesto a pagar excesivas cantidades de dinero.
Eso sucede, últimamente, también, con las plantas, especialmente las que son consideradas de ornato, pero que sean difíciles de conseguir, exóticas. Muchas de tales plantas son producto de cruzas entre plantas, las que, con el tiempo, se aceptan, pues el resultado es agradable a la vista y sirve como un buen adorno para el interior de una casa o el jardín.
Sin embargo, muchas veces, las plantas “exóticas” ofrecidas, son producto de muy estudiados fraudes, como se expone en el artículo de Wired “La Princesa, los Plantfuencers y el engaño de la Congo Rosada”, firmado por Arielle Pardes, en donde el centro de atención por unas semanas fue una planta llamada Filodendrum Congo Rosada, un engaño que atrajo la atención de miles de coleccionistas de plantas raras y exóticas (ver: https://www.wired.com/story/pink-princess-plantfluencers-pink-congo-scam/).
Pardes comienza mencionando que hay personas que se dedican al comercio de plantas raras, las cuales, si son muy demandadas, pueden significar miles de dólares para quien las ofrece. Estas personas, como Jeannie Nguyen, coleccionan plantas así, no sólo para su placer personal, sino que, si tales plantas se reproducen bien, vende retoños, con lo que obtiene un ingreso extra. En su casa tiene filodendrums, monsteras (planta de sombra, de grandes hojas ranuradas. Ver imagen: https://planethouseplant.com/plant-profile-how-to-care-for-monstera-deliciosa/) y helechos de varias clases.
Son su pasión las plantas raras. Y no le importa pagar lo que sea, con tal de agregar una nueva planta exótica a su colección, pues “el valor de una planta sube tanto, que tú debes de verlo como una inversión”, comenta. Sobre todo, cuando la gente le hace varios pedidos de una planta que ella agregue a su colección y “pegue” en el gusto de sus seguidores de Facebook e Instagram.
Y es que se dan como modas en las especies de plantas que la gente busca. Últimamente, se ha impuesto que lo rosa es lo cool, así que la gente busca plantas con hojas rosadas o, al menos, con muchas manchas rosas.
Una planta muy demandada es la filodendrum princesa rosa, cuyas hojas son verdes, con salpicaduras rosadas. Como la publicación Horticulture Week dijo que era una planta “que todos debían tener”, los entusiastas de las plantas, justo como Nguyen, pagan hasta cientos de dólares por tenerla. Los horticultores tienen listas de espera, pues los pedidos superan su producción.
La princesa rosa es un híbrido que se creó mediante cruzas de dos especies de filodendrum, en los 1970’s. “Las manchas rosadas, llamadas variegación, se deben a una mutación genética. Los cultivadores deben de tomar retoños de la planta para crear nuevas princesas rosadas y sólo de las partes más variegadas de la planta madre, lo que las vuelve muy difíciles de comercializar. Lleva meses de cuidadoso trabajo, hasta que están listas para venderse” (ver video: https://www.youtube.com/watch?v=3IyaEr0aIQI).   
Así que si los plantfluencers (los influenciadores de la tendencia en plantas) dijeran que tener una planta de mariguana, como ornato, sería cool, los coleccionistas de plantas raras, pronto las estarían demandando y, para eso, estarían los oportunistas que las ofrecerían. Y si la demanda sube, más que la oferta, los precios subirían mucho.
Eso sucedió con la princesa rosa, que inicialmente se vendía en 2 dólares el retoño, y ahora, por la fama que se le ha dado, llega a superar los cien dólares. Así que, repito, basta que alguien famoso diga que esto o eso es trend top, y demanda y precio, suben estratosféricamente.
Valiéndose de argucias así, un día, Nguyen vio anunciada una “rara filodendrum congo rosada, de hojas picudas, no en forma de corazón”, y la ansió con toda el alma. Le ofrecieron una en $70 dólares, en FB y, sin escatimar ni regatear, la adquirió. La planta era muy atractiva pues sus hojas eran totalmente rosas, no salpicadas, como las de la princesa rosa.
Sin embargo, lo que no sabía Nguyen era que esa planta era un  engaño.
Eso lo notó Robert McCracken, quien antiguamente era coleccionista de arte y ahora modera un grupo en FB de amantes de las alocacias. Estas plantas, junto con los filodendrums y las monsteras, pertenecen a la familia de las aroideas, que son todas plantas de sombra de grandes hojas, originarias de regiones selváticas, tropicales y subtropicales de Asia. Como todo tiende a globalizarse en este sistema mercantilista, esas plantas han sido adaptadas para ser “lucidas” en hogares de entusiastas de las plantas (o no tan entusiastas, simplemente, para tenerlas como adorno. Pero he visto en centros comerciales plantas de ese tipo, cuyas macetas se usan como basureros por insensibles, indolentes personas).
Eso se debió a que McCracken, quien se considera un experto en aroideas, recibió un día una petición de uno de sus seguidores para adquirir un filodendrum congo rosado. “Nunca había oído hablar de esa planta”, le dijo a Pardes. Pensó que se trataría de alguna cruza, como mucha gente hace. Pero cuando vio la foto de esa planta, de hojas totalmente rosas, estuvo seguro de que era un engaño, sobre todo porque no puede haber plantas totalmente rosadas, pues necesitan la clorofila, que es verde, que sintetizan del Sol, para vivir.
Así que, a través de su página, publicó que esa planta era un engaño y que no cayeran los compradores en ese fraude.
McCracken se puso a investigar y halló una página de Indonesia, en la que se indicaba que es posible alterar el color de los filodendrums, inyectando gases a los invernaderos de esas plantas, para que produzcan etileno. “El etileno, es una hormona de las plantas que juega un importante papel en procesos naturales, como la putrefacción de la fruta, pero en este caso, parecía que se usaba para un proceso no tan natural de dar un ‘efecto floral’. McCracken cree que el congo rosado fue desarrollado originalmente para eventos como bodas o quinceañeras, en donde un arreglo rosado – aun si es artificial –, podría ser el objetivo, y todavía piensa que sería un buen producto para esas situaciones. Pero cuando la princesa rosa se hizo famosa, les pareció a algunos oportunistas una buena oportunidad de inflar sus ganancias vendiendo el congo rosado”, dice Pardes.
Así que se puso a informar del engaño, pidiendo que no compraran esa falsa planta.
Dio resultado, pues estaban pidiendo hasta 200 dólares por planta. Pero fue muy tarde para personas como Kaylee Ellen Urwin, propietaria del sitio The Rare Plant Shop. La inglesa, adquirió varias plantas en 150 libras ($185 dólares) para revenderlas, en vista de la alta demanda. Decidió no correr riesgos, sobre todo de que la acusaran de que estaba vendiendo plantas falsas. Prefirió regalarlas entre amistades y familia y perder la inversión, pero no desacreditar su sitio, que, aunque es reciente, ya está acreditado. Creo que hizo muy bien.
Nguyen, como dije, ya había comprado esa planta y vio a tiempo el aviso de McCracken y no adquirió más, para su fortuna.
Se trató de un muy lucrativo negocio de falsas plantas, que por algunos meses engañó a varios ingenuos coleccionistas. Pero cuando se divulgó el engaño, comenzaron a bajar de precio, hasta que ya nadie las compró más.
Aún tiene la que adquirió y, para su buena fortuna, sigue dando hojas rosas. Y dice que siguen las falsificaciones, pues recientemente adquirió un melanochrysum rosado y un billietiae variegado, también rosa, ambas, variedades de filodendrums. “Pero son falsas, no hay rosadas, sin embargo, me gustan, y si se hacen verdes, no me importa, pues son hermosas”, dice Nguyen.
Bueno, otra cosa es que si algo falsificado, es hermoso y nos relaja, adelante, que nos engañen.