Conversando con un ejecutivo bancario
Por Adán Salgado Andrade
“Soy como un vendedor, te vendo productos del banco”, me dice a quien llamaré Roberto, que trabaja en HSBC, uno de los bancos extranjeros que dominan más del 70% de ese sector en México (ver: https://otrosdialogos.colmex.mx/citigroup-banamex-y-la-banca-extranjera-en-mexico-un-ejercicio-de-trayectoria).
En efecto, es muy hábil Roberto para “venderme” algo, cada vez que acudo a él, para arreglar algún asunto con mi cuenta.
De unos 32 años, es amable, inspira confianza y es muy hábil para ofrecer un seguro, alguna cuenta, una inversión. “Sí, yo, antes, trabajaba en Perisur. Allí, ya era ejecutivo premier, porque tenía varias cuentas de buenos clientes, que te manejan dos o tres millones”, me dice, con cierto orgullo. “Pero, aquí, no lo ves porque no se ha remodelado el banco, pero por allá, todas las sucursales se están remodelando. Allá, tenía mi oficina exclusiva y era lo que me distinguía como premier”. Por lo mismo, su salario es mayor que el de otros ejecutivos, que ganan unos $16,000 pesos mensuales, menos impuestos, claro. El salario de Roberto es de $26,000 pesos neto, también menos impuestos. “Me quedan como veinte. Pero lo que me ayuda es que me dan un extra de las comisiones, de lo que logre colocar, que tarjetas, que seguros, que inversiones. Aquí, no les importa que seas amable, sino que seas agresivo. Mira, yo, me apego a lo que el cliente pueda tener, por ejemplo, que si gana poco, no sé, ocho mil pesos, si le vendo un seguro, que no pase de seiscientos pesos mensuales. Pero hay compañeros que, con tal de sacar más comisión, primero lo animan a que saque el seguro, que le van a descontar seiscientos pesos. Pero, luego, no, que ‘fíjese que van a ser dos mil pesos’, ¿no? Y pues no se vale, porque ellos salen beneficiados, pero tú, no”. Claro, es la filosofía de “primero yo y después, yo”, le digo.
Esas comisiones, le dejan unos seis mil pesos extras al mes, así que su salario neto sería de unos $26,000 pesos mensuales. Está en el rango de personas que ganan más de cinco salarios mínimos mensuales, y que tiende a disminuir, pues la mayoría de la gente un 80% ganan cuando mucho dos salarios mínimos (ver: https://www.jornada.com.mx/2022/08/19/economia/020n1eco).
Su horario es de ocho de la mañana a seis o siete de la noche. “Pero, cando hacen juntas, te dejan salir hasta las ocho, no tienes hora para salir”, dice. Así que es un trabajo absorbente, que le lleva todo el día, como a mucha gente, que se la pasa trabajando y sólo llegan a sus casas a dormir. En eso nos ha convertido este sistema capitalista salvaje, en seres que trabajamos, obedecemos, consumimos y pagamos (impuestos, multas, IVA y cuanto impuesto, la mafia en el poder, se le ocurra imponer).
Dice que el banco busca, antes que nada, rentabilidad, para establecer una nueva sucursal. “Por ejemplo, hay lugares en donde casi no hay oficinas, porque como que ni te conocen. Tú, pregúntales a tus amigos quién tiene HSBC, y son pocos los que te van a decir que tienen. En la ciudad, es en donde están la mayor parte de sucursales del banco, no sé, un ochenta por ciento. Pero vas a lugares en provincia, donde ni hay. Como que somos el más chico. No competimos con Bancomer o Banamex que, ya ves que están en todos lados. Y es en el sur, en donde están la mayoría de sucursales del banco. Pero, sí, se busca rentabilidad, porque son muy caros los gastos. En esta oficina, pagamos doscientos setenta mil pesos mensuales de renta, así que, pues debe de salir. No digo que no salga, sí, pero nosotros los empleados, pues somos los que nos llevamos la friega para que salga, ¿ves? La zona, pues es más o menos rentable, y ha ido creciendo, así que ya tiene una buena clasificación”.
Dice que los cajeros obtienen entre ocho y diez mil pesos mensuales. “Pues son los que más se llevan la friega”, dice. Sí, son los que cobran servicios, tarjetas, cambian cheques y otras cosas. Pienso que son los que más trabajo tienen en los bancos.
Claro que también estar de ejecutivo, tiene sus problemas. Dice Roberto que se debe de tratar con la gente y hay que tener mucho tacto. “Yo, de verdad, me la llevo tranquilo. Que si es un cliente pesado, le voy dando por su lado, evito que se enoje. Muchos, se las dan de que tienen mucho dinero, pero, ves su estado de cuenta y no, están muy endeudados. Otros, tienen mucho dinero, pero ni lo muestran. Tengo un cliente que anda con su morralito, no das un quinto por él, pero tiene ¡dos millones de pesos en inversiones! Y así, hay que tienen dinero y son buena onda o que son mala onda y también hay los que no tienen dinero y son buena onda o mala onda. Hay de todo, pero nunca me he peleado. Dicen que caigo bien, yo creo que sí, porque, como que los veo y me doy una idea, soy muy relajado, ¿no? Y como que los clasifico de antemano, digo, ‘este, no va a pasar su tarjeta’, y no pasa y otros, que sí digo que va a pasar y pasa. Como que tienes que ser psicólogo”.
Quizá le ayuda a Roberto que tomó un curso de hipnotismo y que eso le ha permitido clasificar el tipo de gente a la que atiende. “Tú, eres buena onda, pero hay varios que vienen muy prepotentes, pero, como te digo, les doy por su lado, los dejo hablar y, ya, cuando hablan, les digo, ‘no, pues, mire, le conviene esto, por esto y por esto’. O les digo, que mejor no, que no hay un producto para ellos. Porque no, al banco no le conviene prestarle a alguien que no muestre alguna solvencia. Así que tienes que ser selectivo”.
También dice que, dependiendo de la zona, se da mejor atención. “Es que, en Polanco, pues la mayoría de la gente tiene mucho dinero, entonces, pues están acostumbrados a que los trates bien. Y, como te digo, son zonas más rentables que por acá”.
De eso, yo mismo me he dado cuenta, pues no es lo mismo sacar dinero de un cajero de una oficina bancaria, de cualquier banco, que esté en el oriente de la ciudad, por ejemplo, a las que están en zonas como el sur. En colonias populares, hasta salen billetes rotos. Pero en las buenas zonas, eso, no pasa. Se arriesgaría el banco a una seria protesta o quizá hasta una demanda, supongo.
Le digo que ahora, HSBC es muy seguro, pues recuerdo que hace años, en dos ocasiones, recibí cargos por “compras” hechas en Arabia, ¡vaya absurdo! Pero, ahora, creo que se ha incrementado bastante la seguridad, a veces, hasta el nivel de exageración que, por ejemplo, en compras en línea, no se permite el cargo a mi tarjeta de débito, hasta que no llame a la línea de atención, para que desbloqueen tal tarjeta y pueda hacerse el cargo. Los bancos que más reportan anomalías y cobros indebidos son Bancomer, seguido de Banamex (ver: https://www.uv.mx/infosegura/general/noti_ciberfraudes/).
Enfatiza que el banco es como un vendedor de productos. “Y los ejecutivos, tenemos que alcanzar una meta”, dice.
Por lo que me platica, entonces, no son altos los salarios en ese banco, pues un gerente, gana unos $28,000 pesos mensuales, casi lo que Roberto percibe, pero es muy superior la carga de trabajo.
Roberto está próximo a casarse. “¡Llevo como trescientos mil pesos gastados, que entre el salón, la fiesta, las fotos, el vestido, el traje!”, exclama.
Para Roberto, es importante el casarse, por eso, está hasta endeudado con un préstamo del propio banco para hacerlo. Tan sólo, el servicio de fotos, le costó $27,000 pesos, el que incluye una sesión prenupcial – hecha en la colonia Roma, frente a casas antiguas y otros lugares vintage –, el video y fotos de la boda y un trash the dress (éste, es posterior a la boda, en una alberca o un río, en donde los recién casados, se meten el agua con el vestido de la boda, la chica, y el traje, el chico. ¡Vaya adendas que se han ido haciendo a las bodas de la actualidad!).
“Ya ni nos quedó para la luna de miel”, dice, reflexivo. Por eso, les envió a sus invitados su número de cuenta, por si desean hacer regalos en efectivo. “Tienes que buscarle”, dice, sonriendo.
De todos modos, Roberto es ya de los pocos que se casan, al preferirse más las uniones libres.
Habiendo hecho todo el papeleo para el producto que me vendió – un seguro de vida por tres años –, le agradezco, como siempre, su amable atención.
También, le deseo mucha suerte en su boda, agregando, en broma, que no vaya a ser que en un año o menos, me esté anunciando su divorcio, como, por desgracia, sucede con muchos de los matrimonios que se dan en la actualidad, que una falta de entendimiento, más allá de lo sexual o problemas económicos, llevan a muy tempranas separaciones (ver: https://hoy.lasalle.mx/mas-divorcios-menos-matrimonios/).
“¡No me eches la sal!”, exclama.
Sí, en mi interior, le deseo a Roberto que, realmente, los problemas económicos y otros, de los que cada vez más y más tenemos en esta materialista, egoísta sociedad, como las deudas bancarias, no lo lleven pronto a un juzgado civil a arreglar el divorcio.
Va a tener que aplicar toda su habilidad como ejecutivo bancario para no llegar a eso.
Contacto: studillac@hotmail.com