Elon Musk, falso salvador de la humanidad
Por Adán Salgado Andrade
Siempre es reconfortante encontrarse con opiniones, que vayan en contra de imposiciones, que muestran como “verdades”, a hechos cuestionables. Eso se hace por moda y por quedar bien con las mayorías que se enajenan con tales, digamos, modas de opinión.
Es lo que encontré en el artículo de la periodista que cubre temas ambientales, Molly Taft, la que en el portal Gizmodo publicó su trabajo “Elon Musk no es un héroe climático”, de quien dice que “no cuestionar a Elon Musk no está bien, sobre todo, en vista de que más y más personas, se benefician de proponer dudosas soluciones ambientales” (ver: https://gizmodo.com/elon-musk-isnt-a-climate-hero-just-because-he-owns-tesl-1848884044).
Menciona cómo Musk ha impulsado, falsamente, la idea de que toda la conversión automotriz de combustión interna a eléctrica, es la solución a nuestros problemas de contaminación. Dice Taft que “a partir de que Musk acordó la compra de Twitter, sus críticos señalan cómo se mal informa a la gente de sus logros y cómo su control total de aquella plataforma, puede provocar problemas”.
Cierto, pues Musk, que apoya al nefasto Donald Trump, pudiera cambiar a Twitter a su favor, incluso, manipulando la información que por esa vía se dé. Dice él que buscará la plena “libre expresión”, pero habrá que ver qué entiende por libre expresión, si lo que se difunda, cumpla con sus lineamientos y no permita análisis críticos, inclusive, hacia él mismo. El problema con megalómanos como él, ávidos de poder, no sólo económico, sino político, es que se convierten en una especie de dictadores de la información.
Como lo fue, en su momento, William Randolph Hearst (1863-1951), quien con su emporio periodístico, podía manipular a su favor a la opinión pública. Muy probablemente sea la intención de Musk, quien deberá de desembolsar de su abultada fortuna, $44,000 millones de dólares, para adquirir Twitter, lo que lo convertirá en “CEO temporal de esa empresa, hasta que se complete la compra” (ver: https://www.cnbc.com/2022/05/05/elon-musk-expected-to-serve-as-temporary-twitter-ceo-after-deal-closes.html).
Sus apoyadores, como el muy tendencioso columnista tecnológico Farhad Manjoo, señala Taft, dicen que, con su apuesta por los autos eléctricos y desarrollo de la tecnología para fabricar baterías, ha hecho mucho por el medio ambiente, “más que todos los activistas medioambientales de izquierda o político que se les ocurra”. “¡Vaya apoyo!”, dice Taft.
En efecto, ya lo he dicho en otro artículo, que los autos eléctricos, no son una solución ambiental, por varias razones. Una de ellas, que la fabricación de las baterías que usan, requiere de la masiva, intensiva, destructiva explotación de los materiales que las forman. El litio, uno de ellos, requiere demasiada agua para extraerlo, ya sea de la salmuera – agua muy salada subterránea – o de depósitos de arcilla. Aparte de la contaminación que implica su extracción – destrucción de bosques, remoción de miles de toneladas de tierra, empleo de sustancias químicas, extracción de miles de metros cúbicos de salmuera, tirándose lo que no se emplea de manera inconveniente, contaminación de ríos –, se requieren casi ¡dos millones de litros de agua, o sea, unos dos mil metros cúbicos, para obtener apenas una tonelada de ese material! Imaginen, ahora, que se necesitarán millones de toneladas de litio para tanta batería que se requerirá, para los millones de autos eléctricos que se planean fabricar (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/03/la-explotacion-de-litio-otro-desastre.html).
Igualmente, sucede con el cobalto, cuya explotación es mediante minas a cielo abierto, operando como las contaminantes megaminas que extraen oro, las que depredan y destruyen el medio ambiente en el que se establecen, sea un bosque, selva o desierto. Además, también se consume demasiada agua para procesarlo, y queda contaminada irreversiblemente. Por si fuera poco, deja su extracción, millones de toneladas de desechos rocosos, muy contaminados por los químicos que se emplean para el proceso de separación (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/01/mas-avances-tecnologicos-mas.html).
Y ni se diga del grafito, que una reciente investigación, mostró lo contaminante que resulta su refinación, además de que se consumen enormes cantidades de energía, lo que deja una gran huella de carbón, que supera la producción energética que genera el grafito, como un componente de las baterías. No tiene caso producir algo que requerirá más energía de la que generará (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2022/04/la-refinacion-del-grafito-para-las.html).
La comercialización de los autos eléctricos, simplemente, es un nuevo impulso al consumismo masivo, bajo el engaño de ambientalismo. Con eso, se retroalimenta al capitalismo salvaje, que de eso vive, de vender y vender, aunque no se requieran esos productos.
Pero de eso se colgó Musk, “al prometer nuevas tecnologías, sin mencionar sus efectos ambientales y que son su visión de un promisorio futuro climático. Con eso, permite que otros oportunistas se beneficien de comerciar con la transición energética para ‘resolver el cambio climático’”.
Muy cierto, pues en este sistema, todo es negocio. Y si desarrollar las cuestionables energías “verdes”, deja una buena ganancia, los ávidos inversionistas y empresarios, le entrarán al juego, sin realmente analizar qué tan cierto es eso (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/05/el-gas-natural-de-esquisto-el-regreso.html).
Por supuesto, no lo es, pues si no se acompaña la tal transición energética de cambios de fondo en nuestro contaminante, desperdiciador sistema de impuesto sobreconsumo, aunque nos volcáramos de lleno a energías eólica, solar, oleaje, biomasa u otras, no alcanzarían. De hecho, se seguirán usando los combustibles fósiles y hasta la peligrosa energía nuclear, pues, hasta el momento, no es posible valerse sólo de las verdes (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/11/la-oportunista-muy-peligrosa-energia.html).
Por otro lado, señala Taft, Musk no ha cumplido con otras “promesas”, como el muy publicitado “techo solar, que fue un total fracaso”. Además, las emisiones contaminantes de sus proyectos son altas. En el caso de la fabricación de un auto eléctrico, se requieren el doble de recursos, que para fabricar uno de combustión. Y su empresa SpaceX, para impulsar el “turismo espacial”, es muy contaminante, pues cada vuelo de ese caro “capricho de ricos”, genera demasiados gases tóxicos, además de destruir la capa de ozono (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/07/los-elitistas-contaminantes-viajes.html).
Se considera, así mismo, un héroe, cuya compañía, dice Musk, es muy importante, “pues supera a partidos políticos, raza, credos y religiones”. O sea, es ¡todo un Dios!
Y se ha hecho rico de vender sus autos eléctricos, pues esa ha sido, desde el inicio, su finalidad, como afirma Taft, “no tanto el ofrecer una alternativa energética”. Como señalo arriba, si Musk no hubiera visto un gran negocio en construir autos eléctricos, no se habría dedicado a ello y habría invertido en otra cosa o en industrias ya consolidadas.
Y tampoco le ha preocupado mejorar la transportación publica, “que muchos expertos señalan que ayudaría más a reducir las emisiones contaminantes, que popularizar los autos eléctricos. En lugar de eso, ha propuesto túneles de trenes rápidos que ha impulsado nada menos que su propia compañía, The Boring Company”. Fundada en el 2017, fue un intento de Musk para “agilizar el tráfico, mediante túneles, los que debían de construirse más rápidamente y económicamente. Pero, hasta ahora, esa compañía no ha podido cumplir sus planteamientos” (ver: https://www.cnbc.com/2021/07/20/why-elon-musks-boring-company-is-finding-that-traffic-is-tough-to-fix.html).
Y en cuanto a proyectos “filantrópicos” sólo creó un monto de cien millones de dólares para su proyecto X Prize “el que trata de alentar el desarrollo de tecnologías que capturen carbón”. Esta es otra mentira que ha permitido seguir contaminando, “mientras se capture CO2”. Hasta ahora, las pocas máquinas que se han creado para capturar ese abundante, contaminante gas, sólo lo hacen en decenas de kilogramos por día, cuando que se producen casi 110 millones de toneladas de CO2 diariamente.
También critica Taft la falta de sensibilidad hacia sus trabajadores, a quienes sobrexplota, con tal de que logren producir la cuota diaria de autos que se ha establecido. De hecho, consideró tan importante su labor que, durante la pandemia, Musk objetó cerrar su empresa, enfrentándose con las autoridades, pues afirmaba que su labor “era imprescindible” y amenazó con mover su planta de California a “Nevada o Texas” (ver: https://www.nytimes.com/2020/05/09/business/coronavirus-elon-musk-tesla-california.html).
Un hombre que no tiene sensibilidad para sus trabajadores, que es intolerante en las cuestiones de perspectiva de género y que sólo busca su beneficio económico, dice Taft, “dista mucho de ser visto como un héroe”.
Claro, finalmente, sus objetivos son mezquinamente materialistas, no ambientalistas.
Tal como ha aprendido de su maestro, el capitalismo salvaje.
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