sábado, 6 de noviembre de 2021

La oportunista, muy peligrosa energía nuclear

 

La oportunista, muy peligrosa energía nuclear

Por Adán Salgado Andrade

 

El sistema de sobreproducción, de inducido consumo compulsivo y de desperdicio, impuestos por el capitalismo salvaje, han ocasionado una catástrofe ambiental, de la que ya sufrimos sus consecuencias, como largas sequías, torrenciales lluvias, huracanes y tornados cada vez más poderosos, megaincendios forestales, deforestación, zonas marinas muertas y cada vez más elevadas temperaturas. Y todo eso, seguirá empeorando, pues depredación y contaminación son una constante (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/la-crisis-climatica-es-irreversible-y.html).

No se ve voluntad de los países más contaminantes, como China, Estados Unidos, Australia e India en reducir sus emisiones de CO2, como quedó demostrado en las pláticas llevadas a cabo en Glasgow, Inglaterra, con la finalidad de reducir el empleo de carbón de esas cuatro naciones, las que declinaron firmar un acuerdo para dejar de hacerlo (https://www.jornada.com.mx/2021/11/05/politica/002n1pol).

Las cuatro, antepusieron su “crecimiento económico” a la salud planetaria.

De hecho, se ha regresado a los niveles de contaminación previos a la pandemia, del 2019, sobre todo, China, la maquiladora mundial, la que para producir todo lo que otros países han preferido fabricar en dicho país, requiere de constantes incrementos de producción eléctrica (ver: https://apnews.com/article/climate-science-business-scotland-pollution-04a455d42fb66b61330b47b308e80498).

Estados Unidos, ha afirmado que será “neutral” en la emisión de CO2, el gas efecto invernadero más abundante en la atmósfera, hasta el 2050. Eso quiere decir que tendría procesos industriales que no producirían dicho gas o que, si lo generaran, tendrían medios para extraerlo de la atmósfera, lo que se llama “secuestro del carbón”. Pero para que eso suceda, sería requisito, para no emitir dicho gas, que no hubiera combustión, además de que se requeriría que tanto el proceso de manufactura de un producto, un auto, digamos, así como sus materiales, se hicieran con electricidad producida por energías “verdes”, como la eólica o la solar, las cuales, cuando no hay suficiente viento o sol, no generan suficiente electricidad, además de que no son totalmente libres de contaminar y generar problemas ambientales. Las granjas eólicas, alteran las tierras y aguas en donde se establecen y afectan a la fauna local, además de que sus aspas no se pueden reciclar y sólo se van acumulando en lotes baldíos (ver: https://www.bloomberg.com/news/features/2020-02-05/wind-turbine-blades-can-t-be-recycled-so-they-re-piling-up-in-landfills).

Lo mismo sucede con las celdas solares, las que, de por sí, tienen baja eficiencia para generar electricidad, la que se debe de almacenar en baterías especiales (que tampoco se reciclan), antes de suministrar tal electricidad. Y es difícil reciclarlas, por lo que también se van almacenando en terrenos dedicados a ese fin (ver: https://www.cedgreentech.com/article/can-solar-panels-be-recycled).

En cuanto al “secuestro de carbón”, ya hay algunas invenciones, las que capturan mínimas cantidades de CO2, prácticamente despreciables. Una de ellas, es un generador solar inventado en Suiza, que puede capturar del aire a dicho gas, junto con vapor de agua, para convertirlo en combustible, como metanol (que también es contaminante) y que para dicho proceso, lo hace con su propia electricidad, generada de la energía solar (ver: https://www.zmescience.com/ecology/renewable-energy-ecology/sun-powered-generator-makes-liquid-fuel-out-of-thin-air/).

Pero para que ese secuestro de carbón fuera realmente efectivo, se requerirían miles de máquinas que pudieran absorber los ¡40,000 millones de toneladas (40 gigatoneladas) producidas de CO2 cada año!

Sólo traten de imaginar cuánto de ese gas se requeriría para que pese una tonelada. Así que el volumen requerido para que pese 40,000 millones de toneladas es inconmensurable. ¡Por eso, la atmósfera del planeta está repleta de tal gas y es lo que está llevando al acelerado calentamiento global!

Dice Matt Simon, sobre la remoción de carbón de la atmósfera, que “No será barato, al contrario. Científicos, han calculado que se tendría que usar de 1 a 2 por ciento del PIB mundial para fabricar suficientes máquinas que absorbieran 2.3 gigatoneladas de CO2 de la atmósfera cada año. Pero, de momento, la humanidad produce 40 gigatoneladas al año. Requeriríamos 10,000 de estas plantas para fin del siglo 21, que apenas si secuestrarían 27 gigatoneladas al año” (ver: https://www.wired.com/story/its-time-to-delete-carbon-from-the-atmosphere-but-how/).

O sea, que si no se reduce la emisión de CO2 – que  no se vislumbra que se vaya a lograr –, ese gas ahí estará. Lo peor es que, como señalan los científicos, si “mágicamente” dejáramos de producir CO2 hoy, de todos modos, el que ya circula en la atmósfera, seguirá presente al menos por los próximos siglos y seguirá contribuyendo al calentamiento global.

De todos modos, tanto carbón capturado, se debe de almacenar. Y eso se hace, como señala  Simon, disolviéndolo en agua e inyectándola a material basáltico que la almacena permanentemente. Pero tampoco parece que sea una buena solución ambiental, pues tanto carbón atmosférico que sea dispuesto así, alguna consecuencia provocará. Si se me permite emplear la conocida analogía del polvo que barremos, tirado debajo de una alfombra, ésta, se iría colmando, hasta que ya no pudiera almacenarlo más.

Otra forma de secuestrar el CO2, es el que hacen, naturalmente, los bosques, selvas, manglares, turbas, océanos y algunas algas marinas. Pero muchos de esos ecosistemas están tan dañados, por erosión, sobrexplotación, megaincendios, calentamiento marino y otras infamias, que, al contrario, se están convirtiendo en emisores netos de CO2, en lugar de absorbedores (ver: https://gizmodo.com/the-10-unesco-world-heritage-forests-that-humans-ruined-1847956896).

Así que en vista de tantos problemas, muy oportunistamente, los proponentes de la muy peligrosa energía nuclear, de nuevo van a la carga, diciendo que “superan sus beneficios, los peligros que conlleva”.

La energía nuclear, mediante reactores, fue una forma, luego de que Estados Unidos cometió la infamia de bombardear atómicamente a Japón, de presentarla como “benéfica”. Y, justo, fue Japón al que se llenó de reactores nucleares, como una forma de Estados Unidos de congraciarse con esa humillada, destruida nación, para demostrarle que la energía nuclear, también podía ser usada para “fines pacíficos” (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2012/07/el-mortifero-legado-nuclear.html).

Dicen los proponentes que los accidentes nucleares han sido “mínimos”. Pero no importa que hayan sido “mínimos”, como el empleo de esta palabra trata de disuadir a que no han sido tantos. Los que han tenido lugar, han dejado regiones enteras inhabitables, debido a la alta radiación que tales accidentes han producido. Es el caso, por ejemplo, del accidente – que pudo haberse evitado – en la planta nuclear soviética de Chernóbil, en 1986, el cual, hasta la fecha, sigue mostrando sus letales efectos (ver:  http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/05/chernobil-un-evitable-desastre.html).

Otro más reciente, el de Fukushima, provocado por el terremoto del 2011, en Japón, cuyos dañados reactores, siguen siendo enfriados con agua de mar y que, como ya no podrá ser almacenada dentro de poco tiempo, ese país decidió que la “tratará” y la arrojará al mar, una verdadera infamia ambiental (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/10/japon-arrojara-al-mar-el-agua.html).

No sólo eso, sino que los residuos que dejan los reactores, o sea, el combustible agotado, que no por serlo, deja de ser altamente radioactivo y mortal, es indestructible y se debe de almacenar. Permanece activo por cientos de años, además de que para guardarlo, se requieren de estrictas normas, con tal de que no haya fugas.

A pesar de todos esos peligrosos inconvenientes, los que apoyan mayor uso de la energía nuclear, insisten en que es “segura”. Es lo que el artículo de la agencia Associated Press, titulado “¿Es verde o tóxica para siempre? Regresa lo nuclear en las pláticas climáticas”, firmado por Angela Charlton, expone, que, a pesar de que ambientalistas se oponen, sigue habiendo terquedad en  cuestionables “científicos” que afirman que es la “mejor opción” (ver: https://apnews.com/article/nuclear-energy-climate-science-environment-b334c5cddc50c620d53674a5b32518dd).

Comienza el artículo con una serie de fotos en donde se muestra la forma en que la empresa francesa Andra (https://international.andra.fr/), dispone de los residuos dejados por las decenas de reactores que Francia posee y que cada cierto tiempo deben de ser, simplemente, “desechados”.

Dice Charlton que “en la profundidad de bosques de robles, abedules y pinos, una fila de camiones acarrea el silencioso recordatorio del invisible costo de la energía nuclear: cilindros de desperdicio radioactivo, que serán almacenados por los próximos 300 años. Mientras en Escocia, negociadores planean cómo dotar de energía al planeta, pero reduciendo emisiones, la energía nuclear es un punto quisquilloso. Los críticos y activistas señalan el gran costo que implica, tanto por los inmensos daños provocados por los accidentes nucleares, así como por los residuos que deja, los que permanecen mortales por cientos de años”.

Bastan unos gramos de esos residuos radioactivos para provocar enfermedades mortales, como cánceres de todo tipo (ver: https://www.theguardian.com/science/2003/apr/10/thisweekssciencequestions).

Y sigue el artículo, comentando lo que ya dije arriba, que los proponentes aseguran, casi “poniendo las manos al fuego”, que esa peligrosa energía es la “mejor alternativa”.

Alegan que la contaminación cotidiana ocasiona muertes a diario y que no sucede con la energía nuclear, pues los accidentes nucleares son “excesivamente raros”. Vaya forma de minimizar las catástrofes ambientales que han ocasionado tales accidentes.

Y en cuanto al manejo de residuos, por muy “seguro” que sea, no está exento de problemas. Es muy fácil afirmar que serán almacenados por 300 o más años, pero eso es deshacerse de un problema que se les está dejando a las generaciones futuras – si es que las hay, para esos tiempos –, pues, además, se seguirán acumulando. Por ejemplo, Estados Unidos ya no encuentra sitio para seguir almacenando tanto peligroso residuo nuclear que genera (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2019/07/estados-unidos-usa-algunos-de-sus.html).

Dice Charlton, sobre los residuos nucleares, que “los reactores producen miles de toneladas de desechos altamente radioactivos por año, encima de los que ya se han producido por décadas de manipular el átomo, para electrificar casas y fábricas alrededor del mundo. Alemania es de los países que se oponen, pero Estados Unidos, China y Japón, están a favor de construir más reactores, a pesar del accidente que éste último sufrió”.

Eso, muy seguramente, lo están impulsando las empresas que construyen reactores nucleares, como Framatone, de Francia, PreussenElektra GmbH o Siemens, de Alemania, China National Nuclear Corporation, de China, Kansai Electric Power Company, de Japón o Westinghouse Electric Company, de Estados Unidos, país que, por cierto, posee más de tales compañías (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_companies_in_the_nuclear_sector).

Así que, muy seguramente, los “científicos” que apoyan a la energía nuclear, deben de estar recibiendo dádivas de tales empresas, las que dejarían de operar si se prohibiera la energía nuclear.

En las mencionadas fotos, se muestra cómo Andra maneja esos peligrosos residuos, manipulados por robots, que los almacenan en túneles subterráneos, construidos con gruesas capas de concreto. En esa bodega, de ser aprobada, se tiene contemplado almacenar ¡85,000 toneladas métricas! “del más radioactivo desperdicio producido desde el comienzo de la era nuclear, hasta el fin de las instalaciones nucleares existentes actualmente”.

De todos modos, como señalé, no están exentos de problemas, como accidentes. Incluso, terremotos, como el que afectó al reactor Fukushima, y que los desechos que se almacenaban a un lado, estuvieron a punto de derramarse, de haberse dañado los contenedores que los guardaban.

Como, de todos modos, Francia no puede almacenar todos los residuos nucleares que produce, los envía a otros países, para que lo guarden, a muy altos precios, por supuesto.

Una gerente de Andra, Audrey Guillemenet, señala que, independientemente de que se decida si se sigue empleando o no la energía nuclear, "todos estos desperdicios deben de guardarse de forma segura”.

Claro, tiene razón, pues, de cualquier forma, no pueden dejarse así, descuidados, pues son mortales y bastarían para, incluso, acabar con la humanidad.

Y, con el afán de mostrar que el manejo de esos residuos es “seguro”, Andra hasta organiza visitas a sus instalaciones, sobre todo, escolares, “para que la gente tenga confianza”.

Como dice Guillemenet, en efecto, se deben de almacenar seguramente esos residuos.

Pero debe de evitarse que esa peligrosa forma energética se siga usando, pues eso implicará que tanto la frecuencia de accidentes se incrementará, así como los residuos que, como señalo arriba, son del orden de cientos de miles de toneladas anualmente.

Finalmente, lo que no se toca, es el problema de fondo, que siguiendo con la dominación del capitalismo salvaje en todo el planeta, que provoca crecientes depredación, daño y contaminación ambientales, no podremos lograr una sustentabilidad ecológica (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/01/depredacion-ambiental-planetaria-accion.html).

Así que mientras prevalezcan sobreproducción e inducido consuno compulsivo, el planeta se seguirá calentando y destruyendo.

Y, claro, la humanidad, junto con él.

 

Contacto: studillac@hotmail.com