Las curas con golpes y hambruna de drogadictos en Afganistán
por Adán Salgado Andrade
Los veinte años que Estados Unidos mantuvo en su poder a Afganistán, durante los cuales, trató de erradicar a los talibanes, fueron infructuosos. Una vez que ese país, anunció que se retiraba y que confiaba en que dejaba un ejército afgano preparado para contrarrestar a los talibanes, éstos, tardaron unas cuantas semanas en derrotar a desalentados, mal preparados “soldados” afganos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/05/eeuu-abandona-afganistan-dejando-caos.html).
Y en cuanto el trato a las mujeres, había dicho el Talibán que les daría plena libertad, pero ya hay testimonios de que las están obligando a que dejen de trabajar, estudiar, a que se casen con soldados talibanes e, incluso, que las están latigueando públicamente. Los talibanes, tienen su personal machista, misógina interpretación del islam. Pero éste, en su esencia, siempre ha dado pleno reconocimiento y libertades a las mujeres, y nada tiene que ver con el control hacia ellas que, desde siempre, ha ejercido ese grupo fundamentalista (ver: https://www.aljazeera.com/opinions/2021/8/22/is-the-talibans-treatment-of-women-really-inspired-by-sharia).
Para, supuestamente, mostrar que ejercerán la “legalidad” con firmeza, los talibanes están llegando a medidas extremas. Por ejemplo, ejecutó a cuatro secuestradores, que habían raptado a un hombre de negocios y a su hijo. Para mayor escarmiento, los colgó de una grúa y los exhibió públicamente, diciendo que “continuarán imponiendo rápidos y severos castigos a quienes rompan la ley, para detener crímenes como robo, asesinato y secuestro, que se han extendido mucho en Afganistán (ver: https://www.reuters.com/world/asia-pacific/taliban-hang-up-bodies-alleged-kidnappers-afghan-city-2021-09-25/).
Así que la conducción que los talibanes tuvieron antes de la ocupación estadounidense, parece que sigue, prácticamente, sin cambios.
Pero a pesar de su dureza, no han podido evitar los “actos terroristas” ocasionados por atacantes suicidas, adoctrinados por el Estado Islámico. El más reciente, el viernes 8 de octubre del presente año, ocurrido en una mezquita chiíta, en la ciudad de Kunduz, dejó 55 fallecidos y más de 50 heridos. Ha sido el más cruento, luego de que el 26 de agosto, cuando mucha gente estaba abandonando Afganistán, el Estado Islámico dio otro golpe terrorista en el aeropuerto de Kabul, con un atacante suicida, que dejó más de 183 muertos (ver: https://www.jornada.com.mx/2021/10/09/mundo/022n1mun).
A pesar de tales ataques, los talibanes se esfuerzan en demostrar que están dispuestos a conducir al país, por el “camino del bien”. Una de tales medidas extremas para controlar todo tipo de delitos, es la que ahora está aplicando contra los drogadictos. La drogadicción, se ha incrementado mucho en Afganistán, incluso, bajo la citada ocupación. No sólo eso, sino que los sembradíos de amapola, necesaria para la elaboración de opio, se incrementaron. En el 2019, se sembraban 163,000 hectáreas de esa planta. Para el 2020, 224,000 hectáreas estaban ocupadas por dicho cultivo, un incremento del 37%. La producción total anual de cultivos de amapola, asciende a unos $350 millones de dólares. Para los campesinos que la siembran, constituye un importante ingreso, que les ayuda a paliar sus condiciones de pobreza (ver: https://www.unodc.org/documents/crop-monitoring/Afghanistan/20210503_Executive_summary_Opium_Survey_2020_SMALL.pdf).
Ya han dicho los talibanes que “castigarán” a esos campesinos. Aunque no parece muy probable que se deshicieran de las pocas entradas de dinero que tiene ese país, el cual, durante la ocupación, de sus necesidades presupuestarias, el 75%, provenían de donaciones. Pero ahora que volvió al poder el Talibán, la mayoría de los países que hacían esas aportaciones, ya han dicho que las suspenderán.
Pero a los que sí están castigando y “reformando”, es a los drogadictos, que abundan en varias partes de las ciudades afganas, como expone el artículo “Ya en el poder, el Talibán está vigilando el mundo subterráneo de las drogas”, firmado por Samya Kullab, Mstylav Chernov y Felipe Dana (ver: https://apnews.com/article/business-only-on-ap-taliban-kabul-afghanistan-312374ad26aa5741394b2308bfd99487).
El artículo, narra la forma tan brutal en que grupos especiales de vigilancia de talibanes van buscando en los barrios “bajos” de la ciudad, ya sea en la calle o bajo puentes, a hombres adictos a las drogas. A los adictos que atrapan, les dan un trato brutal. Primero, son golpeados, ya sea a patadas, puñetazos o latigazos. Y, luego, masivamente, son conducidos a “centros de rehabilitación”, en donde son rapados, bañados y sometidos a “curas” de hambre.
Varias fotos muestran a hombres de distintas edades, recién rapados y bañados, vestidos con uniformes verdes. Se encuentran en el Hospital de Avicena para el Tratamiento de Adicciones de Kabul, ciudad en la que se concentran la mayoría de adictos. Varios hombres, desnudos del torso, están muy flacos, esqueléticos, de por sí, pues comen muy poco, al estar bajo la influencia de las drogas, las que les quitan el apetito. “Son afganos, cuyas vidas han sido dejadas sin esperanzas, por tantos años de guerra, invasión y hambre. Eran poetas, soldados, comerciantes, granjeros. Los sembradíos de amapola, son la fuente de la mayoría de la heroína consumida en el mundo y Afganistán, ha emergido como un significativo productor de metanfetaminas. Tanto heroína, así como metanfetaminas, han multiplicado las masivas adicciones por todo el país”, anotan los reporteros.
Los adictos, son estigmatizados por los talibanes, como una “mancha en la sociedad que esperan crear”. El uso de las drogas, “se opone a la interpretación que los talibanes hacen de la doctrina islámica”. Y también los adictos son “estigmatizados por la sociedad mayoritariamente conservadora da Afganistán”.
Y, mediante golpes y no dándoles de comer, quieren los talibanes “rehabilitar” a todos esos “despojos”, como los llaman. Tampoco les proporcionan medicamentos que los ayuden a superar su adicción, como metadona o buprenorfina. Como señalo arriba, la falta de fondos públicos, los ha llevado a esas medidas. Incluso, tan mal están de dinero los talibanes, que ni siquiera les pagan a médicos y personal de ese hospital.
Y a esos médicos, no les queda de otra, más que seguir la imposiciones de los talibanes, con tal de “curar” a los adictos, cuyos rostros muestran cansancio, desesperanza y hasta temor de qué les podrían hacer esos estrictos controladores del país.
Las redadas se hacen indiscriminadamente. Muchos de los aprehendidos, prefieren tomarse todas sus dosis de droga, pues, de todos modos, son destruidas cuando se las encuentran. Todas sus posesiones, son quemadas en una sola pira. Sólo son llevados con la ropa que visten, la cual, en cuanto llegan al hospital, deben de quitarse, para ser bañados, rapados y vestidos con los uniformes verdes.
Una de las fotos, muestra a un adicto muerto, debido a los golpes que recibió cuando los talibanes fueron a golpearlos y detenerlos.
Los talibanes han dicho que “castigarán a los campesinos que siembran amapola”. Pero expertos dudan que puedan controlar aquéllos la producción de opio, pues, como señalo, de allí obtienen dinero, muy necesario ahora que ya no tendrán apoyos humanitarios.
Los campesinos que siembran amapola, dicen que se ha incrementado el tráfico de estupefacientes, por ello es que han aumentado los sembradíos. Es evidente, pues al subir el número de adictos, tienen que incrementar la producción. La pandemia, también ha contribuido al incremento de las adicciones, por tanto, cocaína, heroína, metanfetaminas y otros derivados del opio, han subido su uso (ver: https://www.apa.org/monitor/2021/03/substance-use-pandemic).
Estados Unidos ya tenía, desde antes, una epidemia en el uso de opiáceos “legales” y no legales. Los “legales”, impulsados por farmacéuticas que se han hecho millonarias por fabricar “medicamentos” de prescripción. Una de ellas, es Purdue Pharma, que elabora el analgésico OxyContin, el que vuelve adictos a sus usuarios por su base activa de opio (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2017/12/la-epidemia-de-opiaceos-legales-y-no.html).
La otra inmoral “farmacéutica” que ganó millones de dólares por prescribir un “medicamento”, igualmente usado para suprimir el dolor, pero que, debido a las sobredosis, ha matado a mucha gente, fue la desaparecida Insys. Premiaba esa inescrupulosa empresa a los doctores que fueran incrementando las dosis a sus pacientes, sin importar que llegara el momento en que les ocasionaran una sobredosis que los matara (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2020/07/insys-y-su-produccion-legal-de-drogas.html).
Regresando a las redadas de drogadictos en Afganistán, los talibanes encargados de hacerlas dicen que “no importa si algunos de los detenidos mueren. Otros, serán curados y cuando lo sean, serán libres”.
Viendo cómo los tratan, no creo que muchos sobrevivan su “rehabilitación”.
Uno de los detenidos es un hombre de la tercera edad, que usa lentes. “Dice que es poeta y que si lo dejan ir, nunca se drogará de nuevo. Escribió algunos versos en un pedazo de papel, para probarlo, pero no funcionó. Los talibanes son inclementes. Al preguntarle porqué usa drogas, el hombre dijo, simplemente, ‘algunas cosas, no se dicen’, mientras, resignadamente, seguía a la fila de detenidos que serán rehabilitados”.
Pero muchos, no son conducidos a su rehabilitación, sino a una muerte segura.
Y quizá sea preferible, a seguir vivos en ese represivo, infernal país.
Contacto: studillac@hotmail.com