Los talibanes tuvieron que recontratar a despedidos tecnócratas para que rescaten al país
Por Adán Salgado Andrade
El regreso de los talibanes, tipos que son, ante todo, guerrilleros, fue muy fácil, a pesar de que Estados Unidos, gastó cientos de miles de millones de dólares en proporcionar a Afganistán un ejército “profesional”. Los talibanes, librando pocas batallas, pudieron derrotar al tal “ejército” y tomar el poder fácilmente (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/el-glorioso-regreso-del-taliban.html).
Pero ya que están en el poder, están viendo esos beligerantes, que no se trataba sólo de tomarlo por la fuerza, pues Afganistán es un país, no un cuartel, y requiere de administrarlo, que produzca, que exporte, que importe, que se sostenga económicamente, que su población tenga trabajo, que coma, que tenga salud, educación, recreación… en fin, todo lo que comprende un país.
Enfrentados con tantos graves problemas, decidieron recontratar a tecnócratas empleados durante el pasado “gobierno” que, como estaba controlado por Estados Unidos, tenía “reconocimiento mundial”. Por lo mismo, buena parte de los ingresos de Afganistán, eran gracias a donaciones internacionales, pues aunque posee algunos valiosos recursos, años de corrupción, su atraso, constantes guerras, población migrante y pobreza, no le han permitido sacar provecho de ellos, y sigue manteniéndose como un país que apenas si subsiste.
De acuerdo con The CIA World Fact Book, el país “posee gas natural, petróleo, carbón, cromo, talco, barita, azufre, plomo, zinc, hierro, sal, piedras preciosas y semipreciosas y tierra arable”. Su población, de casi 37.5 millones de personas, es una fuerte presión, siendo la mayoría pobres o muy pobres. Es un país joven, por así decirlo, pues casi el 62% de sus ciudadanos están entre los 0 y 24 años de edad. De más de 55 años, sólo el 6.68%. El desempleo es de casi 18% (antes de que Estados Unidos se retirara, porque ahora, debe de ser peor). Sus productos agrarios son trigo, leche, uvas, vegetales, papas, melones, sandías, arroz, cebollas y manzanas. Y de sus industrias, tiene ladrilleras, textileras, fábricas de jabón, fertilizantes, ropa, alimentos, bebidas no alcohólicas, agua mineral, cemento, carpetas tejidas, gas natural y cobre.
Es decir, todo aquello como maquinaria, vehículos, electrodomésticos, infraestructura urbana, medicamentos, es decir, cosas requeridas para la “vida moderna”, lo importa (ver: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/afghanistan/).
Así que, como dije, enfrentados los guerrilleros talibanes con la administración eficiente de un país pobre, con limitados recursos, tuvieron que recurrir a gente que supiera qué hacer. Y es lo que expone el artículo de la agencia Associated Press, titulado “Con la economía a punto del colapso, los talibanes confían en despedidos tecnócratas”, firmado por Samya Kullab (ver: https://apnews.com/article/afghanistan-business-united-nations-economy-kabul-08db064b2e1d8986b3f731ae7f6589f4).
“Hagan sus trabajos, porque no podemos”, escribe Kullab que fue la orden. Sobre todo, porque los peligros de creciente pobreza y hambruna, se están agudizando. “En los 20 años que siguieron a un Afganistán sin talibanes, su economía evolucionó, de ser una empresa ilícita, a un sofisticado sistema de multimillones de dólares, sostenido por ayuda extranjera y comercio internacional. El talibán, un movimiento surgido de religiosos rurales, trató de estar a la par de tal transformación. Cuatro empleados de instituciones financieras, dijeron a Associated Press, cómo el Talibán les ordenó a los burócratas del ministerio de Finanzas del gobierno previo, que regresaran a sus empleos. Sus testimonios fueron confirmados por tres oficiales talibanes”.
Les dijeron que eran expertos así que confiaban en ellos. “Hagan bien su trabajo, porque, si no, Alá los estará vigilando”, les advirtieron. No es cosa de Alá, pienso, que esos empleados, por muy expertos que sean, puedan reordenar a un país, cuyas reservas monetarias están confiscadas por Estados Unidos (como siempre, éste país, sintiéndose el policía mundial) y que las donaciones internacionales, las cuales sostenían el 45% del PIB afgano, y el 75% de los gastos estatales, se suspendieron.
“Cuando mucho, disponen de entre 500 a 700 millones de dólares”, dice Kullab.
Los talibanes están privilegiando a los industriales locales, “a quienes les permiten circular en autos blindados y les proporcionan guardias armados, tanto para vigilar a sus empresas, así como para su seguridad personal”.
Seguramente, les interesa que vean esos industriales que sí los cuidarán. Incluso, han castigado los talibanes severamente a delincuentes que han secuestrado a hombres de negocios. A cuatro hombres que lo hicieron, los ejecutaron y colgaron sus cuerpos de una grúa “para que quede claro que no toleraremos a esos delincuentes” (ver: https://www.dw.com/en/afghanistan-taliban-hang-bodies-of-4-kidnappers-in-herat/a-59309996).
Bancos internacionales, no se están arriesgando a hacer negocios con Afganistán, sobre todo, por las sanciones internacionales impuestas y el peligro que representa ese país inestable, comandado por simples guerrilleros. “El FMI, predice una fuerte contracción de la economía afgana”.
Pues cómo no, si sólo cuentan con entre 500 y 700 millones de dólares (dinero que equivaldría a 0.36 % de la fortuna de Jeff Bezos, estimada en $193,600 millones de dólares), que para un país de 37.5 millones de habitantes, es nada.
Como consecuencia, miles de empleados públicos, no han recibido salarios, “sólo promesas de que les pagarán”.
Para agravar las cosas, Afganistán “importa el 40% de su trigo y el 80% de su electricidad. No hay dólares, ni dinero local suficiente, pues el anterior gobierno, no imprimió lo que se requería. Un empleado dice que ‘los talibanes no comprenden el grave problema que enfrentamos. Se requieren, por lo menos, nueve mil millones de dólares para que el país funcione y tenemos menos de mil millones. Pero no podemos esperar que esos guerrilleros entiendan de economía monetaria internacional. Sólo saben pelear’. Eso lo dijo, con la condición del anonimato, con tal de que no lo fueran a castigar”, anota Kullab.
Y los cofres estatales, no tienen más de 350 millones de dólares, dicen los empleados. “Sí quieren, según ellos, terminar con la corrupción y hacer bien las cosas, pero no tienen experiencia y por eso, nos llamaron”.
Y aunque, como dije, están protegiendo a hombres de negocios, como a Baz Mohammed Ghairat, “muy prominente”, como no tiene acceso a sus fondos bancarios, pues no hay dinero, “no puede trabajar mucho sus negocios de alimentos, pues no les puede pagar a sus acreedores”.
La gente está vendiendo sus bienes, pues no tienen ingresos. “Y hacen colas frente a los bancos, para sacar dinero, el que se les limita a 20,000 afganis semanales, unos $200 dólares”.
Pero muchos, ni fondos tienen y deben de pedir ayuda a vecinos que todavía pueden sostenerse, para que les regalen algo qué comer.
“Muchos, esperan abandonar Afganistán. Hasta los tecnócratas, si tienen la oportunidad, lo harán, como le dijeron a AP”. Uno de ellos afirmó, categórico que “si se presenta la oportunidad, definitivamente me voy. Nunca volveré a trabajar para el Talibán”.
Y si ese país no se reorganiza, aun los talibanes, con todas sus tácticas guerrilleras, no podrán evitar su colapso económico y político que, incluso, podría llevarlo a desaparecer como país.
Seguramente no pensaron eso los talibanes, cuando se congraciaron de haber derrocado a un “gobierno” que, al menos, tenía reconocimiento internacional. Se deshicieron de la gallina de los huevos de oro.
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